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martes, 12 de diciembre de 2023

Guillermo IV del Reino Unido

 





Guillermo nació  en el palacio de Buckingham un día de agosto de 1765. Era el tercero de los quince  hijos del rey Jorge III y de Carlota de Mecklemburgo-Strelitz, por tanto existían pocas posibilidades de reinar y esa fue la razón por la cual ingresó en la Royal Navy con tan solo trece años. No debió irle mal en la marina puesto que, 8 años después, ya poseía el nombramiento de capitán.


Guillermo ambicionaba algo más que seguir escalando en el escalafón de la Royal Navy y por ello presionaba a su padre para que le fuera concedido un ducado. Consideraba el príncipe que sus dos hermanos mayores, Jorge y Federico, ya habían recibido sendos ducados y que él también tenía derecho a percibir uno junto con las prebendas que tal dignidad significaban.


Dos años después, en 1789, su padre le  concedió el ducado de Clarence y de St Andrews y  había pasado tan solo un año de su recién estrenado titulo de duque cuando dejó el servicio activo en la Marina, retirándose como Almirante de la misma.


Fue en esta época cuando conoció a la actriz Dorotea Jordan y dado que, al parecer, Guillermo era rápido en tomar decisiones se convirtió en su amante y empezó a convivir con ella apenas un año después. Esta situación, que se prolongó durante veinte años, no parecía importar demasiado a la Familia Real puesto que, en aquel momento, se consideraba que había suficientes herederos a la corona como para no tener que esperar que un matrimonio legal de Guillermo fuera necesario. La actriz y el duque vivieron por tanto en dulce armonía cuidando de los hijos que iban naciendo fruto de una relación que se demostró prolífica ya que  llegaron a  engendrar diez vástagos, cinco varones y cinco hembras. A todos ellos se les dio el apellido de FitzClarence .


Dorotea Jordan


En 1811 la relación de Guillermo y Dorotea se rompe definitivamente. A ella se le asigna una cuantiosa pensión que sería vitalicia siempre y cuando no volviera a subirse a un escenario. Los hijos quedarían bajo la supervisión de Guillermo.  Dorotea no cumplió con el compromiso acordado y  reanudó su carrera de actriz creyendo que a nadie tendría por qué importar lo que ella hiciese y que por lo tanto nada habría de sucederle. Se equivocó, se le retiró la asignación prometida, como consecuencia, y para seguir manteniendo el estatus al que ya se había acostumbrado, se endeudó y huyendo de sus acreedores acabó en Francia, sola y arruinada.


Es probable que en esta ruptura  lo más determinante no fuera el desamor y que intervinieran otros factores entre los que, salvar la dinastía, sería uno de los prioritarios. La enfermedad mental de Jorge III había ocasionado que, justamente en 1811, el príncipe de Gales, hermano mayor de Guillermo se convirtiera en Regente del Reino, situación que se prolongaría hasta 1820, fecha en la que fallece Jorge III y sube al trono el Regente como Jorge IV.

La única hija del nuevo rey, Carlota, había fallecido en 1817 lo que convertía a Federico, el hermano de Guillermo, en heredero a la Corona y a este último en segundo en la linea de sucesión. Como Federico no tenía hijos y además estaba separado de su esposa lo que hacía más impensable que los tuviera, al menos legítimos y por lo tanto con derechos sucesorios había que buscar y pronto una esposa para Guillermo y ésta debía ser lo suficientemente joven como para asegurar una nutrida descendencia que, llegado el caso, diera continuidad a la dinastía.


La candidata elegida fue Adelaida de Sajonia-Meiningen, hija de los duques de un pequeño estado germano y de tan sólo 25 años de edad. Todo el mundo consideró que la futura esposa de Guillermo era lo suficientemente  joven como para dar varios hijos al príncipe puesto que aunque éste contaba ya con 52 años había dado muestras más que suficientes de fertilidad.


Adelaida de Sajonia-Meiningen. W. Beechey


Adelaida, acompañada por su madre, viajó a Inglaterra para la boda aunque todavía no había conocido al príncipe lo cual, en aquellos años y tratándose de la monarquía, no tenía demasiada importancia. El matrimonio se celebró en  agosto de 1818 y fue una boda doble puesto que en el mismo acto también se desposaron el hermano menor de Guillermo, el príncipe Eduardo, con Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld. Probablemente los asesores de palacio ocupados en las cuestiones sucesorias debieron considerar que la descendencia quedaba así asegurada por partida doble por si uno de los matrimonios no veía cumplida su misión de engendrar hijos para el Reino.


