Enrique III. Calixto Ortega Matamoros. 1848. Museo del Prado
Era el 4 de octubre de 1379 cuando el rey Juan I de Castilla anunciaba el nacimiento de su primer hijo, fruto de su matrimonio con Leonor de Aragón. El pequeño Enrique perdió a su madre tres años después de su nacimiento y fue su nodriza, Ines Lasso de la Vega, quien se ocuparía de él durante los primeros años. Más tarde sería un tutor, Juan Hurtado de Mendoza, el encargado de su cuidado y educación.
Cuando contaba tan solo 9 años se le colocó en el tablero de las alianzas y los tratados. Para un rey de la Edad Media sus vástagos eran una importante moneda de cambio, así pues, Enrique, fue utilizado para poner fin al conflicto sucesorio castellano.
En 1388 se firmaba el tratado de Bayona. Fue firmado por su padre, Juan I, y por Juan de Gante junto a su esposa Constanza de Castilla. En el tratado se comprometía el matrimonio de los descendientes de ambas lineas. Juan I ofrecía a Enrique, su sucesor, y Constanza y su esposo a su hija Catalina de Lancaster. De este modo y, tras el pago de una sustanciosa cantidad en metálico y alguna otra concesión por parte de Juan I, Constanza y su esposo renunciaban a sus derechos al trono de Castilla.
En 1388 se firmaba el tratado de Bayona. Fue firmado por su padre, Juan I, y por Juan de Gante junto a su esposa Constanza de Castilla. En el tratado se comprometía el matrimonio de los descendientes de ambas lineas. Juan I ofrecía a Enrique, su sucesor, y Constanza y su esposo a su hija Catalina de Lancaster. De este modo y, tras el pago de una sustanciosa cantidad en metálico y alguna otra concesión por parte de Juan I, Constanza y su esposo renunciaban a sus derechos al trono de Castilla.
En marzo de ese mismo año en la catedral de Palencia contraían matrimonio un niño de nueve años y una joven de quince. Desde ese mismo momento les fue otorgado el título de Príncipes de Asturias como herederos de la Corona y serían ellos los primeros en llevarlo. A pesar de la premura de la ceremonia religiosa - para cumplir con el Tratado - parece ser que el matrimonio no se haría efectivo hasta la fecha en la que Enrique cumpliera catorce años.
Corría el mes de octubre de 1390 cuando Juan I encontró la muerte al caer de un caballo y Enrique fue proclamado Rey. La minoría de edad del nuevo Rey desató las ambiciones de muchos nobles que se creían con derecho a ejercer la Regencia y entre tanto revuelo el inteligente arzobispo de Toledo, Juan Tenorio - en quien Juan I había depositado toda su confianza - logró imponerse.
Según nos cuenta el cronista Pedro López de Ayala, el arzobispo convocó Cortes en Madrid, y a esa convocatoria acudieron las principales figuras de la alta nobleza castellana y los parientes del Rey que se creían con derechos a ejercer la regencia. Como nadie se ponía de acuerdo se busco la solución constituyendo un Consejo de Regencia. Estaba éste formado por 24 miembros, once de los cuales pertenecían a la nobleza y el resto eran representantes de las ciudades. Fue precisamente esta disparidad de consejeros y de intereses lo que conduciría al fracaso del Consejo.
Esta lucha de poderes y el vacío de autoridad tendría consecuencias. La violencia se instalaría en las calles y la situación de Castilla se tornaría catastrófica. En Sevilla se iniciarían los asaltos a la judería y la matanza de sus miembros y esta situación, como si de un reguero de pólvora se tratase, se extendería por todo el Reino. Ante este panorama eran muchos los que clamaban para que Enrique III se hiciera cargo del Reino.
Esta lucha de poderes y el vacío de autoridad tendría consecuencias. La violencia se instalaría en las calles y la situación de Castilla se tornaría catastrófica. En Sevilla se iniciarían los asaltos a la judería y la matanza de sus miembros y esta situación, como si de un reguero de pólvora se tratase, se extendería por todo el Reino. Ante este panorama eran muchos los que clamaban para que Enrique III se hiciera cargo del Reino.
