Alberto ocupó el trono de Bélgica por una carambola del destino. Cuando nació en 1875 su tío Leopoldo II - de infausto recuerdo - ya ocupaba el trono y aunque no tenía hijos varones vivos que pudieran sucederle, por delante de Alberto en la linea de sucesión estaban su padre y su hermano mayor. La muerte de ambos lo convirtió en Rey en 1909, cuando falleció su tío.
Cursó estudios en la École Militaire de Bruselas y con el paso del tiempo se fue convirtiendo en un hombre introvertido y estudioso al que interesaban las personas, sus vidas y sus preocupaciones y en especial las personas de la clase obrera. En bastantes ocasiones se mezcló de incógnito con el pueblo llano para conocer de primera mano sus aspiraciones.
Durante unos funerales a los que había acudido representando a su padre conoce a Isabel Gabriela de Baviera, una sobrina de la famosa Sissi, y Alberto se enamora perdidamente de ésta hermosa princesa que además era inteligente, brillante y estaba llena de alegría. También ella se enamoró de él, y así lo demuestran las numerosas cartas que se escribieron. Contrajeron matrimonio en octubre de 1900.
Los príncipes se complementaban perfectamente, el carácter introvertido de él se contrarrestaba con la vivacidad de ella. Ambos eran cultos y a los dos les gustaba rodearse de escritores, músicos, artistas, científicos y filósofos. Ambos se sentían comprometidos con la sociedad, en especial con la clase social más vulnerable.
En 1909 fallece ese terrible hombre que fue Leopoldo II y Alberto, puesto que ya había muerto su padre, sucede a su tío como rey. Los nuevos monarcas tenían ya tres hijos: Leopoldo, Carlos y Maria José.
En ese mismo año de su ascenso al trono Alberto visita el Congo Belga y cabe suponer que, a pesar de que ya había pasado lo peor, se horrorizaría con las condiciones de vida de los indigenas a los que su tío había esclavizado puesto que, a su regreso a Bruselas, exigió al Gobierno un cambio radical en el trato a los congoleños recomendando también la construcción de una red de ferrocarriles en la colonia.
En Europa corría un viento hostil y el belicismo inundaba el ambiente. En 1913, Alberto, decide realizar una visita diplomática a Berlin. Durante la misma el propio emperador alemán, Guillermo II, le informaría de su intención y la de su gobierno de invadir Francia y de hacer pasar las tropas alemanas por suelo belga.
Cuando Alberto regresa a Bruselas, y ante la inminencia del conflicto bélico, refuerza su ejercito, incrementa el efectivo de tropas e instituye el servicio militar obligatorio. Al mismo tiempo informaría al gobierno francés de los planes de Alemania.
Finalmente la Primera Guerra Mundial estalla, era el 28 de julio de 1914. El Gobierno belga con su Rey a la cabeza se niega a permitir el paso de las tropas alemanas hacia Francia. Como consecuencia el 4 de agosto de ese mismo año Alemania declara la guerra a Bélgica.
Alberto se colocaría al frente del ejercito de su país, bajo las ordenes del general francés Foch, quien había sido nombrado jefe del operativo de las tropas belgas. Después de duras batallas los alemanes habían ocupado casi todo el país obligando a Alberto a replegarse al sudoeste de Flandes. Allí resistió cerrando el avance alemán hacia Calais y Dunkerque y permitiendo así que los aliados se prepararan para lo que sería su primera victoria: la batalla del Marne.
Mientras esto sucedía su esposa, la reina Isabel - una vez hubo puesto a salvo a sus hijos en Inglaterra - también se desplazó al frente y en él, trabajando como enfermera, organizando hospitales de campaña, alentando a los médicos y elevando la moral de las tropas pasó la joven Reina los años de la guerra.
Al final de la contienda la labor diplomática de Alberto se hizo notar. Tras el tratado de Versalles, Alemania tuvo que pagar a Bélgica cuantiosas cantidades en concepto de reparación de los daños causados. Alberto lideró hasta el día de su muerte los trabajos de reconstrucción de un país que había quedado arrasado. Apoyaría también la reindustrialización y potenciaría de manera especial la flota mercante.
Entre todas las cosas buenas realizadas por Alberto I cabría destacar el haber sabido inculcar en los belgas un sentimiento de orgullo por su país.Todas las fuerzas políticas de Bélgica aceptaron siempre el arbitraje del Monarca en todos los asuntos graves y delicados, conscientes como eran de que el único interés del Rey era Bélgica. Los belgas, como ocurría en todos los países que habían pasado una guerra, sabían y apreciaban el valor de la paz.
