En el extraordinario retrato colectivo de la "Familia de Carlos IV " que fue pintado por Goya en 1800 aparece, situado entre el rey y la reina, el infante Francisco de Paula que, pasados los años, se convertiría en el padre del personaje que hoy traigo a estas páginas.
Francisco de Asís de Borbón y Borbón - Dos Sicilias nació en Aranjuez, en 1822, y fue el tercero de los hijos del matrimonio formado por la ambiciosa e intrigante Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias y por el infante Francisco de Paula.
La educación de Francisco (Paquito para la familia) fue esmerada, su padre era un hombre culto, amante del arte y de la música y deseaba inculcar en sus hijos el sentimiento de que la cultura y la educación eran imprescindibles si, como ellos, se pertenecía a la aristocracia. A fin de cuentas, Paquito ostentaba el ducado de Cádiz además del Toisón de oro y otras Reales ordenes desde su nacimiento y, según su padre, "nobleza obliga".
Mas tarde y ya con 18 años cumplidos, Francisco se inclinaría por la carrera militar, ingresando en el Ejercito Español. Parece ser que el tiempo allí pasado le sirvió, además de para aprender habilidades estratégicas y disciplina, para forjar su carácter y su visión de la política. No obstante, el tiempo pasado en la milicia no sirvió para que cambiara su aspecto ni sus maneras. Según nos cuenta Pierre de Luz: Francisco era pequeño, delgado, de gesto amanerado, de voz atiplada y andares de muñeca mecánica. Le gustaban los baños, los perfumes, las joyas y las telas finas.
Cuando el rey de España, Fernando VII, murió en 1833, su hija Isabel, de apenas 3 años, ascendió al trono como Isabel II. Mientras la pequeña reina crecía la regencia fue asumida por su madre Dª Cristina de Borbón - Dos Sicilias que era hermana de Luisa Carlota la madre de Francisco de Asís. Así pues la reina Isabel y Paquito eran primos carnales por parte de madre y también lo eran por parte de padre puesto que Francisco de Paula y Fernando VII eran hermanos. La consanguinidad estaba servida; primos carnales y por partida doble.
Los ojos de Europa miraban con preocupación a España, ningún país deseaba que la joven reina pudiera contraer matrimonio con alguien contrario a sus intereses, por tanto en las distintas cancillerías se barajaron pretendientes y se pusieron vetos a los que no convenían.
Los padres de Francisco, eran conscientes de que el matrimonio de Isabel II era una cuestión de Estado y Luisa Carlota estaba empeñada en que fuese su hijo el encargado de desposar a su prima, la reina. De modo que los padres de Paquito, mediante intrigas, dinero y derrochando esfuerzos consiguieron su objetivo. También es verdad que, como dice la historiadora Isabel Burdiel, dada la presión internacional, en especial la francesa, que se ejercía sobre el matrimonio de la reina de España, Francisco de Asís acabó siendo el candidato más viable para conformar a todos… A todos menos a la propia Isabel.
Nadie preguntó a Francisco si deseaba ese matrimonio y por supuesto tampoco nadie le preguntó a Isabel. Se dice que ésta al ser informada lloró, pataleó y gritó " con Paquita no…por favor con Paquita no". Pero a ambos se les aseguró que el matrimonio era una mera razón de Estado para impedir que un extranjero se sentase en el trono español aunque fuera como consorte.
La ceremonia matrimonial se celebró en 1846, el mismo día en el que Isabel cumplía los 16 años, en el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid. Fue una ceremonia doble puesto que Luisa Fernanda -la hermana de la reina- también se casó en la misma ceremonia con Antonio de Orleáns, duque de Montpensier.
El matrimonio fracasó desde los primeros meses, los rumores de la homosexualidad del rey consorte pulularon por la corte desde el inicio, sobre todo tras oír decir a Isabel una frase que, cierta o no, se hizo famosa "que se puede esperar de un hombre que en la noche de bodas lleva más puntillas que su esposa".
Tampoco contribuyó a la imagen de Francisco el hecho de que se afirmara que sufría "hipospadias", una malformación de la uretra que le obligaba a orinar sentado. El pueblo de Madrid, siempre tan ocurrente, llamaba al rey consorte Paquito Natillas y no tardó en dedicarle estos versos:
Paquito Natillas
es de pasta flora
y mea en cuclillas
como las señoras
La infelicidad de la vida conyugal abocó a Isabel a buscar fuera del matrimonio lo que no encontraba en él. Fueron numerosos los amantes y favoritos que se le atribuían a la reina y en los mentideros de la corte y en los corrillos de Madrid se decía que ninguno de los 11 hijos que había engendrado la reina tenía como padre a Paquito.
A pesar del fracaso matrimonial Francisco de Asís intentó ejercer su influencia en palacio y en la política.Parece ser que, auspiciado por él, una oscura camarilla formada por los sectores más conservadores y por confesores reales como los padres Claret y Fulgencio junto con estrambóticos personajes como sor Patrocinio "la monja de las llagas" rodearon y mediatizaron la política de la reina.
