sábado, 12 de noviembre de 2022

Andres de Grecia y Dinamarca

 





En Atenas y en 1882 nacía Andrés, séptimo de los hijos del rey Jorge I de Grecia y de su esposa, la gran duquesa Olga de Rusia. Ni por las venas del pequeño Andrés ni por la de sus hermanos corría sangre griega puesto que su padre, nacido príncipe de Dinamarca, había sido elegido (entre otros príncipes europeos) rey de los helenos por La Asamblea Nacional Griega convirtiéndose, por este hecho, en el primer monarca de una nueva casa real griega.


A pesar de estar en la linea de sucesión al trono griego y también al de Dinamarca ambas posibilidades eran, dada su posición en ambas lineas, bastante remotas por lo cual fue destinado a la carrera militar en la que empezó a entrenar a edad muy temprana y, a pesar de ser miope, llego a ser oficial del ejercito. Dicen que era inteligente, rápido, algo rebelde y que hablaba muchos idiomas aunque su preferencia era expresarse en griego. 


En 1902, Jorge acudió a la coronación de Eduardo VII del Reino Unido y allí conoció a la princesa Alicia de Battenberg, sobrina-nieta del rey Eduardo. Ambos se enamoraron y decidieron contraer matrimonio. La princesa Alicia era sorda desde su nacimiento a pesar de lo cual había aprendido a leer en los labios y a hablar en ingles y alemán, cuando se comprometió con Andrés también lo hizo en griego. La boda se celebró un año después de que se conocieran.




En un principio el matrimonio fue feliz, al menos eso parece  teniendo en cuenta que tuvieron cinco hijos. El menor de sus vástagos y el único varón, al que llamaron Felipe, sería el que, pasado el tiempo, más notoriedad daría a la familia al contraer matrimonio con la reina Isabel II del Reino Unido, recientemente fallecida.


Cuando en 1912 estalló la Primera Guerra de los Balcanes, Andrés fue nombrado teniente coronel del Regimiento de Caballería y se le puso al mando de un hospital de campaña. Grecia atravesaba uno de los muchos momentos turbulentos de su historia  y el padre de Andrés  fue asesinado de un disparo en la espalda mientras paseaba, sin apenas protección, por Salonica. Se dijo que el regicidio no se había producido por causas políticas y que su autor era un vagabundo alcohólico, aunque también hubo voces que hablaban de que el asesino pertenecía a una asociación socialista.


La muerte del rey Jorge I hizo ascender al trono a Constantino, hermano mayor de Andrés y abuelo de nuestra emérita reina Sofia. Mientras el nuevo rey de Grecia conseguía aumentar los territorios de su país a través de  los tratados firmados tras las guerras de los Balcanes, el príncipe Andrés ocupaba puestos militares honorarios en los imperios ruso y alemán.


Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, el rey Constantino adoptó una posición neutral pero, el gobierno griego apoyó a los aliados,  esta dualidad creó en Grecia una situación insostenible. El pueblo estaba dividido entre los partidarios del gobierno y los que apoyaban la actitud del monarca,  los aliados presionaban al gobierno de Venizelos y éste presionaba al rey para conseguir su abdicación  y la de su heredero. No consiguió la abdicación pero si la salida de la familia real que partió hacia el exilio, aunque Constantino dejó al segundogénito de sus hijos, Alejandro, ocupando el trono hasta que la situación cambiase.




La prematura muerte de Alejandro I y la situación de penuria por la que atravesaba el pueblo griego debido a los gastos en defensa provocados por la Primera Guerra Mundial y a la iniciada guerra contra los turcos provocó una crisis institucional en el país heleno.El Primer Ministro Venizelos perdió las elecciones y un referéndum devolvía el trono a  Constantino  a finales de 1920. Toda la familia real regresó del exilio  y Andrés fue restituido al ejercito con el grado de general. La familia se instaló en Corfú, en el palacio de Mon Repós.


No duraría mucho en el trono el rey Constantino. La derrota sufrida contra los turcos y la pérdida de territorios tendría como consecuencia una revuelta militar que le obligaría a abdicar en su hijo Jorge y a emprender un camino hacia un exilio que esta vez sería definitivo ya que murió un año después de estos hechos.


La abdicación del rey Constantino no sería la única consecuencia de la derrota en la guerra contra los turcos. El príncipe  Andrés fue acusado de desobedecer las ordenes recibidas de sus superiores y juzgado por un tribunal militar que estaba dispuesto a condenarle a muerte. La influencia del gobierno británico impidió la ejecución pero Andrés fue condenado a la degradación y el destierro y a la pérdida de la nacionalidad. Abandonó Grecia, junto a su esposa e hijos, a bordo de un crucero británico, el HMS Calypso. Se instalaron en Saint-Cloud, a las afueras de París, en una pequeña casa cedida por su cuñada Marie Bonaparte quien les ayudaba también a sufragar sus gastos.




