María Tudor - Antonio Moro - Museo de Prado
Esta desgraciada princesa fue hija de Enrique VIII y de Catalina de Aragón. Nació el 18 de febrero de 1516 en Greenwich-Palace y fue la única de los hijos de este matrimonio que llegaría a la edad adulta.
La Princesa parece ser que crecía poco, tenía las mejillas llenas de pecas y los cabellos rojizos, pero, en sus primeros años era una niña alegre y simpática que tenía cautivado a su padre, el Rey.
Tenía siete años cuando se le busca novio y el elegido es el Emperador Carlos V que ya contaba con veintidós. A partir de ese momento se empieza a educar a la princesa como corresponde a una futura Emperatriz. Aprendió solfeo y canto, latín, francés, italiano y a entender y escribir el castellano aunque nunca se atrevió a hablarlo. Cuando Luis Vives se instala en su cátedra de Oxford escribe para María su tratado "De studii pueriles ratione". Además se le asigna también, como era costumbre entre los ingleses, casa propia y una pequeña corte independiente de la de sus padres en el castillo de Ludlow, en Gales. Pero, a pesar de esta magnífica educación, este matrimonio jamás llegaría a realizarse porque, cuando llegó María a la pubertad, la política de alianzas matrimoniales practicada por los Austrias aconsejaba al Emperador desposar a otra princesa.
Corría el año 1529, María tiene ya 14 años y su padre, el Rey, ha movido todos los hilos para divorciarse de su madre y poder casarse con Ana Bolena. En junio de ese año la Reina Catalina es llevada al castillo de Kimbolton donde permanecerá confinada.
María seguía sin crecer y era francamente fea, sus cabellos seguían siendo rojos pero sus ojos no tenían ninguna expresividad y carecían de brillo, además, no tenía cejas y el sufrimiento que los hechos que estaba viviendo le provocaban, había ocasionado que en su rostro, antes alegre, sólo existiera un rictus de amargura.
En 1533 se anuncia la anulación del matrimonio de sus padres, ella es declarada hija ilegitima, se le despoja de su título de princesa Real y de todos sus privilegios y pasa a ser Lady María. No se le permite ver a su madre ni practicar su religión.
Enrique VIII - Hans Holbein - National Gallery
En el año 1535 Enrique VIII se proclama cabeza suprema de Iglesia Anglicana. Profunda católica como era, la separación de su país de la Iglesia de Roma le produce un gran dolor y un rencor inmenso que permanecerá dentro de su mente hasta el fin de sus días. Para evitar sublevaciones y resistencias Enrique ordena la ejecución de muchos católicos. Durante ese año de 1535 Europa entera temerá por la vida de Catalina y de María.
La salud de María nunca había sido buena, desde pequeña presentaba frecuentes episodios de fiebre pero, en ese año de 1535 y quizás por las presiones recibidas, su salud se deterioró gravemente y sufría fuertes dolores de cabeza y de estómago. En la corte se empieza a hablar de envenenamiento. Para acallar las voces Enrique ordena que tanto los médicos españoles como los de cámara de su corte visiten a María. El Dr Burtt notifica al Rey que la enfermedad de María no es incurable y todos los médicos coinciden en que sería beneficioso para la Princesa el poder ver a su madre. El Rey se conmueve y la visita se realiza. María mejora pero, en enero de 1536, su madre fallece y a ella no se le permite ni tan siquiera vestir de luto. Se la obliga además, bajo amenaza de muerte, a firmar un documento en el que reconoce que el matrimonio de sus padres era incestuoso y ella hija ilegitima. El rencor de María crece hasta acercarse al odio.
Los días y los años se suceden y las esposas de su padre también y así llega el año 1547, año del fallecimiento del Rey y de la coronación de su hermanastro como Eduardo VI. María según el testamento paterno sería la heredera de Eduardo si éste muriese sin hijos, y así sucedió.
En 1553 tras la muerte de Eduardo VI, María Tudor es coronada Reina de Inglaterra a la edad de 38 años. Así que, aquella fea princesa a la que nadie se había preocupado por casar, se convierte de pronto en un preciado botín para algunos de los monarcas europeos.