A pesar de la diferencia de edad el matrimonio de Guillermo y Adelaida fue relativamente feliz. Ella tuvo una influencia muy positiva sobre un Guillermo muy dado a los excesos sobre todo al alcohol al que fue bastante adicto desde su juventud en la Marina.


Adelaida quedo embarazada enseguida pero siete meses después de la boda dió a luz a una hija prematura que apenas viviría unas horas. Después de esto tendría un aborto, luego una niña que llenó de esperanza a sus padres pero que murió a los tres meses de nacer y finalmente alumbró a dos hijos gemelos que nacieron muertos. Las esperanzas de dar un heredero a la Corona se fueron disipando y cuando su hermano Federico murió en 1827, Guillermo se convirtió en en el heredero al  trono. No parecía probable que Guillermo y Adelaida pudieran dar un heredero al trono y como el hermano menor de Guillermo, el príncipe Eduardo, había fallecido en 1820 tan solo un año después de que naciera su hija Victoria , los ojos de todos se volvieron hacia esa niña, intuyendo que sería la próxima reina del Reino unido.


En 1830 muere Jorge IV y Guillermo asciende al trono como Guillermo IV siendo coronado en la Abadía de Westminster, tenía 64 años. Al contrario que a su hermano al nuevo rey no le gustaban ni la pompa ni el boato, prefirió continuar viviendo en su residencia de Clarence House antes que trasladarse al inmenso Buckingham Palace y además le encantaba pasear por Londres sin escolta, todo lo cual provocó una gran simpatía entre sus súbditos.


Coronación de Guillermo IV. D. Wilkie


Guillermo reinó durante un breve periodo de tiempo, pero durante el mismo se produjeron reformas trascendentales, la primera y de gran importancia,  puesto que introdujo cambios en el sistema electoral de Inglaterra y Gales, fue la Ley de Reforma de 1832. Gracias a ella se otorgó más  representación a las ciudades y se abolieron aquellas zonas de pequeños distritos donde un diputado podía ganar un escaño simplemente pagando por los votos o extorsionando o abusando de aquellos que no le votaran. Se consiguió de este modo que el nivel de corrupción disminuyera y que  el sistema electoral empezara a reflejar los cambios demográficos y sociales que se estaban produciendo.


Hubo otras reformas importantes durante su reinado. De ellas cabria destacar: La abolición de la esclavitud en el Reino Unido, La prohibición del trabajo infantil en las fábricas y la Protección legal de los pobres.


En la política exterior Guillermo demostró, en algunos momentos, ser un astuto diplomático. Aunque en 1830 la construcción del Canal de Suez era tan solo un proyecto Guillermo se dió cuenta de que tener unas buenas relaciones con Egipto sería importante para Gran Bretaña una vez que éste se hubiera construido. Se dedicó también a reparar las relaciones angloamericanas, tan dañadas por sus predecesores y que él consideraba importantes para el futuro del Reino.


La quema del Parlamento. J. Turner


Durante su reinado se produjo un importante desastre pues un  pavoroso incendio destruyó el antiguo palacio que había albergado las Casas del Parlamento desde 1512. Del devastado panorama que se vió una vez extinguido el incendio surgiría el actual Palacio de Westminster con toda su belleza arquitectónica. El rey no pudo verlo terminado.


Las dolencias de Guillermo se agravaron a comienzos de junio de 1837. El rey sufrió una larga agonía que se prolongó por 10 días en los cuales estuvo siempre acompañado por su esposa Adelaida. Finalmente murió por  insuficiencia cardiaca en el castillo de Windsor.