Mientras Andrés se dedicaba a escribir un libro autobiográfico intentando lavar su imagen como militar, su esposa Alicia se dedicaba a las labores caritativas y a la religión, con tal profundidad que llegó a declarar en algún momento que recibía mensajes divinos. En 1930 fue diagnosticada de esquizofrenia paranoide e ingresada en una clínica en Suiza.


En los meses que siguieron sus cuatro hijas se fueron casando, todas ellas con aristócratas alemanes. Andrés envió a  su hijo Felipe a Gran Bretaña, al cuidado de su abuela materna,  cerró la casa de Saint-Cloud y se trasladó a la Riviera francesa donde empezó a vivir a costa de algunos millonarios, a cuyas fiestas daba “lustre”, y que se convirtieron en sus benefactores y en los de su amante, la actriz Andrée Lafayette, una hermosa joven a la que lucia por la Costa Azul como a un trofeo. Aunque la actriz en cuestión no pertenecía a la nobleza se hacía llamar "condesa Andrée de la Bigne" no sabemos si para dar a su persona ese "toque de distinción" tan celebrado en aquellos años.


Mientras Andrés vivía como un playboy entre Cannes, Montecarlo y el yate de algún millonario, Grecia seguía sin encontrar la estabilidad política. Después de 23 cambios de gobierno, una dictadura y 13 golpes de estado el pueblo heleno decidió mediante plebiscito la restauración de la monarquía y Jorge II ocupó de nuevo el trono en 1935. 


Pocos meses después el nuevo régimen anuló la sentencia de destierro que pesaba sobre  Andrés y éste pudo regresar a Grecia. Recuperó parte de los bienes que le habían sido confiscados pero tras algunos meses regresó a la Riviera francesa donde le esperaba su amante dispuesta a dilapidar lo recuperado.




La diosa griega de la fortuna no parecía estar del lado del príncipe Andrés y apenas un año después de recuperado su honor y su fortuna un accidente de aviación se llevaba la vida de su hija Cecile, de su yerno y de sus nietos. En el funeral volvió a encontrarse con su esposa, Alicia, a la que no veía desde hacía siete años. Tres de los hermanos de Andrés fallecieron durante los dos siguientes años, haciendo más profunda su soledad.


La Segunda Guerra Mundial lo encontró varado en la Costa Azul al lado de su amante y allí continuó hasta el final de la contienda. Cabe suponer que para él fueron tiempos difíciles porque si ya la guerra era per sé una situación terrible, el hecho de tener a su hijo luchando al lado de los ingleses y a sus yernos junto a los alemanes, le produciría seguramente un  enorme conflicto emocional.


Cada vez más solo, puesto que a causa de la guerra la  relación con sus hijos y con el resto de su familia apenas existía, su salud empezaría a deteriorarse; había sido diagnosticado de  arteriosclerosis y de arritmia cardiaca aunque él calificaba esos síntomas como palpitaciones frecuentes sin darle mayor importancia. El príncipe y su amante, la condesa Andrée de la Bigne,  se habían instalado en el Hôtel Métropole de Montecarlo y es allí donde le encuentra la muerte.





Andrés de Grecia y Dinamarca murió la noche  del 2 al 3 de diciembre de 1944, después de participar en una gran fiesta. La causa de la muerte fue una insuficiencia cardiaca aguda. Fue enterrado, provisionalmente, en la iglesia ortodoxa rusa hasta que en 1946 sus restos fueron trasladados al cementerio real del palacio de Tatoi , cerca de Atenas.


Su hijo, el príncipe Felipe, acudió a Mónaco para recoger las  escasas pertenencias de su padre: un anillo, una brocha de afeitar de marfil y una deuda económica. Se ignora si la falsa  "condesa Andrée de la Bigne" devolvió al príncipe Felipe alguna  cosa más de lo perteneciente a su padre  aunque, dado que durante el resto de su vida vivió cómodamente en un lujoso apartamento de la avenida George V de Paris, parece improbable que así lo hiciera.