El 2 de agosto de 1393 Enrique fue declarado mayor de edad y asumió la responsabilidad de gobernar. Tenía catorce años.
Catalina de Lancaster
Según cuenta Juan de Mariana el rey tenía un rostro agraciado, era bien hablado, elocuente y extremadamente prudente. Le gustaba escuchar, probablemente porque ello le permitía tener información de cuanto acontecía y conseguir de ese modo un mejor gobierno.
Como primera medida el nuevo Rey convocó a las Cortes en Madrid. Enrique era consciente de que tenía dos grandes problemas, por una parte debía lidiar con las ambiciones de la alta nobleza castellana que luchaban por acrecentar su poder y su patrimonio y por otra debía hacer frente y frenar la escalada de violencia que se había desatado contra los judíos quienes, además, aportaban gran cantidad de riquezas a las arcas del Rey.
Buscó el apoyo en la nobleza secundaria, se rodeó de ellos y los encumbró de tal forma que todos cerraron filas en torno a su Rey poniendo freno a las ambiciones de muchos de los parientes del Monarca que amenazaban con desestabilizar el Reino. Acabó por debilitar el poder de la alta nobleza cuando potenció la figura de los corregidores, encargados de representar al Rey en los consejos. Por otra parte emitió varios edictos prohibiendo el uso de la violencia contra los judíos llevando, de este modo, un poco de paz y tranquilidad a los habitantes de las juderías.
El matrimonio ya se había consumado pero los hijos tardaban en llegar y la salud de Enrique empezaba a deteriorarse. Nos cuenta Fernán Pérez de Guzmán que cuando el Rey contaba diecisiete o dieciocho años "tuvo muchas y grandes enfermedades que dañaron y enflaquecieron su cuerpo, que le afearon el semblante" y que " Ca, con el trabajo e afliçion de la luenga
enfermedad fizose muy triste e enojoso". El profesor Veas con la ayuda de la doctora Costa Guirao llegaría a la conclusión de que Enrique debió padecer alguna enfermedad, probablemente neurológica, que sería de evolución lenta pero con cuadros clínicos cada vez más frecuentes y con gran deterioro orgánico en cada uno de ellos.
Muchos fueron los médicos que trataron a Enrique durante su larga enfermedad, aunque su médico personal fue el converso Alfonso Chirino quien nos deja testimonio en sus escritos del fracaso de de los remedios que se dispusieron para mejorar la débil salud del Rey, algunos de ellos verdaderamente curiosos: "rico letuario con esmeraldas molidas, que costó cada peso dél veynte pesos de oro e fue fecho para el noble rey Don Enrique, de buena memoria". No obstante en ninguno de esos testimonios hace un diagnóstico de las dolencias padecidas por el Monarca. También le atenderían el boloñés Pietro da Tossignano que vino a España hacia 1400 y que, según el mismo Chirino, fue retribuido espléndidamente y los judíos Mosseh Aben-Zarzal y Mayr Alguadex.
El carácter de Enrique iba cambiando. Se volvió huraño y desconfiado conforme la enfermedad hacía mella en él pero, a pesar de sus sufrimientos, no descuidaba sus labores de Estado y continuaba con la tradicional itinerancia regia, visitando los distintos pueblos de Castilla.
No se conformaba Enrique con mantener su Reino en paz y los límites del mismo protegidos, en el año 1400 mandaría una escuadra a la ciudad de Tetuán, que por encontrarse en aquel entonces infestada de piratas, constituía una dificultad añadida al comercio marítimo castellano. Cuatro años después financiaría el proyecto de la conquista de Canarias que le habían presentado Juan de Béthencourt y Gadifer de la Salle, aceptando su vasallaje.
La descendencia empezaba a llegar y en 1401 su esposa daría a luz a María, la primera de las hijas del matrimonio y dos años después nacería la segunda, Catalina. Por fin en 1405 nacía en Toro un varón. No estuvo presente el Rey en su nacimiento, ya que se encontraba en Alcalá de Henares, siendo allí donde recibiría la feliz noticia.