Los progresistas, marginados del poder, recurrieron a la vía de los pronunciamientos y de la insurrección. En este clima político tan turbulento, la corrupción también hizo acto de presencia y todo ello culminó con la Revolución de 1868 , denominada La Gloriosa, y con la expulsión de los Borbones
Cuando estalló la Revolución los reyes se encontraban en San Sebastián y marcharon a Biarritz donde recibieron la protección de Napoleón III y de Eugenia de Montijo. Terminaron instalándose en París, donde Isabel acabó comprando, para su residencia, el palacio Basilewski al que, dado ese sentimiento tan castizo que siempre tuvo la reina, rebautizó como Palacio de Castilla.
Tras las negociaciones pertinentes Isabel y Francisco llegaron a un acuerdo sobre la cantidad económica que Isabel debía pasar a su consorte y a partir de ese momento sus caminos se separaron.
Francisco, acompañado de su intimo amigo Antonio Ramos de Meneses, se dedicó a viajar por toda Europa. El rey consorte, preocupado por la discreción adoptó, en su afán de viajar de incognito, el titulo de duque de Moratalla. Entre viaje y viaje iba fijando su residencia en distintos lugares de Paris. La relación entre estos dos hombres, nunca fue aclarada aunque a decir de algunos eran amantes más que amigos. En 1875 Alfonso XII, que acababa de ser proclamado rey de España, concedió a Antonio Ramos Meneses el titulo de Duque de Baños.
En 1881 Antonio murió y Francisco de Asís decidió retirarse a un palacete que había adquirido para él, en calidad de usufructuario, su hijo Alfonso XII. La residencia se encontraba en Épinay-sur-Seine, y era conocida como el "château du Roi François”.
Desde aquel momento D. Francisco de Asís desapareció de las criticas sociales y decidió vivir con tranquilidad dedicado a sus lecturas a sus colecciones y a pasear. Los viajes se redujeron a tan sólo los de compromiso familiar y ya lejos de las intrigas y de los escándalos que antes tuvo que soportar, y que todavía en esos años protagonizaban algunos miembros de su familia, fue ganando poco a poco el respeto que siempre se le negó.
Durante esos años llegó a tener una buena relación con su esposa, la destronada Isabel II y con los 5 hijos que llegaron a la edad adulta de los 11 habidos en su matrimonio con la reina de España: Isabel, Alfonso, Pilar, Paz y Eulalia.
A principios de 1902 Francisco sufrió una aparatosa caída y desde entonces no volvió a andar. Los habitantes Épinay-sur-Seine le veían a veces sentado en una silla de ruedas que empujaba Rafael Palomino, su fiel secretario y jefe de su casa, y que solía parar bajo los rayos del sol.
La mañana del 13 de abril de ese mismo año, se dio aviso al Dr Pierre St-Clair Moribot, puesto que D. Francisco presentaba fiebre y un deterioro de su estado general. El Dr encontró además de fiebre, disnea y liquido en el pulmón izquierdo. El diagnostico fue sombrío: pleuroneumonía.
Los telegramas empezaron a llegar desde todas partes de Europa pero cuando se vio llegar a Isabel II acompañada de su hija, la infanta Eulalia, y se supo que la infanta Isabel, La Chata, llegaba desde Madrid todos tuvieron la certeza de que el fin se aproximaba.
Como suele suceder, antes de la muerte se produjo una ligera mejoría que sirvió para que Isabel II y Eulalia viajaran a Paris para recibir a la infanta Paz que venía desde Munich pero, como también suele suceder, la mejoría duró poco y a las cinco de la tarde se recibió en el palacio de Castilla la llamada de Rafael Palomino informando que D. Francisco estaba peor.
Monseñor Lorenzelli, nuncio apostólico del Santo Padre en Francia, acudió a Épinay para darle la extremaunción y finalmente a la doce y cincuenta y cinco minutos de la madrugada del 17 de abril D. Francisco de Asís de Borbón y Borbón-Dos Sicilias dejo de respirar. Sujetaban sus manos la infanta Isabel y Rafael Palomino.
Los historiadores no han sido benevolentes con el rey consorte puesto que muchos de ellos le han considerado un hombre intrigante, ruin y avaricioso, que aspiraba a mandar, a aplicar sus ideas integristas y que era contrario a todo lo que significara liberalismo.
D. Francisco se vio envuelto en confabulaciones, intrigas y complots porque todo valía entre los políticos moderados y progresistas en aquellos turbulentos años en los que España intentaba modernizarse.
Francisco de Asís fue denigrado y vilipendiado a través de numerosos libelos que hablaban de su supuesta homosexualidad, de sus posibles defectos físicos, de su debilidad. Machacado con apodos como Paquito Natillas o Paquito Mariquito. Cancioncillas, versos y caricaturas en revistas satíricas como "los Borbones en pelotas" que lo tildaban de cornudo y de ser un personaje patético. Cuesta imaginar la fortaleza psicológica que hay que tener para no sucumbir a todo ello y continuar con su labor de mecenazgo de las artes, faceta ésta de la que nadie hablaba.
A su muerte se decretó en España un mes de luto nacional y sus restos mortales fueron trasladados al Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial.
Menudo mundillo el de las cortes reales. Está lleno de casos así.
ResponderEliminarAbrazo.