El príncipe Andrés murió como vivió, profundamente solo aunque rodeado de mucha gente. Tal vez si hubiera vivido unos años más se habría sentido, probablemente, muy feliz al ver a su hijo Felipe convertido en consorte de la reina Isabel II del Reino Unido



lunes, 10 de octubre de 2022

Astrid de Suecia, reina de Bélgica

 





Muchos fueron los calificativos con los que se designó a ésta princesa. Todos los que la conocieron e incluso aquellos que sólo la conocieron por sus acciones y por las fotografías que de ella se publicaban le pusieron algún apelativo. El primero, tal vez, fue el de su tío, el rey Oscar II de Suecia , que decía de ella que era"el regalo del cielo". Después le seguirían otros.


Astrid nació en 1905, era la tercera de las hijas del príncipe Carlos, hijo del rey de Suecia , y de la princesa Ingeborg de Dinamarca. Como no ocupaba un lugar prominente en la linea de sucesión, tuvo una educación muy liberal, más propia de una familia burguesa que de alguien perteneciente a la realeza.


Le gustaban mucho los niños y llegó a realizar un curso de puericultura en la Universidad de Uppsala. Le encantaba el deporte, sobre todo la natación y el golf y paseaba con asiduidad por las calles de Estocolmo.


Su belleza traspasó fronteras y no fueron pocos los príncipes herederos que se fijaron en ella, desde Noruega a Gran Bretaña. Finalmente la partida la ganó Leopoldo de Bélgica, cuya madre, acompañada de su retoño, se personó en Estocolmo, de incógnito lógicamente, y propició el que ambos jóvenes se conocieran. No tuvo que hacer nada más puesto que, según parece, ambos príncipes se enamoraron al instante.




La boda se celebró en noviembre de 1926 en  la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas, en un ambiente festivo y alegre.


Los belgas quedaron prendados de la princesa desde el primer instante. Emanaba dulzura, era cercana y representaba un soplo de aire en aquella corte gris sobre la que todavía planeaba el dolor de la “Gran Guerra”.


Los príncipes no tardaron en tener hijos, a fin de cuentas era lo que se esperaba de ellos para dar continuación a la dinastía. Los belgas, que sabían el amor que se profesaba la real pareja, consideraron que  este hecho no debió constituir un penoso deber para ninguno de los dos . Los habitantes de Bruselas  veían a menudo a la princesa Astrid paseando por sus calles o comprando en las tiendas de la ciudad, para desesperación de sus escoltas. Con esta actitud tan cercana Astrid consiguió no sólo aumentar su popularidad sino también la de toda la familia real.


En 1934,  y como consecuencia de la muerte, tras un desgraciado accidente, del rey Alberto, Leopoldo y Astrid ascienden al trono. Probablemente fue en ese momento cuando su vida - que  tanto se parecía un cuento de hadas - cambió porque, a pesar de lo que todo el mundo creía, no se sentía satisfecha con ese papel de "dolce fare niente" que se le había asignado. Astrid tenía un espíritu solidario y un deseo de servicio al país que con tanto cariño la había acogido y por tanto puso todo su empeño en mejorar, en la medida de sus posibilidades, la vida de los belgas más desfavorecidos.





La Gran Depresión americana provocada por el crack del 29 se expandió, como una mancha de aceite, por el viejo continente. Muchas empresas estadounidenses que operaban en Europa se repatriaron, otras no pudieron hacer frente a sus pagos, se retiraron las inversiones y, además, el aumento de los aranceles  hizo disminuir las exportaciones hacia los mercados  norteamericanos . El paro aumentó considerablemente  y  por tanto disminuyó la capacidad adquisitiva de los ciudadanos. Como consecuencia creció la desigualdad social y las protestas de los obreros aumentaron.


La nueva reina tenía muy claro que nada podía hacer a nivel político por mejorar la vida de los belgas pero sabía que a nivel social podía ayudar a que así fuera. Con esa idea en la mente se implicó en la creación de guarderías para los hijos de madres trabajadoras. También lanzó una campaña conocida como: "l’appel de la Reine" en la que pedía la colaboración para recolectar fondos y bienes de primera necesidad a todos aquellos que , bien porque tenían trabajo o bien porque gozaban de una buena posición,estaban en disposición  de poder aliviar, mediante su ayuda, la difícil situación por la que pasaban muchas familias belgas. 





Seguramente tenía más ideas para ayudar a los demás y es probable que hubiera continuado con la labor social emprendida pero la desgracia acabó con la "belleza del norte" como la llamaban sus compatriotas.


