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viernes, 1 de noviembre de 2013

Luis XV de Francia



Luis XV - Gobert - Fundacion Yannick


Luis nace en el Palacio de Versalles, el 15 de febrero de 1710. Era el tercer hijo del matrimonio formado por Luis, duque de Borgoña y Adelaida de Saboya. Su bisabuelo, Luis XIV, reinaba en esos momentos en Francia. No era de esperar por tanto que llegara a ser  rey ya que, por delante de él en la línea de sucesión, estaban su abuelo y su padre e incluso su tío (el que un día, ocuparía el trono de España como Felipe V ) si su abuelo y su padre morían antes que Luis XIV pero, la enfermedad y la muerte cambiarían su destino.

Tenía tan solo dos años cuando ve desaparecer de su lado a su abuelo, a su padre, a su madre y a su hermano. Tres años después fallece Luis XIV, su bisabuelo, dejándolo solo en una corte dominada por el luto y a merced de los regentes. Continuará, durante dos años más, al cuidado de su gobernanta, Madame de Ventadour, la única persona que le da el cariño necesario a un niño y a la que Luis llama "mamá" pero, según la costumbre de los hijos de Francia, a la edad de 7 años su educación y cuidado debe pasar a manos de los hombres, por lo que también es separado de ella.

Es muy posible que en ésta infancia sin padres, sin amigos, sin alegría, desprovista de cariño, con un exceso de halagos y poca disciplina, sea dónde haya que buscar los orígenes de ese carácter vanidoso, caprichoso, violento a veces, tímido, indolente y propenso a la melancolía que le caracterizó. Luis solo manifestó en esos años una gran afición, la caza, afición que perduraría durante toda su vida.
Felipe de Orleáns - J.B. Santerre - Museo del Prado

Siguiendo la voluntad de su bisabuelo, Luis XIV, la regencia de Francia fue asumida por el Duque de Orleáns, que no tuvo ningún reparo en seguir llevando su vida libertina y escandalosa a pesar de la responsabilidad adquirida. Nombró como preceptor del pequeño Luis al obispo André Fleury quien trató de mantenerlo alejado de las orgías que se desarrollaban en el Palais-Royal pero que no haría nada para acabar con su pereza natural ni para instruirle.

En Reims, en octubre de 1712, es coronado Luis XV, pero el destino de Francia continuará en manos del regente.

Durante los primeros años de su adolescencia y a pesar de la desenfrenada atracción por el sexo femenino que manifestaría posteriormente, las relaciones de Luis parecen ser exclusivamente masculinas y su biógrafo, Maurice Lever le atribuye relaciones homosexuales con algunos de sus amigos, basándose sobre todo en lo que le manifiesta Voltaire a la marquesa de Berniéres en carta escrita en 1724. En julio de ese mismo año se organiza en Chantilly una cacería con el único objeto, según parece, de despertar a su Majestad el gusto por las mujeres. Se consigue y Luis desde entonces manifestará una inclinación exagerada hacía el sexo femenino. 

Luis XV - Rigaud - Palacio de Versalles

Dado que una de las preocupaciones era que Luis diera herederos al trono, en 1725 se inicia la búsqueda de una futura esposa. No será fácil pues todas presentaban algún inconveniente pero al final la elegida sería María Leszczynska, la hija del destronado rey de Polonia,  celebrándose la ceremonia matrimonial en 1725, en la catedral de Reims.

Al inicio del matrimonio parece ser que la pareja se mantuvo muy unida, pero sea por los continuos embarazos de la Reina o por la influencia de Fleury que no deseaba que nadie interfiriera en el poder que ejercía sobre Luis, lo cierto es que se fueron distanciando. No obstante la Reina cumplió con su deber y dio nada menos que diez hijos al rey de Francia aunque, harta de tanto embarazo, le rogó al Rey que se abstuviera de hacerle más visitas nocturnas. A partir de entonces y hasta la muerte de María, ocurrida en 1768, vivirían separados.

Hasta 1737 las aventuras extramatrimoniales de Luis se realizan de incógnito, pero, sus cortesanos empiezan a pensar que había llegado el momento de que Luis tuviera una amante oficial y todos intentarán presentar al Rey a su candidata. Al fin y al cabo, conociendo a Luis, se sabía que quien dominara a la favorita dominaría al Rey. El cardenal Fleury, convertido en su "primer ministro" de hecho aunque sin nombramiento oficial tras la muerte del duque de Orleáns, también ofertaría a su candidata que finalmente sería la elegida: Madame de Mailly. Después de ella vendrían sus dos hermanas que también se convirtieron en concubinas del Rey pero, a pesar de estas amantes oficiales, el rey continuaría desfogando sus apetitos carnales con cualquier jovencita que le saliera al encuentro, fuera cual fuera su condición social. La caza, el vino y las mujeres constituían su principal ocupación.

En 1743 muere el Cardenal Fleury, dejando el reino a merced de un rey apático que anuncia que él mismo presidirá el consejo de gobierno. Pero, Luis había conocido ya a Jeanne Antoinette Poisson a la que concede el titulo de marquesa de Pompadour y que se convertirá en su amante oficial. El poder que Madame de Pompadour ejerce sobre el Rey y como consecuencia sobre el reino es casi ilimitado. Jamás ninguna favorita, y posiblemente bajo ningún reinado, tuvo un papel tan preponderante en la vida de una nación. A pesar de que la relación puramente carnal se acabaría apenas unos años después, según parece por problemas ginecológicos de Madame, su poder sobre el Rey permanecería. La personalidad de ésta mujer inteligente, culta, amiga de Voltaire, amante de la filosofía y con una energía poco común se impondría a la voluntad de Luis. Su relación duró 20 años. Ella consiguió lo que deseaba: gobernar y él también lo que deseaba: que le dispensara de hacerlo. Madame Pompadour fallece en 1764 y Soulavie llegará a decir a su muerte: ¡Ella fue el rey de Francia!.

Madame de Pompadour - F. Boucher - Coleccion Wallace

Lo que vino después, en los diez últimos años de la vida del Rey, fueron una serie de goces clandestinos con niñas cada vez más jóvenes que no lograban aliviar su angustia ni llenar ese vacío interior que siempre lo acompañaría. La última de las amantes oficiales fue Madame du Barry.

A finales de abril de 1774 Luis cae enfermo, tiene fiebre, nauseas y cefaleas. Durante tres días sus médicos tratan de frenar la enfermedad con sangrías y lavativas sin otro resultado que el aumento de la debilidad del enfermo. En la noche del tercer día uno de los médicos de su Majestad cree ver unas manchas rojas en su rostro y llama a sus colegas. El diagnostico es unánime, el rey padece viruela. A lo largo de los días siguientes Luis se debate entre el sopor y la lucidez, entre la agitación y la tranquilidad. Su aspecto físico se ha tornado monstruoso. El duque de Croy lo describe así "las costras y los granos se han tornado negros, su cabeza está hinchada y de color cobrizo. Sus carnes se descomponen". El rey muere el 10 de mayo.

Luis XV asume la imagen más corrupta y depravada de su siglo. Quizás hasta podría decirse que representa la esencia misma del siglo XVIII.

Fue inhumado en la Basílica de Saint Denis.


lunes, 30 de septiembre de 2013

Eugenia de Montijo, Emperatriz de Francia



Eugenia de Montijo-Winterhalter


Maria Eugenia Palafox-Portocarrero y Kirkpatrick, nació en Granada el 5 de mayo de 1826 y fue la segunda de las hijas de D. Cipriano Palafox-Portocarrero, grande de España, duque de Peñaranda, conde de Teba y de Montijo entre otros títulos y de Dª Manuela KirkPatrick de supuesta nobleza escocesa.

Su nacimiento fue azaroso, como lo sería su larga vida. Cuando en su madre se iniciaban las primeras contracciones que anunciaban el próximo alumbramiento comenzó a temblar la tierra. Aunque el movimiento sísmico era de escasa intensidad, su padre decidió instalar en los jardines de su palacio una especie de carpa para que su esposa fuera atendida sin los peligros que de la afectación de la estructura del edificio se pudieran derivar.

