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lunes, 25 de enero de 2016

Amadeo I de España




Amadeo I  - Vicente Palmaroli. Museo del Prado


Nacido en Turín el 30 de mayo de 1845, era  hijo de Maria Adelaida de Habsburgo-Lorena y de Victor Manuel de Saboya  - que sería proclamado rey de Italia en 1861 - y nada en el momento de su nacimiento hacía pensar que un día ocuparía el trono de España.

Las costumbres en la corte de su padre eran sencillas y austeras. Era el tercero de los hermanos y compartía juegos, deportes y estudios con su hermano mayor, Humberto, que heredaría la Corona de Italia. Cuando contaba diez años moriría su madre y su padre enviaría a sus hijos al castillo de Montcareli, cercano a Turín, donde iniciarían su formación castrense. El general Rossi y los coroneles Ricci y Giovanetti serían los encargados de su educación militar. Posteriormente realizaría diversos viajes por Europa para completar su formación. 

En 1866, siendo comandante de la brigada de granaderos de la Lombardía, participó en la guerra contra Austria y fue herido en la batalla de Cavelchina. Mientras se recuperaba de sus heridas conoció a Victoria dal Pozzo della Cisterna y se enamoró de ella. En Mayo de 1867 contraían matrimonio. 

Apenas un año después, en septiembre de 1868, en España se desencadena una revolución, - "la Gloriosa" sería llamada - que conduce al exilio a la reina española y que llevaría a Amadeo al trono de España. Tras la revolución, el gobierno provisional, redactaría la Constitución que establecía un régimen monárquico. Mientras se buscaba un rey que sentar en el trono, el general Serrano, duque de la Torre, ejercía la regencia.


María Victoria dal Pozzo

El presidente del gobierno, general Prim, fue el encargado de instaurar una nueva dinastía que impidiera el regreso de los Borbones a España. Desde el principio, el general Prim pensó en Amadeo de Saboya y así se le comunicó a su padre, el rey de Italia pero, ni Amadeo tenía ganas de ser rey de España ni el momento en que se planteó la oferta era el oportuno para su padre. Pasado un tiempo y dado que los otros candidatos que se barajaban no eran considerados los adecuados, el general Prim volvió a ofertar el trono español al rey de Italia y esta vez, Victor Manuel, que ya había culminado el proceso de la reunificación italiana, aceptó la oferta.

Amadeo acató los deseos de su padre, aunque no le agradaran. Fue el primer rey elegido democráticamente por unas cortes constituyentes en España. Su candidatura fue aprobada por 191 diputados. De inmediato se puso en marcha la delegación que habría de dirigirse a Italia para acompañar al nuevo soberano en su viaje hacia España. Amadeo ya estaba casado y tenía dos hijos, el menor de los cuales acababa de nacer, razón por la que su esposa María Victoria permanecería en Italia recuperándose del parto. 

Tenía Amadeo 25 años, su experiencia política era nula y no tenía ningún conocimiento sobre España. Era el 30 de diciembre cuando llegó a Cartagena, a bordo de la fragata Numancia, y de inmediato le comunicaron la muerte del general Prim.

Cuando llegó a Madrid, se dirigió  en primer lugar a la iglesia de Atocha, donde se velaba el cuerpo de Prim y posteriormente a las Cortes donde juró la Constitución. Era un día de enero muy frío y fría fue también la acogida del pueblo madrileño. Las ventanas y balcones permanecieron cerrados al paso de la comitiva regia. 

Amadeo I ante el cadáver de Prim. Antonio Gisbert

Vivió solo D. Amadeo esos primeros meses en Madrid y utilizó unas pocas dependencias del palacio. Intentando congraciarse con el pueblo, visitaba bares y cafés acompañado de su fiel secretario Dragonetti. Amadeo, como buen Saboya, era mujeriego y no estando cómodo en la soledad, anduvo en amoríos con Adela Larra, hija de Mariano Jose de Larra, ella fue su amante más duradera, aunque no la única. Todo Madrid lo sabía y la historia no tardo en llegar a los oídos de su esposa. 