En agosto de 1935 Leopoldo y Astrid se encuentran en Suiza en un viaje privado. Es un día soleado y Leopoldo decide conducir él mismo su coche. El chofer se sitúa en la parte de atrás y la reina ocupa el lugar del copiloto. En un momento determinado, parece ser que debido a una distracción del rey, el coche choca frontalmente contra un árbol. La reina salió despedida y murió prácticamente en el acto por una fractura de craneo. El rey y su chofer tuvieron tan solo heridas de carácter leve. Todavía no había cumplido los 30 años.


La noticia convulsionó al país. Dicen que más de dos millones de personas desfilaron ante la capilla ardiente que durante cuatro días  estuvo abierta en el Palacio  Real de Bruselas. Las calles se llenaron de gente al paso de la comitiva fúnebre, las caras tristes, los ojos llorosos. El rey solitario y a pie caminó tras el coche que portaba los restos mortales de su esposa.





Está enterrada en la cripta real de la Iglesia de Notre Dame de Laeken. Cerca del lugar del desgraciado accidente, en Küssnacht, se erige una capilla en su recuerdo.

lunes, 28 de marzo de 2022

Pablo I de Grecia

 





Pablo de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg o simplemente Pablo de Grecia era nieto de Jorge I, un príncipe de Dinamarca que se convirtió en Rey de Grecia en 1863, gracias al apoyo de las tres grandes potencias europeas de la época: Gran Bretaña, Francia y Rusia. 

 El alumbramiento de Pablo tuvo lugar en el palacio de Tatoi en 1901 y cuando nació todavía reinaba en Grecia su abuelo siendo su padre, Constantino, el príncipe heredero. Como era el tercero de los hijos varones nada hacía presagiar que acabaría convirtiéndose en rey. Recibiría no obstante una educación muy completa y bastante inglesa puesto que su madre era Sofía de Prusia hija de Federico III y de Victoria del Reino Unido y por tanto nieta de la Reina Victoria I. 

La Familia Real griega estaba emparentada con la mayoría de las casas reinantes europeas. Pablo se crió, como el resto de sus hermanos, entre el Palacio de Tatoi y el palacio Real de Atenas y solía pasar los veranos en Inglaterra acompañado de su madre y del resto de su familia. No es de extrañar, pues, que tanto él como el resto de sus hermanos hablaran perfectamente griego, alemán, inglés e italiano. 

El príncipe Pablo con su madre y hermanos

En 1913 en plena guerra de los Balcanes su abuelo, Jorge I, sería asesinado por un anarquista. Su padre ascendería al trono como Constantino I y Pablo iniciaría la carrera militar al cumplir los 15 años, puesto que ese parecía ser su destino. 

Cuando se inicia la Primera Guerra Mundial el rey Constantino era partidario de declarar a Grecia territorio neutral en el conflicto, mientras que su Primer Ministro consideraba que debían unirse a los aliados de la Triple Entente. Desde el primer momento de iniciarse la guerra y a pesar de lo que el rey Constantino decía desear, los aliados tuvieron la sospecha de que el rey había tomado partido por los alemanes ya que su esposa, la reina Sofía, era hermana del Kaiser Guillermo II. El cisma que las acusaciones de ser pro-alemán generaron en el país obligarían a Constantino a salir hacia el exilio. No obstante, y como Constantino estaba convencido de que podría volver a reinar en Grecia, no abdicó y dejó en su lugar al segundo de sus hijos: Alejandro. Corría el mes de junio de 1917. 

El príncipe Pablo en la adolescencia

Alejandro reinó tan sólo durante tres años. Su prematura muerte en 1920 y el deseo del pueblo griego que, mediante un plebiscito, pidió el regreso del rey originaron que la familia real regresara del exilio y que Constantino I ocupara de nuevo el trono. 

El regreso a Grecia duraría poco. Tras la derrota del Reino griego en la guerra contra Turquía, Constantino fue obligado a abdicar. Toda la familia se trasladaría a Italia excepto Jorge, el hermano mayor de Pablo, que había subido al trono como Jorge II tras la abdicación de su padre. Su reinado fue corto ya que también fue "invitado" a exiliarse para proclamar en Atenas, poco después, la Segunda República Helénica. 

El príncipe Pablo permanecería en Italia junto a su familia hasta la muerte de su padre, ocurrida poco después de estos hechos. La familia atravesaba momento económicos difíciles y Pablo se trasladó a Estados Unidos y poco después a Gran Bretaña, donde empezaría a trabajar en una fábrica de motores con el nombre de "Mr. Beck". Sería allí donde se enamoraría de una hermosa princesa rusa, Nina Románova, biznieta del zar Nicolas I y exiliada al igual que él. No fue correspondido y Nina prefirió a un príncipe de Georgia que también era un exiliado. 

