María Antonia de Borbón. - Vte López Portaña. Museo del Prado
Corría el mes de diciembre de 1784 cuando nacía en Nápoles, en el palacio de la Casserta, la duodécima hija de los reyes Fernando IV y María Carolina. Era alegre, rubia, de ojos azules y facciones delicadas. Su educación fue austera y muy completa, como era lógico tratándose de una nieta de la emperatriz María Teresa de Austria. La lectura era, tal vez, una de sus aficiones favoritas y tenía por costumbre apuntar todo lo que leía.
Cuando Napoleón invadió Nápoles la familia real se exilió en Palermo y más tarde la reina María Carolina se trasladaría con sus hijas a Viena. Fue en la capital de Austria donde empezaría a buscar posibles candidatos para que sus niñas hicieran ventajosos matrimonios como correspondía a las hijas de las familias de la realeza.
María Antonia entró a formar parte de un doble acuerdo establecido entre sus padres y los Reyes de España. El Príncipe de Asturias y por lo tanto futuro rey de España, Fernando, casaría con Maria Antonia y el hermano de ésta, Francisco, heredero al trono de Nápoles, con la Infanta Isabel. Hubo que pedir dispensa al Papa ya que Fernando IV de Nápoles y Carlos IV de España eran hermanos. Una vez obtenido el favor del Papa quedó establecido el acuerdo matrimonial y, aunque a María Carolina parece que no le gustaba demasiado el novio elegido para su hija, se abstuvo de hacer a la futura Princesa de Asturias una descripción detallada de su prometido.
Carlos IV aprovechó la boda de su hijo para pasearse por su Reino, cosa poco frecuente, y así al dirigirse a Barcelona - ciudad donde iba a recibirse a la Princesa y a oficiarse la ceremonia matrimonial - pasó primero por Zaragoza y después del enlace aprovechó para dirigirse a Murcia y a Valencia. La boda, y María Antonia en particular, representaban para Carlos IV tres importantes posibilidades: la primera mejorar el prestigio de los Reyes con un acercamiento a las provincias y con las celebraciones que serían efectuadas en ellas, la segunda procurar el acercamiento entre las coronas de España y Nápoles y la tercera era la posibilidad de consolidar la Corona con un nuevo heredero.
Cuando en Octubre de 1802 María Antonia conoce al que sería su marido sufre una gran decepción y un enorme disgusto. Así lo cuenta ella en una carta que escribió a su primo varios meses después de la boda : " Cuando bajé del coche y vi al Príncipe creí desmayarme…. quedé espantada". Parece ser que en los retratos que había visto de su prometido éste no aparecía ni tan feo ni tan gordo como en realidad era. Para su desgracia no sería ésta la única sorpresa que le esperaba del que en su día sería llamado el rey felón.
Fernando VII. Francisco de Goya. Museo del Prado
No sería feliz la vida de la Princesa de Asturias en la Corte española. Su suegra, Mª Luisa, la vigilaba estrechamente manteniendo informado a su favorito Godoy de cualquier cosa que la Princesa hacia y además el matrimonio no llegaba a consumarse, de hecho, Fernando no logró el propósito de copular con su esposa hasta un año después de realizarse el matrimonio. No es que María Antonia lo desease pero si se mostraba extrañada y así se lo hacía saber a su madre en las cartas que le dirigía y así se lo contaba su madre al embajador de Nápoles en Madrid en una carta que le escribió :" el marido no es todavía marido y no parece tener deseo ni capacidad de serlo….mi hija es completamente desgraciada". También la reina Mª Luisa informaba a Godoy puntualmente de ésta situación.
El problema de Fernando, fuera cual fuese, se resolvió y llegó el momento de que el matrimonio se consumase y aquí vino el segundo gran disgusto y, probablemente, el susto de la Princesa. Su esposo tenía una macrogenitosomía lo que dificultaba enormemente las relaciones además de hacerlas muy dolorosas para la pobre María Antonia y para mayor disgusto de la Princesa, se dio la circunstancia de que Fernando, una vez hubo probadas las relaciones maritales, se aficionó tanto a ellas que buscaba de continuo a su esposa para llevarlas a cabo.
Como era de esperar con estos continuos trajines, María Antonia quedó embarazada pero, abortó a los pocos meses. Ese aborto fue descrito con pelos y señales por la reina Mª Luisa en carta escrita a Godoy "esta tarde he presenciado el mal parto de mi nuera…..con un feto más chico que un grano de anís…."
A pesar de su débil salud - María Antonia había sufrido ya varios episodios febriles - la Princesa de Asturias se repuso pronto de este aborto y no tardó demasiado en quedar de nuevo embarazada.