Felipe II - Tiziano - Museo del Prado
Carlos V considera que la oportunidad es única y se apresura a ofrecer a su hijo Felipe, Príncipe de Asturias y doce años más joven que la Reina, como esposo de María. El ofrecimiento va acompañado de un cuadro de Tiziano y parece ser que, a la vista del retrato, María quedó profundamente enamorada de él. No le ocurrió lo mismo a D. Felipe cuando vio el retrato de María pero, obediente como era y convencido de que la razón de Estado primaba sobre sus deseos personales, acató los deseos del Emperador y la boda se celebró por poderes en Enero de 1554. Felipe, que no tenía demasiada prisa, no llegó hasta el mes de julio a Inglaterra y cuentan quienes le acompañaban que el retrato de la Reina pintado por Antonio Moro no le hacía justicia, María era mucho más fea de lo que el artista reflejó. A sus 39 años, su afilada cara estaba surcada de arrugas, su cuerpo era flaco y, al sonreír, mostraba una dentadura llena de caries.
El 25 de julio en la Catedral de Winchester se celebra la misa de velaciones. Londres acoge con mucha frialdad a los nuevos esposos. María que deseaba convertir de nuevo a Inglaterra en un país católico, había nombrado tribunales e iniciado las ejecuciones de protestantes desde el mismo momento de su coronación. El pueblo ingles la bautizó con el nombre de Bloody Mary (María la Sanguinaria).
Le costase lo que le costase, Felipe cumplió con su esposa ya que, ésta cree estar embarazada y de hecho presenta todos los síntomas. Su vientre va creciendo al mismo ritmo que su alegría por la próxima maternidad.
Estamos en el año 1555, Felipe es llamado por su padre que desea descargar sobre sus hombros el peso de la Corona pero, María le hace prometer que no la dejará hasta que se produzca el parto. Felipe así lo promete pero los meses pasan y el parto no se produce. Se avisa a los médicos que tras examinarla concluyen que no existía embarazo sino una hidropesía. Felipe sale de Inglaterra y no volverá hasta dos años después y ya convertido en Rey de España tras la abdicación de su padre.
María Tudor - Hans Eworth - National Gallery
El segundo encuentro de los esposos en 1557 será breve, pero parece ser que Felipe vuelve a cumplir con sus deberes conyugales ya que, en diciembre de ese año, se avisa al ya Rey de España del nuevo estado de gestación de su esposa que cuenta ya 42 años. Como era de esperar la historia se repite y la hinchazón del vientre de la reina acaba teniendo como causa una hidropesía.
En Octubre de 1558 María presenta estados febriles que se acompañan de dolor de cabeza, y disminución de la visión. En noviembre su estado se agrava con periodos de confusión mental y la fiebre no desaparece. El 17 de noviembre de 1558 María muere como había vivido, rodeada de gente pero sola.
Sobre las causas de su enfermedad y muerte sólo podemos especular. En un artículo publicado en el British Medical Journal se sugiere que la enfermedad fue debida a la depresión que le causó la falta de cariño y la crueldad de su padre. Comenage insinúa que pudo ser una hidropesía de origen cardiaco, Spencer Wells considera que pudo deberse a un cáncer abdominal y Fernández Ruiz apunta como posible causa una peritonitis tuberculosa. Nunca lo sabremos.
María Tudor, nieta de los Reyes Católicos y Reina de España jamás piso territorio español. Está enterrada en la Abadía de Westminster.
Un elemento de cuidado la señora "bloody mary", aficionada a cargarse protestantes.
ResponderEliminarUn saludo.
La señora "Bloody Mary" fue menos "Bloody"que otros miembros de su familia.
EliminarSaludos Cayetano.
Interesante y triste historia, la de María Tudor. Curiosamente, fue también reina consorte en España, sin haber pisado nunca terreno español.
EliminarEfectivamente fue Reina consorte de España y además era una portadora de la genética de los Reyes Católicos.
EliminarSiempre me ha impresionado mucho la historia de María Tudor. Desde sus embarazos psicológicos a su muerte. Como bien dices, a pesar de ser reina y estar rodeada de gente, siempre estuvo sola. Y por si fuera poco, la posteridad la ha recordado... como la ha recordado. No quiero imaginar las decepciones brutales al saber que sus estados de gestación eran imaginativos. Algo lógico por otra parte dada su edad.
