Había nacido en Berlín, en enero de 1859, hijo del príncipe Federico de Prusia y de la princesa Victoria del Reino Unido. Su nacimiento fue complicado porque dada la presentación pélvica del feto el parto se prolongó y además el médico tuvo que ayudarse de forceps para la extracción del pequeño. Como consecuencia de ello y a los pocos días de su nacimiento la familia se percató de que el niño presentaba una deformación en el brazo izquierdo y una dificultada para el movimiento. Hoy habría sido diagnosticado de parálisis braquial obstétrica.
Si bien es cierto que todas las personas nos vemos marcadas por el lugar en el que nacemos, la familia a la que pertenecemos y un largo etcetera de circunstancias en el caso de Guillermo fue el parto lo que marcó su existencia hasta el punto de que, en la actualidad, algunos historiadores opinan que también su cerebro quedó dañado aquel infausto día y que su carácter tozudo y agresivo eran una consecuencia de ello.
No obstante y pese a todo, es difícil adentrarse en la personalidad de Guillermo sin contextualizar el ambiente en el que fue criado. Su madre - tal vez porque se sentía culpable o tal vez porque había sido educada para la "perfección"- nunca aceptó haber traído al mundo un hijo con una tara física y como consecuencia nunca fue capaz de demostrar ternura o cariño hacia el que era, a su pesar, su primogénito.
Princesa Victoria - Winterhalter
Guillermo al que en casa y por imposición materna llamaban Willy, estuvo a cargo durante sus primeros años de un tutor severo y rígido, Georg Ernst Hinzpeter, pero del que aprendió dos cosas que fueron para él fundamentales : que podía vivir como una persona normal a pesar de su deformidad y que debía pensar por si mismo y tomar sus propias decisiones.
Posteriormente sería educado en Kassel en el instituto Friedrichsgymnasium y después en la Universidad de Bonn. Según parece poseía una mente despierta y ágil para los estudios aunque presentaba falta de concentración y ya entonces empezaba a dar muestras de un carácter megalómano que alternaba con episodios de baja autoestima. Al finalizar sus estudios en Bonn, como miembro de la casa real de Hohenzollern, inició la educación castrense en el regimiento de Infantería de Postdam. Algunos historiadores consideran que la educación militar fue lo que marcó definitivamente su carácter, sus relaciones sociales y probablemente su manera de concebir el orden político. Otros opinan que lo único que le apasionaba realmente del ejercito era vestir sus uniformes. Guillermo dijo en sus memorias que fue en la vida militar donde había encontrado a su familia y a sus amigos.
Al finalizar la guerra Franco-Prusiana se produce de hecho la unificación de Alemania y su abuelo, como rey de Prusia que era, es nombrado Kaiser del nuevo Imperio Alemán. De este modo Willy se convertiría en el segundo en el orden de sucesión a la corona Imperial.
Proclamación del Imperio alemán en Versalles - Antón von Werner
Las relaciones de Guillermo con su familia eran bastante peculiares; con su madre el trato era frío, distante y podría decirse que teñido de rencor por ambas partes. Con su padre era diferente; admiraba en él sus logros militares pero consideraba que estaba demasiado influenciado por Victoria y que presentaba demasiada sumisión ante las opiniones de ella. A quien siempre quiso y admiró fue a su abuelo paterno, el emperador Guillermo I, y a quien siempre respetó fue a su abuela materna, la reina Victoria I, quien, por otra parte, siempre fue más cariñosa con él que su propia madre.
Desde que la madre de Willy llego a la corte prusiana con sus ideas liberales y su profunda anglofilia se desató en la Corte una especie de guerra fría entre quienes poseían una tendencia conservadora y quienes, al igual que la princesa Victoria y el heredero Federico, eran pro-ingleses y de tendencia liberal. Así pues una de las primeras cosas que hizo Otto von Bismarck cuando fue nombrado canciller fue aislar a Federico y a Victoria con la intención de debilitar cualquier influencia de los príncipes en la política de la nación.
