Guillermo nació en el palacio de Buckingham un día de agosto de 1765. Era el tercero de los quince hijos del rey Jorge III y de Carlota de Mecklemburgo-Strelitz, por tanto existían pocas posibilidades de reinar y esa fue la razón por la cual ingresó en la Royal Navy con tan solo trece años. No debió irle mal en la marina puesto que, 8 años después, ya poseía el nombramiento de capitán.
Guillermo ambicionaba algo más que seguir escalando en el escalafón de la Royal Navy y por ello presionaba a su padre para que le fuera concedido un ducado. Consideraba el príncipe que sus dos hermanos mayores, Jorge y Federico, ya habían recibido sendos ducados y que él también tenía derecho a percibir uno junto con las prebendas que tal dignidad significaban.
Dos años después, en 1789, su padre le concedió el ducado de Clarence y de St Andrews y había pasado tan solo un año de su recién estrenado titulo de duque cuando dejó el servicio activo en la Marina, retirándose como Almirante de la misma.
Fue en esta época cuando conoció a la actriz Dorotea Jordan y dado que, al parecer, Guillermo era rápido en tomar decisiones se convirtió en su amante y empezó a convivir con ella apenas un año después. Esta situación, que se prolongó durante veinte años, no parecía importar demasiado a la Familia Real puesto que, en aquel momento, se consideraba que había suficientes herederos a la corona como para no tener que esperar que un matrimonio legal de Guillermo fuera necesario. La actriz y el duque vivieron por tanto en dulce armonía cuidando de los hijos que iban naciendo fruto de una relación que se demostró prolífica ya que llegaron a engendrar diez vástagos, cinco varones y cinco hembras. A todos ellos se les dio el apellido de FitzClarence .
En 1811 la relación de Guillermo y Dorotea se rompe definitivamente. A ella se le asigna una cuantiosa pensión que sería vitalicia siempre y cuando no volviera a subirse a un escenario. Los hijos quedarían bajo la supervisión de Guillermo. Dorotea no cumplió con el compromiso acordado y reanudó su carrera de actriz creyendo que a nadie tendría por qué importar lo que ella hiciese y que por lo tanto nada habría de sucederle. Se equivocó, se le retiró la asignación prometida, como consecuencia, y para seguir manteniendo el estatus al que ya se había acostumbrado, se endeudó y huyendo de sus acreedores acabó en Francia, sola y arruinada.
Es probable que en esta ruptura lo más determinante no fuera el desamor y que intervinieran otros factores entre los que, salvar la dinastía, sería uno de los prioritarios. La enfermedad mental de Jorge III había ocasionado que, justamente en 1811, el príncipe de Gales, hermano mayor de Guillermo se convirtiera en Regente del Reino, situación que se prolongaría hasta 1820, fecha en la que fallece Jorge III y sube al trono el Regente como Jorge IV.
La única hija del nuevo rey, Carlota, había fallecido en 1817 lo que convertía a Federico, el hermano de Guillermo, en heredero a la Corona y a este último en segundo en la linea de sucesión. Como Federico no tenía hijos y además estaba separado de su esposa lo que hacía más impensable que los tuviera, al menos legítimos y por lo tanto con derechos sucesorios había que buscar y pronto una esposa para Guillermo y ésta debía ser lo suficientemente joven como para asegurar una nutrida descendencia que, llegado el caso, diera continuidad a la dinastía.
La candidata elegida fue Adelaida de Sajonia-Meiningen, hija de los duques de un pequeño estado germano y de tan sólo 25 años de edad. Todo el mundo consideró que la futura esposa de Guillermo era lo suficientemente joven como para dar varios hijos al príncipe puesto que aunque éste contaba ya con 52 años había dado muestras más que suficientes de fertilidad.