En torno al Principe de Asturias, el futuro Fernando VII, se iba formando un núcleo opositor a Manuel Godoy y al enorme y absoluto poder que éste tenía. Por otra parte el distanciamiento entre Fernando y sus padres era cada vez mayor y estas malas relaciones incluían también a la pobre María Antonia. D. Manuel , que no se fiaba en absoluto de los Príncipes, intentaba someter a éstos al aislamiento político además de espiar cada uno de sus movimientos y todo cuanto acontecía en sus vidas. Toda la corte era conocedora de la desconfianza que los Príncipes inspiraban a los Reyes.
En el verano de 1805 se encontraba la Familia Real en la Granja de San Ildefonso cuando el 18 de agosto se le presentan a María Antonia unos dolores abdominales que hacen temer un nuevo aborto. No quiere la Princesa que se avise a ninguna comadrona y exige ser examinada por el médico de cámara D. Pedro Castelló y Ginestá que será quien la asista en este nuevo aborto. La descripción del mismo la volvemos a encontrar en la misiva que la reina María Luisa le dirige a Godoy "Amigo Manuel, por fin malparió María Antonia …..el feto era más chico que un cañamón chico…".
Mª Luisa de Parma. - Francisco de Goya. Palacio Real
María Antonia no se repuso de este aborto y la enfermedad que sufría se exacerbó tras el mismo. Según los médicos que la asistían, en noviembre de ese mismo año "había sido invadida por una artritis universal acompañada de calenturas erráticas, opresión en el pecho, palpitaciones, tos y esputos con estrías de sangre y vómitos". La enfermedad continuó su curso y a pesar de los cuidados de los siete médicos de cámara que la asistian se produjo el fallecimiento algunos meses después.
Los siete profesores que le habían prestado asistencia, realizaron también la autopsia de su cadáver para proceder al embalsamamiento y concluyeron que el corazón era de enorme magnitud y que estaban dilatados los ventrículos, las aurículas y los grandes vasos. El Dr. Gargantilla, basándose en los datos de su autopsia, dice que la enferma padecía una malformación cardíaca que le produjo, con el paso de los años, una cardiomegalia.
No obstante, por los mentideros de Madrid corrió el rumor de que la Princesa había sido envenenada con una taza de chocolate y lógicamente todos los ojos miraron a Godoy como el autor del envenenamiento. Sin embargo, conociendo la larga enfermedad de María Antonia, nadie, ni siquiera el marqués de Villaurrutia, biógrafo de Mª Luisa, dio credibilidad a estas habladurías, ya que, como decía el propio Godoy: "todo el mundo sabía que la Princesa había llegado ya tísica a España".
Maria Antonia de Borbón Lorena murió el 21 de mayo de 1806 a los veintiún años de edad. Está enterrada en el Panteón de Infantes del Monasterio del Escorial.
Una vida corta y triste que era María Antonieta. Es triste. Saludos.
ResponderEliminarMuy corta y muy triste, efectivamente. Gracias por el comentario.
EliminarSaludos
Fernando VII tenía la propiedad de hacer infelices a todo el que le rodeara. Dejó mucho que desear como hijo y como marido, como rey ya la cosa era espeluznante. Era zafio y grosero, un dechado de virtudes. Y encima tenía ese defecto de la macrosomía genital que, también en lo sexual, le emparentaba más con un asno que con un agraciado monarca.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo de "asno" me ha encantado. Lo has definido muy bien.
EliminarSaludos Cayetano
Cómo para no enfermarse, con la vida desgraciada que tenía!? Eso, además de la consanguinidad... Debió repugnarle estar cerca de Fernando VII.
ResponderEliminarBesos
Estar cerca de Fernando VII debió ser realmente un martirio.
EliminarBesos Myriam
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAún me parece que sobrevivió mucho tiempo en la corte, aguantando al tontorrón de su marido y además a la suegra y a su amante... Vamos, que lo mejor que pudo hacer fue morirse pronto, como sus dos sucesoras, pero eso ya es harina de otro costal.
ResponderEliminarSaludos.
Debieron ser cuatro años horribles, que además debieron parecerle muchos más.
EliminarSaludos dissortat
Vaya que no importa nacer en la realeza o méndigo, nadie se libra de ser gordo, feo, mal carado, enfermo, y tarado.
ResponderEliminarSe ve que te gusta la historia, a mi también, las cosas que uno encuentra cuando busca.
Gracias por toda la información que siempre nos regalas.
Un abrazo.
Ambar
Gracias a ti por pasar por este blog.
