María Victoria dal Pozzo
Carlos Manuel dal Pozzo, príncipe della Cisterna, había nacido en Turín. Durante su juventud y dado su espíritu liberal, había participado en algunas sublevaciones contra la política absolutista imperante. El fracaso de estas aspiraciones le valió la cárcel y el posterior destierro. En 1846 contrajo matrimonio en Bélgica con la condesa Luisa Carolina de Merode estableciendo su residencia en París. Será en la capital de Francia y apenas once meses después, donde vendrá al mundo la primera de sus hijas, María, que con el paso de los años se convertirá en reina de España.
María , a la que se añadió posteriormente el nombre de Victoria, estuvo a cargo de distintas institutrices, que parece ser hicieron muy bien su trabajo pues, ya desde pequeña, hablaba francés, ingles e italiano. En 1851 nace su hermana Beatrice y un año después la familia se instala en Turín, en el palacio Dalla Cisterna.
La inteligencia y el deseo de aprender que demostraba la princesa María Victoria era grande y tuvo profesores no sólo de literatura y filosofía sino también de matemáticas y física, disciplinas éstas poco habituales en la educación de una princesa de la época.
En marzo de 1864 fallece Carlos Manuel dal Pozzo y su esposa Luisa Carolina enloquece, se encierra junto a sus hijas en la habitación donde se ha instalado la capilla ardiente y durante días las obliga a permanecer con ella velando el cadáver del padre. Los más allegados, alarmados por la situación, avisan a los carabinieri que irrumpen en el velatorio encontrando un cadáver ya en descomposición y a las tres mujeres rezando. La condesa es obligada a enterrar a su esposo.
Es Maria Victoria quien, a pesar de su juventud, debe ocuparse de todo. Su hermana Beatrice esta postrada en el lecho desde el mismo día del entierro. Un mes después fallece victima de tifus. Por Turín circula el rumor de que ha muerto de pena.
Palazzo della Cisterna - Turin
Tras el entierro de Beatrice, Luisa Carolina ordena cerrar todas las ventanas de palacio, se corren las cortinas, se colocan crespones negros sobre los cuadros y la mayoría de las habitaciones quedan clausuradas. Enlutada y encerrada en el palacio María Victoria ve pasar los días sin otro contacto con el exterior que las visitas que realiza a Reano para orar ante la sepultura de sus muertos.
Lo único que la condesa Marone permitía a María Victoria era la continuación de su formación académica y la princesa aprende alemán y español y sigue estudiando literatura y arte. Un viaje a Bélgica acompañada de su madre, le permitirá visitar algunos museos europeos pero, cuando regresan a Italia, las puertas del palacio se vuelven a cerrar.
Poco a poco los cerrojos empiezan a ceder y María Victoria puede salir con su institutriz a rezar en la iglesia de San Felipe de Neri y también a pasear, siempre en su carruaje, por el prado de San Mauro. En la ciudad se la ha bautizado con el nombre de la Rosa de Turín.
En 1866, el recién estrenado reino de Italia declara la guerra a Austria, es la Tercera Guerra de la Independencia, y a la lucha van también dos hijos del Rey: Humberto y Amadeo.
Amadeo, príncipe de Saboya y duque de Aosta es herido en combate. En su convalecencia pasea también por el prado de San Mauro y es allí donde ve por primera vez a María Victoria. El amor surge en el príncipe que inicia un cortejo que tendrá un final feliz. Las puertas y ventanas del palacio della Cisterna vuelven a abrirse.
El 30 de mayo de 1867 se celebra la boda en la capilla del palacio real de Turín. Una boda que tuvo también su anecdotario amargo.
María Victoria y Amadeo
En enero de 1869 y en Génova, María Victoria da a luz al primero de sus hijos un niño al que se le impondrá el nombre de Manuel Filiberto. Decide amamantar ella misma al recién nacido, algo que causa el escándalo de la aristocracia italiana.
Unos meses antes de este alumbramiento, en España, los revolucionarios habían destronado a Isabel II pero, habían redactado una Constitución monárquica. El problema era quién iba a personificarla. El general Prim había dicho que los Bórbones jamás, jamás, jamás volverían al trono de España y mientras se decide quien ocupará el trono se nombra como regente con tratamiento de alteza al general Serrano Domínguez. El general Prim propone a Amadeo de Saboya.