Guillermo IV fue enterrado en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor el 8 de julio de 1837.

viernes, 29 de septiembre de 2023

María de Teck

 






Victoria María de Teck, May para la familia y allegados, nació en el Palacio de Kensington en Londres. Era hija de Francisco, duque de Teck y nieta de Alejandro de Wurtemberg, aunque el matrimonio morganático de éste dejaría a sus descendientes sin posibilidades de aspirar a reinar  en el, en aquellos años, Reino de Wurtemberg. La madre de May era la princesa María Adelaida de Cambridge, nieta de Jorge III, poco atractiva, obesa y con pocos recursos, aunque éstos eran superiores a los de su pretendiente, Francisco. Se casaron porque a ambos parecía convenir el matrimonio. Por todo lo expuesto queda claro que May venía al mundo en un hogar con ingresos modestos comparándolos con los de sus familiares y amigos. Su madre recibía 5000 libras anuales del parlamento para cumplir con algunos compromisos reales y la reina Victoria I, aunque nunca les dio dinero, si les concedió un departamento en el palacio de Kensington, para que vivieran. 


Lo malo era que la madre de May, tenía gustos caros y extravagantes y era aficionada a las fiestas con lo cual las deudas familiares fueron creciendo y esto obligó a los Teck a salir del país para evitar a los acreedores y poder "economizar". Viajaron por toda Europa visitando a todos sus parientes y pasaron algún tiempo en Florencia, tiempo en el cual May pudo disfrutar del arte que impregna toda la ciudad. Tras los años pasados  en el exilio, regresaron, según parece, más comedidos. 


María de Teck con su madre


Los Teck tuvieron cinco hijos de los cuales May era la mayor y también la única hija. Según sus biógrafos, María, recibió una educación muy completa y también muy estricta. Además era discreta, tenía mucho tacto y una gran firmeza de carácter. No sabemos si el hecho de tener que lidiar con cuatro hermanos varones más pequeños que ella, tuvo una influencia decisiva en todas  las virtudes que se le atribuyen.


La reina Victoria I sentía un gran aprecio por May, le gustaba su carácter fuerte, su diplomacia y su sentido del deber y pensó que podría ser la esposa ideal para su nieto Alberto Victor, hijo del Príncipe de Gales y por lo tanto segundo en la linea de sucesión al trono. La reina tenía muy claro que Alberto Victor era un hombre de poca inteligencia, poca predisposición al trabajo y al esfuerzo y bastante disoluto en sus aficiones. Por todo ello y considerando que May poseía las virtudes que a su nieto le faltaban decidió auspiciar el enlace de la pareja y en diciembre de 1891 se anunció el compromiso.


La boda no llegaría a realizarse porque seis semanas después de oficializarse el noviazgo Alberto Victor moría a causa de una neumonía. Pero, dado que la reina Victoria I seguía considerándola una persona idónea para convertirse en un lejano día en reina consorte del Reino Unido, no tardó en propiciar las relaciones de su nieto Jorge, hermano del anterior, y nuevo segundo miembro en  la linea de sucesión, con María. Esta vez si que parece que el destino se posicionó del lado de May y ambos jóvenes se enamoraron profundamente y se comprometieron  una vez el periodo de luto por Alberto Victor hubo finalizado adecuadamente.


María de Teck y el duque de York el día de su boda


Se casaron pocos meses después, en 1893, y María se convirtió en duquesa de York. Como el amor parece ser que no faltaba los duques de York tuvieron seis hijos. Dicen que fue una madre cariñosa y preocupada por la educación de sus vástagos pero que sus deberes oficiales ocupaban casi todo su tiempo. 


Cuando en 1901 muere la reina Victoria, su suegro es coronado rey como Eduardo VII y los duques de York se convierten en príncipes de Gales como herederos al trono. Lógicamente el poco tiempo que May podía dedicar a sus hijos mermó proporcionalmente a lo que aumentaron sus deberes oficiales.


El reinado de Eduardo VII duró apenas diez años y en junio de 1911 un mes después de la muerte de su suegro, su esposo fue coronado como Jorge V y ella como reina consorte.


El rey Jorge V y la reina María con sus hijos


Los años que siguieron a la coronación no fueron fáciles. La Primera Guerra Mundial estalló en 1914 cuando Austria-Hungría, tras el asesinato del heredero al trono de su imperio, declaró la guerra a Serbia. Un mes después  Alemania que era uno de los aliados del país invadido como miembro de las llamadas Potencias Centrales, entró también en el conflicto. La respuesta de los países que formaban la llamada Triple Entente y entre los que se encontraba Gran Bretaña, no se hizo esperar. La guerra se extendió como una mortífera mancha de aceite por toda Europa y más tarde otros países, como Estados Unidos, también formarían parte del conflicto.