Alberto siempre fue un gran deportista y era muy aficionado a los deportes de riesgo. El alpinismo le apasionaba y lo practicaba con regularidad. El 17 de febrero de 1934 había acudido a realizar una escalada a Marche-les-Dames, cerca de Namur. Iba solo, su escolta le esperaba abajo. Ante su tardanza, el escolta se decidió a dar aviso, acudieron en su busca aldeanos voluntarios y guardabosques pero lo único que hallaron a las 2 de la madrugada fue su cadáver con una gran herida en la cabeza.
Dado que era un experto alpinista se desataron las especulaciones y se llegó a decir que había sido asesinado, que la muerte se produjo en otro lugar y que su cadáver había sido trasladado hasta allí. Las investigaciones no fueron concluyentes, no se supo si se precipitó al vacío al desprenderse una roca o si la cuerda que lo sujetaba se soltó.
El lugar se convirtió en sitio de peregrinaje y muchos de los que hasta allí se acercaban cogían hojas o piedras para guardarlas como recuerdo. Uno de esos recuerdos eran unas hojas de árbol que presentaban unas manchas que parecían de sangre.
En el año 2014 un periodista flamenco adquirió las hojas y un primer análisis de las mismas demostró que las manchas eran de sangre humana. Posteriormente el genetista forense Maarten Larmuseau y sus colegas de KU Leuven compararon el ADN de la sangre encontrada en las hojas con la de dos parientes lejanos del rey belga: el rey Simeón II de Bulgaria y una baronesa alemana. Su análisis confirma que la sangre pertenecía a Alberto I. Esta conclusión demuestra al menos que el Monarca murió donde se halló su cuerpo.
Su muerte produjo una gran conmoción y un gran dolor. El pueblo belga sentía por su Rey un gran cariño, una enorme admiración y mucho respeto.
Sus restos recibieron sepultura en la Cripta Real de la Iglesia de Nuestra Señora de Laeken, en Bruselas.
Great post again. Thank you and a happy weekend.
ResponderEliminarGracias a ti y feliz semana.
EliminarMe ha gustado conocer la historia de este rey tan alejada de algunos otros de la época y por supuesto de la de su tío. Quizás el no contemplar ese reinado le llevó a prepararse, integrarse con las gentes del pueblo y casarse con el amor de su vida, también gobernar con dignidad. Mis respetos a tan noble soberano.
ResponderEliminarUn beso.
Por suerte para él, para los belgas y para la humanidad no se parecía en nada a su tío.
EliminarBesos, Lola
Encantador post sobre un rey y unos tiempos convulsos. Admirable su mentalidad frente a los desmanes de su tío en Angola, porque eso de hacer fronteras a cuenta de una regla y un cartabón era una memez de la mentalidad imperialista de una época. Importante su personalidad, por lo que dices, su sentido de la justicia y su orgullo al país que reinó. Tan amante del ejercicio, no sabía que se había conjeturado tanto sobre su muerte, pero me alegra saber que fue un accidente de alpinismo la causa de su muerte, y no un complot.
ResponderEliminarMuy interesante, como siempre, lo que hace un placer enorme cuando paso por aquí. Un abrazo
El trato salvaje al que sometió su tío Leopoldo a los africanos responde a algo más que a un espíritu imperialista. Leopoldo II fue un ser malvado, un genocida. Afortunadamente Alberto no se le pareció.
EliminarUn abrazo
Comparado con el genocida de su tío, este rey era una persona de lo más decente. ennobleciendo de nuevo el buen nombre de la corona belga. Tiempos muy complicados los suyos, aunque no tuvo que padecer los estragos de la segunda guerra ya que falleció unos pocos años antes.
ResponderEliminarUn abrazo, Ambar.
Consiguió que los belgas volvieran a sentir aprecio por sus monarcas y no vergüenza. Fueron tiempos muy complejos pero después de la guerra sus habilidades diplomáticas serían de mucha utilidad para Bélgica.
EliminarUn abrazo, Cayetano
Nunca se sabe donde uno va encontrar la muerte, lo normal hubiese sido en el campo de batalla y no haciendo alpinismo.
ResponderEliminarUna pareja que debió ser bien amada por el pueblo.
Un abrazo.
Curioso ¿verdad?, pasar una guerra en el frente y morir practicando su deporte favorito.
EliminarBesos
Una persona decente, entre tantas "fichitas" que han sido reyes; qué bueno. Gracias por compartir. Me gusta mucho aprender a través de tus entradas.
ResponderEliminarGracias por pasar y leer las entradas.
EliminarUn beso, Silvia.
