Alfonso X
Nació en Toledo, el 23 de noviembre de 1221. Fue el primero de los hijos del matrimonio formado por Fernando III “El santo”, rey de Castilla y León y Beatriz de Suabia, una princesa alemana entroncada con los Staufen y con los emperadores de Bizancio.
Tenía quince meses cuando, en Burgos, fue jurado como heredero al trono por las Cortes del Reino. Aunque poco sabemos de su infancia, parece ser que los primeros años fue encomendado su cuidado a su abuela Berenguela y que el mayordomo de ésta, García Fernández de Villamayor, se convertiría en el ayo del pequeño Alfonso. Educaría éste al heredero en la sencillez y en la sobriedad y durante este periodo de su educación pasaría Alfonso algunas temporadas en tierras gallegas, familiarizándose así con la lengua que utilizaría años más tarde para escribir Las Cantigas de Santa María.
La infancia de los monarcas medievales era muy breve y la de Alfonso no iba a ser una excepción. En 1231, con tan sólo diez años, participó en su primera campaña militar. Fue D. Alvar Pérez de Castro, llamado “el castellano” el encargado de instruirle en el arte de la guerra y su bautismo de fuego se produciría en el enfrentamiento de las tropas cristianas de su padre contra el ejército del rey de taifas de Murcia. Sin embargo poco sabemos de cómo se desarrolló su formación intelectual ni de quienes fueron sus maestros, tan sólo queda constancia de que en los últimos años de formación como príncipe contó con la sabiduría y la experiencia de Jacobo de las Leyes, un jurisconsulto que tuvo una gran influencia en Alfonso.
En aquellos años de su juventud, a sus éxitos en la guerra y a su gran capacidad diplomática, Alfonso demostraría también que era un consumado amante. Se tiene constancia de que mantuvo varias relaciones sentimentales y que de ellas nacieron algunos hijos. Una de estas relaciones fue con doña Mayor de Guillén, una dama principal que fue, tal vez, el gran amor del rey sabio y de ella nacería una de sus hijas predilectas, Beatriz , que acabaría siendo reina de Portugal.
Violante de Aragón
Como siempre ocurría en la realeza, su matrimonio fue de conveniencia. En 1244 Alfonso había firmado con el rey de Aragón, Jaime I, y en nombre de su padre, el Tratado de Almizra por el que se limitaba la expansión de ambos reinos en el reino de Valencia. Por tanto y como colofón a este tratado, en 1246 contrae matrimonio, en la ciudad de Valladolid, con Violante de Aragón, hija de Jaime I, con la que tuvo once hijos a pesar de que al inicio de su matrimonio se pensó que la infanta era estéril puesto que tardó seis años en quedar encinta. Violante tenía diez años cuando se celebró el matrimonio.
El 30 de mayo de 1252 moría en Sevilla Fernando III. En cuanto terminó la ceremonia del sepelio de su padre, Alfonso fue proclamado rey en la Iglesia Mayor de Sevilla, la misma en la que había sido enterrado su padre. Se le coronó con el nombre de Alfonso X y con él empezó, como nos cuenta Manuel González Jiménez en su biografía sobre el monarca, uno de los periodos más deslumbrantes y más contradictorios del medievo español.
Alfonso, había heredado de su
padre el deseo de conquistar los territorios de la península a los musulmanes y de su madre el íntimo sentimiento de pertenecer a un linaje divino
cuyo destino debería ser ostentar la corona
del Sacro Imperio Romano.
Pronto demostraría Alfonso que
era un rey autoritario y que poseía un nuevo concepto de gobierno: el control y
el poder absoluto del rey sobre las posesiones de la Corona. Para lograr este
objetivo se redactaría tres años más tarde de su subida al trono el “ Fuero Real”en un primer intento de
acabar con el sistema feudal y unificar los distintos fueros existentes. En la
misma línea se redactaría “el Espéculo”
otorgando de este modo una nueva legislación en sus reinos.
Se encontraba Alfonso en Soria
cuando recibe una embajada procedente de Pisa
encabezada por Guido Lancia que le ofrece la dignidad de emperador y rey
de los romanos y le rinde vasallaje. Ante este ofrecimiento, y considerando el
rey Sabio que siendo como era descendiente por vía materna de los Staufen, también llamados gibelinos, tenía todo el derecho a ostentar la dignidad que se
le ofrecía, se entusiasmó con la idea.