ResponderEliminarMuchas gracias por esta entrada, Ámbar.
Creo que desde la infancia María Tudor se fue acostumbrando a las decepciones.La soledad fue su compañera de viaje.
EliminarGracias por el comentario.
Saludos
Es un personaje que me inspira mucha lástima. Creo que fue tratada con una injusticia difícil de concebir, y además no tuvo suerte en el amor. Tal vez hubiera sido una mujer diferente de haber recibido más amor por parte de su padre y de un esposo que pudiera corresponderla. Tampoco estoy de acuerdo con el hecho de que pasara a la historia como Bloody Mary, a menos que su padre fuera también Bloody Henry. No fue la más sanguinaria de la familia.
ResponderEliminarMuy interesante blog, madame.
Buenas noches
Bisous
Coincido plenamente con ese sentimiento de lástima por María Tudor. Es difícil salir indemne del maltrato psicológico que sufrió.También coincido en que no fue la mas sanguinaria de la familia.
EliminarAgradecida por su comentario,madame.
saludos
Un personaje lleno de contradicciones y contrastes con una vida envuelta en misterios, dudas y enigmas.
ResponderEliminarMuy buen Post.
Abrazos.
El mayor enigma y la mayor duda de María debió ser encontrar a alguien en quien pudiera confiar.
EliminarGracias y saludos
La soledad del espíritu, puede ser el peor de los martirios.
ResponderEliminarUn artículo estupendo, mis felicitaciones,
Abrazos.
Tienes toda la razón.
EliminarGracias por tu comentario Jorge.
Un abrazo
Qué vida más triste llevaban algunas reinas y princesas de aquella época, teniéndolo todo y a la vez no teniendo nada. Todo se hacía según los intereses de la corona de turno.
ResponderEliminarSaludos.
La mayoría de ellas tuvieron una triste vida.
EliminarGracias por el comentario. Saludos
¡Hola! soy nuevo por aquí
ResponderEliminarMaría es una mujer incomprendida que tuvo que soportar las más terribles humillaciones. Tuvo un breve período de dicha siendo una cria, cuando Catalina de Aragón era honrada como la verdadera reina de Inglaterra; era la primera en la línea de sucesión y quizás por ello su primo Carlos V se comprometió a casarse con ella bajo juramento.
En 1526 todo cambió cuando el emperador la traicionó (incluida la alianza hispano-inglesa) porque prefirió casarse con la otra prima portuguesa y sobretodo recibir la fabulosa dote. Esto para mí fue fundamental en el ánimo de Enrique para divorciarse de Catalina.
La pobre sufrió pero sobretodo psicológicamente, pues sabía que estaba rodeada de enemigos que deseaban su muerte y prueba de ello es que la propia Ana Bolena confesó con remordimientos que su trágico fin era un castigo divino por "haber planeado asesinar a la princesa"
En 1525 a Enrique VIII parece ser que le interesaba más una alianza con la casa Valois que con la de Habsburgo razón por la cual había ofrecido secretamente la mano de María al viudo Francisco I. Pero, parece ser que en aquella época también funcionaban el espionaje de los servicios secretos y enterado de esta maniobra Carlos V se las ingenió para estropearle el plan al de Inglaterra casando a su hermana Leonor con Francisco I y casándose él con Isabel de Portugal. María se quedo compuesta y sin los dos novios.
EliminarBienvenido a este blog y gracias por el comentario.
Saludos
Desde luego, tenía motivos para coger una depresión que le llevase al final de los días: poco agraciada, enfermiza, viendo sufrir constantemnte a su madre, rechazada por su padre, enamaroda del marido que no la corresponde, viendo morir a tantos católicos como ella por capricho de su padre.... Es un caso de estudio la vida de María Tudor, de esos embarazos que no se consumaron, de su muerte final, a pesar de reinar en uno de los países más poderosos del mundo. Excelente artículo, como siempre. Abrazos cordiales.
ResponderEliminarDifícil llegar a la edad adulta con equilibrio mental teniendo esa infancia y esa adolescencia que tan bien describes.
EliminarMuchas gracias por pasar por aquí.