En 1406 el reino nazarí de Granada había roto el pacto de paz y había invadido Murcia. Enrique, a pesar de que su estado físico era cada vez peor, se vería en la obligación de presentar batalla. Consideraba Enrique que para dar por terminado el conflicto de Granada era necesario un gran ejercito y para obtenerlo necesitaba financiación. Así pues, convocó Cortes en Toledo, y una vez éstas dieron la conformidad a sus planes y el dinero necesario para ello, Enrique se dispuso a iniciar los preparativos. Preparando esta guerra lo encontró la muerte.
La salud de Enrique se había ido resintiendo todavía más en los últimos meses siendo su debilidad extrema. A finales de diciembre el Rey siente que el fin se aproxima y otorga testamento señalando en él que el heredero del trono debía ser su hijo Juan, de apenas año y medio. Dos días después concretamente el 25 de diciembre el Rey moría en Toledo a los veintisiete años de edad.
La causa de su muerte la ignoramos, ni los galenos que le trataron ni López de Ayala ni Jerónimo Zurita han dejado testimonios que nos permitan una aproximación diagnostica, no obstante A. Ruiz Moreno considera que: "su muerte en plena juventud, a los 27 años; el comienzo de sus enfermedades a los diecisiete años: su delgadez y debilidad, su mal color y su carácter melancólico e irritable nos autorizan a pensar que Enrique III fue tuberculoso y murió a
causa de dicha enfermedad". Una afirmación muy categórica que parece no tener en cuenta otros factores como los cambios en su rostro y las dificultades en el lenguaje que cita Perez de Guzman.
Recibió sepultura en la capilla de los Reyes Nuevos de la Catedral de Toledo.
Posiblemente de todo su legado lo que más llama la atención y dice mucho en su favor es su celo por disminuir las persecuciones contra los judíos, promulgando varios edictos contra la violencia, que había sido particularmente grave en 1391. En ese año Hubo saqueos, incendios, matanzas y conversiones forzadas de judíos en las principales juderías de las ciudades de casi todos los reinos cristianos de la península ibérica: las coronas de Castilla y Aragón y en el reino de Navarra. Las revueltas más graves fueron las iniciadas en Sevilla y aquellas ocurridas en Córdoba, Toledo y otras ciudades castellanas.
ResponderEliminarUn abrazo, Ambar.
En Sevilla se arrasó la judería y las revueltas continuaron por todo el Reino. A los judíos siempre se les hacía responsables de todo lo malo que pudiera acontecer.
EliminarBesos Cayetano
Casado a los nueve años y a los catorce gobernando?? Qué atrocidad!!!
ResponderEliminarPobre hombre no me extraña que enfermara.
Besos, Ambar.
Ahora nos parece atroz pero así eran las cosas entonces. Se vivía muy rápido.
EliminarBesos Celia
Thanks a lot. Great information. Happy weekend.
ResponderEliminarGracias a ti por el comentario.
EliminarBesos
Con razón le llamaban "el doliente", al pobre. Uno que parece haber salido sensato y dura 27 años.
ResponderEliminarGracias una vez más.
Besos.
Sensato e inteligente. Fue una pena que muriera tan joven.
EliminarBesos
Qué barbaridad, casado a las 9 años, no tuvo infancia.
ResponderEliminarMuy sensato para su edad, al convencer,obtener ayuda y lograr que dejaran de perseguir a los judíos.
Gracias Ambar, por la información.
Besos =)))
Todo en él fue prematuro, su boda, su entronización, su enfermedad y su muerte.
EliminarBesos Liliana
Un rey que pasó lo suyo ya que no tuvo niñez, ni juventud, tan solo poder y guerras.
ResponderEliminarNo obstante fue un buen rey bien responsable de su gobierno.
Un abrazo.
No tuvo niñez y la juventud la pasó conbatiendo y sufriendo una serie de dolencias. No fue una vida envidiable la suya y a pesar de todo procuro hacerlo bien.
EliminarBesos
Creo que en lugar de "El Doliente", merece ser apodado "El Valiente" porque de tan joven, con tan sólo 14 años se hizo cargo del reino y asumió tantas responsabilidades con seriedad y buen criterio, tratando de dar de si lo mejor, y a pesar de estar tan enfermo. Eso dice mucho del temple de su carácter. Podría muy bien haberse tratado de una enfermedad neuro-degenerativa, una pena que no hayan testimonios al respecto.