Nina Romanóva

Durante ésta época, a decir de algunos autores, el príncipe Pablo habría mantenido también algunas relaciones homosexuales una de las cuales fue con el gigoló Denham Fouts, al menos eso es lo que nos cuenta el ensayista Arthur Vanderbilt en el libro que sobre la turbia vida de éste personaje escribió. Que yo sepa nada de esto ha podido ser demostrado y aunque, según se dice, Juan Balansó que estaba escribiendo un libro sobre estos hechos, había conseguido cartas manuscritas y testimonios lo cierto es que al escritor le sorprendió la muerte antes de publicarlo y que, de momento, nadie lo hecho por él. 

En 1935 se produjo en Grecia un Golpe de Estado militar que acabó con la República y Jorge II volvió a ser llamado para ocupar el trono. Toda la Familia Real regresó a Atenas. El rey Jorge no tenía hijos de modo que Pablo se convertiría en su heredero, no obstante y como preveía que el día en que heredara el trono estaba lejano, Pablo regresaría a su carrera militar llegando a obtener la graduación de Teniente General. Hay que destacar que Pablo era sumamente popular en Grecia ya que fomentó el deporte entre los jóvenes y fundó un grupo de exploradores intentando con todo ello devolver los valores perdidos a la sociedad griega. 

El príncipe Pablo con uniforme de la marina

Fue en esa época cuando Pablo entabla relación, en la ciudad de Florencia, con Federica de Hannover y según cuenta en sus memorias la propia Federica fue allí donde se enamoraron. La boda se celebró en enero de 1938. 

La pareja se instaló en el palacete de Psykhikó, una propiedad adquirida por el rey Jorge para uso de su hermano y allí nacieron dos de sus hijos: Sofía, que se convertiría en reina de España y Constantino que se convertiría en rey de Grecia. 

Boda de Pablo y Federica


No duraría mucho la tranquilidad de la familia, iniciada la Segunda Guerra Mundial Grecia sufriría la invasión y la ocupación de las fuerzas del eje: Italia, Alemania y Bulgaria. El Gobierno, el Rey y toda su familia partirían hacia el exilio. Se instalarían en El Cairo, aunque pronto tuvieron que abandonar Egipto trasladándose a Ciudad del Cabo donde se les otorgaría la condición de exiliados. Sería allí donde nacería la última de sus hijas, la princesa Irene. 

El príncipe Pablo no pasaría demasiado tiempo con su familia ya que se unió a las fuerzas aliadas luchando bajo su mando. Su hoja de servicios durante la Guerra fue brillante. 

Cuando finaliza la Segunda Guerra Mundial se inicia en Grecia una Guerra Civil entre fuerzas de izquierda de orientación republicana y fuerzas conservadoras y monárquicas apoyadas por el ejercito británico primero y por el intervencionismo de Estados Unidos después. Finalmente y tras encarnizadas luchas, las tropas del Partido Comunista de Grecia fueron derrotadas y se restableció la monarquía. Esta guerra ha sido considerada como el primer conflicto bélico de la Guerra Fría. 

Jorge II regresó a Atenas encontrando un país totalmente arruinado, destruido por los bombardeos, al borde de la hambruna, con miles de viudas y huérfanos y con un indice de analfabetismo enorme. Poco pudo hacer Jorge II puesto que pocos meses después de su regreso fallecería. 

Pablo y Federica con sus hijos

Pablo fue proclamado en el Parlamento Rey de los Helenos en abril de 1947. El pueblo griego había puesto muchas esperanzas en él y en un principio no defraudó. Consiguió la inclusión del país en los planes Marshall y gracias a ello Grecia se recuperó económicamente. Paralelamente se había aprobado en 1952 una Constitución democrática y el mismo año Grecia había entrado en la OTAN. 

Las labores diplomáticas del rey Pablo en sus visitas al exterior aumentaron el prestigio de la nación helénica y atrajeron grandes inversores. Fue en 1954 cuando los reyes griegos organizan un crucero que podría haber sido interpretado como el inicio del turismo de lujo en Grecia pero que, dadas la penurias económicas que atravesaba el pueblo griego, fue interpretado como un capricho de la reina Federica para conseguir que los jóvenes de la realeza europea se conocieran y pudieran emparejarse y un despilfarro de los fondos públicos que tan necesarios eran para el pueblo. 