Dª Manuela, la madre de las niñas Palafox-Portocarrero, era una mujer ambiciosa que se había impuesto así misma una misión fundamental, conseguir unos buenos partidos para sus dos hijas. Así que, en 1837, se traslada a Paris con Francisca (llamada familiarmente Paca) y con Eugenia a las que inscribe en el colegio del Sagrado Corazón. D. Cipriano moriría dos años después pero la vida en París continuó mientras las niñas completaban su formación alternándose con periodos vacacionales en España.

Dª Manuela que seguía empeñada en casar bien a sus hijas organizaba fiestas con lo más selecto de de la aristocracia madrileña y así fue como la mayor de ellas, Paca, logró convertirse en Duquesa de Alba. Algunos historiadores señalan que Eugenia estaba enamorada del duque pero que éste finalmente eligió a su hermana.

Habiendo conseguido ya uno de sus objetivos, Dª Manuela regresa a París acompañada de Eugenia. Corría el año 1849 y Francia era una República que tenía como presidente a un príncipe: Luis Napoleón Bonaparte. Luis además de tener la ambición de convertirse en Emperador era también un gran mujeriego y no le pasó inadvertida la belleza de la joven aristócrata española. No consideraba el Príncipe a Eugenia una candidata adecuada para ser la futura emperatriz y su deseo de conquistarla no pasaba del deseo carnal y galante propio de la aristocracia de la época. Pero la española, bien aleccionada por su madre, supo jugar bien sus cartas. Hay una anécdota, por casi todo el mundo conocida, que cuenta que en una ocasión Luis pregunto a Eugenia "Por donde se va a su dormitorio madame" a lo que ella contestó "por la capilla, Sire"

Napoleón III- Winterhalter-Roma

Lo cierto es que consiguió su objetivo y el 30 de Enero de 1853 Luis Napoleón y Eugenia se casan en el altar mayor de la Catedral de Notre Dame. El 2 de diciembre de 1852, Luis Napoleón había sido nombrado Emperador de Francia, así que, no cabe duda de que Dª Manuela había conseguido su objetivo, una de sus hijas era duquesa de Alba y la otra Emperatriz de Francia.

Eugenia representó su papel de Emperatriz con verdadero entusiasmo. Dado que no era de sangre real intentó por todos los medios parecer más "real" que nadie. Derrochaba simpatía, encanto y sobre todo dinero que gastaba en joyas, vestidos y fiestas. Fue el referente de la moda femenina durante años y era imitada por el resto de las damas. Guerlain creó un perfume para ella y fue recompensado con el nombramiento de perfumista de su Majestad. No cabe duda de que dada su elegancia y belleza, dotó a la corte imperial de un gran esplendor. 

Eugenia queda embarazada en 1854, pero sufre una caída y el Dr Dubois que la atendía prescribe baños calientes. A éstos y no a la caída, atribuye la Emperatriz el aborto que sufriría días más tarde. El siguiente aborto se produjo un año más tarde aunque no hay referencias clínicas del mismo, así que, cuando poco después queda de nuevo embarazada se extreman todas las precauciones y el Dr Dubois recomienda descanso en Biarritz donde Eugenia había mandado construir un palacio dos años antes. Se consigue al fin que ésta gestación llegue a término aunque el parto se presentó difícil. Según parece el feto venía de nalgas por lo que el Dr Dubois solicita la ayuda de otros dos eminentes médicos: Darralde y Conneau y tras 22 horas de parto nace el día 16 de marzo de 1856 el Príncipe Imperial.

Una vez recuperada, Eugenia, a la que las veleidades de su marido con otras mujeres parecían no importarle, decide continuar con su vida social y tomar parte activa en la política de su país. Así lo comunica por carta a su hermana: "Querida Paca sin duda he nacido para la vida tumultuosa…Confieso mi espíritu aventurero…"

Eugenia desempeñó la regencia del Imperio en tres ocasiones: en 1859 durante la campaña de Italia, en 1865 durante la visita de su marido a Argelia y en 1870 en los últimos momentos del Imperio. La Emperatriz comprendía y asumía las guerras y parece ser que alentó algunas, como la invasión de Mejico por los franceses y la guerra de Prusia que concluyó con la derrota de Sedán.

La Emperatriz Eugenia-Winterhalter-Casa de Alba

En 1969, Eugenia, cobró un protagonismo sociopolítico importante al asistir como la máxima representación de Francia a la inauguración del Canal de Suez. Allí, a orillas del Nilo escuchó por primera vez la opera Aída de Verdi, en un espectáculo único y excepcional.

En 1870 se derrumbaba el Imperio francés. El 4 de septiembre se proclamaba la tercera República y Eugenia y su hijo huyen a Gran Bretaña. Allí esperan a Napoleón que había caído prisionero en Sedán. La vida de Napoleón sería corta tras la perdida de la corona imperial, falleciendo tres años después, en 1873.

Eugenia vuelca entonces todos sus desvelos y ambiciones en su hijo deseosa de que tuviera un destino glorioso pero la tragedia invadirá su vida en 1879 cuando el joven príncipe muere en la guerra contra los zulúes. La otrora Emperatriz de los franceses quedaba sola, las relaciones con su madre eran frías y distantes y de hecho ella misma le prohibió que acudiera a consolarla, y su hermana Paca, la duquesa consorte de Alba, había muerto muchos años antes.

Napoleón Eugenio Bonaparte

Vivió alternando sus residencias entre Inglaterra y Biarritz, sin interferir en absoluto en la política de Francia. Eugenia gozaba de una buena salud si exceptuamos algunos dolores de tipo reumático controlados por el Dr. Attenburough. Pero, ya hacía el final de su vida comenzó a perder progresivamente la visión. Diagnosticada de cataratas bilaterales decide ser operada por el Dr Barraquer y con tal fin se desplaza a España alojándose en el Palacio de Liria. Será su sobrino Jacobo, Duque de Alba, quien pedirá a Ignacio Barraquer que se desplace a Madrid para intervenir a la ilustre dama. La intervención fue un éxito y se cuenta que cuando a los cinco días le retiraron los apósitos, la misma Eugenia llena de felicidad solicitó El Quijote y logró leer un par de páginas.

Esa dicha duraría poco, un resfriado febril ocasionó una insuficiencia renal, probablemente ya latente, y que le produciría la muerte por síndrome urémico en la madrugada del 11 de julio de 1920. Tenía 94 años.

Soberbia y altanera para algunos, sociable y generosa para otros, denostada y alabada, criticada y envidiada, nunca resultó indiferente a quienes la conocieron. Le tocó vivir un periodo convulso de la historia de Europa pero como ella misma decía, había nacido para la vida tumultuosa.

Cumpliendo su expreso deseo sus restos mortales fueron trasladados a Inglaterra para ser enterrada junto a su marido y su hijo en la cripta imperial de St Michael’s Abbey.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Victoria de Sajonia-Coburgo-Gotha, emperatriz de Alemania


Victoria, Princesa Real - Winterhalter

Vicky, así la llamó siempre su familia, fue la primera de las hijas de la reina del Reino Unido, Victoria I y de su esposo el Príncipe Alberto. Nació el 21 de noviembre de 1840 en Londres y cuando todavía no contaba un mes de vida se le otorgó el titulo de Princesa Real.

Al poco de su nacimiento su padre, el príncipe Alberto escribió un memorando sobre los deberes y las tareas a realizar por el personal que atendiera a sus hijos, Además, el barón Von Stockmar escribió también un documento sobre los principios que debían seguirse en la educación de los hijos de Victoria y Alberto. Así pues, la educación de Vicky fue esmerada. A los 6 años tenía siete horas de clase diaria y desde que contaba apenas año y medio se le empezó a enseñar francés y alemán. Dicen sus biógrafos que fue una niña estudiosa y que mostraba un gran interés en aprender pero lo que verdaderamente tuvo importancia para la princesa y lo que configuró su carácter fue el constante contacto con su padre.

El príncipe Alberto deseaba alejar a sus hijos de la corte a fin de que crecieran con mayor libertad. Para lograrlo, la real pareja construyó en la isla de Wight el Castillo de Osborne sobre un proyecto del propio Alberto. Allí, los niños aprendieron a realizar trabajos manuales mientras su padre, que participaba de sus juegos les iba inculcando las ideas liberales que siempre tuvo y que en Vicky calaron muy profundamente.