EliminarBesos
Debió ser impactante ver la macrogenitosomía...
ResponderEliminarFue muy triste la vida de la princesa...En estos días un paciente me dijo que a veces, había que acostumbrarse a la tristeza...Parece que ella no pudo...
Besos Ambar
No quiero ni imaginar el momento en que vio a su marido dispuesto a ejercer como tal...impactante, como tu dices.
EliminarBesos Manuel
Gracias por la lección.
ResponderEliminarBesos.
Gracias a ti.
EliminarBesos Macondo
Menuda suegra le toco, había leído cosas de María Luisa de Parma pero lo de las cartitas al príncipe de la paz ya han sido rizar el rizo. Gracias por la entrada. Saludos Ambar.
ResponderEliminarA la pobre no le faltó de nada, ni siquiera una "suegra" de libro.
EliminarBesos Leonor
Hola Ámbar, me encanta pasarme por tu blog y aprender un poquito más de historia. Gracias por tus aportaciones, estaré atenta para la próxima.
ResponderEliminarFeliz dia
Soy yo quien te agradece la visita.
EliminarBesos Macarena
Pobre vaya decepción, tiene que ser muy triste que te casen con alguien que no te gusta. Y si esto no fura poco, la suegra haciendo de las suyas esta señora Mª Luisa, por llamarla de alguna manera era un poco indiscreta. Que mala suerte tuvo con los embarazos, pero era de espera con el marido que tenia tan poco considerable.
ResponderEliminarAmbar, un abrazo!
Que te casen con alguien que no te guste es malo pero, si además el prometido te repugna ya debe ser terrible.
EliminarBesos Cristina
No deja de sorprenderme el enorme conocimiento que demuestras tener en historia. ¡Gracias por compartirlo!.
ResponderEliminarSaludos!
Gracias a ti Patricia.
EliminarBesos
Una vida corta y no muy complaciente tuvo la pobre y encima con una suegra que hizo de las suyas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo de la suegra debió ser la gota que colma el vaso.
EliminarBesos Mari-Pi-R
Pobre! qué vida más triste....
ResponderEliminarun abrazo =)))
Una vida, más bien, insoportable.
EliminarAbrazos Liliana
Pobre Mª Antonia. No me extraña que se desmayara al ver que semejante adefesio era su prometido. Bien fuese por una malformación el corazón, por los estragos del aborto o por una depresión de caballo, el caso es que la reina voló como un pajarillo hacia el otro mundo como las anteriores dos esposas de Fernando VII. Sólo le aguantó, y porque no le quedó más remedio, Mª Crisitna de Borbón, aunque, eso sí, en cuanto falleció corrió a los brazos de su amante Muñoz, el verdadero amor de su vida. Más suerte tuvo que Mª Antonia.
ResponderEliminarUn beso
Como para no tener amante con semejante marido. Tuvo suerte Mª Cristina, la dejó pronto libre.
EliminarBesos Carmen
Muy interesante siempre leerte .
ResponderEliminarUna vida triste. Y una muerte prematura.
Gracias por tu excelente información.
Un abrazo fuerte
Me alegra que te interese lo que cuento.
EliminarGracias por pasar por el blog. Besos
Olá Ambar,
ResponderEliminarEssa fase da história, como tantas outras da Europa, principalmente, encontramos gestos heroicos, gestos vis e atentados à vida. Gostei de seu texto “María Antonia de Borbón Lorena, Esposa de Fernando VII".
Abraços.
Gracias Pedro.
EliminarUn abrazo
Triste la vida de esta mujer que al igual que otras eran casadas a la fuerza sin conocer a su marido, solo por arreglar asuntos políticos y nunca pensaban en ellas como mujeres dignas de ser felices.
ResponderEliminarAmbar como siempre gracias por compartir toda esta información de nuestra historia.
Besos
Puri
En la realeza, la mujer siempre fue moneda de cambio. En aquellos años los matrimonios se consideraban esenciales para lograr las alianzas más convenientes.
EliminarBesos
Que infelices eran todas las mujeres que se tenian que casar, con quien sus padres disponian, una verdadera pena. Mil besicos cielo
ResponderEliminarLa suerte que hemos tenido de no ser princesas y de nacer en el siglo pasado.
EliminarBesos María
Sí, tuvo Fernando VII la virtud de hacer infelices a sus mujeres, a los españoles, a la Nación toda. Hay un libro de María Pilar Queralt, Los espejos de Fernando VII, muy entretenido, donde se desvelan muchas de las tribulaciones por las que debieron pasar sus cuatro esposas.