María Victoria había llegado a la capital de España en marzo y el recibimiento que se le dispensó fue tan frío como el que se dio a su marido. Tal vez porque se la consideraba más vulnerable, las ofensas y desprecios a la Reina fueron mayores. Las damas de la aristocracia borbónica brillaron por su ausencia en cualquier acto organizado por ella, los agravios llegaron hasta el punto de organizar la llamada "rebelión de las mantillas" en el que todas las damas lucirían de forma ostensible la flor de lis símbolo de los Borbones .

Los Reyes intentaban por todos los medios congraciarse con el pueblo, vivían en palacio utilizando pocas estancias, asistían a conciertos populares, no tenían ningún lugar reservado en la iglesia y además la Reina estaba volcada en obras caritativas. Pero, este trato tan cercano parece ser que no gustaba a los españoles. Es posible que la clave para entender esta reacción del pueblo español esté en las palabras que pronunció Castelar: "Ésta institución necesita, como el pontificado, algo de misterio….Necesita que la nube del origen divino la envuelva y que un rayo de poesía histórica la alumbre".

A pesar de haber conseguido la continuidad monárquica el clima de inestabilidad en España era creciente. Prim era su principal valedor y la coalición de gobierno que éste había levantado se fraccionó tras su muerte Los distintos gobiernos fueron incapaces de desarrollar su cometido con normalidad. En los algo más de dos años que duró el reinado de Amadeo I hubo hasta seis ministerios. Los gobiernos presididos por Serrano, Sagasta, Malcampo y Ruiz Zorrilla se alternaban y la escisión entre los seguidores de unos y otros era cada vez mayor. Se trató entonces de dar una imagen de un rey activo y el Monarca acudió a visitar distintas provincias. No se consiguió el efecto deseado, hubo algunos altercados y los carlistas iniciaron una nueva ofensiva. 

Las luchas por alcanzar el poder de unos y otros acabaron desacreditando la figura del rey. Los ataques no venían solo de carlistas y republicanos, también aquellos que lo habían apoyado lo criticaban sin piedad. Así ocurrió con un articulo publicado en el periódico - claramente partidario de Ruiz Zorrilla - "El Imparcial", en junio de 1872. El articulo se titulaba "La loca del Vaticano" y, en él, se criticaba el celo religioso de María Victoria y se hacía alusión a la posible influencia política sobre su marido.

Atentado de la calle Arenal

En julio de ese mismo año los monarcas sufren un atentado en la calle Arenal de la que saldrían ilesos. La serenidad de los reyes al afrontar los hechos se consideró una oportunidad para mejorar su imagen.  Al día siguiente los monarcas salieron por las calles de Madrid en coche descubierto y recibieron el homenaje del pueblo llano que aplaudió a su paso. No interesaba esto a sus detractores y periódicos republicanos como " El Combate" se lanzarían a subrayar las infidelidades del rey.

Las ofensas continuaron. A principios de 1873 nace el tercer hijo de los reyes. Era el primero en hacerlo en España. Ninguna dama de la aristocracia estuvo dispuesta, como era la costumbre, a llevar al infante a la pila bautismal y de los cincuenta invitados al evento más de veinte presentaron sus excusas y no acudieron.

La situación de Amadeo era ya insostenible, el 10 de febrero redacta una carta de abdicación al congreso que es presentada al día siguiente. El 11 de febrero de 1873, el congreso acepta la renuncia y el presidente, Ruiz Zorrilla, proclama la república. 

En un clima de tristeza y con la soledad, la frustración y, tal vez, también el alivio acompañándoles, Amadeo y María Victoria abandonan el Palacio Real y parten rumbo a Portugal. A su llegada a Turín se le devuelven sus cargos en el ejército y el título de duque de Aosta. Se instalan en el Palazzo dalla Cisterna y comienzan una vida tranquila, lejos ya los sinsabores de su breve reinado.

En 1876 moría María Victoria,  enferma de tuberculosis. Fue un duro golpe para Amadeo. Continuó con su trabajo como inspector general del ejército y despertando la simpatía de la mayoría de los turineses. Se había convertido en un hombre tranquilo y afable. 

Amadeo I - Antonio Gisbert

En 1888, cuando se cumplían quince años de la muerte de María Victoria contrajo nuevo matrimonio, la elegida era María Leticia Bonaparte. Esta boda supuso un gran escándalo en Italia porque la nueva esposa de Amadeo era hija de su hermana Clotilde y por lo tanto su sobrina y además, Amadeo, era 22 años mayor que ella. El matrimonio duro poco, apenas año y medio. Tuvieron un hijo.