Principe Alberto y Princesa Real - J. Lucas - Osborne

En 1851 se inaugura la Gran Exposición de Londres que había promovido el príncipe Alberto y a visitarla acuden lo Príncipes herederos de Prusia acompañados de sus hijos. Esta será la primera vez que Vicky se encuentre con su futuro esposo, el príncipe Federico y a pesar de la diferencia de edad - ella tenía 11 años y él 19 - entre ellos surgirá una empatía especial.

Este era un matrimonio deseado por la reina Victoria así que, cuatro años después, Federico es invitado a Balmoral y el compromiso matrimonial es anunciado en 1856 aunque se puntualiza que el matrimonio no se celebrará hasta que Vicky cumpla los 17 años. El príncipe Alberto, que siempre deseó una Prusia liberal, consideró que estos dos años que faltaban para la boda de su hija debían ser bien aprovechados y puso gran empeño en educarla en la historia del país que le estaba destinado y en los principios liberales que él mismo profesaba. Intentaba con ello que Vicky fuera el instrumento a través del cual, Prusia se convertiría en una Monarquía Parlamentaria tomando ejemplo del Reino Unido. Aquellas ideas liberales habrían de proporcionarle a la princesa más de una amargura. 

La primera de ellas vino con la celebración de su boda. El emperador consideraba que el matrimonio del príncipe debía celebrarse en Berlín pero, la reina Victoria se opuso y finalmente este se celebró en Londres en el palacio de St James.

Victoria, Princesa Real de Reino Unido, no fue bien recibida en la corte prusiana. Al espíritu antibritánico que imperaba en Berlín se unía el especial carácter de Vicky que consideraba a los Hohenzollern de inferior categoría a la suya propia, tal y como le había enseñado su padre.

En un principio se asigno a los príncipes un ala de Palacio Real de Berlín pero, dadas las pésimas condiciones en que éste se encontraba se trasladaron al Palacio de Potsdam. Vicky inició desde su boda una correspondencia semanal con sus padres en las que informaba puntualmente de los acontecimientos políticos de su nueva patria. En esas cartas, la reina Victoria no solo se permitía criticar la política prusiana sino que además instaba a su hija a seguir considerándose una princesa inglesa y como tal a defender los intereses de Inglaterra. La antipatía hacía la princesa crecía día a día. Tampoco la relación con sus suegros fue buena y de todos era conocida la anglofobia de su suegra. 

Un año después de su boda Vicky da a luz a su primer hijo, el que con los años se convertiría en el Kaiser Guillermo II. El parto fue largo y estuvo a punto de costarle la vida a la princesa. El niño estaba en posición pélvica y fue extraído con fórceps. A los pocos días del nacimiento se dieron cuenta de que el brazo izquierdo del niño estaba inerte. La parálisis del brazo de su hijo causó en Vicky una conmoción difícil de entender. Tardaría semanas en comunicárselo a sus padres y según cuentan algunos de sus contemporáneos más cercanos, no por temor a causarles un dolor lógico sino porque se avergonzaba de haber traído al mundo a un hijo con una tara física. Victoria no soportó nunca el defecto corporal de su hijo y en lugar de compasión anidó en ella un resentimiento difícil de entender que la indujo a tratarle siempre como si fuera inferior al resto de sus hijos que crecían sanos y hermosos. El futuro emperador de Alemania jamás olvidó ese trato y con el tiempo vendría la venganza.
Victoria Princesa Real - Winterhalter - Buckinghan Palace

En 1861 cuando ya el padre de Federico ha ascendido al trono como Guillermo I, se produce una gran crisis de estado que tendrá como consecuencia el nombramiento de Otto von Bismarck como primer ministro de Prusia. Este nombramiento supuso para Federico y Victoria el aislamiento total, quedaron relegados a un papel meramente representativo, no podían disponer de dinero ni de libertad. Las abiertas criticas de Federico hacía Bismarck enfurecían a los conservadores prusianos que acusaban a Victoria de ser la instigadora de la conducta de su esposo. Así pues, Prusia miraba cada vez con peores ojos a "la inglesa".

Sin embargo, el matrimonio de Vicky fue feliz. Los príncipes herederos tuvieron ocho hijos y tras 27 años de espera, Federico fue proclamado rey de Prusia y emperador de Alemania a la muerte de su nonagenario padre en marzo de 1888. El título de emperatriz consorte sólo le duró tres meses a Victoria ya que en junio moría su esposo.

En cuanto se anunció la muerte de Federico su hijo Guillermo, ya emperador, ordenó la ocupación de la residencia de sus padres por los soldados. Mandó registrar todos los aposentos en busca de documentos que pudieran ser comprometedores para su persona y para Alemania, pero según parece nada se encontró. Los documentos habían sido depositados ya en Inglaterra cuando los entonces príncipes herederos habían acudido al jubileo de la reina Victoria I. 

Vicky abandona Potsdam para que se instale en él su hijo y con los 11 millones que según el historiador Emil Ludwig ha conseguido que se le otorguen como renta de emperatriz viuda se hace construir un castillo al que en honor a su esposo llamó Friedrichshof a pesar de que, tanto en su aspecto exterior como en su decoración interior, el castillo recordaba a una mansión inglesa. Allí Victoria consiguió reunir una pequeña corte de intelectuales liberales y pintores con los que criticaba abiertamente la política y el comportamiento autoritario de su hijo y allí siguió viviendo,  cada vez más sola, tras el matrimonio de sus hijas. Guillermo II no le permitió la más mínima ocupación que tuviera algún carácter oficial, ni tan siquiera, la presidencia de la Cruz Roja que sabía que su madre ansiaba. Pequeñas venganzas de niño herido o, tal vez, autodefensa ante las críticas maternas.


A comienzos del año 1901 muere la reina de Inglaterra. Vicky, diagnosticada de cáncer de mama tres años antes, no puede acudir a los funerales. El cáncer se ha extendido y tiene metástasis en la columna que le produce terribles dolores y la mantiene postrada en la cama. Su hermano, el ya rey de Inglaterra Eduardo VII, acude a verla acompañado de F. Ponsonby en calidad de secretario particular y de sir Francis Laking, su médico personal. Aunque la visita tenía carácter privado, Guillermo II no se separó del lado de su tío y consiguió que los hermanos no estuvieran nunca solos a fin de que no intercambiaran confidencias que le pudieran ser perjudiciales a él y al imperio alemán. A pesar de la estrecha vigilancia a la que fue sometida Vicky, ésta había conseguido seguir manteniendo correspondencia con su madre gracias a la ayuda de algunos fieles criados, pero ahora, se imponía para la emperatriz viuda la necesidad de sacar todas esas cartas de su palacio para impedir que cayeran en manos del kaiser. Finalmente y gracias a Ponsonby que camufló los documentos entre su equipaje, las cartas fueron sacadas de Alemania.

Muchas preguntas surgen tras la lectura de las distintas biografías, unas inglesas, otras alemanas, que se han escrito sobre esta emperatriz. ¿Era su sentimiento de pertenecer a una raza superior tan fuerte como para llevarla a traicionar al país al que debía lealtad por matrimonio, tal como nos cuentan los alemanes ó era tan sólo su espíritu liberal lo que se violentaba ante un totalitarismo que no deseaba para su nueva patria? ¿Era tan dura y fría como para que ni siquiera aflorará en ella ese instinto materno que hace que cualquier madre proteja más al vástago más débil? ¿ Fue acaso este antagonismo con su hijo, esta falta de amor, lo que condicionó el carácter megalomaníaco y agresivo de Guillermo II? ¿ Fue ese carácter lo que condicionó la política exterior del Kaiser y el destino de Europa en los albores del siglo XX? 

Victoria de Sajonia-Coburgo-Gotha murió en agosto de 1901.

Fue enterrada junto a su esposo en la Friedenskirche en Potsdam. En suelo alemán, para siempre.

martes, 14 de mayo de 2013

Carlos Príncipe de Viana






Carlos  Príncipe de Viana


 En Peñafiel el 29 de mayo de 1421 nace Carlos de Trastamara y Evreux, hijo de Blanca futura reina de Navarra y de Juan, príncipe de Aragón y que con el tiempo se convertiría en el rey Juan II.