Durante su adolescencia Guillermo desarrollo una personalidad y unos intereses políticos diametralmente opuestos a los de sus padres, sintiéndose cercano a su abuelo, el Kaiser Guillermo I y al canciller Bismarck.
Su primer amor, y tal vez el más profundo, también representó una decepción puesto que no fue correspondido. Se trataba de su prima Isabel de Hesse, quien muy dulcemente desestimo las pretensiones matrimoniales de Guillermo. Según parece él nunca la olvidó pero, ante su rechazo, decidió casarse en 1881 con la princesa Augusta Victoria de Schleswig-Holstein, mujer de carácter sumiso y que jamás se mostraba en desacuerdo con su esposo, cabe suponer , por tanto, que Guillermo tuvo un matrimonio sino feliz si al menos placentero, cómodo y fructífero puesto que tuvieron siete hijos, seis varones y una niña, Victoria Luisa, quien acaparó toda la ternura de su brusco padre.
Guillermo II y Augusta Victoria
En 1888 muere Guillermo I y los padres de Willy , pasan a convertirse en emperadores de Alemania. Tanto Federico como Victoria tenían muchas ideas renovadoras para cambiar la política alemana cuando llegara el momento que, al fin, se les había presentado pero apenas les dio tiempo a tomar posesión del cargo. Federico, mortalmente enfermo por un cáncer de laringe, fallecería tres meses después de su nombramiento.
En cuanto murió su padre Guillermo fue nombrado emperador de Alemania y sin perder el tiempo ordenó la ocupación de la residencia de sus padres. Registró todos los rincones del palacio en busca de documentos que pudieran ser comprometedores para él e ir en contra de los intereses de Alemania - no hay que olvidar que Willy consideraba que su madre estaba más cercana a los intereses ingleses que a los de su patria. Nada encontró, pero este sería el comienzo de la sutil venganza que inició contra su madre.
En aquel verano de 1888, el recién coronado emperador, Guillermo II, contaba solo 29 años de edad y tenía un objetivo claro: dar prestigio y poder en el mundo a la Alemania unificada. Concebía su país como un estado militar con una fuerte Armada y consideraba que el autentico poder debía emanar del emperador o sea de él mismo. Todo ello le llevó al inmediato conflicto con Otto von Bismarck, a pesar de que en su juventud había sido un gran admirador del llamado "Canciller de hierro". Por otra parte Bismarck pensaba que el nuevo emperador iba a ser un corderillo sumiso y al que podría manejar como había hecho con su abuelo pero se equivocó por completo. Sorprendentemente para el propio Canciller fue destituido en 1890.
Otto von Bismarck
Con la destitución de Bismarck la política exterior cambió de rumbo. El Canciller era extraordinariamente hábil en conseguir el equilibrio en las complejas relaciones internacionales y era capaz de nadar en las turbulentas aguas de la Europa del final del siglo XIX manteniendo a Alemania a salvo de cualquier injerencia. En el momento en que Guillermo, hombre impulsivo e impaciente por naturaleza, coge las riendas de la política exterior todo se desestabiliza. La prepotencia del Kaiser intentando colocar a Alemania como primera potencia europea hace crecer la tensión y desequilibrar la balanza de poderes con las otras naciones. No parece que Guillermo pretendiera crear un conflicto a gran escala para conseguir que el Imperio alemán fuera la primera potencia del mundo, por el contrario parece que consideraba que sus relaciones familiares con las monarquías europeas y sus dotes diplomáticas podrían bastar para lograr sus fines. Se equivocó y la tensión siguió creciendo hasta desembocar en 1914 en la guerra.