Pablo I y su esposa Federica con el armador Niarchos

Los viajes, las joyas, el internado de sus hijas en Alemania, las grandes fiestas, las vacaciones de invierno esquiando en Austria, y los virulentos ataques de algunos políticos lograron que el afecto y el respeto que los griegos habían depositado en sus reyes fuera disminuyendo poco a poco, sobre todo en lo que a la reina Federica se refiere, ya que los griegos consideraban que el rey Pablo era un hombre bueno dominado por su esposa que era en realidad quien intentaba influir en el gobierno del país. 

En enero de 1964 se le detecta un cáncer de estómago. La enfermedad se lleva con tanta discreción que ante la urgente necesidad de realizarle una intervención quirúrgica se instalarían quirófanos en el mismo palacio. Todo intento por salvar su vida fue inútil y el rey Pablo moría el 6 de marzo, rodeado de su familia y escuchando, por su expreso deseo según se dice, "la Pasión según San Marcos" de Bach, su músico favorito. 

Funeral del rey Pablo I

Fue enterrado en el cementerio de Tatoi.

jueves, 20 de enero de 2022

Guillermo II, el último Kaiser de Alemania

 






Guillermo II es uno de los personajes más polémicos de la historia de Alemania además de ser su último emperador y el último rey de Prusia.


Había nacido en Berlín, en enero de 1859, hijo del príncipe Federico de Prusia y de la princesa Victoria del Reino Unido. Su nacimiento fue complicado porque dada la presentación pélvica del feto el parto se prolongó y además el médico  tuvo que ayudarse de forceps para la extracción del pequeño. Como consecuencia de ello y a los pocos días de su nacimiento la familia se percató de que el niño presentaba una deformación en el brazo izquierdo y una dificultada para el movimiento. Hoy habría sido diagnosticado de parálisis braquial obstétrica.


Si bien es cierto que todas las personas nos vemos marcadas por el lugar en el que nacemos, la familia a la que pertenecemos y un largo etcetera de circunstancias en el caso de Guillermo fue el parto lo que marcó su existencia hasta el punto de que, en la actualidad, algunos historiadores opinan que también su cerebro quedó dañado aquel infausto día y que su carácter tozudo y agresivo eran una consecuencia de ello.


 No obstante y pese a todo, es difícil adentrarse en la personalidad de Guillermo sin contextualizar el ambiente en el que fue criado. Su madre - tal vez porque se sentía culpable o tal vez porque había sido educada para la "perfección"- nunca aceptó haber traído al mundo un hijo con una tara física y como consecuencia nunca fue capaz de demostrar ternura o cariño hacia el que era, a su pesar, su primogénito. 




Princesa Victoria - Winterhalter


Guillermo al que en casa y por imposición materna llamaban Willy, estuvo a cargo durante sus primeros años de un tutor severo y rígido, Georg Ernst Hinzpeter, pero del que aprendió dos cosas  que fueron para él fundamentales : que podía vivir como una persona normal a pesar de su deformidad y que debía pensar por si mismo y tomar sus propias decisiones. 


Posteriormente sería educado en Kassel en el instituto Friedrichsgymnasium y después en la Universidad de Bonn. Según parece poseía una mente despierta y ágil para los estudios aunque  presentaba falta de concentración y ya entonces empezaba a dar muestras de un carácter megalómano que alternaba con episodios de baja autoestima. Al finalizar sus estudios en Bonn, como miembro de la casa real de Hohenzollern, inició la educación castrense  en el regimiento de Infantería de Postdam. Algunos historiadores consideran  que la educación militar fue lo que marcó definitivamente su carácter, sus relaciones sociales y probablemente su manera de concebir el orden político. Otros opinan que lo único que le apasionaba realmente del ejercito era vestir sus uniformes. Guillermo dijo en sus memorias que fue en la vida militar  donde había encontrado a su familia y a sus amigos.


Al finalizar la guerra Franco-Prusiana se produce de hecho la unificación de Alemania y su abuelo, como rey de Prusia que era, es nombrado Kaiser del nuevo Imperio Alemán. De este modo Willy se convertiría en el segundo en el orden de sucesión a la corona Imperial.




Proclamación del Imperio alemán en Versalles - Antón von Werner


Las relaciones de Guillermo con su familia eran bastante peculiares; con su madre el trato era frío, distante y podría decirse que teñido de rencor por ambas partes. Con su padre era diferente; admiraba en él sus logros militares pero  consideraba que  estaba demasiado influenciado por Victoria y que presentaba demasiada sumisión ante las opiniones de ella. A quien siempre quiso y admiró fue a su abuelo paterno, el emperador Guillermo I, y a quien siempre respetó fue a su abuela materna, la reina Victoria I, quien, por otra parte, siempre fue más cariñosa con él que su propia madre.