A los dos años de su nacimiento se traslada a Olite donde su abuelo, el rey Carlos III de Navarra, apodado El Noble, le proporciona una esmerada educación y un Principado, el de Viana, que instituye a favor de su nieto en  Real Carta fechada en Tudela el 20 de enero de 1423.

En la corte de su abuelo en Olite empezaba a soplar la brisa del próximo renacimiento y Carlos fue sometido a un programa de educación muy completo, llegó a hablar cinco lenguas, se aficionó a la literatura de tal modo que llego a traducir a Aristóteles  y  también a escribir ensayos y poemas. Era muy aficionado a la música y tocaba el arpa y la vihuela,  también amaba la pintura  e incluso llegó a pintar. Su educación se completaba con ejercicios físicos de remo, caza y equitación. Los estudios literarios, los ejercicios físicos y los cuidados de su madre hicieron de él un hombre tranquilo y amante de la paz. Le gustaba vestir bien y era frugal en sus comidas. En resumen, un gentilhombre tal y como había deseado su abuelo.

Esta vida de caza, estudios, música, viajes y fiestas se rompió bruscamente. En 1441, cuando Carlos llevaba ya dos años casado con Inés de Cleves, muere su madre, la ya  reina Blanca I de Navarra y la política y la  ambición de su padre lo lanzan a un mundo de intrigas y guerras.

Castillo de Olite


D. Carlos y su padre siempre fueros espíritus contradictorios, uno beligerante, el otro pacífico. Nada tenían en común. D. Juan que había sido rey consorte de Navarra no podía soportar dejar en manos de su hijo un poder que consideraba suyo. D. Juan se casa de nuevo con Juana Enríquez y ésta que era soberbia e intrigante lejos de apaciguar las rencillas entre padre e hijo las fomentará.

D. Juan obligaba al príncipe a gobernar en su nombre a pesar de que éste ya era rey por derecho sucesorio del Reino de Navarra y  el descontento de la nobleza navarra empieza a ser patente. Las continuas provocaciones de D. Juan llevarán a Navarra a la guerra entre los legitimistas  beamonteses, partidarios de D. Carlos y los agramonteses, partidarios de D. Juan, dos bandos que se odian y que lucharán continuamente en una guerra civil que desgastará al Reino. En 1451 y en la batalla de Aibar, Carlos es derrotado y hecho prisionero junto a su Condestable, Luis de Beaumont y otros nobles. D. Carlos permanecerá en prisión durante 20 meses y durante su encierro nacerá en Sos su hermanastro Fernando, hijo de su padre y de su nueva esposa. Años más tarde este niño se convertirá en Fernando el Católico.

En 1453, D. Carlos es puesto en libertad pero no por ello llega la concordia. Navarra es un caos y las luchas continúan.

Escudo de armas del Príncipe de Viana


Cansado de tanta belicosidad que no va con su carácter, D. Carlos decide solucionar el conflicto por vía diplomática y marcha a  Nápoles a la Corte de su tío Alfonso el Magnánimo. Considera D. Carlos que ya que su padre había sido nombrado lugarteniente de Aragón y Cataluña por D. Alfonso mientras éste se encontraba gobernando los Reinos de Nápoles y Sicilia D. Alfonso sería la persona más indicada para mediar en el conflicto.

El Magnánimo lo recibe con cariño  y declara a su sobrino D. Carlos sucesor después de su padre de los reinos de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña, Sicilia insular y el Principado de Cataluña. Intenta de este modo acabar con el conflicto sucesorio y escribe a su hermano D. Juan haciendo patente su decisión.

En Junio de 1458 muere D. Alfonso y  D .Juan y su esposa, Juana Enriquez, obtienen lo que siempre desearon, ser reyes de Aragón pero, si D. Juan se había convertido en el rey Juan II de Aragón por derecho sucesorio el mismo derecho asistía a D. Carlos que se convertía en heredero de todos los reinos de su padre y en rey de Navarra por derecho propio. Difícil de soportar para  Dª Juana  que aspiraba a que su hijo Fernando obtuviera esos derechos.

Tras la muerte de su tío, D. Carlos permaneció  en Sicilia algún tiempo viviendo sobre todo en las ciudades de Messina y Palermo. Durante su estancia en Messina retomó sus aficiones literarias escribiendo, traduciendo, haciendo versos y llegando a confraternizar con poetas y literatos de la época en especial con el valenciano Ausias March. Fue un tiempo de paz para su espíritu a pesar de que la situación con su padre continuaba siendo hostil.

En  julio de 1459, D. Carlos decide que no puede permanecer por más tiempo en Sicilia. Su padre ha nombrado a su hermanastro Fernando de 6 años de edad, duque de Mont-Blanc, señor de Ribagorza y señor de Balaguer, títulos que le correspondían a él por acuerdo matrimonial de D. Juan con su madre D. Blanca. Recala en Mallorca desde donde escribirá a su padre una carta llena de sumisión y respeto en la que se compromete a liberar la parte de Navarra que todavía estaba en poder de los beamonteses y a no vivir ni en Navarra ni en Sicilia con tal de que los suyos no fueran oprimidos y conservar la sucesión y la heredad.

En  enero de 1460 se  firma la llamada "concordia de Barcelona" en la que el rey Juan II perdona a su hijo y se compromete a liberar a Luis de Beaumont y al resto de los nobles, prisioneros desde hacía 7 años. D. Carlos, que había permanecido ya siete meses en Mallorca, se embarca hacia Cataluña.

El Príncipe de Viana permanecía viudo desde hacía años y aunque tenía tres hijos ilegítimos y había tenido varios amores no había vuelto a casarse. Cuando a finales de 1460 se entrevista con su padre en Lérida y le comunica su intención de contraer matrimonio con Isabel de Castilla, hermana de Enrique IV y futura Isabel la Cátolica, su padre monta en cólera, lo desarma y lo encierra argumentando supuestas deslealtades y traiciones por  haber tenido acuerdos secretos con Castilla.

Esta inesperada acción alborota  de nuevo a navarros y catalanes que se arman y solicitan la ayuda del rey de Castilla. En febrero de 1461 consiguen la liberación del príncipe. Cuando D. Carlos  entra en Barcelona el recibimiento es apoteósico.

Ya  durante su encierro D. Carlos se sentía cada vez más débil. Durante los tres meses que permaneció prisionero se le obligó a recorrer distintas prisiones y cuentan los historiadores que hacía tiempo que "le consumían las fiebres" y que cuando llegó a la prisión de Morella,  solicitó la atención de un médico por sufrir "fuerte dolor en las entrañas".

El 21 de septiembre la fiebre se  hizo crítica. Se ofrecieron votos, se hicieron rogativas públicas y se oficiaron  misas para su salvación. Todo fue inútil.

Príncipe de Viana - Jose Moreno carbonero - Museo del Prado


El 23 de septiembre de 1461 moría D. Carlos, Príncipe de Viana en el Palacio Real de Barcelona. Tenía 40 años. Más de quince mil personas asistieron a las exequias. En 1472 sus restos fueros trasladados al Monasterio de Poblet.

La versión oficial atribuyó la muerte a una  pleuresía. La versión oficiosa, al envenenamiento posiblemente causado por su madrastra para poder trasmitir sin obstáculos a su hijo Fernando los derechos de la Corona de Aragón.

El profesor Reverte Coma, antropólogo forense, realizó un estudio de los restos encontrados en la tumba del Monasterio de Poblet y que, supuestamente, se correspondían con los del Príncipe de Viana. En el estudio se comprobó que la parte superior – cabeza, torax y extremidades superiores- correspondía a un varón de entre 40 y 45 años pero, la parte inferior  pertenecía a una mujer de entre 50 y 60 años. En el examen del tronco y tras su estudio, se comprobó que aparecían huellas de haber sufrido una pleuresía de origen tuberculoso. Es probable que las tumbas fueran violadas a la búsqueda de objetos de valor. Pero, entonces surge la pregunta ¿es el Príncipe de Viana el que esta enterrado allí y cuyos restos se analizaron?.