A partir de entonces el llamado “fecho del Imperio” se convirtió en una
verdadera obsesión para él. Siendo que no era el único pretendiente a coronarse
emperador, Alfonso destinó un inmenso capital para asegurarse el trono, lo que
empobreció enormemente a Castilla, y consecuentemente se creó un gran
descontento popular y también la oposición de la nobleza a sus planes.
Finalmente y tras años de dilapidar dinero, el sueño de adquirir la corona del Sacro Imperio quedo roto cuando el Papa Gregorio X coronó como emperador a Rodolfo de Habsburgo.
Continuará....
Finalmente y tras años de dilapidar dinero, el sueño de adquirir la corona del Sacro Imperio quedo roto cuando el Papa Gregorio X coronó como emperador a Rodolfo de Habsburgo.
Continuará....
La historia de amor de Alfonso X y doña Mayor siempre me ha fascinado. Ella acabó en un convento de Alcocer (Guadalajara) y las monjas custidiaron su cadáver y su sepulcro (que era valiosísimo y que pagó su hija, la reina de Portutal) durante siglos, hasta que en los desastres de la guerra civil española se perdió la pista. Gracias a la presencia de esta importante señora en el lugar, allí tienen lo que llaman "la catedral de la Alcarria", una iglesia espectacular.
ResponderEliminarDª Mayor fue, probablemente el gran amor de Alfonso X. Era una dama hija de una importante familia pero, como de la unión de ambos nada de provecho habría sacado el Reino se desestimó el matrimonio y Dª Mayor fue tan sólo la amante. No obstante Alfonso siempre procuró su bienestar y le otorgó algunas villas para su mantenimiento.
EliminarUn saludo
Y es que ser emperador del Sacro Imperio era todo un lujo, aunque la verdad es que no daba mucho poder, más bien muchos dolores de cabeza a quienes cargaban con aquella corona electiva y casi representativa.
ResponderEliminarSaludos.
Alfonso se obsesionó con la idea de ostentar la corona imperial. Las arcas de Castilla quedaron maltrechas por el empeño del Monarca, así que algún dolor de cabeza si que le debió dar.
EliminarSaludos
No conocía la historia de amor entre el rey Alfonso y Doña Mayor, voy a investigar. Esperando la segunda parte. Gracias Ambar.
ResponderEliminarFueron amores de juventud que perduraron durante muchos años.
EliminarUn beso
Hola Ambar:
ResponderEliminarMe ha venido de perla tu post. He estado leyendo sobre Alfonso X en parte por su relación con el mito artúrico y porque buscaba algunos datos históricos sanitarios durante su reinado. Esperamos la continuación.
Besos
Pues espero que compartas esos conocimientos con los que te leemos. El reinado de Alfonso X es apasionante y la medicina, al igual que el resto de las ciencias, gozaron de un fuerte impulso en aquellos años.
EliminarBesos Manuel
Me imagino que debió de ser para Violante contraer matrimonio a la edad de diez años, afortunadamente que estuvo seis sin tener hijos, pues bien que tuvo luego.
ResponderEliminarMe ha gustado la historia de Alfonso, esperando la continuación.
Un abrazo.
Yo no lo quiero ni imaginar, se me eriza la piel tan solo por pensarlo. La casaron a los diez años y todo el mundo esperaba que quedara encinta de inmediato, estuvo a punto de ser repudiada por la falta de descendencia en esos primeros años.
EliminarUn beso
Un monarca un tanto diferente al perfil normal de rey de aquellos tiempos. Enamorado del saber, de la poesía... con una sensibilidad especial, tuvo que afrontar la cruda realidad del momento histórico que le tocó en suerte.
ResponderEliminarUn saludo.
Alfonso era un intelectual. Todo le interesaba, cualquier rama del saber le motivaba y supo rodearse de un gran número de eruditos.
ResponderEliminarSaludos
Sin temor a equivocarme afirmo que el reinado de Alfonso X el Sabio puede considerarse una Edad de Oro medieval en cuanto a cultura y jurisprudencia se refiere. Otra cosa es que se abandonara el gusto por la espada, la guerra y la sangre. Porque el final de su reinado fue muy tumultuoso...
ResponderEliminarUn beso
Sin temor a equivocarme afirmo que tienes toda la razón. Fue un autentico mecenas.
ResponderEliminarSaludos
Sorprende que se le llame "el Sabio" pero hasta ahora no da muestras de ello.
ResponderEliminarUn abrazo.