Pedro I - Marc Nattier
En el inicio del verano de 1672 , la segunda esposa de Alejo I, Natalia, daba a luz al primero de sus hijos, Pedro, que llegaría a ser Zar de Rusia. Le habían precedido trece hermanos, hijos de la primera esposa de su padre, pero la mayoría de ellos habían muerto antes de que él naciera y tan sólo dos, Teodoro e Iván, estaban por delante de él en la línea de sucesión.
Tenía cuatro años cuando murió su padre y tan sólo 10 cuando lo hizo, y sin descendencia, su hermanastro el zar Teodoro III. Así pues, tan sólo quedaban Iván y él con derecho legítimo a ocupar el trono. Dado que Iván estaba medio ciego y sufría una deficiencia psíquica, el deseo de la mayoría de la nobleza rusa era que Pedro fuera proclamado Zar pero su ambiciosa hermanastra Sophia se oponía a ello, argumentando que Iván era el mayor.
Ayudada por los Streltsi (cuerpo militar ruso), Sophia inició una lucha que causaría muchas muertes entre los nobles y que a punto estuvo de desencadenar una guerra civil.
Finalmente se llegaría a un acuerdo. Iván y Pedro ocuparían juntos el trono, Iván como Zar Mayor y Pedro como Zar Menor y Sophia sería la Regente.
Con éste fin se realizó un doble trono para que fuera ocupado por los dos zares. Hoy se encuentra expuesto en la Armería del Kremlin.
Sophia tardó muy poco en apartar a Pedro de la Corte. Le envió, junto a su madre, a un pueblo de las cercanías de Moscú. Pedro, que había sido (según la escritora Alejandra Vallejo-Nájera) maltratado por su padre y por sus hermanos mayores, aceptó el exilio casi con alivio.
La zarevna Sophia - Iliá Repin
Este pequeño Zar de diez años estuvo acompañado también por Nikita Zotóv, su maestro, quien además de enseñarle las materias habituales alimentaba su imaginación relatándole historias de las grandes batallas de los zares de Rusia.
Pedro disfrutaba de la vida en el campo. Le interesaba todo lo militar y empleaba su tiempo en adiestrarse en las artes marciales, de tal modo que con tan solo once años ya sabía disparar un cañón, llegando incluso a organizar batallas simuladas con los mozos del pueblo.
La navegación era otra de sus pasiones y la construcción de barcos le llegó a interesar tanto como la arquitectura militar. No obstante no fueron las materias bélicas las únicas en despertar su interés, la industria, la medicina, la construcción, el arte, todo merecía su atención.
La personalidad de Pedro se iría formando bajo la influencia de los habitantes de la llamada "colonia alemana" de Moscú. El joven Zar frecuentaba este barrio de extranjeros observando sus tradiciones, sus costumbres, sus avances científicos y sus progresos comerciales. Comparaba la vida de los rusos con la de los europeos y un enorme deseo de modernizar Rusia iba haciendo presa en él.
El Barrio Alemán de Moscú - Alexander Benois
A los 17 años su estatura - medía 2 metros - era inusual. Su madre pensó que antes de que Pedro ocupara - realmente y no de forma nominal - el trono, convenía casarle y buscó una novia adecuada a sus propias ideas y no a las de su hijo. La elegida fue Eudoxia Lopujiná, una joven analfabeta, sin intereses intelectuales y totalmente contraria a cualquier tipo de modificación o reforma del estilo de vida imperante. Eudoxia en ningún momento fue del agrado de Pedro.
Sophia había ido perdiendo a sus partidarios tras algunos fracasos en las campañas militares emprendidas. Por el contrario el respeto de los militares por Pedro había ido aumentando.Tanto él como la nobleza y el cuerpo militar que le era leal consideraron que había llegado el momento de ocupar de nuevo su “medio trono”. Tuvo que sofocar algunas rebeliones y recluir a su hermanastra en un monasterio para conseguirlo.
A pesar de que su matrimonio no era feliz, en 1690 Eudoxia traía al mundo a su primer hijo, Alexis, el futuro Zarevich.
Pedro seguía frecuentando el barrio alemán y allí conoció, un año después del nacimiento de su hijo, a la hija de un comerciante holandés, Anna Mons, se enamoró de ella y la convirtió en su amante. La relación duraría trece años.
En el año 1696, moría Iván y Pedro pasaba a ser el único Zar de Rusia. Se encontró con una población analfabeta, aislada de los avances que se producían en Europa y sin ningún interés por ellos. Tenía en sus manos un país inmenso que seguía anclado en el pasado y se propuso cambiarlo.
Continuará......
Hi. Very interesting. Waiting for a continuation.
ResponderEliminarEspero que sea pronto la siguiente parte porque me he quedado con las ganas, hasta ahora la historia es muy interesante, pero mucho me temo que queda lo mejor, me dejas en ascuas.
ResponderEliminarUn beso.
No tardes mucho en traernos el desenlace, me has ejado totalmente intrigada para saber qué fue de este hombre. Mientras tanto imginaré qué pasa. un beso!!