Antes de que se iniciara la Guerra, Londres era considerada como el mayor exponente de la economía mundial  pero, la revolución industrial que conllevó nuevos sectores de producción, nuevas fuentes de energía y nuevas formas de organización del trabajo hizo surgir nuevas potencias industriales, como Estados Unidos y Japón, al mismo tiempo que otras industrias, como la alemana, con mayor modernización y más competitiva  ganaban  el terreno económico a la Gran Bretaña. 




Con la Primera guerra Mundial la Familia Real británica se vio en un serio conflicto. Entre la población se había instaurado un profundo sentimiento antigermánico y no hay que olvidar que debido al matrimonio de la reina Victoria I con un príncipe alemán la familia pertenecía a la Casa Sajonia-Coburgo y Gotha y de hecho el emperador Guillermo II de Alemania era primo del rey. Así pues, en 1917 y para apaciguar cualquier conato de animadversión por parte de los nacionalistas británicos el rey Jorge V decidió cambiar el nombre alemán de la familia y a partir de ese momento pasaron a ser la Familia Real Británica de la Casa Windsor. Además todos aquellos miembros de la realeza que tuvieran apellidos alemanes deberían traducirlos para adaptarlos a la lengua inglesa.


Durante la guerra la reina Maria, acompañada muchas veces por su hija realizaba visitas a hospitales, fábricas y unidades militares para animar a las tropas y elevar su moral. May también instauró en palacio una economía férrea acorde con los tiempos que corrían y con los sacrificios que la población se veía obligada a hacer por lo que, según parece, se racionaron los alimentos que se consumían. A pesar del peligro existente puesto que Alemania bombardeaba Londres y las ciudades cercanas primero con zepelines y después con aviones Gotha, nadie de la Familia Real abandonó Londres.


La reina María y su hija


El final de la Primera Guerra Mundial  tras la derrota de Alemania trajo consigo un declive económico y una alta tasa de desempleo y también un desequilibrio en el número de habitantes por género. Casi un millón de hombres británicos murieron en la guerra y por tanto el número de mujeres era mucho más elevado que el de hombres.


Pocos meses después de finalizada la guerra los reyes se enfrentaron a un drama familiar: la muerte del menor de sus hijos, el príncipe Juan con tan solo trece años. La reina Maria describió esta muerte como un golpe muy doloroso y difícil de llevar, aunque la relación con el pequeño, que padecía epilepsia, había sido bastante exigua ya que el niño vivió, desde que se le diagnosticó la enfermedad recluido en Wood Farm, cerca de Sandringham House, al cuidado de una niñera y de un tutor.


Fueron años de cambios sociales y de gran turbulencia política. El rey Jorge aconsejado por sus asesores no tuvo más remedió que acomodarse a la nueva situación, abandonar el aislamiento social en el que vivía, rodeado tan solo de aristócratas y oficiales del ejercito y hacerse visible acercándose al pueblo y a los problemas de una sociedad que sufría la gran crisis económica de los años veinte. En todo este proceso fue acompañado y ayudado por la reina María.


El rey Jorge VI y la reina Isabel


El rey Jorge, fumador empedernido sufría por ello enfermedad pulmonar obstructiva crónica y su salud estaba muy deteriorada. Durante su enfermedad, que duró bastantes años con altibajos en su estado de salud, la reina May estuvo a su lado hasta que, finalmente, en 1936 quedo viuda convirtiéndose a partir de ese momento en la "Reina Madre", puesto que el mayor de sus hijos sería coronado como Eduardo VIII. La reina María le brindó todo su apoyo hasta el momento en que el nuevo rey creó una crisis constitucional expresando su deseo de casarse con una norteamericana divorciada dos veces y totalmente inadecuada, según la propia expresión de la reina madre, para el alto rango que su hijo pretendía otorgarle. Eduardo VIII abdicó y la reina María jamás perdonó un acto que, para ella, tan convencida de que el deber de un rey estaba por encima de cualquier sentimiento personal, resultaba incomprensible.


Eduardo y Wallis el día de su boda


Su segundo hijo subió al trono como Jorge VI y, como no podía ser de otra manera, obtuvo todo el apoyo de su madre que, además, se involucró mucho en la educación de sus nietas, sobre todo de la mayor, Isabel, consciente de que un día esa niña se convertiría en reina.


