Fernando VI de niño - Jean Ranc - 1723 - Museo del Prado
El 23 de septiembre de 1713 la reina María Luisa Gabriela de Saboya, esposa de Felipe V, da a luz al cuarto de sus hijos al que se pondrá de nombre Fernando.
Fernando no conocerá a su madre ya que la reina muere a los seis meses de su nacimiento. De sus hermanos, tan sólo conocerá a Luis pues los otros morirían en la infancia.
El rey, debido al estricto protocolo de la corte, no tuvo una autentica relación paterno-filial con sus hijos y su segunda esposa, Isabel de Farnesio, manifestó siempre un absoluto desprecio por ellos. Es posible que estos desafectos conformaran su compleja personalidad ya que, la única persona con la que guardó una estrecha relación fue con su hermano Luis.
Tímido, inseguro e introvertido, de carácter melancólico y quebradiza salud. Así lo definiría uno de sus médicos de Cámara.
Su padre, el rey Felipe V, abdica en enero de 1724 en su hijo Luis, pero este morirá en agosto, parece ser que de viruelas, y Felipe V vuelve de nuevo al trono. Fernando se encuentra entonces huérfano de hermano y convertido en el nuevo Príncipe de Asturias.
Como era habitual, se considera llegado el momento de elegirle esposa y tras descartar a distintas princesas europeas se cree que la más conveniente sería la princesa portuguesa, Bárbara de Braganza. Se describe a esta princesa como la más fea de todas las candidatas y se cuenta que tenía la cara picada de viruelas y un peso excesivo. Los príncipes se conocieron en enero de 1729 en la frontera luso-española aunque los desposorios ya habían sido realizados por poderes. El embajador Keene, diplomático inglés que asistió a la ceremonia, dijo que "el príncipe pese a sus prevenciones la miraba cómo no dando crédito a lo que veía"
A pesar de estos malos augurios iniciales, Dª Bárbara suplió su falta de belleza con sus cualidades. Hablaba varios idiomas, amaba la música y las artes y tenía en definitiva una gran preparación e inquietud intelectual. Además, su carácter también era melancólico como el del príncipe lo que creó una gran complicidad entre ellos. A partir del momento en que se inicia la convivencia D. Fernando encuentra en su esposa todo el afecto del que careció durante su vida.
Bárbara de Braganza - Jean Ranc - Museo del Prado
No llegaban los hijos y la esterilidad de la pareja parece que era atribuible a Fernando ya que el médico Le Mack dejó escrito que "en el príncipe había muchos resplandores pero sin llamas para la generación". Dicho más simplemente, Fernando era capaz de tener una erección pero no una eyaculación. Las causas podrían ser muchas y variadas, desde orgánicas hasta psicológicas pero, las desconocemos.
La pareja vivió apartada de la corte, como era deseo de su madrastra Isabel de Farnesio, y dedicada a la vida contemplativa, a escuchar los cantos del castrado Farinelli, a los recitales de música y a las artes hasta que en 1746 y a la edad de 33 años Fernando se convierte en rey tras la muerte de su padre.
No pretende este escrito analizar la política de su reinado aunque si apuntar que fue un tiempo de paz para España y que contó con dos grandes colaboradores, Ensenada y Carvajal, y que se reorganizó la Hacienda Pública y que se mejoró la economía gracias al impulso de las obras públicas.
Los ya reyes, que habían vivido aislados durante el reinado de Felipe V, se instalan en Madrid y dado que Isabel de Farnesio seguía intrigando en su contra sería expulsada de la corte. El rey continuará sufriendo estados de melancolía que se alternarán con otros de euforia pero seguirá teniendo en su esposa su más grande consuelo. Tal será el amor de los esposos que dado que Dª Bárbara no podía ser enterrada junto al rey en El Escorial al no haber tenido hijos, decidieron la construcción del Monasterio de las Salesas Reales a fin de poder reposar juntos bajo su altar el día que murieran.
La familia de Fernando VI - Jacopo Amigoni - 1752 - Grabado por Joseph Flip
En la primavera de 1758 y mientras los reyes se encontraban en Aranjuez, la reina cae enferma y el 27 de agosto fallece. Ese es el comienzo del fin de D. Fernando. A partir de ese momento España tendrá un rey de derecho aunque no de hecho. De lo que pasó en ese último año de la vida del Monarca hablaremos otro día.
Devió pasarlo muy mal con la muerte de su hermano Luis ante esa situación familiar. Doña Bárbara sale muy guapa y hermosa en el cuadro de Jean Ranc. No tenía ni idea de ese impedimento para poder ser enterrada en El Escorial.
ResponderEliminarSaludos.
Realmente y a tenor de las descripciones que de ella se hacen Jean Ranc hizo un prodigioso trabajo de maquillaje, aunque también es posible que mirará hacia su interior y retratará lo que intuyó.
EliminarSaludos
Fue un buen rey. Y el Catastro de Ensenada una maravilla para cualquier estudioso del XVIII.
ResponderEliminarSaludos.
Tienes toda la razón, el catastro era un instrumento capaz de medir la riqueza de las provincias incluyendo en esas averiguaciones las propiedades de la nobleza y del clero.El catastro de Ensenada formó parte de un proyecto fiscal modernizador y fué también el germen de un cambio social.Un gran tema para la reflexión el que has apuntado.
EliminarSaludos
Bárbara de Braganza fue un reina que se ganó la simpatía del pueblo de Madrid, algo que no gustó demasiado a su suegra Isabel de Farnesio. Además Bárbara era una reina culta, hablaba seis idiomas,fue una pena que padeciera de viruela ,eso le terminó de rematar ya que de por si no era bella.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu blog Ambar.
Saludos.
Que Bárbara de Braganza era una mujer culta no parece haber duda, que el pueblo de Madrid la amara ya me parece más dudoso.Gracias por tu comentario
EliminarSaludos
Tal vez fuese un matrimonio de conveniencia, pero luego se convirtió en un matrimonio donde imperó el amor por encima de cualquier otra circunstancia, incluso la razón de estado. Fernando VI prefirió perder sus derechos sucesorios a abandonar a su amada Bárbara de Braganza (a quién hoy debemos la Plaza de Oriente). Muy acertado post para días como hoy. Un fuerte abrazo, querida Ámbar.
ResponderEliminarSabía que les debemos a ambos la fundación de la Real Academia de Arte de San Fernando y la creación del Jardín Botánico de Madrid, pero ignoraba lo de la plaza de Oriente. Gracias por la información
EliminarUn abrazo
No luce tan fea doña Bárbara en el cuadro de Ranc, la que decían los pasquines era "fea, pobre y portuguesa, chúpate esa", frase que también se atribuyó a otra Braganza, Isabel, segunda esposa del siguiente Fernando, el VII. Un texto interesante que deja con ganas de leer la continuación. Un abrazo, Ambar.
ResponderEliminarEl pueblo llano de Madrid siempre fue muy aficionado a las chanzas y no fue la que apuntas la única que le dedico.Me alegra haberte entretenido
ResponderEliminarUn abrazo