No estaba Amadeo a favor de aceptar el trono y así se lo manifiesta a su padre, el Rey de Italia, pero, finalmente en el verano de 1870 y tras una nueva entrevista con su padre acepta la Corona de España. Cuando llega a Madrid, el 2 de enero de 1871, le comunican el asesinato del general Prim.
María Victoria que había alumbrado a su segundo hijo en noviembre no llegó a España hasta mediados del mes de marzo y para entonces ya le había llegado el rumor de que el Rey tenía una amante, Adela de Larra, hija del escritor Mariano José de Larra.
No será solamente esto lo que amargará la vida de María Victoria. El enorme palacio en el que debía habitar desde su llegada a Madrid necesitaba una Corte, o más bien ella necesitaba una Corte con la que llenar aquel palacio. Se le ofreció a la duquesa de la Torre, esposa del general Serrano, ser camarera mayor pero, desestimó el ofrecimiento, también lo desestimaron todas las damas de rancio abolengo a quienes se les propuso.
El rechazo hacia María Victoria, a quien consideraban una usurpadora, era tal que las damas de la nobleza llegaron a trazar un plan para ofenderla y lo pusieron en práctica. Todas ellas salieron a pasear por el paseo del Prado – lugar habitual para ver y dejarse ver- ataviadas con una mantilla de blonda blanca recogida con un broche con la flor de lis, símbolo de la dinastía Borbón.
María Victoria no entendía el por qué aquellas nobles, que no la conocían, la odiaban de aquel modo. No entendía por qué el hecho de llevar una vida sencilla era motivo de burla y escarnio. Empezó a pasear por caminos distintos de aquellos que frecuentaban las damas de alto copete, y una mañana en las orillas del Manzanares descubrió la labor de las lavanderas de oficio. Mujeres arrodilladas enjabonando prendas, otras mujeres tendiendo ropas al sol y también vio niños, desarrapados, descalzos, sucios de barro,eran los hijos de las lavanderas que esperaban jugando, con frío y muchas veces con hambre, a que sus madres terminaran el trabajo para volver a sus casas. Aquella visión dejó impactada a María Victoria.
Y de este impacto nació la primera guardería española, un lugar subvencionado por la Reina y donde las mujeres trabajadoras podían dejar a sus hijos, con la seguridad de que estos estarían cuidados.
María Victoria deseosa de ayudar a los más necesitados entró en contacto con Concepción Arenal, encontrando en ella la voz que le enseñaba las necesidades más apremiantes del pueblo y también a una amiga. Inició una serie de proyectos encaminados a ayudar a los más necesitados y que en su mayoría estaban subvencionados por su patrimonio privado.
La nobleza siguió repudiándola.
María Victoria dal Pozzo
A pesar de los galanteos extraconyugales del Rey, la Reina queda de nuevo embarazada y en enero de 1873 alumbra un varón, tercero de sus hijos, el primero nacido en España. El hecho de que lo amamantara fue otro motivo de burla por parte de la alta sociedad madrileña.
La situación en España es cada vez más tensa. Amadeo I no sólo se enfrenta al desdén de una determinada clase social. El descontento hacía el Rey aumenta, el atentado que habían sufrido en el mes de julio así lo demostraba. Con el paso de los meses la agitación se hace más intensa, en los barrios empieza a pedirse a gritos la abdicación del Monarca. El día 11 de febrero de 1873 Amadeo I presenta el acta de abdicación. Al día siguiente con sus hijos y con María Victoria , muy débil aún tras el parto, abandona el Palacio Real de Madrid.
En Turín la familia se instaló en el palacio della Cisterna, la salud de María Victoria estaba cada día más mermada, la tuberculosis, que ya le había sido diagnosticada, avanzaba inexorable.
En el invierno de 1875 la familia, por consejo de su médico se instala en San Remo, en la villa Dufour, junto al mar. María Victoria pasa la mayor parte del día en cama y si se levantaba tenía que usar una silla de ruedas por falta de fuerzas para caminar. Al final del verano la sangre brota de sus pulmones en cada acceso de tos, y permanece aletargada y consumida por la fiebre la mayor parte del día.
María Victoria fallece a las siete de la mañana del 8 de noviembre de 1876, a los 29 años de edad.
Esta enterrada en el panteón de la familia Saboya en la basílica de Superga.