Durante la Segunda Guerra mundial y a instancias de su hijo, el rey Jorge VI, la Reina Madre fue evacuada de Londres para irse a vivir a Badminton House. Allí sufrió otro de los grandes dolores que le deparó la vida, la muerte del menor de sus hijos, el príncipe Jorge, duque de Kent, en un accidente aéreo mientras estaba de servicio en la Royal Air Force.


La reina madre María con sus nietas Isabel y Margarita


La afición al coleccionismo de la reina Maria era bien conocida y temida por todos los anticuarios y  también por aquellos nobles cuyas casas visitaba  y que temblaban ante la idea de que algo se le antojara a la monarca y no tuvieran más remedio que regalarle el objeto. Lo cierto es que la reina May era inteligente y como toda persona inteligente supo rodearse de buenos asesores: galeristas, bibliotecarios, directores de casas de subastas, etc. De todos ellos aprendía y con casi todos  negociaba. Puso en orden las colecciones reales y se preocupó en buscar las piezas que pudieran faltarle para llegar a completarlas.


En opinión de algunos la reina May era cleptómana pero lo cierto es que aunque la reina en su faceta de coleccionista  pudo tener algunas tácticas un tanto agresivas, no hay pruebas de que llegara a ser una ladrona aunque dichas tácticas si podrían haber constituido un abuso de poder. Los expertos en esta monarca, incluidos Edwards y Vickers, no consideran que fuese cleptómana sobre todo teniendo en cuenta que la cleptomanía consiste en hurtar objetos de forma impulsiva, disimulada y obsesiva y no parece que esa fuera la forma en la que la reina María se apropiaba de objetos para su colección.


En 1952 el rey Jorge VI murió ascendiendo al trono su hija, la  nieta  de May, con el nombre de Isabel II. En ese momento se dio la circunstancia de que en el Reino Unido existían dos Reinas Madres, aunque esta situación duró muy poco tiempo.


Isabel II



Apenas un año después de estos hechos la enfermedad de la reina May fue en aumento, padecía un cáncer de pulmón y, según parece, su corazón también sufría las consecuencias de su afección pulmonar. Murió la noche del 24 de marzo de 1953, según la versión oficial mientras dormía en la residencia de Marlborough House y a causa de problemas “gastricos”.  Tenía 85 años. Fue enterrada con todos los honores en Capilla de St. George, en el castillo de Windsor, junto a su esposo.

 

No pudo ver coronar a su nieta.


De aspecto soberbio y altivo, María de Teck consideraba que el haber sido elegida como reina consorte de un Imperio era no solo un privilegio sino también un deber ineludible. Puso en orden sus prioridades: primero sus obligaciones para con la monarquía, después  su matrimonio y por ultimo sus hijos. Tal vez fuera una madre fría y distante pero no indiferente si tenemos en cuenta el sufrimiento que las muertes de sus tres hijos le produjeron.  Su sentido del deber, su estoicidad y su invencible sentido de lo que era correcto en las formas impidieron, tal vez, que expresara sus sentimientos y que éstos pudieran ser apreciados por la gente.

lunes, 10 de julio de 2023

María de Edimburgo Reina consorte de Rumanía

 





Corría el mes de  octubre de 1875 cuando la familia real británica celebraba la llegada al mundo de la princesa María disparando los cañones en la Torre de Londres y en Hyde Park. Su padre era  Alfredo de Sajonia-Coburgo-Gotha, duque de Edimburgo, y su madre la gran duquesa María Aleksándrovna de Rusia, por tanto, la criatura que llegaba al mundo era nieta de la reina Victoria I del Reino Unido  y del zar Alejandro II de Rusia. 


María, a la que la familia llamaba Missy, pasó la primera etapa de su infancia en Eastwell Park, la casa de campo de sus padres ya que a su madre no le gustaba la vida en la residencia de Londres y su padre, totalmente entregado a su carrera militar en la Marina, estuvo prácticamente ausente de la vida de sus hijos durante esos primeros años.


Su educación no fue muy sólida, eso si, su madre como buena rusa que era les hizo aprender francés aunque no prestó demasiado atención a otras materias.


Cuando Missy cumplió los once años la familia se trasladó a Malta ya que su padre había sido nombrado comandante en jefe de la Flota del Mediterráneo. Sería en Malta donde se enamoraría por primera vez de un capitán de la Marina que estaba a las ordenes de su padre. Amores idealizados por ser los primeros pero sin proyección alguna.