ResponderEliminarUn abrazo, Ambar
Asombra que con esa edad se tenga tanto sentido común y tanto criterio. Se hizo cargo de un país en crisis y procuró llevarlo a buen puerto.
EliminarBesos Myriam
Que pena que a veces los Reyes no tengan niñez, madre mia que vida mas desastre la de antes, la verdad que no querria esto para ninguna persona a la que quiera. Mil besicos cielo
ResponderEliminarA algunos se les prometía desde el mismo momento en que venían al mundo. La niñez solo era contemplada como periodo de aprendizaje y se procuraba que fuera un periodo corto.
EliminarBesos
Más que doliente, muuuy valiente. Un gustazo volver al cole contigo. Un besazo
ResponderEliminarEl gustazo es que me acompañes.
EliminarBesos
Siempre me sorprende como se usaba a los hijos en estos intercambios para garantizar estados y que desde luego les marcaban la vida.
ResponderEliminarMe ha sorprendido agradablemente su responsabilidad al preocuparse de sus súbditos, cosa que no siempre pasaba entre estas gentes.
Realmente la falta de salud agria el carácter, pobre muchacho.
Un beso
El concepto de familia era diferente, el hijo constituía un bien más y como tal era utilizado. La felicidad era algo que nadie tenía en cuenta.
EliminarBesos Coxita
Un rey enfermizo, que aun así, y pese a su corto reinado, consiguió hacer buenas cosas en su reino.
ResponderEliminarSaludos.
Por cierto, hay un pequeño error en la fecha de nacimiento de Enrique III, pues le has hecho nacer 100 años antes. Solamente debes cambiar un número y todo arreglado.
EliminarSaludos, de nuevo!!!
!Que despiste!. No es la primera vez que me ocurre, he repasado la entrada y el resto de fechas están bien. Te agradezco que te hayas dado cuenta, ya lo he arreglado.
EliminarSaludos
Me impresiona que fue buen rey dentro de todo lo que vivió. Estoy de acuerdo con una comentarista, más que doliente, valiente.
ResponderEliminarBesos Ambar
De todo lo que vivió y de lo poco que vivió. me he quedado con las ganas de saber más cosas sobre su enfermedad.
EliminarBesos Manuel.
Le tocó un precipitado reinado, que a pesar de todo parece ser que resolvió con responsabilidad y sensatez, la que se llevaba en esa época por supuesto que no es la que conocemos ahora, pero superando dificultades importantes, como su enfermedad, consiguió su hueco en la historia, aún cuando murió a corta edad. No es poco.
ResponderEliminarBss
Muchas ambiciones a su alrededor y hay que reconocer que, a pesar de su juventud, supo encararlas muy bien.
EliminarBesos
Triste vida sin disfrutar de la niñez y siempre con padecimientos.
ResponderEliminarY, pese a su juventud, con sentido de la responsabilidad.
Gracias por tu gran aporte de información.
Un beso.
Debió sufrir mucho pero tenía un gran sentido de su responsabilidad.
EliminarBesos
Un muchacho con mala suerte, creo que pudo haber sido un buen gobernante de haber vivido más tiempo, pues aun así pudo resolver muchos asuntos. No tuvo infancia y tampoco le dio tiempo a vovir. Una pena. Mil besos y mil gracias!!
ResponderEliminarRealmente vivió a toda prisa. Como dice la canción le robaron el mes de abril.
EliminarBesos
Hizo mucho en poco tiempo y también he descubierto que Catalina su mujer hizo mucho bien, a los hijos naturales de Pedro I y a todos los descendientes de estos. Seguro que formaban un gran equipo. Un abrazo Ambar.
ResponderEliminarProbablemente si la vida les hubiera dado tiempo habrían formado un buen equipo.
EliminarBesos Ainhoa
Otro rey más que muere joven. Me ha llamado la atención la cantidad de frentes que tuvo, nada más empezó a reinar, así como las ansías de poder que siempre tuvo la nobleza. Una triste vida.
ResponderEliminarUn beso.