La entrada podría llevar por título: "las esperanzas truncadas". Porque parecen confabularse los hados en una especie de conspiración para que el fracaso y la frustración sean aquí siempre la nota predominante. Se truncan las ilusiones, las esperanzas, el amor de una mujer que no fue correspondida por el marido, un trono al que Amadeo debe renunciar, la consolidación imposible de una monarquía constitucional en nuestro país, la imposibilidad de establecer vínculos de afecto con los españoles, la mala salud de la reina, la vida que se va.
ResponderEliminarUn saludo.
"Las esperanzas truncadas" es un buen título, resume muy bien ese periodo de la historia de España y la vida de esa mujer que un día fue reina de los españoles.
EliminarSaludos Cayetano
Conocí la historia de esta reina de España por la placa conmemorativa que pusieron las lavanderas en gratitud a lo que había hecho por ellas.Su vida nada tiene que envidiar a las heroínas del siglo XIX. Una lastima de lo que no fue, si las cosas hubieran sido de otra manera hubiera tenido mas tiempo para demostrar su valía como reina. gracias Ambar y un saludo.
ResponderEliminarLas lavanderas la querían y también mucha otra gente a la que ayudó con el dinero de su patrimonio personal pero, para la mayoría de los españoles era " la extranjera".
EliminarSaludos
Su vida fue corta pero productiva se podría decir ya que vivió intensamente haciendo buena labor en su reinado, y en su tierna infancia aprendiendo idiomas y asignaturas no corrientes para una mujer.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta entrada, siempre explicas muy claramente todas la historia.
Besos.
Era profundamente religiosa, inteligente, culta y muy bondadosa. Gracias por el comentario.
EliminarUn beso
Hola Ambar:
ResponderEliminarUna vida intensa, donde vio directamente que no todo era como su vida de noble. Quizás si la situación en España hubiese sido otra, es posible que se tomaran otras iniciativas.
La tuberculosis. Aún en estos tiempo, sigue siendo un terrible mal.
Besos
No fue una vida alegre la suya. Probablemente sus años de juventud la marcaron pero, también le dieron una capacidad para soportar con estoicismo el sufrimiento.
EliminarBesos Manuel
Mala suerte tuvo Amadeo, que perdió a su valedor, el general Prim; y mala suerte ella, que además de no ser querida por las damas de la corte, salvo viuda duquesa de Prim, porque Antonia, la soberbia, dominante y ambiciosa esposa de Serrano, como todas, pero esta muy particularmente le hizo el feo de negarse a ser la camarera para llevar a hijo que aquí tuvieron los reyes a la pila bautismal, pese a haber sido pedido por el propio Amadeo. Cosa que finalmente hizo la leal Paquita, viuda de Prim.
ResponderEliminarEstupendo artículo, Ambar, que se le con tal facilidad, que uno desea no llegue el final.
Un abrazo.
también debió sufrir lo suyo sabiendo de las infidelidades del rey con la Dama de las Patillas, Adela de Larra.
Muchos fueron los desprecios que sufrió esta reina. Efectivamente ninguna de las damas de la aristocracia quiso llevar al pequeño infante a la pila bautismal, lo hizo finalmente la viuda de Prim.
EliminarEntre las " damas" con las que Amadeo se entretenía, las más famosas, aunque no las únicas, fueron la " Dama de las Patillas" y la "Dama Inglesa", esposa esta última del corresponsal de The Times.
Saludos
Otra mujer que viene a engrosar el listado de las "reinas malditas". La semana pasado pudimos ver en TV una película sobre la reina María José de Bélgica, emparentada con la Casa de Saboya, por su matrimonio con Humberto, también fue un reinado muy breve.
ResponderEliminarMe ha encantado tu explicación, haces muy amena la historia. Un abrazo.
Gracias por el comentario. Me perdí la película.
EliminarUn abrazo
Una España sin Borbones y liberal. Un buen intento de Prim. Mala suerte la de esta reina y sobre todo la de los españoles, que quizás de nuevo no supieron aprovechar una buena oportunidad, como sucedió con la II República.
ResponderEliminarSalud!
No gustaba a los españoles tener un rey extranjero. Fueron tiempos muy convulsos.
