Margarita de Austria. Anónimo. The Metropolitam Museum
Diez de enero de 1480, once de la mañana. Hacía frío en Bruselas cuando María de Borgoña alumbraba a Margarita, la segunda de sus hijos. Como hija del archiduque Maximiliano recibiría el titulo de Archiduquesa desde su nacimiento al igual que su hermano Felipe. El destino y los arreglos matrimoniales quisieron que ambos pasaran a formar parte de la historia de España.
Dos años después de su nacimiento moriría su madre y su padre, Maximiliano, que tenía muy claro que su hija era un material de gran valor en la política matrimonial, ofrece a Margarita, que contaba poco más de dos años de edad, como esposa de Carlos, el Delfín de Francia. Este compromiso matrimonial formaba parte del pacto de paz - pacto de Arrás- que había firmado con el rey de Francia.
Se trasladaría Margarita a vivir a la corte francesa para ser educada junto a su futuro esposo y en aquella corte permanecería diez años. Su prometido, que se había convertido ya en el rey Carlos VIII de Francia por la muerte de su padre, empezó a considerar que el matrimonio de Margarita no era el más conveniente para sus intereses y decidió repudiarla - puesto que el matrimonio no había sido consumado - y devolvérsela a su padre.
Maximiliano se había convertido ya en Emperador del Sacro Imperio y a los Reyes Católicos interesaba una alianza con el Imperio, por lo que proponen a Maximiliano I un doble enlace : Margarita casaría con su hijo Juan, heredero de sus Reinos, y su hija Juana casaría con Felipe, heredero de Maximiliano.
Firmadas las capitulaciones matrimoniales por poderes, Margarita embarca hacia España en la misma flota que había trasladado a Bruselas a la Infanta Juana. La travesía sería muy complicada - se desató una gran tormenta que a punto estaría de costarle la vida - pero, lejos de amilanarse, la Archiduquesa daría muestras de un gran valor y de un gran sentido del humor ya que, según recoge Perez Priego, escribió una nota de su puño y letra en la que daba instrucciones sobre el contenido del epitafio de su lápida: "Aquí yace Margot, la gentil damisela que, después de dos maridos, aún es doncella".
Quedaron impresionados los castellanos cuando vieron el brillante séquito que acompañaba a la Archiduquesa, pero aún quedaron más impresionados - sobre todo el príncipe Juan - cuando vieron la belleza y la gentileza de Margarita. Mártir de Anglería llego a escribir : "Si la vieras, pensarías que estabas contemplando a la misma diosa Venus".
D. Juan de Aragón, Príncipe de Asturias
La boda se celebraría el 4 de abril de 1497 en la Catedral de Burgos y después, los Príncipes de Asturias se trasladarían a Almazán donde darían rienda suelta a la pasión que se había desatado en ellos al conocerse. Poco duraría la dicha, apenas seis meses. Juan era un hombre débil y enfermizo y unas fiebres acabarían con su vida en octubre de ese mismo año. Margarita quedó destrozada y en estado de gestación, representando ese embarazo la esperanza de los Reyes Católicos de tener un heredero. No fue posible, Margarita, tal vez como consecuencia de la pena, daba a luz prematuramente a una niña que no sobreviviría.
Apenas dos años después, en 1499, un cortejo encabezado por el Obispo de Cordoba, Juan de Fonseca, acompañaría a Margarita en su regreso a Flandes. Allí fue madrina de su sobrino Carlos, nacido en 1500, sin imaginar que ese pequeño niño la acabaría queriendo más que a su propia madre.
Poco tardaría su padre, Maximiliano I, en comprometerla de nuevo en matrimonio. Margarita era aún joven y el Emperador no estaba dispuesto a desaprovechar la oportunidad de conseguir nuevas alianzas políticas a través de su hija. Esta vez el elegido sería el duque de Saboya, Filiberto II.
En 1501 partió Margarita hacia el Piamonte para contraer el que sería su tercer matrimonio, a pesar de que solo contaba 21 años de edad. En tierras italianas tomó contacto con el mundo cultural y artístico de los humanistas de Renacimiento que tan gran influencia habrían de tener en ella. Tampoco este esposo le duraría mucho. A pesar de ser tan joven como ella, moriría en 1504 dejándola viuda de nuevo. No tenía suerte Margarita.