Un gran monarca fue Alberto, muy distinto a su tío
ResponderEliminar(Me acuerdo muy bien de tu entrada sobre él). Se ve también que
la Reina Isabel tenía un gran corazón. Que linda pareja hacían.
Ahora voy a comentarte la entrada de la hija.
Besos
Nada que ver con su tío, afortunadamente para los belgas. tienes razón hacían una linda pareja. Su hija no tuvo tanta suerte.
EliminarBesos
Un rey comprometido con su gente y su tiempo....podría servir de ejemplo.
ResponderEliminarBesos.
Las personas comprometidas y honestas siempre pueden y deben servir de ejemplo.
EliminarBesos
Me da rabia haber vivido casi dos años en Bruselas y no haber visitado la iglesia en la que fue enterrado. Doy fe, eso sí de que el país quedó completamente arrasado en la Gran Guerra. También ha pasado varias veces por Namur, pero desconocía la historia. Se ve que fue un rey del que podemos tomar ejemplo.
ResponderEliminarYo si la visité y me gustó. Me sorprende que no lo hicieras porque tu sueles visitarlo todo, no hay más que leer tu blog para darse cuenta. La próxima vez seguro que lo haces.
EliminarUn abrazo
La verdad es que resulta admirable este buen señor.
ResponderEliminarDa gusto desasnarse con tus entradas, entretenidas a la par que instructivas.
Besos.
Esas palabras viniendo de una persona como tu que derrocha en sus entradas gracia, habilidad e ingenio es todo un halago. No hay más que pasarse por tu blog para comprobarlo.
EliminarUn beso.
"Desasnarse" XD Pues sí ;D
EliminarHola.
ResponderEliminarQué interesante, y qué bueno ver que algunos monarcas simpatizaban con el pueblo y buscaban su bienestar.
Besos y lo del alpinismo siempre me produce congoja porque mi hija es muy aficionada a la escalada y a mí me tiene en un sinvivir.
Me solidarizo contigo porque eso del alpinismo y la escalada también me produce congoja.
EliminarBesos
Muy interesante articulo Ambar. Da gusto ver que hubo también buenos monarcas. Un abrazo y buena semana.
ResponderEliminarDe todo hay, buenos, malos, regulares, listos, tontos, soberbios, egoístas, generosos, espabilados...
EliminarUn abrazo y feliz semana
Hola Ambar:
ResponderEliminarUn rey que se preocupaba por la suerte de su pueblo. Momentos duros los de la 1era guerra mundial a los que supo sacarle provecho luego.
Besos
Un ejemplo a seguir. Le tocó lidiar con duros momentos.
EliminarUn beso
Un rey que se preocupaba por su pueblo y no cabe duda que fue querido por todos.No cabe duda que pasar por tu blog Ambar y aprender algo nuevo sobre la vida de la realeza es una realidad.
ResponderEliminarMis felicitaciones por todo el trabajo de información que nos brindas.
Besos
Puri
Gracias Puri por el comentario.
EliminarUn beso y feliz semana.
Cómo son las cosas. Parece que para ser muy conocido hace falta ser como su nefasto tío. De Alberto, poco sabía, porque poco se divulga su figura, quizás por no ser un mal rey. Entretenida esta semblanza del personaje y de tan trágico final.
ResponderEliminarSaludos.
Probablemente sea así. Es difícil olvidar a un genocida como Leopoldo II.
EliminarSaludos
Una historia conmovdora por el triste y fortuíto final que tuvo. Un rey honesto que dio mucho a s pueblo. Como pocos se casó enamorado. Mil gracias por cmpartir estas historias. Un beso!!!
ResponderEliminarMil gracias a ti por pasar.
EliminarBesos
Es posible que el rey muriera al precipitarse desde las rocas mientras estaba escalando. Lo que no entiendo es cómo no solía estar acompañado en tales lides, aunque fuese por un amigo o guardaespaldas. Dejarle solo fue una absoluta imprudencia. Quizá hubiera muerto igual pero por lo menos no se hubieran desatado las especulaciones.
ResponderEliminarUn beso
Según su escolta cuando llegaron al lugar le dijo que lo esperara en el coche que iba a escalar un rato. Parece ser que era una situación bastante frecuente y que al rey le gustaba subir a la montaña en soledad.
EliminarBesos
Fue una triste historia. Todo Rey, amante de las ciencias y letras, protector de la cultura y preocupado por su pueblo, no es justo tuviese esa muerte, en esas circunstancias, es cuando verdaderamente necesitaría una persona a su lado que le ayudase.