Adelaida, acompañada por su madre, viajó a Inglaterra para la boda aunque todavía no había conocido al príncipe lo cual, en aquellos años y tratándose de la monarquía, no tenía demasiada importancia. El matrimonio se celebró en agosto de 1818 y fue una boda doble puesto que en el mismo acto también se desposaron el hermano menor de Guillermo, el príncipe Eduardo, con Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld. Probablemente los asesores de palacio ocupados en las cuestiones sucesorias debieron considerar que la descendencia quedaba así asegurada por partida doble por si uno de los matrimonios no veía cumplida su misión de engendrar hijos para el Reino.
A pesar de la diferencia de edad el matrimonio de Guillermo y Adelaida fue relativamente feliz. Ella tuvo una influencia muy positiva sobre un Guillermo muy dado a los excesos sobre todo al alcohol al que fue bastante adicto desde su juventud en la Marina.
Adelaida quedo embarazada enseguida pero siete meses después de la boda dió a luz a una hija prematura que apenas viviría unas horas. Después de esto tendría un aborto, luego una niña que llenó de esperanza a sus padres pero que murió a los tres meses de nacer y finalmente alumbró a dos hijos gemelos que nacieron muertos. Las esperanzas de dar un heredero a la Corona se fueron disipando y cuando su hermano Federico murió en 1827, Guillermo se convirtió en en el heredero al trono. No parecía probable que Guillermo y Adelaida pudieran dar un heredero al trono y como el hermano menor de Guillermo, el príncipe Eduardo, había fallecido en 1820 tan solo un año después de que naciera su hija Victoria , los ojos de todos se volvieron hacia esa niña, intuyendo que sería la próxima reina del Reino unido.
En 1830 muere Jorge IV y Guillermo asciende al trono como Guillermo IV siendo coronado en la Abadía de Westminster, tenía 64 años. Al contrario que a su hermano al nuevo rey no le gustaban ni la pompa ni el boato, prefirió continuar viviendo en su residencia de Clarence House antes que trasladarse al inmenso Buckingham Palace y además le encantaba pasear por Londres sin escolta, todo lo cual provocó una gran simpatía entre sus súbditos.
Guillermo reinó durante un breve periodo de tiempo, pero durante el mismo se produjeron reformas trascendentales, la primera y de gran importancia, puesto que introdujo cambios en el sistema electoral de Inglaterra y Gales, fue la Ley de Reforma de 1832. Gracias a ella se otorgó más representación a las ciudades y se abolieron aquellas zonas de pequeños distritos donde un diputado podía ganar un escaño simplemente pagando por los votos o extorsionando o abusando de aquellos que no le votaran. Se consiguió de este modo que el nivel de corrupción disminuyera y que el sistema electoral empezara a reflejar los cambios demográficos y sociales que se estaban produciendo.
Hubo otras reformas importantes durante su reinado. De ellas cabria destacar: La abolición de la esclavitud en el Reino Unido, La prohibición del trabajo infantil en las fábricas y la Protección legal de los pobres.
En la política exterior Guillermo demostró, en algunos momentos, ser un astuto diplomático. Aunque en 1830 la construcción del Canal de Suez era tan solo un proyecto Guillermo se dió cuenta de que tener unas buenas relaciones con Egipto sería importante para Gran Bretaña una vez que éste se hubiera construido. Se dedicó también a reparar las relaciones angloamericanas, tan dañadas por sus predecesores y que él consideraba importantes para el futuro del Reino.
Durante su reinado se produjo un importante desastre pues un pavoroso incendio destruyó el antiguo palacio que había albergado las Casas del Parlamento desde 1512. Del devastado panorama que se vió una vez extinguido el incendio surgiría el actual Palacio de Westminster con toda su belleza arquitectónica. El rey no pudo verlo terminado.
Las dolencias de Guillermo se agravaron a comienzos de junio de 1837. El rey sufrió una larga agonía que se prolongó por 10 días en los cuales estuvo siempre acompañado por su esposa Adelaida. Finalmente murió por insuficiencia cardiaca en el castillo de Windsor.
Guillermo IV fue enterrado en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor el 8 de julio de 1837.