El gobierno de Navarra solicitó un informe genético de los restos encontrados en Sta María de Nieva en Segovia y atribuidos a Blanca I de Navarra y los de su hijo Carlos Príncipe de Viana encontrados en Poblet al Departamento de Medicina legal de la Universidad de Granada. Este mismo estudio se realizó también por el Departamento de Antropología de la Universidad de Pennsylvania.  Estos estudios del ADN  mitocondrial se dieron  a conocer en 1995 y son concluyentes, no existe  relación materno filial entre ambos restos.

Investigadores de la Universidad de Barcelona y de la Universidad de Granada bajo la dirección de la historiadora Mariona Ibars han realizado un estudio genético de la momia del Poblet y los han comparado con  los realizados a ascendientes y descendientes de origen indudable. El estudio publicado en 2008 demuestra que los restos hallados en el Monasterio de Poblet no pertenecen a D. Carlos, Príncipe de Viana. Tampoco los restos hallados en Sta María de Nieva pertenecen  a Blanca I de Navarra


 Monasterio de  Poblet

¿Dónde esta enterrado Carlos de Trastamara y Evreux?









jueves, 9 de mayo de 2013

María de las Mercedes de Orleáns y Borbón




Mercedes de Orleáns y Borbón - 1874

Nació en Madrid, en el Palacio Real, el 24 de Junio de 1860 y fue Infanta de España y Princesa de Francia desde su nacimiento ya que era hija de Luisa Fernanda, hermana de la reina Isabel II, y de su marido el príncipe D. Antonio de Orleáns, duque de Montpensier e hijo del rey de Francia. 

La infancia de Dª Mercedes transcurrió en Andalucía, entre el palacio de San Telmo en Sevilla y Sanlúcar de Barrameda. La revolución de 1868 que supuso la pérdida del trono para Isabel II implicó también a los Orleáns-Borbón que tuvieron que exiliarse a Francia. Dª Mercedes se instala con su familia en el castillo de Randan muy cerca de Vichy.

Convencida Isabel II que las intrigas de su cuñado el Duque de Montpensier habían precipitado la pérdida de la corona de España deja de tener relación con su hermana y con su marido y tan sólo los buenos oficios de la madre de ambas Dª Mª Cristina de Borbón lograron que en el verano de 1872 ambas hermanas se reconciliasen.

Aprovechando esta nueva situación de armonía familiar los Orleáns-Borbón se apresuraron a invitar a la destronada Isabel II y a su hijo el príncipe Alfonso a pasar unos días en el castillo de Randan. Don Alfonso tiene quince años y su prima Mercedes había cumplido doce seis meses antes puesto que el encuentro ocurre los últimos días de diciembre. Un biógrafo de D.Alfonso dice "acaso el amor surgió instantáneamente, porque unos ojos negros lo miraron con gracia y ternura y una voz con ceceo andaluz le dio la bienvenida". La visita de Isabel II y su hijo durará tan sólo tres días tras los cuales Alfonso regresará a Viena al colegio Theresianum donde se educa y Mercedes continuará con sus clases en el colegio religioso de La Asunción en Auteil.

El retrato popular que se hizo de Dª Mercedes es que era una belleza pero la realidad es distinta. La infanta era una mujer bajita, de cara redondeada, de ojos y cabello negro y nada en sus facciones destacaba por hermoso pero, tenía una gracia y una bondad que resultaban atrayentes y se granjeaba la simpatía de todos cuantos la conocían.

Mercedes de Orleáns y Borbón - Manuel San Gil - Palacio Real

En el año 1873 vuelven a encontrarse en París y se las ingenian para verse en el Bois de Boulogne, eso si, ella acompañada por una dama y él escoltado por su ayudante pero, a pesar de la discreción con la que los primos organizan su encuentro, algo debe llegar a los oídos de Dª Isabel porque rehúsa la invitación que los Montpensier le hacen esas Navidades. 

El verano de 1874 vuelven a verse los dos enamorados a pesar de la vigilancia a los que eran sometidos por parte de Isabel II. Ese mismo año, el 29 de diciembre el príncipe es proclamado Rey de España con el nombre de Alfonso XII y el 14 de enero de 1875 entra triunfalmente en Madrid.

Los Montpensier regresan de nuevo a España y se instalan en el palacio de San Telmo, en Sevilla, ya que, Cánovas no quiere tener al intrigante duque pululando por Madrid. Tiene el Rey 17 años y tres menos Dª Mercedes.

Durante el verano de 1877 D. Alfonso cede el palacio de la Granja a sus tíos los Montpensier para que pasen el estío y para sin duda tener más cercana la presencia de Mercedes. A partir de ese momento los jóvenes no ocultan su noviazgo, un noviazgo que no contaba con el beneplácito de casi nadie si exceptuamos al padre de la novia. Isabel II llega a decir: "contra la muchacha no tengo nada pero no transijo con los Montpensier". Por otra parte, Cánovas del Castillo había proyectado el enlace de D. Alfonso con la princesa Beatriz, hija de la Reina de Inglaterra. Ni siquiera la clase política recibió la noticia con agrado y hubo arduos debates en el Parlamento cuando el Rey solicito, como exigía la constitución, la aprobación del Parlamento para casarse. 

Sin embargo, el pueblo español recibió la noticia con agrado y muestra de ello es la cancioncilla que corría por Madrid 

 Quieren hoy con más delirio
 A su Rey los españoles 
 Pues por amor se ha casado 
 Como se casan los pobres 

La boda se celebró el 23 de enero de 1878 en la Basílica de Atocha y la “luna de miel” la pasaron en El Pardo. A su regreso se instalaron en el Palacio Real que a partir de aquel momento se llenó de gente joven, los propios reyes y las hermanas de Alfonso, las infantas Pilar, Paz y Eulalia. La nueva Reina no era en absoluto protocolaria y le gustaba ocuparse de que todo estuviera en orden para su "querido Alfonso". Junto a sus cuñadas acudía en persona a realizar obras de caridad y justo es reconocer que se ganó con estos actos y con su cercanía a la gente, el cariño de los madrileños.

Boda de Alfonso XII y Mercedes de Orleáns - Palacio de Riofrio -

Pero esta continua felicidad en la que vivían los reyes estaba a punto de romperse. A finales de marzo se inician los primeros síntomas de la enfermedad de la Reina que no fueron claros, nauseas, vómitos, palidez y falta de apetito, todo lo cual es atribuido por el médico de cabecera del Rey el Dr Corral y Oña, marques de San Gregorio a un incipiente embarazo que desencadenó en aborto. Aunque no sabemos la fecha del mismo lo cierto es que el 2 de abril el duque de Montpensier escribe a su yerno: "después de este malparto, toda precaución ha de ser poca". A la Reina se le practicó un legrado.

Dª. Mercedes tras pasar dos semanas recluida en sus habitaciones, inicia de nuevo sus actividades pero continúa sintiendo cansancio y a pesar de que ella minimiza su situación por no alarmar a su “querido Alfonso “ lo cierto es que las actividades de la Semana Santa, donde llega a participar en el lavatorio de pies de doce mujeres pobres, la dejan extenuada. Se decide entonces que lo mejor es un cambio de aires y Dª Mercedes se traslada al Palacio de Aranjuez acompañada por sus cuñadas. El Rey que la visita con frecuencia se siente cada vez más alarmado por la palidez y falta de energía de su esposa pero los médicos atribuyen estos síntomas a un nuevo estado de gravidez de la Reina.

De nuevo en el Palacio Real, Dª Mercedes sigue intentando ocultar la realidad de su estado de salud y acompaña al Rey a los actos oficiales pero su palidez y tristeza no pasan desapercibidos a la gente y en las calles empieza a correr el rumor de que la Reina está gravemente enferma. Sin embargo no será hasta el 18 de junio que La Gaceta de Madrid publica el primer parte médico que viene a decir que además de los síntomas propios del embarazo la Reina sufre altas fiebres. 

El 21 de junio y por indicación del Rey, se celebra una consulta de médicos en la Real Cámara. El rumor de que la Reina sufre fiebre tifoidea se extiende por Madrid y el pueblo llano comienza a llenar la plaza de Oriente a la espera de noticias. Los políticos, los militares de rango y los grandes de España llenan el Palacio. El Rey consternado e incrédulo no se mueve del lado de su esposa . Los duques de Montpensier han sido llamados el día anterior ante la gravedad de Dª Mercedes.