Guillermo II no estaba preparado ni políticamente ni militarmente ni psíquicamente para soportar la guerra. Vivió el conflicto bélico como siempre había vivido, a caballo entre el derrotismo y los sueños de grandeza. Esperando una gran victoria de su país pero, lejos del liderazgo con el que se había imaginado a si mismo se convirtió en un instrumento de los militares y de los políticos alemanes limitándose a dar discursos alentadores, otorgar medallas y pasear por el frente.
A final de 1918 la noticia de que Alemania estaba a punto de ser derrotada corrió como un reguero de pólvora desde el norte, donde los marinos habían protagonizado una revuelta, hasta el sur del país. Los alemanes habían perdido la confianza en su emperador y Guillermo fue obligado a abdicar y a exiliarse a los Países Bajos el 9 de noviembre de ese mismo año. Aquel día moría el Imperio Alemán y nacía la República de Weimar.
Su esposa, la emperatriz Augusta-Victoria le acompañó en el exilio. Se instalaron en Doorn, en un pequeño castillo adquirido por Guillermo y donde pasarían el resto de sus vidas. El Tratado de Versalles, firmado al finalizar la guerra, incluía en uno de sus artículos la persecución legal contra el Káiser pero la reina Guillermina de los Países Bajos, que se había mantenido neutral durante el conflicto bélico, negó su extradición y el Kaiser nunca fue juzgado.
Poco tiempo después, en 1920, se produce el suicidio del menor de sus hijos varones, Joaquin, con tan solo 29 años. Guillermo fue capaz de sobreponerse a la tragedia, no así su esposa que fallecería apenas un año después.
A los pocos meses del fallecimiento de Augusta-Victoria el káiser conocería a Herminia de Reuss-Greiz que al igual que él había enviudado recientemente y ambos decidieron unir sus vidas. La boda se celebró en 1922, el mismo año en que Guillermo publicó el primer volumen de sus memorias.
Castillo de Doorn
Su segunda esposa, Herminia simpatizaba con el nacionalsocialismo y tenía la esperanza, probablemente compartida por su esposo,de una restauración de la monarquía en Alemania pero tal posibilidad no estaba entre los proyectos de Hitler.
En los 20 años siguientes el otrora emperador de Alemania desapareció de la vida pública. Se dedico a escribir, pasear por su propiedad, cortar leña y entretenerse con los amigos que los visitaban. Hasta se dejo crecer la barba cambiando aún más su aspecto físico.
Guillermo II murió de una embolia pulmonar en su castillo de Doorm el 4 de junio de 1941. Recibió sepultura en un mausoleo en las propias tierras de Huis Doorm. Fue su deseo que sus restos mortales no fueran devueltos a Alemania hasta que la monarquía fuese restaurada y por respeto a ello sus restos continúan en los Países Bajos.
Mausoleo de Guillermo II
No puedo terminar sin hablar de la personalidad del último Kaiser de Alemania. Para algunos Guillermo II fue un ser, brutal, avasallador, poco tolerante, manipulador, sin ninguna empatía, inteligente, astuto, excesivo y megalómano. Pero ¿ como puede ser el desarrollo psicológico de un niño que posee todos los privilegios, todos los honores desde su tierna infancia pero al que falta lo que la mayoría de los seres tienen: el amor de una madre?. ¿Es posible que esa carencia afectiva le condujera a la dualidad de sentir un deseo irremediable de conseguir la admiración de su madre al mismo tiempo que procuraba hacer notar a su progenitora que era más fuerte que ella y que tenía más poder?
Hace pocos años se han hecho públicas unas cartas que han permanecido ocultas durante casi cien años y que nos muestran, en parte, la relación existente entre Victoria y un adolescente Guillermo. Algunos estudiosos del tema, como el historiador John Röhl, profesor emérito de la Universidad de Sussex, mantienen que las cartas escritas por Guillermo en las que se leen frases como "He soñado en tus queridas, suaves y cálidas manos, espero con impaciencia el momento en el que pueda sentarme cerca de ti y besarlas" rozan lo incestuoso y revelan un profundo complejo de Edipo mientras que Victoria en las contestaciones que daba a estas misivas se limitaba a señalar las faltas gramaticales y a efectuar las correcciones que consideraba oportunas.