Regresó a Flandes y se negó en rotundo a volverse casar. A los 24 años había sido repudiada una vez y era viuda por dos veces y no estaba dispuesta a seguir acumulando lutos y sinsabores. Se hizo cargo de sus sobrinos, los hijos de Juana y Felipe. Éstos habían sido jurados, tras la muerte de Isabel la Católica, Reyes de Castilla y se habían trasladado a la península dejando a sus hijos Carlos, Leonor, Isabel y María en Flandes, al cuidado de su tía. También pasó a ocupar la regencia de los Países Bajos en tanto su hermano Felipe permanecía en las tierras de su esposa. Así pues, decidió que ese era su cometido en la vida y que no la había llamado Dios para ser esposa de nadie.
Cuando en 1506 muere Felipe el Hermoso, Margarita es nombrada por su padre, Maximiliano I, gobernadora de los Países Bajos, tarea nada fácil, pero Margarita era tenaz y se dispuso a cumplirla con el mayor celo. Decidió trasladar la corte a la villa de Malinas y allí cuidó a sus cuatro sobrinos dándoles una elevada educación. Margarita era una mujer inteligente, de fuerte personalidad y muy culta y haría de mecenas de las Artes y de las Letras. Así pues, la Regente de los Países Bajos se rodeó de pintores como Bernard van Orley y Pieter van Coninxloo, de arquitectos, músicos y hombres de letras entre los que se encontraban Vives y Lemaire de Belges. Llegó a atesorar gran cantidad de obras de arte, tapices y vidrieras y patrocinó la construcción de la iglesia de Brou, una obra maestra del gótico.
Palacio de Malinas
Margarita estaba demostrando ser una mujer con una gran talla política y consciente de que sus sobrinos por derecho propio o como consortes ocuparían los tronos de Europa se preocupó de darles una educación completa y refinada.
En 1515 el emperador Maximiliano decidirá que su nieto Carlos asuma el poder en los Países Bajos y Margarita hará el traspaso de poderes a su sobrino. Será por poco tiempo ya que en 1517 y como consecuencia de la muerte de Fernando el Católico y de la reclusión de Juana, su heredera, en Tordesillas, Carlos deberá viajar a la península para tomar posesión de los Reinos de España y por ello volverá a nombrar a Margarita como Regente de los Países Bajos.
Es en esta segunda regencia cuando Margarita demuestra sus grandes dotes como diplomática. En política exterior siempre fue una mujer prudente y precisamente su prudencia, su encanto y su diplomacia fueron utilizados siempre por su sobrino Carlos.
Jugó un importante papel en la consecución del titulo de Emperador para Carlos I, siendo una hábil embajadora que logró que las tramas y conspiraciones de quienes también pretendían la corona imperial no fructificaran. Su trabajo se vió recompensado y su sobrino Carlos fue coronado emperador en 1520.
Margarita tuvo también un importante papel en la rivalidad, que durante más de 10 años, habían mantenido Carlos y Francisco I de Francia y cuyas guerras habían arruinado a ambos Reinos. En este contexto de agotamiento económico Margarita habría de prestarle al Emperador un ultimo servicio.
Luisa de Saboya como madre de Francisco I y ella, en representación de su sobrino Carlos, firmaron en 1529 la Paz de Cambrai, que sería conocida como Paz de las Damas y con la que se puso fin al conflicto entre las dos naciones además de incluir en el acuerdo, la boda de su sobrina Leonor con el rey Francisco.
Regresó Margarita a Malinas sintiéndose mal. En Francia, durante las negociaciones de la Paz, hubo de ser atendida por un fuerte dolor en una de sus piernas, el diagnóstico de los médicos fue que sufría gota. Los remedios dados debieron aliviarla y durante algunos meses pareció sentirse mejor.
Firma de la Paz de Cambrai. Francisco Jover
En noviembre de 1530 empieza de nuevo el dolor en la pierna pero esta vez no calma con los remedios que se le suministraron. A los pocos días los dolores se vuelven insoportables y hace su aparición la fiebre, que sería cada vez más alta. La examinan tres médicos de Cámara, que encuentran la pierna hinchada y tumefacta. Deciden abrirla para poder “evacuar los humores” existentes pero, la gangrena era ya imparable.
Dándose cuenta de que su fin se aproximaba, Margarita, dictó testamento y una emotiva carta para su sobrino Carlos con sus ultimas recomendaciones políticas. Tras confesar expiró el 1 de diciembre de 1530, sus restos fueron llevados a la iglesia de Brou.
Europa perdía con ella una de las mentes políticas más brillantes de su tiempo.