El 13 de enero de 1890 Amadeo amanece enfermo, tose, la fiebre es alta. En un principio se pensó que sufría gripe, pero con el paso de los días su estado se agrava y los médicos que le atienden se muestran pesimistas, el día 18 se produce el fallecimiento como consecuencia de una neumonía. Fue enterrado en la basílica de Superga en su Turín natal. 

En honor a Amadeo, Giacomo Puccini compuso un cuarteto para cuerda "Crisantemi". Si quieres escucharlo pulsa aquí.

sábado, 16 de enero de 2016

Luis Fernando de Orleáns y Borbón






La infanta Eulalia, hija de Isabel II, había contraído matrimonio con su primo Antonio de Orleáns y Luis Fernando fue el segundo hijo de la pareja. Nació en Madrid, en 1888 y, como hijo de la infanta Eulalia, fue nombrado Infante de España. Pasados los años perdería su condición de Infante y su vida sería motivo de escándalo en todas las cortes europeas. 

El matrimonio de sus padres fue una autentica farsa, no se soportaban y cada uno acabó tirando por un lado hasta que llegó la separación oficial en 1900. Luis Fernando, por tanto, careció de un ambiente familiar y de manifestaciones de cariño por parte de sus progenitores, más preocupados por sus amantes que por sus hijos. 

Para apartarle de los conflictos entre sus padres, fue enviado junto a su hermano a estudiar en Inglaterra en el Beaumont College, un colegio dirigido por los jesuitas. La única que, parece ser, se preocupó por él durante ese periodo fue su tía, la Infanta Paz. Transcurrieron los años, las relaciones de Luis con su padre eran inexistentes y con su madre, la Infanta Eulalia, eran cada vez más turbulentas. Luis, a quien gustaba el mundo de la farándula, quería ser actor pero su madre consideraba que lo mejor para su hijo era sentar la cabeza e iniciar una carrera militar. Por otra parte, la infanta Eulalia no aceptaba la manifiesta homosexualidad de su hijo y se negaba a reconocer lo que para todo el mundo era evidente.



Luis era un espíritu libre, había salido a su madre mal que a ésta le pesase, y no estaba dispuesto a doblegarse ante nadie y si tenía que nadar contracorriente simplemente lo haría. Se instaló en Paris y se convirtió en el invitado constante de todas las exclusivas fiestas de la alta sociedad parisina. Era simpático y mundano, transgresor en todas las facetas de su vida y bailaba el tango como nadie. Cobraba por asistir a algunos eventos y conseguía que sus adinerados amigos le fueran financiando sus caprichos. Fue relaciones públicas del hotel Marigny, un antro sadomasoquista gay visitado entre otros famosos por Proust. También consumía cocaína, la sustancia que hacía furor en el Paris de "La Belle Epoque". El desenfreno de su vida era cada vez mayor, Luis hacía gala de su vida disipada y de su homosexualidad, tal vez, movido por el intimo deseo de molestar a sus ilustres familiares. Se cuenta que en una ocasión acudió a un baile de mascaras totalmente pintado de azul, con un gran turbante y medio desnudo, montado sobre un elefante y rodeado de efebos. Le encantaba que le llamaran "el rey de los maricas". 

Junto a su amigo y amante, Antonio de Vasconcellos, un portugués tan disoluto como él, protagonizó un episodio que le costaría la expulsión del país galo. En una noche de fiesta, un marinero bien parecido, al que Vasconcellos y él habían invitado a participar en una orgía, murió durante el desenfreno pasional. Se llegó a hablar de sobredosis, de estrangulamiento e incluso de mutilaciones. El caso es que, según se dijo, Luis y Vasconcellos envolvieron el cadáver en una manta y acudieron a la embajada portuguesa y más tarde a la española, con el propósito de desembarazarse del cadáver acogiéndose a la extraterritorialidad diplomática pero sin conseguirlo, finalmente, la policía francesa se hizo cargo del difunto. Tanto el embajador español como el Ministerio de Asuntos exteriores intentaron que el hecho pasara desapercibido pero las autoridades francesas acabaron expulsando a Luis Fernando de Francia. 