ResponderEliminarDa gusto leerla, Ambar. Un abrazo.
Fue uno de los reyes menos queridos por su pueblo, por no decir de los más odiados. El libro de Mª Pilar Queralt es muy ameno.
EliminarGracias dlt. Un abrazo
He quedado sorprendido, sólo veintiún años de edad. Pues bastante sufrió par ser tan joven.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por el comentario. Hace tiempo que espero una de tus interesantes entradas pero...no llegan.
EliminarUn abrazo Valverde
Me encanta leer estos retazos de la historia con esos personajes tan bien retratados por ti.
ResponderEliminar¡Pobre Maria Antonia!
Una vida muy corta y llena de circunstancias muy tristes y adversas.
Un beso, querida Ambar.
No tuvo suerte, vivió poco y mal acompañada.
EliminarBesos Maripaz
La vida de María Antonia fue corta y además desgraciada.Enferma y casada a la fuerza con una persona desagradable.Gracias por compartir toda esta historia con tantos detalles.
ResponderEliminarUn abrazo
Su esposo era desagradable y despreciable. Tal vez su muerte fuera una liberación.
EliminarBesos Carmen
Hola recién paso por tu blog, muy interesante!!
ResponderEliminarMuchos saludos Ambar!
http://pensamientosenelahora.blogspot.com.ar/
http://buscandotelibro.blogspot.com.ar/
Muchas gracias por pasar.
EliminarSaludos
Ay Ambar, que pena. Según se lee su historia parece que pasa mucho tiempo pero luego descubres que después de todas sus desgracias se murió a los 21 años, pobrecilla...
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen
Muy joven y muy desgraciada, los pocos años que estuvo casada debieron parecerle eternos.
EliminarBesos Carmen
Muy interesante la historia Ambar. Que pena morir tan joven y muy desgraciada en su corta vida. En la corte siempre conspirando para no variar. Godoy era un personaje de cuidado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Godoy era todo un elemento y su "querida suegra" también.
EliminarUn abrazo Conchi
Buen trabajo, y gracias por enseñarnos algo mas... un beso
ResponderEliminarGracias a ti.
EliminarBesos
Interesante episodio, Ámbar. Muchas gracias por ilustrarnos con tus artículos. Es un gusto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a ti por pasar por este blog.
EliminarBesos
Los casamientos acordados habiendo por medio intereses familiares, además de no gustarme, siempre he pensado que, la mayoría de las veces, nunca acaban bien.
ResponderEliminarPena me da María Antonia, lo que tendría que haber sufrido, siendo tan joven, en un país extraño, con un marido al que no quería y con la vigilancia tan estrecha a la que estaba sometida por su suegra.
Para completar, se muere siendo casi una niña.
Gracias por tu lección de historia, la verdad es que la haces amena.
Cariños.
kasioles
Las bodas de Estado difícilmente podían hacer felices a los protagonistas del enlace. Mª Antonia fue un personaje muy desdichado.
EliminarBesos Kasioles
Este blog me está enseñando más de historia que en los años de colegio, que no fueron muchos pero que recuerdo con verdadera devoción. Todas las historias que aquí escribes llegan al corazón, se ve que esas personas (la mayoría) fueron desgracias a pesar de sus títulos y fortunas, y eso a veces cuesta trabajo de imaginar que así fuese.
ResponderEliminarSabes que me tiene enamorada tu blog, y es que al leerte me transporta a la época y más junto al personaje. Siempre es un placer leerte amiga. Un beso.
Muchas gracias por el comentario y por los inmerecidos elogios.
EliminarBesos Lola
Hola, he visto que has pasado por mi blog y he venido a conocerte.Estoy encantada de conocerte y este blog que tienes de lo más interesante.Aunque nuestros blogs son de diferentes temáticas espero compartir contigo muchas cosas y aprender mucho de lo que nos cuentas. Mil gracias y besos!!
ResponderEliminarA mi me encanta tu blog así que te seguiré visitando y aprendiendo de ti.
EliminarBesos
Ya podían contar de esta forma tan amena la Historia en los colegios...
ResponderEliminarGracias Tawaki. Yo tuve un buen profesor en el colegio, de esos que aman lo que hacen y saben trasmitirlo y, tal vez por ello, me gusta la historia, aunque mi profesión nada tiene que ver con ella.
EliminarAy pobre! Me ha dado una pena tremenda de ella desde el principio, pero al leer al final que sólo tenía 21 años cuando murió... ¡angelito!
ResponderEliminarMuy bien contada la historia, como siempre Ambar, estoy de acuerdo con Tawaki!
Un abrazo
Carmen