Asombra que siendo tan joven tuviera una visión de la situación política tan clara y que supiera manejarla con maestría.
EliminarBesos Manuel
Me ha sorprendido mucho que tan joven fuera capaz de gobernar, y además con tanto tino y valor.Seguramente estaría muy bien asesorado por personas capaces y de confianza.Parece ser que su esposa también era inteligente y le quería.
ResponderEliminarAhora nos parece una crueldad utilizar a los hijos para aumentar poder y riqueza,pero en aquellos tiempos era algo normal y licito.
Una lastima que muriera joven y de una enfermedad tan dolorosa.
Gracias por tus clases de historia.Me gustan mucho.
Un abrazo
Gracias a ti por pasar.
EliminarUn beso Carmen
ResponderEliminarComo pueden casar a un niño con nueve años y a una joven de quince, que cosas hacían en la realeza menos mal que le dieron un respiro hasta los catorce años. Y tanta lucha para final terminar falleciendo, pobre Enrique.
Ámbar, interesante historia. Un cálido abrazo.
El respiro se lo daban por cuestiones hormonales. Se consideraba que a los nueve años no se podía engendrar y por eso esperaron a los catorce. Considerados que eran,
EliminarBesos
Ay pobrecito, anda que no tyvo wue crecer de prisa ni nada... Muy interesante historia y como siempre, muy bien contada!
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen
Lo hizo todo en muy poco tiempo, como si supiera que la muerte lo aguardaba.
EliminarBesos
Lástima que muriese tan joven, porque por lo que cuentas fue un rey juicioso que supo cuándo guerrear y cuándo imponer paz. Me estoy leyendo la trilogía de Esparza sobre la reconquista, pero voy por el segundo libro y no creo que lleguemos aún a estas fechas.
ResponderEliminarYa llegarás, la trilogía acaba en 1492. No sabía que te gustara tanto la historia. Me alegro.
EliminarBesos
Hola Ambar, siempre con los intereses y ansias de poder. Lo casaron tan joven y a los 14 ya lo proclamaron rey, si sumamos la mala salud que tenía y sus muchas ocupaciones, no me extraña que muriera joven, una lástima.
ResponderEliminarBesos.
En la edad media se vivía con prisas, por si acaso. La medicina aliviaba poco y curaba menos.
EliminarBesos
Que dura vida para un joven. Enfrentar matrimonio a edad precoz, responsabilizarse de un reinado y su enfermedad carcomieron su escasa juventud llevándola a una muerte temprana....
ResponderEliminarMuy interesante historia Ambar.
Besos
Me alegra que te haya gustado.
EliminarBesos
Lo sentimos, que a una edad tan joven murió. Todavía podía hacer un dobego mucho porque era un hombre muy responsable. Con el interés leí la historia de su vida. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias Giga por tu interés.
Eliminarbesos
La vida de este monarca no fue precisamente un camino de rosas,Dfsde tan joven tener que llevar el peso de la corona sobre su cabeza,para luego morir igual de joven.Lo que le consoló fue que pudo dejar un heredero varón, que en aquellos tiempos eso era primordial para cualquier regente.
ResponderEliminarGracias Ambar por ofrecernos esta entrada tan interesante, te felicito .
Besos
Puri
Debió ser un consuelo para él tener un hijo varón porque se apresuró a nombrarle su heredero. Gracias a ti Puri.
EliminarBesos
Pobre Enrique, que corta vida y cuanto sufrimiento. Me pregunto si esa larga enfermedad no habrá sido que lo fueron envenenando. La alta nobleza al verse desplazada pudo haberlo envenenado lentamente, existen plantas que tardan años en matar, pero destruyen el organismo de un hombre.
ResponderEliminarMuy interesante Ambar.
mariarosa
Una teoría curiosa la tuya. Su enfermedad empezó muy pronto, unos diez años antes de su muerte. Gracias por el comentario y la sugerencia.
EliminarBesos
Antes por lo que se, las ambiciones hacían hacer cosas terribles...lo casi normal era que se nantaban entre ellos por el poder...bueno a la fecha mucho sigue de eso...
ResponderEliminaruna persona que no pudo gozar efectivamente de la vida en familia...pero igual dejó su legado
las imágenes son elocuentes.