A pesar de lo que diga Röhl las epístolas también parecen demostrar la frialdad de una madre que ante las cariñosas frases de un adolescente - acomplejado y que se siente inferior en la captación del afecto materno al resto de sus siete hermanos - contesta con simples correcciones como si de cualquiera de los profesores se tratara.
No cabe duda de que la relación de Guillermo II y su madre fue absolutamente tóxica. Pero ¿fue culpable el káiser por anhelar el cariño materno? ¿fue culpable su madre, la Emperatriz Victoria, educada para crear a su alrededor un mundo perfecto, por haber dado a luz a un ser imperfecto?.
No es fácil encontrar la respuesta.
Interesantísimo, como siempre. Así da gusto aprender Historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nada bueno sale de la falta de cariño de una madre. Qué interesante.
ResponderEliminarHace poco estuve leyendo sobre el complejo de Edipo, en relación a un paciente.
ResponderEliminarDefinitivamente la falta de cariño de la madre, siempre se nota.
Besos
Leído con mucho interés de cabo a rabo, lo primero es, felicitarte por este gran trabajo, y agradecerte lo sencillo, interesante y ameno de su lectura.
ResponderEliminarDicho esto, poco más puedo añadir que tu no hayas dicho ya, y que comparto al ciento por ciento contigo los párrafos en que hablas de su personalidad y de esa carencia afectiva, que lo llevó por esos derroteros de grandezas y superación personal.
Un fuerte abrazo, estimada amiga.
Muy interesante. Apenas sabía nada de él y me ha llamado la atención las relaciones tan complicadas entre una madre y su hijo. Un saludo.
ResponderEliminar¡Qué horror tener una madre así y anhelar su cariño tan desesperadamente!
ResponderEliminarEntonces puede de que de haber sido amado por su madre, no hubiera habido en Guillermo II ese sentimiento de inferioridad y la megalomanía consecuente, y no hubiera sido uno de los factores desencadenantes de Primera Guerra Mundial. Quizás la Historia hubiera sido otra, aunque nunca lo sabremos.
Besos, Ambar.
El problema de las familias reales es que hasta las relaciones privadas entre ellos son asunto de estado y la política se entremezclaba hasta en el seno de la propia familia. Esto marcaría al kaiser de por vida.
ResponderEliminarUn saludo
Tus entrada siempre son de lo más interesantes ya que aprendo algo nuevo como ha sido con ésta. Te felicito por tan buen trabajo. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una biografía muy interesante la de este hombre y muy bien contada .
ResponderEliminarUna amena lección de historia. Gracias Ambar por compartirla.
Un abrazo
Puri
Es difícil saber cómo una personalidad compleja pudo influir en su comportamiento como gobernante. Interesante, como siempre.
ResponderEliminarUn saludo.
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ResponderEliminarMuy interesante. Una vez más nos relatas con enorme maestría retazos de historia que merece la pena rescatar.
ResponderEliminarNo cabe duda de que le afectó enormemente la falta de afecto de su madre hacía él.
En la infancia se ponen los cimientos de la personalidad, de ahí la importancia de ser amado para ser una persona equilibrada.
Me ha encantado.
Gracias.
Aprovechando mi visita para ver si había publicado algo nuevo, que sepas, que no ha habido ningún problema para comentar. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga.
El tremendo Guillermo. Buena entrada.
ResponderEliminarHola Ambar. Una lección magistral como acostumbras.
ResponderEliminarEs difícil posicionarse e intentar buscar culpables. En muchos casos el tener un hijo con algún defecto hace que sea el favorito de la madre, pero en este caso y en esos tiempos como heredero siempre se echaría la culpa a ella misma.
Un abrazo.