Un saludo
Cinco siglos no han sido suficientes para que desaparezcan esos odios entre católicos y protestantes. Que tremendo el poder de las religiones por las que siempre se ha batallado a lo largo de la Historia del hombre.
ResponderEliminarMagnífica tu entrada. Un saludo.
Tienes razón, resulta inexplicable que las creencias religiosas puedan llevar a matar y a morir pero, así ha sido y así sigue siendo.
ResponderEliminarGracias por el comentario.
Un saludo
En mi opinión, no se trataba de religión, sino de luchas de poder puras y duras. Casi todos los reinos europeos que se declararon protestantes lo que trataban era de alejarse de la órbita imperial de los Austrias mayores. Y la mejor excusa era declararse protestante. Preferían enmascarar su ambición territorial de creencias religiosas, ya que eso les hacía parecer espirituales y piadosos. Además, hay que tener en cuenta que los protestantes lo primero que crean es el concepto de iglesia nacional, frente a la obediencia católica a Roma y al papado. Es un tema muy interesante que puede tener mucho recorrido.
EliminarEnhorabuena por este estupendo blog.
Wanderer75 (http://w-75.com)
Querida Ambar, extraordinario documento sobre la vida de esta desdichada reina y el complejo tiempo que le tocó vivir; crecer en un ambiente tan hostil no podía por menos que conducir a desarreglos y trastornos psicológicos como los que padeció. ¡No fue la suya precisamente una historia de cuento de hadas!
ResponderEliminarHe disfrutado muchísimo con tu amena y documentada entrada.
Mil bicos.
Me alegra que hayas disfrutado de la entrada.
EliminarBesos
Parece una tragedia de Shakespeare. La Historia habría sido muy distinta con una alianza angloespañola y la constitución de una gran potencia oceánica. Por otra parte, la imagen que nos ha quedado de la Reina es sombría, desgraciada.
ResponderEliminarMis saludos.
¿Se imagina lo que habría ocurrido si María I y Felipe II hubieran tenido descendencia?.
EliminarGracias por su visita.
saludos
Pues si que tuvo una vida desgraciada e infeliz. Su padre no le hizo justicia. Leyendo estas biografías una se siente la más feliz de las mortales:-)
ResponderEliminarBss y buen finde
Su padre no hizo justicia a nadie.
EliminarBesos
Una mujer desgraciada sin duda. Ni la salud ni el amor la quisieron. Un saludo.
ResponderEliminarTal vez la única persona que la quiso fue su madre y se vio obligada a vivir separada de ella.
ResponderEliminarSaludos
Sin duda una infancia dura y sin la imàgen materna...todo un desafìo..
ResponderEliminarFelicitaciones por tu Blog y su contenido Ambar.
Cuando gustes pasa a visitarme.
Cariños.
Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Ambar:
ResponderEliminarNo me extrañaría que fuese una depresión exógena la que tuvo María Tudor. Las figuras maternas y paternas son importantes en la infancia. El desprecio del padre tuvo su precio. La muerte de la madre solo lo aumento.
Escaso crecimiento...Hidropesia...Posiblemente un síndrome de mala absorción que además podía tener una infección sobreagregada tipo parasitosis.
Muy bueno.
Besote
Todas las hipótesis podrían ser validas,también se hablo de que pudo sufrir un prolactinoma.
ResponderEliminarUn abrazo
Gran entrada. Interesante el diagnóstico que hace Manuel López. Pero sobre cualquier enfermedad, ahí estaba el drama humano. Y parte de la posteridad y la historiografía no se ha portado precisamente bien con ella... Un saludo y gracias por la entrada.
ResponderEliminarAl finalizar la serie Carlos de TV1, he tenido curiosidad por saber como murió Maria, mi sorpresa es haber encontrado este bloc, muy interesante, por la información y por los comentarios, el mio es, cuanto han influido, todas las películas, series, etc. etc., en lugar de los hecho historicos.
ResponderEliminarAl finalizar la serie Carlos de TV1, he tenido curiosidad por saber como murió Maria, mi sorpresa es haber encontrado este bloc, muy interesante, por la información y por los comentarios, el mio es, cuanto han influido, todas las películas, series, etc. etc., en lugar de los hecho historicos.
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