En la fecha actual también se hacen cosas terribles por pura ambición.
EliminarBesos Magdeli
Uno siempre se sorprende que en eso el ser humano no cambia , verdad?
Eliminara tantos siglos de aprender lo nefasto...para allá tira a muchos
la historia está llena de esos ejemplos, pero al parecer los que gobiernan
nunca se enteran ...repiten los mismos errores una y otra vez.
Gracias por pasar a mis palabras.
Que triste la vida de Enrique, desde bien pequeño utilizado para el poder y con una vida muy corta. Muy interesante como siempre, querida, Ambar.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Maripaz por pasar por aqui.
EliminarBesos
Entre las ambiciones de los nobles y las guerras de reconquista, no era fácil el gobierno; sin embargo debió poseer dotes excepcionales para el gobierno, sí. Lástima que su fortaleza física se quebrara tan pronto.
ResponderEliminarUn saludo.
Dada su juventud cuando asumió el gobierno es seguro que poseía grades dotes como gobernante. Fue una pena que muriera joven.
EliminarSaludos
La ambición que nunca se acaba... por los siglos de los siglos uff.
ResponderEliminarBesitos
Es inherente a la condición humana. La ambición puede llevar al hombre a realizar grandes hazañas y también a protagonizar los actos más abyectos.
EliminarBesos
Hola guapísima !!!
ResponderEliminarPor tu blog hay que pasar con tranquilidad, para empaparse de tantos detalles que una no sabía con anterioridad. Sin duda nos parece improbable que a un principe le otorguen la mayoría de edad tan solo para poder gobernar con tal prontitud. Bueno, y lo de casarse a los nueve aunque no lo consumase hasta años después, impensable en nuestra actual cultura.
En fin, tuvo una vida tan a prisa vivida que hasta su muerte le llegó antes de tiempo.
Gracias Ambar por escribir de forma tan amena.
Besotes mi niña.
Todavía existen etnias, en nuestros días, que casan a sus hijos en edad puberal. Afortunadamente no son muchas.
EliminarGracias por pasar.
Besos
¡Pobre! Para lo poco que vivió grande fue su sufrimiento. Un abrazo.
ResponderEliminarDebió sufrir mucho y en aquella época los analgésicos no existian.
EliminarUn beso Mara
Otra entrada magistral amiga, es fácil aprender contigo, cada día son más amenas tus entradas. Muchas gracias por compartir. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a ti por pasar.
EliminarUn beso
Me llama la atención el término , judería y el que los hijos fueran parte de los pactos para gobernar .
ResponderEliminarMuy interesante Ambar , un saludo !!
Los hijos fueron parte de los pactos de gobierno durante muchos siglos.
EliminarBesos
¡Y pensar que los matrimonios de conveniencia todavía siguen existiendo!
ResponderEliminarY me duele pensar que a los hijos se les utilizaba como una especie de moneda de cambio, yo soy de esas románticas que todavía quedan y siguen pensando que el matrimonio tiene que ser sólo por amor.
Lo cierto es que el pobre Enrique no tuvo una vida muy feliz, ya el quedarse sin madre con solo tres años, tuvo que marcarle.
Más tarde, se queda huérfano y tiene que asumir un cargo que le queda grande debido a su corta edad, menos mal que el arzobispo estuvo al tanto y contuvo la ambición de los nobles que se creían con derechos para subir al poder.
Pero a veces, la mala estrella persigue a algunos y esa enfermedad, que yo más bien creo fuese de tipo neurológico o simplemente un tumor cerebral, le llevó a la muerte cuando tenía 27 años.
En fin, cuando naces con mala estrella...
Gracias por la lección.
Cariños.
kasioles
Tuvo mala estrella y murió demasiado joven.
ResponderEliminarBesos Kasioles
Las minorías de edad eran siempre aprovechadas por los nobles para desatar sus conflictos y luchas de poder con el fin de asentar sus intereses económicos y políticos. Este fue un caso más.
ResponderEliminarUn beso
Una anécdota reveladora de la época es que se hizo responsable de su muerte a su médico judio, don Mayr, el cual fue torturado hasta la muerte..
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