Según ha quedado escrito en los Anales de La Real Academia de Medicina, "la fiebre se ha hecho continua, la Reina tiene vómitos y la frecuencia de su corazón oscila entre las 100 y las 130 pulsaciones al minuto, se le administra valerianato de quinina pero no se consigue la remisión de los síntomas". Al final de la tarde del día 22 Dª Mercedes sufre una hemorragia intestinal, su pulso se debilita y la piel esta fría.

La Gaceta empieza a emitir tres partes diarios sobre el estado de la Reina que son firmados por el médico de Cámara marqués de San Gregorio. Los madrileños hacen colectas para ofrecer un donativo a la Virgen de La Paloma a fin de lograr su intercesión y salvar a la Reina. La plaza de Oriente sigue atestada de gente que espera con tristeza y esperanza las noticias.

Las hemorragias intestinales se repiten y la Reina entra en sopor, la fiebre se eleva a 40º. El Dr Federico Rubio es llamado a consulta, pero nada puede hacer. Parece ser que algún médico de los que la asisten llega a considerar que la infección ha sido provocada por el legrado que se le había practicado dos meses antes pero, si lo pensaron, nada de esto quedó escrito. 

Los partes médicos son cada vez más pesimistas, el parte del día 25 por la noche dice: " La vida de S.M. la Reina nuestra Señora se halla en peligro inminente". Cortes Cavanillas, en su biografía sobre Alfonso XII, dice: "Alrededor de la cama se encontraba arrodillada toda la Real Familia. D. Alfonso tenía entre sus manos las de la moribunda sin separar ni un momento la vista de su pálida y consumida cara" 

Dª Mercedes de Orleáns y Borbon muere el 26 de junio a las doce horas y quince minutos. Acababa de cumplir 18 años. Fue Reina de España durante 154 días. 

La Gaceta de Madrid del día 27 publica el parte médico firmado por el Marques de San Gregorio que entre otras cosas dice "S.M. la Reina ha fallecido a consecuencia de una fiebre gástrica nerviosa, acompañada de grandes hemorragias intestinales". 

El Rey no desea que su esposa sea enterrada en el Panteón de Infantes como las demás Reinas que han fallecido sin dar sucesión a la Corona así que, dispone que sea enterrada en un nicho en una capilla del propio Monasterio del Escorial con una lápida de mármol blanco y un epitafio cargado de amor:
MARÍA DE LAS MERCEDES, DE ALFONSO XII, LA DULCÍSIMA ESPOSA



miércoles, 1 de mayo de 2013

Luis II de Baviera




Luis II - Ferdinand von Piloty

Hijo de Maximiliano II von Wittelsbach rey de Baviera y de la princesa Maria de Hohenzollern hija del rey de Prusia, este príncipe nació el 25 de agosto de 1845 en el palacio de Nympherburg cerca de Munich.

Luis estuvo apartado de sus progenitores durante su infancia pues se consideró que era importante que recibiera una estricta educación dado que como príncipe heredero ocuparía un día el trono de Baviera. Dócil como era, cumplía con el estricto régimen de estudio y ejercicio físico que le imponía su preceptor, y destacaba su afición a la equitación y a la natación y su interés en las artes, en especial en la arquitectura, la pintura y la música. Pero, no parece que se diera ninguna importancia al aspecto psíquico de su educación ya que, creció sólo, sin ningún amigo ni compañero de juegos si exceptuamos a su hermano Otto, tres años menor que él. Su vida transcurría entre las habitaciones del palacio y los paseos a caballo por los hermosos alrededores del mismo. Todo esto fue generando el carácter retraído y soñador del príncipe. 

Luis amaba las artes como las habían amado su padre y su abuelo. En 1861, cuando Luis contaba 16 años asiste a la representación de una obra de Wagner," Lohengrin", y desde ese momento queda cautivado por la obra del músico.

Dos años más tarde le es asignado como oficial de servicio a Paul de Thurn y Taxis, un noble perteneciente a una de las familias más importantes de Baviera y desde ese momento el solitario Luis encuentra en Paul al amigo que nunca tuvo y entre ambos se establece una profunda relación. Algunos historiadores coinciden en afirmar que aunque Luis se enamoró de su amigo, la relación fue sólo platónica pero, las pocas cartas que se conservan de las que intercambiaron parecen indicar lo contrario.

En 1864 y tras la temprana muerte de su padre este príncipe romántico y sensible se convierte en rey con el nombre de Luis II. Lo primero que hace es traer a Wagner a su lado y convertirse en su mecenas. Paga las deudas del artista y le proporciona una casa en Munich y todo lo necesario para que el Maestro sólo tenga que dedicarse a componer. Con la música de Wagner,  Luis siente que el artista ha sido capaz de expresar todos los sentimientos, los miedos, los sueños y las ilusiones que él mismo alberga en su interior. Así lo expresa en carta que le escribe al compositor " ¡ Sublime y divino amigo ¡ Te ruego que no renuncies a tu arte, en nombre de aquellos a quienes proporcionas dichas que sólo Dios podría dispensar". 


Luis II - Wilhelm Tauber

El carácter irascible de Wagner, su orientación política y la dejación de funciones como Rey de Baviera por parte de Luis II, acaban provocando que el gobierno presione al Monarca para que el compositor sea exiliado ya que se considera una mala influencia para el Rey y así, en diciembre de 1865, Wagner marchará hacía Suiza en calidad de exiliado.

A los pocos meses de la marcha de Wagner la relación entre  Paul Thurn y Taxis y Luis se enfría. Parece ser que el interés que Paul empieza a mostrar por las mujeres será el detonante por lo que  se le libera de sus funciones de ayudante de campo de S.M. y se le traslada al regimiento de artillería.

En 1867 y en un intento de cumplir con sus obligaciones dinásticas Luis se compromete con Sofía de Baviera, hermana de la Emperatriz Isabel de Austria, pero la farsa durará poco tiempo y el compromiso será anulado.

Los asuntos de Estado le importaban poco a Luis, cada vez más interesado en las artes y con esa lucha interior tremenda que siempre mantuvo contra su homosexualidad. La construcción de castillos se convirtió en la nueva prioridad del Monarca. En ellos Luis intentaba plasmar no sólo su concepto de la belleza sino también sus fantasías oníricas. Así se inicia la construcción de Neuschwanstein sobre las ruinas de un antiguo castillo medieval.

La política de su país seguía sin importarle demasiado. Ni la guerra franco-prusiana en la que Baviera se vió obligada a participar logrará apartarlo de sus sueños arquitectónicos e iniciará la construcción de Linderhof su visión personal del Petit Trianon.

Castillo de Linderhof

Los gobiernos se suceden pero el Rey está cada vez más ausente de Munich a la que sólo acude para asistir a la opera y cumplir con el número de días mínimo que la ley le obliga a vivir en la capital del reino.

Su “gran amigo” y el que le acompaña en esos años es Richard Hornig, su caballerizo mayor. Se dice que la relación entre ambos fue de profundo amor y que en los diarios del Rey así quedó escrito, del mismo modo que describió su profunda lucha interior contra unos sentimientos que su ideología repudiaba, pero lo cierto es que sus diarios fueron destruidos durante la Segunda Guerra Mundial y tan sólo queda alguna copia de páginas sueltas. 

Y así transcurre la vida de Luis II de Baviera, cada vez más encerrado en si mismo, atento tan sólo a la construcción de sus castillos, a las representaciones de las óperas de Wagner y a los intercambios epistolares con el compositor y con su prima la Emperatriz de Austria "Sissi" a la que le unía una estrecha amistad, la propia de dos espíritus atormentados y románticos que se sentían fuera del tiempo que les había tocado vivir. Su apatía aumenta progresivamente y empieza a descuidar su aspecto físico y a comer en exceso y desordenadamente, suele dormir durante el día y deambula por las noches

En 1883 muere Wagner y su muerte sume a Luis en la desesperación, se encierra en sus habitaciones y ordena que se cierren y se prohiban tocar los pianos en su castillo. 