ResponderEliminarSiempre me han gustados esta historia de la Rusia...me sabe como a muchos misterios
ResponderEliminartiene ese tinte de drama y belleza sin dudas y bueno este personaje se sabe es y será interesante en toda la historia ....
Quizás su mujer era inculta porque en ese tiempo las mujeres solo servían como ama de casa y hacedoras de bebes...
gracias por acompañar mis escritos.
un abrazo.
Ya me parecía que se nos estaba quedando corto el espacio para que pudiera terminar la historia. Manos mal que sigue. Aquí me quedo sentado esperando la interesante continuación.
ResponderEliminarBesos.
El atraso, el analfabetismo, el exceso de población rural, un ejército siempre anticuado y obsoleto... constituyeron un pesado lastre para la modernización y el desarrollo de Rusia. Hubo zares que se plantearon la ardua tarea de sacar al país del agujero del subdesarrollo mediante medidas liberalizadoras, sobre todo Alejandro II, el que abolió la servidumbre. Lo malo es que la estructura de la propia autocracia, la monarquía de origen divino y las bases feudales, con todo un cortejo que disfrutaba de prebendas, suponían un indudable freno para la modernización. A Pedro I le tocó una época complicada. Finales del XVII y principios del XVIII, un tiempo poco dado todavía a reformas de calado. Otros zares posteriores ni siquiera lo intentaron, simplemente pasaron del tema.
ResponderEliminarUn abrazo, Ambar.
Pues Sophia debería ser tan temible como refelja su rostro en el cuadro. Da miedo... El atraso de Rusia era palpable con respecto al resto de Europa. Vivían aún en el medievo y era difícil salir de ese atolladero. Veremos qué trajo Pedro con su reinado.
ResponderEliminarUn beso
La zarevna Sophia parece una mujer de armas tomar por su aspecto, incluso me extraña la postura que tomó en el lienzo.
ResponderEliminarEsperando tu próxima publicación y que pases un feliz fin de semana.
Siempre me gusta mucho lo que nos cuentas pero es que Rusia...me encanta y leo y leo sobre ello así que estoy esperando con ganas la segunda parte.
ResponderEliminarBesos.
¡Madre mía que cara de mala tiene la zarevna Sophia!
ResponderEliminar¡asusta!. Muy interesante la historia sobre Pedro I el Grande.
Rusia necesitaba urgentemente modernización y educación
y él supo estar a la altura.
Espero la continuación, no te demores, por fa.
Besos, Ambar
Tengo una teoría algo estrambótica, puede parecer, de que Pedro I y Rusia fueron unos grandes beneficiarios indirectos de la Guerra de Sucesión española, al estar enfrascadas en ella el resto de potencias europeas pudo hacer libremente movimientos por sus fronteras..., Suecia, Polonia, Turquia..sin ser molestado, ni amonestado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego fue muy grande también físicamente. Recuerdo la hermosísima ciudad de San Petersburgo fundada por él, una belleza que deja sin palabras. Un lujo leerte como siempre.Un abrazo.
ResponderEliminarInteresante es la historia de este Zar de Rusia, sin mucha suerte al principio, por el egoísmo y afán de protagonismo de su hermanastra Sophia, ha logrado abrirse camino gracias a su capacidad intelectual e interés mostrado por los avances que, en toda Europa, se venían produciendo.
ResponderEliminarHas logrado despertar mi curiosidad con lo que sigue, de momento, difícil tarea se le presenta a este Zar a encontrarse con una población analfabeta que pasa de todo.
Cariños y agradecida por la lección.
Kasioles
Afortunadamente hay quienes se preocupan por la situación de los menos favorecidos e intentan mejorar su situación. Dura época que le toco vivir
ResponderEliminarEspero la continuación
Besos
Espero con impaciencia la continuación de la historia, me parece de lo más interesante Ambar.
ResponderEliminarAbrazos de Espíritu sin Nombre.
Muy interesante esta historia.
ResponderEliminarMe sorprende su gran altura.
Espero la continuación.
Un beso. Feliz fin de semana.
Interesante los comienzos de la vida de este hombre, y por eso espero ansiosa la continuación...
ResponderEliminarMuy bien esta primera parte con todo lujo de detalles y contada de forma coloquial eso la hace aún mas interesante.
Besos Ambar.
Puri
Muy interesante. A esperar que amplíes la historia
ResponderEliminarGracias por compartir. Un abrazo
Buff la zarina Sophia daba miedo, menuda pieza. La fotografía que has puesto de ella me ha dado hasta repelús, ¡menuda!. Es terrible lo que las personas hacen por el poder.
ResponderEliminarTal y como has presentado al Zar Pedro parece interesarse por mejorar la situación de su pueblo y hacerlo avanzar, así que por eso ya me cae "simpático", esperaré tu continuación para ver qué hizo realmente por los suyos.
Besos
lo he leído con gusto. Gracias, niña
ResponderEliminarInterensantísima!!!! Qué bueno que ya está la continuación.
ResponderEliminarBesossss =))))
Muy interesante, habrá que seguir el recorrido.
ResponderEliminarUn beso.
¡Qué terrible el retrato de Sophia!
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