ResponderEliminarCariños.
kasioles
Le gustaba escalar, el alpinismo y su escolta no era un hombre avezado en este deporte. Alberto prefería hacerlo solo.
EliminarBesos
Se muy poco de esto imposible darte una opinión ..por lo tanto gracias por comentarme
ResponderEliminarGracias a ti por pasar.
EliminarUn beso
Es curioso como los buenos reyes pasan desapercibidos. Se comportaban igual que nuestros gobernantes actuales, luchando con su pueblo, intentando saber las necesidades de las clases más desfavorecidas. Así se hacen los verdaderos líderes.
ResponderEliminarMe ha gustado descubrir a este rey de Bélgica.
Un saludo.
Alberto I de Bélgica no era perfecto, pero amó a su pueblo y fue capaz de mantenerse firme y luchar para conseguir la neutralidad y la independencia de su país. Después consiguió el reconocimiento y los beneficios del resto de los Estados europeos.
EliminarBesos
Siempre fue Bélgica un modelo de país entre dos pueblos de culturas distintas, unidos por un gran afecto a sus reyes y orgullosos de su armonía.
ResponderEliminarLa parte flamenca la he visitado muchas veces por tener amigos íntimos alli. Pero hará unos cinco años,estando en Amberes entré en un restaurante y cuando me dirigí en francés, la camarera me dijo de malos modos que allí sólo hablaban flamenco o inglés. Fue algo inaudito, era evidente que algo muy importante se había roto, porque eso jamás me había pasado en más de 20 años. Me entristeció mucho.
Yo tuve una experiencia similar en Brujas. Entristece porque entre otras cosas es una actitud sumamente pueril.
EliminarSaludos, Ana
Triste final para un buen rey.
ResponderEliminarNo sabía su historia.
Muy interesante.
Un beso. Feliz semana.
Gracias Amalia. Un beso para ti también.
EliminarEchaba de menos tus excelentes trabajos tan amenos y siempre de apredizaje. Un besote
ResponderEliminarMe alegra tu regreso. He leído tus andanzas y la causa de tu ausencia.
EliminarBesos
Una buena persona, comprometida con su pueblo y que murió haciendo lo que le gustaba.
ResponderEliminarGracias, por lo mucho que nos enseñas.
Un beso.
Tu si que nos enseñas, Manuel.
EliminarUn beso
Una bonita historia de amor y un buen rey. Una pena su muerte prematura.
ResponderEliminarMe gusta mucho como nos cuentas la historia.
¡Gracias!
Gracias Maripaz. Un beso
EliminarHola Ambar, una pareja dignos de admiración, con personas como ellos el mundo sería muy diferente. Gracias por darnos a conocer tanto de la historia.
ResponderEliminarBesos de Espíritu sin Nombre.
Hicieron un gran trabajo y se ganaron el cariño de los belgas.
EliminarBesos Conchi
Me ha gustado mucho este rey, capaz de intentar enmendar los errores de su antepasado y que dedicó sus esfuerzos a su pueblo, no como tantos otros.
ResponderEliminarMuy interesante poder acallar las especulaciones que se dieron con su muerte, al menos como dices murió allí y haciendo algo que le gustaba.
Como siempre es un placer aprender contigo.
Un beso Ambar
Imposible enmendar los errores de Leopoldo II porque el genocidio no se puede enmendar. Consiguió, eso si, que los belgas se volvieran a sentir orgullosos de su monarca.
Eliminarbesos
Me gustan tus topicos como los ves desde tus ojos
ResponderEliminarcomo lo sentis desde adentro tuyo
sos muy valiente mujer
Muchas gracias.
EliminarQué bonito, qué gran ejemplo para su gente y su país!!!!
ResponderEliminarGracias Ambar, como siempre muy interesante.
Besos =)))
Gracias a ti por pasar.
EliminarBesos
Que interesante saber todo esto, gracias por compartir
ResponderEliminarUn saludo!
Gracias a ti por la visita.
EliminarSaludos
Interesantisimo. Como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Gracias, Josefa.
EliminarUn beso
La historia de este rey es muy interesante, se ve que era una gran persona. Parecía que entre ellos, había bastante afinidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso parecía si. Tuvieron un matrimonio feliz a pesar de las circunstancias bélicas.
EliminarBesos
Me encanta esta historia, vivan los buenos reyes!
ResponderEliminarQue bien que habiendo tanta disparidad en los reinos de ese entonces , al menos estas personas hicieron algo notable por la vida y sobretodo su territorio, personas como él y ella, aún en este tiempo son necesarias y lo más contundente es que su amor los unió para el bien.
ResponderEliminarMuy bella historia , bellos por fuera y más por dentro.