Es  en 1889 cuando se produce un nuevo cambio en la vida de Missy, su padre hereda el ducado de Sajonia-Coburgo-Gotha y toda la familia se traslada de nuevo, esta vez a la ciudad de Coburgo.


Princesa María de Edimburgo - John Everett Millais


En Coburgo la educación de María y de sus hermanos se amplió. La duquesa, que era muy germanófila contrató una institutriz alemana que impuso una educación más estricta. 


Con el paso de los años Missy se había convertido en toda una belleza y los pretendientes empezaron a merodear a su alrededor. Uno de ellos fue su primo Jorge ( que se convertiría en Jorge V del reino Unido) pero se vio rechazado por María, tal vez, porque dicha unión no contaba con el beneplácito ni de su madre ni de su tía.


Apareció entonces en escena Carol I de Rumanía, un estado que había logrado su independencia por el Tratado de Berlin  en 1878 tras la guerra ruso-turca, y que había alcanzado el estatus de Reino unos años después coronando para ello al príncipe alemán Carol de Hohenzollern. A Carol, que no tenía hijos, le urgía encontrar esposa para su sobrino Fernando puesto que  la continuación de la dinastía en el trono rumano se había convertido en una de sus prioridades. A la madre rusa de Missy le gustó la idea por lo que se organizó el encuentro de ambos jóvenes en una cena de gala y el compromiso fue sellado poco después.


La boda se celebró en enero de 1893 en el castillo de Sigmaringen mediante tres ceremonias: una civil, otra anglicana, - religión de María - y otra católica - religión de Fernando - aunque se les había puesto como condición que educaran a sus hijos en la fe ortodoxa, mayoritaria en Rumanía. 




Los primeros años de matrimonio fueron difíciles. La diferencia de edad, Fernando era diez años mayor que María, de educación y el hecho de que el amor no había sido considerado necesario cuando se firmó el compromiso, pasaron factura a la pareja.  Además, para el rey Carol, la mujer solo tenía dos roles: el principal  era tener hijos que perpetuasen la dinastía y el secundario ser respetuosa, educada, amable y no opinar de nada que no fueran los niños y la moda. 


A María, que poseía un carácter abierto y alegre, le costaba adaptarse a la vida en la Corte de Rumanía, su personalidad provocó no pocas controversias, a pesar de lo cual cumplió con el principal de sus cometidos y dio nada menos que seis hijos a la corona.


No había amor en aquel matrimonio pero - según nos cuenta en sus memorias la propia María - con los años ambos consiguieron  complementarse y tener una relación de amistad y compañerismo que duraría durante el resto de su vida en común. 


Tres años después de la boda la pareja se trasladó al Palacio Cotroceni  y fue por esa época cuando Missy conoce al teniente Gheorghe Cantacuzène que no era guapo pero tenía mucho sentido del humor y sabía conversar incluso de moda. No tardaron nada en iniciar un romance que terminó en el momento se hizo pública la relación. María marchó a casa de sus padres en Coburgo, según parece embarazada, y allí según la historiadora Julia Gelardi daría a luz a un niño que o bien fue dado en adopción o bien nació muerto.


Los rumores sobre sus infidelidades acompañaron a Missy durante los siguientes años. Se la vinculó sentimentalmente con Gran Duque Boris Vladimirovich de Rusia, con Waldorf Astor, con Joe Boyle  y con Barbu Știrbey de quien se llegó a decir que era el padre de sus dos hijos menores.


María se enteró de la revuelta de los campesinos rumanos de 1907 - cuyo numero exacto de víctimas se desconoce - una vez que había pasado pero quedó hondamente impresionada por la miseria en la que vivían gran parte de la población. La revuelta fue un toque de atención a las clases poderosas de la nación que ante el temor de una revolución y el consiguiente cambio social iniciaron reformas agrarias aunque éstas que no pudieron llevarse a cabo hasta después de la Primera Guerra Mundial. 


La distribución del maíz - Stefan Luchian


El punto de inflexión en la vida de Missy se produciría poco después en  la Segunda Guerra de los Balcanes en 1913, cuando Rumanía entró en la contienda al lado de Grecia. La guerra, que apenas duró un mes, se vio agravada con una epidemia de cólera y María, ayudando al Dr. Ioan Cantacuzino y a una enfermera de la Cruz Roja, se desplazó entre Rumanía y Bulgaria ayudando en los hospitales. Como consecuencia su popularidad entre los rumanos se vio incrementada.