Las ministros empiezan a estar preocupados. Los castillos en construcción suponían una enorme deuda y los que Luis tenía en proyecto podían agravarla aún más. El ministro de Hacienda habló con el rey pero, Su Majestad no entendía de economía y en lugar de reducir los gastos se endeudó todavía más. Era el año 1886, el Gobierno decide que no se puede sostener por más tiempo al rey en el trono y de común acuerdo con el tío del monarca, el príncipe Luitilpold al que se le ofrece la regencia, se conspira para declararlo loco.

Era necesario pues un informe médico y cuatro eminentes psiquiatras, los doctores Hagen, Grashey y Hubrich, encabezados por el Dr Gudden,  se encargan de elaborarlo. Para redactarlo no examinan al Rey sino que se basan en los testimonios del personal a su servicio y que habían tenido una estrecha relación con él. El informe contiene afirmaciones como que: " Su Majestad sufría alucinaciones, oía voces que nadie oía y hablaba solo, además tenía extrañas fantasias". El informe concluye diciendo: " Su Majestad esta en una forma avanzada de una enfermedad mental conocida como Paranoia y debe ser considerado como incurable…. Sufriendo un trastorno de este tipo la libertad de acción ya no puede ser permitida y Su Majestad debe ser declarado incapaz de gobernar". El informe se firma el 23 de marzo de 1886. En abril se muestra una copia al canciller prusiano Bismarck. 

Castillo de Neuschwanstein

El día 9 de junio una comisión del gobierno a la que acompaña el Dr Gudden sale de Munich camino de Neuschwanstein con el propósito de arrestar al Rey. Luis es conducido al castillo de Berg junto al lago Stamberg, donde quedará confinado y al cuidado del Dr Gudden. 

El 13 de junio, alrededor de las 18 horas, Luis y el Dr Gudden se disponen a dar un paseo por los alrededores del castillo, el Dr Gudden dice a la guardia que no es necesario que los acompañen, parten pues solos. Llega la hora de la cena y ni Luis ni su acompañante aparecen, el personal del castillo sale a buscarlos. Sobre las 22:30 el cuerpo del Rey y el de Gudden son encontrados flotando en las aguas poco profundas del lago Stamberg y a unos 20 metros de la orilla. 

Lo que realmente pasó aquella noche a orillas del lago Stamberg sigue siendo tema de debate. No hubo testigos y las pruebas no son concluyentes. Algunas fuentes señalan que no hubo autopsia del rey, otras dicen que hubo autopsia pero que no se encontró agua en sus pulmones por lo que no pudo morir ahogado. Si hubo autopsia del Dr Gudden y había agua en sus pulmones luego no cabe duda de que el psiquiatra murió ahogado. La versión oficial es la del suicidio. Luis se suicidó y el Dr Gudden se ahogó al intentar impedírselo. La otra versión es la del asesinato, aunque no existe ninguna prueba que sostenga esta teoría. 

Luis II de Baviera tenía 41 años un gran drama interior y una corta vida que acabó en tragedia. En el lago Stamberg se alza una cruz en el lugar donde fue hallado su cuerpo.

Lago Stamberg

jueves, 25 de abril de 2013

María Tudor




María Tudor - Antonio Moro - Museo de Prado


Esta desgraciada princesa fue hija de Enrique VIII y de Catalina de Aragón. Nació el 18 de febrero de 1516 en Greenwich-Palace y fue la única de los hijos de este matrimonio que llegaría a la edad adulta. 

La Princesa parece ser que crecía poco, tenía las mejillas llenas de pecas y los cabellos rojizos, pero, en sus primeros años era una niña alegre y simpática que tenía cautivado a su padre, el Rey. 

Tenía siete años cuando se le busca novio y el elegido es el Emperador Carlos V que ya contaba con veintidós. A partir de ese momento se empieza a educar a la princesa como corresponde a una futura Emperatriz. Aprendió solfeo y canto, latín, francés, italiano y a entender y escribir el castellano aunque nunca se atrevió a hablarlo. Cuando Luis Vives se instala en su cátedra de Oxford escribe para María su tratado "De studii pueriles ratione". Además se le asigna también, como era costumbre entre los ingleses, casa propia y una pequeña corte independiente de la de sus padres en el castillo de Ludlow, en Gales. Pero, a pesar de esta magnífica educación, este matrimonio jamás llegaría a realizarse porque, cuando llegó María a la pubertad,  la política de alianzas matrimoniales practicada por los Austrias aconsejaba al Emperador desposar a otra princesa. 

Corría el año 1529, María tiene ya 14 años y su padre, el Rey, ha movido todos los hilos para divorciarse de su madre y poder casarse con Ana Bolena. En junio de ese año la Reina Catalina es llevada al castillo de Kimbolton donde permanecerá confinada. 

María seguía sin crecer y era francamente fea, sus cabellos seguían siendo rojos pero sus ojos no tenían ninguna expresividad y carecían de brillo, además, no tenía cejas y el sufrimiento que los hechos que estaba viviendo le provocaban, había ocasionado que en su rostro, antes alegre, sólo existiera un rictus de amargura. 

En 1533 se anuncia la anulación del matrimonio de sus padres, ella es declarada hija ilegitima, se le despoja de su título de princesa Real y de todos sus privilegios y pasa a ser Lady María. No se le permite ver a su madre ni practicar su religión. 

Enrique VIII - Hans Holbein  - National Gallery

En el año 1535 Enrique VIII se proclama cabeza suprema de Iglesia Anglicana. Profunda católica como era, la separación de su país de la Iglesia de Roma le produce un gran dolor y un rencor inmenso que permanecerá dentro de su mente hasta el fin de sus días. Para evitar sublevaciones y resistencias Enrique ordena la ejecución de muchos católicos. Durante ese año de 1535 Europa entera temerá por la vida de Catalina y de María. 

La salud de María nunca había sido buena, desde pequeña presentaba frecuentes episodios de fiebre pero, en ese año de 1535 y quizás por las presiones recibidas, su salud se deterioró gravemente y sufría fuertes dolores de cabeza y de estómago. En la corte se empieza a hablar de envenenamiento. Para acallar las voces Enrique ordena que tanto los médicos españoles como los de cámara de su corte visiten a María. El Dr Burtt notifica al Rey que la enfermedad de María no es incurable y todos los médicos coinciden en que sería beneficioso para la Princesa el poder ver a su madre. El Rey se conmueve y la visita se realiza. María mejora pero, en enero de 1536, su madre fallece y a ella no se le permite ni tan siquiera vestir de luto. Se la obliga además, bajo amenaza de muerte, a firmar un documento en el que reconoce que el matrimonio de sus padres era incestuoso y ella hija ilegitima. El rencor de María crece hasta acercarse al odio.

Los días y los años se suceden y las esposas de su padre también y así llega el año 1547, año del fallecimiento del Rey y de la coronación de su hermanastro como Eduardo VI. María según el testamento paterno sería la heredera de Eduardo si éste muriese sin hijos, y así sucedió.

En 1553 tras la muerte de Eduardo VI, María Tudor es coronada Reina de Inglaterra a la edad de 38 años. Así que, aquella fea princesa a la que nadie se había preocupado por casar, se convierte de pronto en un preciado botín para algunos de los monarcas europeos. 

Felipe II - Tiziano - Museo del Prado

Carlos V considera que la oportunidad es única y se apresura a ofrecer a su hijo Felipe, Príncipe de Asturias y doce años más joven que la Reina, como esposo de María. El ofrecimiento va acompañado de un cuadro de Tiziano y parece ser que, a la vista del retrato, María quedó profundamente enamorada de él. No le ocurrió lo mismo a D. Felipe cuando vio el retrato de María pero, obediente como era y convencido de que la razón de Estado primaba sobre sus deseos personales, acató los deseos del Emperador y la boda se celebró por poderes en Enero de 1554. Felipe, que no tenía demasiada prisa, no llegó hasta el mes de julio a Inglaterra y cuentan quienes le acompañaban que el retrato de la Reina pintado por Antonio Moro no le hacía justicia, María era mucho más fea de lo que el artista reflejó. A sus 39 años, su afilada cara estaba surcada de arrugas, su cuerpo era flaco y, al sonreír, mostraba una dentadura llena de caries.