EliminarSaludos Dissortat
Una gran reina poco conocida y a la que se atacó desde sus llegada a Italia. Lástima que el valedor de Amadeo y Mª Victoria fuera asesinado justo antes a la llegada de los nuevos soberanos. Sin Prim, los reyes quedaban a merced de sus asesinos y de una opinión pública que se cerró en banda sin posibilidad de poder ser merecedores de su valía. Mª Victoria destacaba por su gran instrucción y por los intentos que hizo de agradar a sus súbditos. Gran lectora de los clásicos españoles en su lengua original, intentó expresarse desde el primer día en español y, como buena católica, se interesó por los menesterosos. Ante tanta cerrazón, la pobre sólo temía por la vida de su marido, amenazado de muerte. La viuda de Prim y ella eran grandes amigas. En cuanto se marcharon los reyes, Francisca Agüero se marchó de España con sus hijos. La era Prim había concluido.
ResponderEliminarUn beso
María Victoria dominaba bien el español, hasta el punto de servir de interprete al rey en muchas ocasiones. Era muy católica y no le gustaba la libertad de cultos existente en ese momento en España.
EliminarUn beso
Desde luego que vida mas triste la pobre, parece según lo cuentas que pasaron muchos años y tan solo tenía 29 años. por lo menos le dió tiempo a hacer algo bueno por las lavanderas. Si le hubiesen dado una oportunidad, seguro que hubiese sido una gran reina. Un saludo
ResponderEliminarFue una vida triste y llena de tragedias. Hasta en su boda hubo muertes, una de las costureras que trabajaba en su vestido de novia se suicido abrazada a él llenándolo de sangre, se preparó otro a toda prisa....los supersticiosos dirían que era un mal augurio. No fue esa la única muerte que se produjo en su boda. No tenía suerte María Victoria.
ResponderEliminarUn beso
El cuadro del velatorio es macabro, parece de Poe. Es tremendo. El artículo describe el ambiente del XI a la perfección.
ResponderEliminarSaludos.
Tal vez podría haber inspirado a Poe.Fue una enajenación en la que arrastró a sus dos hijas.
EliminarSaludos
Una historia de reina española muy triste, pero esa labor social para darles mejor vida a las lavanderas me ha parecido fascinante. No debe ser fácil el llegar a la corte y que nadie quiera ser tu amiga. Gracias por darnes a conocer la vida de María Victoria.
ResponderEliminarLas lavanderas no fueron las únicas que salieron beneficiadas de la bondad y el altruismo de esta reina. Estuvo en el trono apenas dos años...lo que podría haber hecho si la hubieran dejado.
EliminarSaludos
El final ha sido impactante, un mujer joven de 29 años, pero con una vida dura a sus espaldas, pero admirable por su preocupación por las verdaderas necesidades de las gentes. Me ha alegrado conocer la vida de una mujer desconocida pero admirable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sabía del sufrimiento porque había sufrido y además tenía buen corazón. En Concepción Arenal tuvo una gran aliada y una gran amiga, ella era quien le mostraba las necesidades perentorias.
EliminarUn abrazo
Una vida muy dura tanto en su juventud como de casada lo poco que duró su dicha. Morir tan joven es una pena. No le dio tiempo ni a criar a sus hijos. Pero creo que si tuvo carácter. Al menos dejó un recuerdo entre loa¡s que ayudó.
ResponderEliminarBss
Era una mujer muy contenida. Paso una juventud triste, con el silencio como compañera y estaba acostumbrada a ver, oir y meditar.
EliminarBesos
Me ha encantado conocer esta historia,llena de tragedia ,y morir tan joven ,gracias por acercarme a conocerla,saludos
ResponderEliminarLa historia de esta reina es corta y marcada por las tragedias. Es posible que por ello se sintiera tan cercana a los que sufrían e intentara paliar en la medida en que podía ese sufrimiento.
EliminarUn beso
Magnífica tu capacidad de síntesis para contarnos en unas pocas líneas la vida de esta mujer así como su entorno histórico. Para los que no estamos muy puestos en historia eres la perfecta maestra que todos hubiéramos deseado tener en el cole. Un saludo.
ResponderEliminarGracias por tus palabras pero, tengo poca paciencia como para ser maestra. Conociéndome, te aseguro que yo no hubiera deseado tenerme como profesora.
EliminarSaludos
Amiga Ámbar, me repito como el ajo pero ¡¡¡ cuánto me gustan tus entradas!!! No sabes lo que disfruto con tus letras, lo que aprendo, y como me quedo prendada de la historias de estas personas que fueron importantes en su tiempo, y olvidadas después.
ResponderEliminarVuelvo a darte las gracias por tu buen hacer. Un beso.