El 28 de julio de 1914, y en palabras de la propia Missy "la paz del mundo se hizo trizas", acababa de empezar la Primera Guerra Mundial. Apenas tres meses después moría el rey Carol I y Fernando y María eran proclamados reyes de Rumanía.


María siempre había ejercido una cierta influencia sobre su marido y esa influencia también se extendía a la política, hasta tal punto que el historiador Al Easterman llegó ha escribir que "fue María y no Fernando quien gobernó en Rumanía" y parece ser que así fue. Missy, ya como reina y partidaria como era de entrar en guerra al lado de la Triple Entente se puso en contacto con varias de las casas reinantes para conseguir las mejores condiciones para su país en caso de que se decidieran a entrar en guerra. Convenció a Fernando y finalmente éste firmó un tratado con la Entente en agosto de 1916.




La muerte del menor de sus hijos a consecuencia de fiebre tifoidea se produjo a finales de ese mismo año y María encontró, tal vez, consuelo a la desgracia familiar volcándose como enfermera en la atención a los soldado heridos.


El momento culminante para María llego en 1919 cuando acudió a la Conferencia de Paz de París en representación de Rumanía. El resultado de su labor diplomática fue un éxito y poco después se firmaba el Tratado del Trianón por el cual Rumanía veía aumentado su territorio con la anexión de Transilvania.


En 1927 moría Fernando y al hacerlo dejaba a María viuda y a Rumanía en manos de un niño de poco mas de cinco años, su nieto Miguel. El padre de Miguel, Carlos, legitimo sucesor de Fernando I, había renunciado al trono en favor de su hijo Miguel y había abandonado el país para continuar la vida al lado de  su amante Elena Lupescu. Rumanía quedaba en manos de una Regencia de la que María no formaba parte.


Funeral de Fernando I de Rumanía


Missy se dedico durante ese periodo a viajar por Europa hasta que Carlos regreso a Rumanía, declaró nula el acta de abdicación y se convirtió en el rey Carol II. 


Las relaciones entre María y el mayor de sus hijos habían sido siempre difíciles y se tornaron prácticamente imposibles cuando Carol tomó las riendas del país. El nuevo monarca  no sólo ignoró a su madre sino que también se dedicó a desprestigiarla.


Sintiéndose sola María se volcó en la religión inclinándose por un espíritu de unidad que la condujo al Bahaísmo. Se retiró de la vida pública y pasó los años recluida primero en el Castillo de Bran y  después en el Palacio de Balchik. 


En 1937  Missy cae enferma, su médico personal, el Dr. Castellani, diagnosticó cáncer de páncreas, aunque el diagnostico oficial fue cirrosis hepática. El tratamiento aplicado era totalmente ineficaz y ante la debilidad que presentaba la enferma  se la envió a un sanatorio en Italia con la esperanza de que se recuperase. No fue así y al poco tiempo y sintiéndose morir rogó para que se la llevase de nuevo a su país, donde quería reposar para siempre.


Murió el 18 de julio de 1938, a los 63 años de edad, y miles de personas visitaron su capilla ardiente. Fue enterrada en el Monasterio de Curtea de Argeș  y su corazón, colocado en un pequeño cofre se encuentra hoy en el Palacio Pelisor, el mismo lugar en el que murió.





María fue considerada una de las princesas más hermosas y una de las reinas más  diplomáticas e inteligentes. Fue admirada y querida por los rumanos, sobre todo por su valentía y su trabajo durante la Primera Guerra Mundial, hasta el punto de que se le puso el sobrenombre de la "Madre de los Heridos". No obstante, durante los años que Rumanía estuvo bajo el régimen comunista su figura fue objeto de distintas campañas difamatorias. El historiador Alexandru Gârneață  la calificó de promiscua  y afirmó también que había sido una alcohólica. Los funcionarios comunistas llegaron a destrozar la capilla que albergaba su corazón.


Por otro lado Constantin Argetoianu, una de las personalidades más conocidas e importantes de la política rumana  dijo de ella que fue "una de las más grandes figuras de la historia de Rumania". 


Sobre la figura de María de Edimburgo, Reina de Rumanía, no ha faltado la polémica, ni durante su reinado ni después de él.