El 25 de julio en la Catedral de Winchester se celebra la misa de velaciones. Londres acoge con mucha frialdad a los nuevos esposos. María que deseaba convertir de nuevo a Inglaterra en un país católico, había nombrado tribunales e iniciado las ejecuciones de protestantes desde el mismo momento de su coronación. El pueblo ingles la bautizó con el nombre de Bloody Mary (María la Sanguinaria).

Le costase lo que le costase, Felipe cumplió con su esposa ya que, ésta cree estar embarazada y de hecho presenta todos los síntomas. Su vientre va creciendo al mismo ritmo que su alegría por la próxima maternidad.

Estamos en el año 1555, Felipe es llamado por su padre que desea descargar sobre sus hombros el peso de la Corona pero, María le hace prometer que no la dejará hasta que se produzca el parto. Felipe así lo promete pero los meses pasan y el parto no se produce. Se avisa a los médicos que tras examinarla concluyen que no existía embarazo sino una hidropesía. Felipe sale de Inglaterra y no volverá hasta dos años después y ya convertido en Rey de España tras la abdicación de su padre.

María Tudor - Hans Eworth - National Gallery

El segundo encuentro de los esposos en 1557 será breve, pero parece ser que Felipe vuelve a cumplir con sus deberes conyugales ya que, en diciembre de ese año, se avisa al ya Rey de España del nuevo estado de gestación de su esposa que cuenta ya 42 años. Como era de esperar la historia se repite y la hinchazón del vientre de la reina acaba teniendo como causa una hidropesía. 

En Octubre de 1558 María presenta estados febriles que se acompañan de dolor de cabeza, y disminución de la visión. En noviembre su estado se agrava con periodos de confusión mental y la fiebre no desaparece. El 17 de noviembre de 1558 María muere como había vivido, rodeada de gente pero sola. 

Sobre las causas de su enfermedad y muerte sólo podemos especular. En un artículo publicado en el British Medical Journal se sugiere que la enfermedad fue debida a la depresión que le causó la falta de cariño y la crueldad de su padre. Comenage insinúa que pudo ser una hidropesía de origen cardiaco, Spencer Wells considera que pudo deberse a un cáncer abdominal y Fernández Ruiz apunta como posible causa una peritonitis tuberculosa. Nunca lo sabremos.

María Tudor, nieta de los Reyes Católicos y Reina de España jamás piso territorio español. Está enterrada en la Abadía de Westminster.

viernes, 19 de abril de 2013

Enriqueta Ana Estuardo



Enriqueta  Ana  Estuardo - Pierre Mignard  (Palacio de Versalles)


La guerra civil asolaba Inglaterra. El absolutismo practicado por Carlos I, su enfrentamiento al parlamento y la participación en los asuntos políticos de su esposa, la católica Enriqueta María hermana de Luis XIII de Francia, la habían desencadenado.

Era el año 1644, dos años después de haberse iniciado la guerra, cuando nacía en Exeter, Inglaterra, esta princesa, última de las hijas del rey. Su nacimiento se produjo mientras su madre huía hacia Francia para intentar encontrar ayuda económica para la causa de su esposo. La princesa fue por lo tanto abandonada por su madre en manos de la Condesa de Morton. Recibía a menudo la visita de su hermano Carlos que siempre sintió por ella un especial cariño y que se convirtió en su protector. La guerra civil continuaba, su padre se veía cada vez más acorralado y dada la situación en 1646 ordenó a su hijo Carlos que abandonara Inglaterra y buscara refugio en Francia donde se encontraba su madre. Poco después y disfrazadas de campesinas huirían también a Francia la Condesa de Morton y “Minette”, nombre con el que sus familiares llamaban a la princesita.

Enriqueta Ana no tuvo una infancia fácil. En 1649 su padre fue juzgado y condenado muriendo decapitado el 30 de enero. Su madre había gastado todo su capital en la búsqueda de ayuda para la causa de su esposo, así que se inició un periodo de penurias económicas en la familia agravado porque la corte francesa se encontraba en plena convulsión a causa de las frondas parlamentarias.

En un principio, el futuro de Minette y con quién se desposara, carecía de importancia en la corte francesa pero, en 1660, su hermano Carlos consigue que la monarquía sea restaurada convirtiéndose en el nuevo rey de Inglaterra. A partir de ese momento, Francia mira a Minette con otros ojos pactándose su matrimonio con el duque de Orleáns, "Monsieur", hermano menor de Luis XIV. La boda entre Minette y Felipe de Orleáns se celebra con todo el boato que corresponde a una alianza dinástica en marzo de 1661.

Felipe de Orleáns era un personaje excéntrico, empolvado, maquillado, cubierto de joyas y encajes que se paseaba por Paris con una corte de hermosos jóvenes que mostraban claramente su tendencia homosexual. Minette, por su parte, se había convertido en una mujer inteligente, brillante y muy guapa. Ambos cónyuges se lanzaron tras su matrimonio a una vida de libertinaje llegando incluso a compartir amantes. El conde de Guiche fue uno ellos. Los escándalos que protagonizaron la princesa y el conde hicieron que Guiche fuera alejado de la corte por Luis XIV que también se había interesado por su cuñada a la que convirtió en su amante aunque no por mucho tiempo. "Monsieur", tras algunos amantes, encontró al que seguramente fue el amor de su vida, el caballero de Lorena.

Pese a todo, Minette tuvo una larga historia obstétrica con su esposo. Ocho gestaciones de las cuales, cuatro serían abortos, una hija nacería muerta y otro hijo moriría a los dos años de edad. De las dos hijas que sobrevivieron una se convertiría en reina de España al casar con Carlos II. Esta hija nació un año después del matrimonio de sus padres y la última un año antes de la muerte de Enriqueta Ana.

Felipe de Orleans - Pierre mignard - Palacio de Versalles 

El estado de salud de Minette se fue deteriorando. Al hecho de que cada año tenía un nuevo embarazo se unió su vida disoluta con fiestas continuas y continuos amantes.

Corría el año 1670 cuando llegó el momento de que Enriqueta Ana entrase en el juego político de Luis XIV. Conociendo la especial debilidad que sentía Carlos II de Inglaterra por su hermana, con la que mantenía correspondencia de manera asidua, el Rey Sol le encomienda una misión: debe conseguir que su hermano firme un tratado secreto de ayuda entre las dos monarquías.

Minette embarca hacia Dover para entrevistarse con su hermano. Carlos se conmociona al verla. Aquella dulce niña que había dejado en Francia era ahora una mujer que no lograba ocultar, a pesar de los maquillajes, los lunares postizos y la peluca, sus ojeras y su rostro ajado pese a su juventud. Minette logra que su hermano firme el tratado que será conocido como Tratado de Dover o Tratado de "Madame". A su regreso y habiendo cumplido brillantemente con su misión es recibida con honores por Luis XIV.


Palacio de Versalles

A las pocas semanas, Enriqueta Ana cae enferma. Tras beber un vaso de agua con achicoria le acometen unos terribles dolores intestinales. Se llama a los médicos de la corte que intentarán toda clase de remedios pero, tras nueve horas de sufrimiento, la princesa de Orleáns muere. Los médicos afirmaron que su muerte fue debida a una peritonitis causada por una perforación en su estomago y este fue su informe. Sin embargo, en la corte, se daba casi por seguro que la causa fue el envenenamiento. Se llegó a atribuir la autoría al caballero de Lorena, el amante de su marido, a pesar de que se encontraba en Italia desterrado por la propia Minette. Voltaire dice de su muerte que fue "una mort subite et douloureuse", pero tampoco él cree en el envenenamiento ya que llega a explicar "Il y avait longtemps que Madame etait malade d’un abcés qui se formait dans le foie". Aunque no se ha llegado a saber la verdad, a día de hoy los historiadores coinciden en afirmar que su muerte fue debida a causas naturales.

Era el 30 de junio de 1670. Acababa de cumplir 26 años. Como cabía esperar, el clérigo y afamado predicador, Jacques Bossuet, le escribió un sermón fúnebre que sería pronunciado en Saint Denis en agosto de ese mismo año.