Desde que la madre de Willy llego a la corte prusiana con sus ideas liberales y su profunda anglofilia se desató en la Corte una especie de guerra fría entre quienes poseían una tendencia conservadora y quienes, al igual que la princesa Victoria y el heredero Federico, eran pro-ingleses y de tendencia liberal. Así pues una de las primeras cosas que hizo Otto von Bismarck cuando fue nombrado canciller fue aislar a Federico y a Victoria con la intención de debilitar cualquier influencia de los príncipes en la política de la nación.


Durante su adolescencia Guillermo desarrollo una personalidad y unos intereses políticos diametralmente opuestos a los de sus padres, sintiéndose cercano a su abuelo, el Kaiser Guillermo I y al canciller Bismarck. 


Guillermo con sus padres y hermanos


Su primer amor, y tal vez el más profundo, también representó una decepción puesto que no fue correspondido. Se trataba de su prima Isabel de Hesse, quien muy dulcemente desestimo las pretensiones matrimoniales de Guillermo. Según parece él nunca la olvidó pero, ante su rechazo, decidió casarse en 1881 con la princesa Augusta Victoria de Schleswig-Holstein, mujer de carácter sumiso y que jamás se mostraba en desacuerdo con su esposo, cabe suponer , por tanto, que Guillermo tuvo un matrimonio sino feliz si al menos placentero, cómodo y fructífero  puesto que tuvieron siete hijos, seis varones y una niña, Victoria Luisa, quien acaparó toda la ternura de su brusco padre.



Guillermo II y Augusta Victoria


En 1888 muere Guillermo I y los padres de Willy , pasan a convertirse en emperadores de Alemania. Tanto Federico como Victoria tenían muchas ideas renovadoras para cambiar la política alemana cuando llegara el momento que, al fin, se les había  presentado pero apenas les dio tiempo a tomar posesión del cargo. Federico, mortalmente enfermo por un cáncer de laringe, fallecería tres meses después de su nombramiento.


En cuanto murió su padre Guillermo fue nombrado emperador de Alemania y sin perder el tiempo ordenó la ocupación de la residencia de sus padres. Registró todos los rincones del palacio en busca de documentos que pudieran ser  comprometedores  para él e ir en contra de los intereses de Alemania - no hay que olvidar que Willy consideraba que su madre estaba más cercana a los intereses ingleses que a los de su patria. Nada encontró, pero este sería el comienzo de la sutil venganza que inició contra su madre. 


En aquel verano de 1888, el recién coronado emperador, Guillermo II, contaba solo 29 años de edad y tenía un objetivo claro: dar prestigio y poder en el mundo a la Alemania unificada. Concebía  su país como un estado militar con una fuerte Armada y consideraba que el autentico poder  debía emanar del emperador o sea de él mismo. Todo ello le llevó al inmediato conflicto con Otto von Bismarck, a pesar de que en su juventud había sido un gran admirador del llamado "Canciller de hierro".  Por otra parte Bismarck pensaba que el nuevo emperador iba a ser un corderillo sumiso y al que podría manejar como había hecho con su abuelo pero se equivocó por completo. Sorprendentemente  para el propio Canciller fue destituido en 1890.



Otto von Bismarck


Con la destitución de Bismarck la política exterior cambió de rumbo. El Canciller era extraordinariamente hábil en conseguir el equilibrio en las complejas relaciones internacionales y era capaz de nadar en las turbulentas aguas de la Europa del final del siglo XIX manteniendo a Alemania a salvo de cualquier injerencia. En el momento en que Guillermo, hombre impulsivo e impaciente por naturaleza, coge las riendas de la política exterior todo se desestabiliza. La prepotencia del Kaiser intentando colocar a Alemania como primera potencia europea hace crecer la tensión y desequilibrar la balanza de poderes con las otras naciones. No parece que Guillermo pretendiera crear un conflicto a gran escala para conseguir que el Imperio alemán fuera la primera potencia del mundo, por el contrario parece que consideraba que sus relaciones familiares con las monarquías europeas y sus dotes diplomáticas podrían bastar para lograr sus fines. Se equivocó y la tensión  siguió creciendo hasta desembocar en 1914 en la guerra.


Guillermo II no estaba preparado ni políticamente ni militarmente  ni psíquicamente para soportar la guerra. Vivió el conflicto bélico como siempre había vivido, a caballo entre el derrotismo y los sueños de  grandeza. Esperando una gran victoria de su país pero, lejos del liderazgo con el que se había imaginado a si mismo se convirtió en un instrumento de los militares y de los políticos alemanes limitándose a dar discursos alentadores, otorgar medallas y pasear por el frente.