Enterado Alfonso XIII, montó en cólera y decidió privar a Luis de su condición de Infante y prohibirle la entrada en España. La indignación de Luis le llevó a escribirle una dura carta a su primo diciendo entre otras cosas: "He nacido y moriré Infante de España como tu has nacido y morirás rey de España mucho tiempo después de que tus súbditos te den la patada que te mereces". 

Posteriormente se establecería en Portugal y en una ocasión intentaría pasar a España disfrazado de mujer pero, sería descubierto y detenido por la policía al encontrarle en posesión de gran cantidad de cocaína y por tal motivo se le prohibió el paso por la frontera. Con dificultades económicas para seguir llevando el tren de vida al que estaba acostumbrado, llegó a traficar con drogas para salir de algún apuro. Finalmente y considerando que ya tenía mas de cuarenta años, decidiría que la solución sería casarse con alguna mujer adinerada y se decidió a buscarla. La encontró en la persona de Marie-Charlotte Constance Say, princesa viuda de Broglie, 32 años mayor que él y dueña de una inmensa fortuna que incluía el castillo de Chaumont en la orilla del Loira. 


Luis Fernando y Marie

El anuncio de la boda constituyó un gran escándalo. La familia de Marie intentó paralizar la unión y pusieron el asunto en manos de los tribunales alegando locura pero, los psiquiatras que evaluaron salud mental de Marie concluyeron que no había motivos para considerar que la señora Say no estaba en su sano juicio.

Se casaron por lo civil en septiembre de 1930 y en octubre se celebró la ceremonia religiosa en la catedral de San Siro, en San Remo, Italia. Gracias a su esposa, Luis pudo volver de nuevo a París instalándose en la casa de ésta.

Luis Fernando gastaba el dinero a manos llenas y poco a poco la fortuna de Marie se fue consumiendo hasta el punto de que tuvo que desprenderse de su maravilloso castillo de Chaumont. Ese fue el momento que Luis aprovechó para abandonarla. 

Intentó Luis Fernando obtener el divorcio de Marie para volver a contraer nupcias con otra rica heredera, Thelma Attebery, pero enterada la familia de ella logró frenar al otrora Infante, eso si, con un importante beneficio económico para el pretendiente 

Había estallado la Segunda Guerra mundial, Luis se encontraba en París y es entonces cuando da muestras de una valentía que nadie podría haber sospechado en alguien que solo se había caracterizado por sus golferías. Colaboró con la resistencia francesa salvando la vida de bastante gente e incluso viajó a Berlín donde se paseó con una estrella amarilla cosida a su ropa como si de un judío mas se tratase. Pero nada de esto le reconcilió con su familia que, dados sus excesos con la cocaína y con la bebida, había terminado por no tratarle.

En 1945 Luis dice sentirse muy enfermo. Ya en su infancia había tenido algunos problemas de salud según revela Ricardo Mateos Sainz de Medrano en su libro sobre la Infanta Eulalia. Luis Fernando había nacido con una malformación genito-urinaria que le impedía orinar normalmente. A nadie le fue revelada esta circunstancia y el autor lo descubre al examinar la correspondencia privada entre D. Antonio de Orleáns y Dª Eulalia. Según parece, el Infante fue intervenido quirúrgicamente por este problema en mas de una ocasión.

No miente D. Luis cuando dice que se siente muy enfermo. Desde hace dos años sufre un cáncer testicular del que finalmente sería intervenido por el doctor François de Gaudart d’Allaines que le realizaría una ablación testicular. Los gastos médicos fueron pagados por su amiga Raimonde Gitenet pero, todo sería inútil. 

Luis Fernando fallece el 22 de junio de 1945 a los 56 años. Avisada Dª Eulalia de la muerte de su vástago solo dijo, con la mayor frialdad, que en el fondo, eso era lo mejor que le podía haber pasado a su hijo. El cónsul de España colocó una cinta con los colores de la bandera española sobre su féretro y sus restos mortales fueron trasladados a la Iglesia de la Misión Española en la Rue du Pompe en cuya cripta fueron inhumados en presencia de tan solo diez personas.

Ningún miembro de su familia acudió al sepelio.