A final de 1918 la noticia de que Alemania estaba a punto de ser derrotada corrió como un reguero de pólvora desde el norte, donde los marinos habían protagonizado una revuelta, hasta el sur del país. Los alemanes habían perdido la confianza en su emperador y Guillermo fue obligado a abdicar y a exiliarse a los Países Bajos el 9 de noviembre de ese mismo año. Aquel día moría el Imperio Alemán y nacía la República de Weimar.


Su esposa, la emperatriz Augusta-Victoria le acompañó en el exilio. Se instalaron en Doorn, en un pequeño castillo adquirido por Guillermo y donde pasarían el resto de sus vidas. El Tratado de Versalles, firmado al finalizar la guerra, incluía en uno de sus artículos la persecución legal contra el Káiser  pero la reina Guillermina de los Países Bajos, que se había mantenido neutral durante el conflicto bélico, negó su extradición y el Kaiser nunca fue juzgado.


Poco tiempo después, en 1920, se produce el suicidio del menor de sus hijos varones, Joaquin, con tan solo 29 años. Guillermo fue capaz de sobreponerse a la tragedia, no así su esposa que fallecería apenas un año después.


 A los pocos meses  del fallecimiento de Augusta-Victoria el káiser conocería a Herminia de Reuss-Greiz que al igual que él había enviudado recientemente y ambos decidieron unir sus vidas. La boda se celebró en 1922, el mismo año en que Guillermo publicó el primer volumen de sus memorias.



Castillo de Doorn


Su segunda esposa, Herminia simpatizaba con el nacionalsocialismo y tenía la esperanza, probablemente compartida por su esposo,de una restauración de la monarquía en Alemania pero tal posibilidad no estaba entre los proyectos de Hitler. 


En los 20 años siguientes el otrora emperador de Alemania desapareció de la vida pública. Se dedico a escribir, pasear por su propiedad, cortar leña y entretenerse con los amigos que los visitaban. Hasta se dejo crecer la barba cambiando aún más su aspecto físico.

Guillermo II murió de una embolia pulmonar en su castillo de Doorm el 4 de junio de 1941. Recibió sepultura en un mausoleo en las propias tierras de Huis Doorm. Fue su deseo que sus restos mortales no fueran devueltos a Alemania hasta que la monarquía fuese restaurada y por respeto a ello sus restos continúan en los Países Bajos.



Mausoleo de Guillermo II


No puedo terminar sin hablar de la personalidad del último Kaiser de Alemania. Para algunos Guillermo II fue un ser, brutal, avasallador, poco tolerante, manipulador, sin ninguna empatía, inteligente, astuto, excesivo y megalómano. Pero ¿ como puede ser el desarrollo psicológico de un niño que posee todos los privilegios, todos los honores desde su tierna infancia pero al que falta lo que la mayoría de los seres tienen: el amor de una madre?. ¿Es posible que esa carencia afectiva le condujera a la dualidad de sentir un deseo irremediable de conseguir la admiración de su madre al mismo tiempo que procuraba hacer notar a su progenitora que era más fuerte que ella y que tenía más poder?


Hace pocos años se han hecho públicas unas cartas que han permanecido ocultas durante casi cien años y que nos muestran, en parte, la relación existente entre Victoria y un adolescente Guillermo. Algunos estudiosos del tema, como el historiador John Röhl, profesor emérito de la Universidad de Sussex, mantienen que las cartas escritas por Guillermo  en las que se leen frases como "He soñado en tus queridas, suaves y cálidas manos, espero con impaciencia el momento en el que pueda sentarme cerca de ti y besarlas" rozan lo incestuoso y revelan un profundo complejo de Edipo mientras que Victoria en las contestaciones que daba a estas misivas se limitaba a  señalar las faltas gramaticales y a efectuar las correcciones que consideraba oportunas. 


A pesar de lo que diga Röhl  las epístolas también  parecen demostrar la frialdad de una madre que ante las cariñosas frases de un adolescente - acomplejado y que se siente inferior en la captación del afecto materno al resto de sus  siete hermanos - contesta con simples correcciones como si de cualquiera de los profesores se tratara.

 

No cabe duda de que la relación de Guillermo II y su madre fue  absolutamente tóxica. Pero ¿fue culpable el káiser por anhelar el cariño materno? ¿fue  culpable su madre, la Emperatriz Victoria, educada para crear a su alrededor un mundo perfecto, por haber dado a luz a un ser imperfecto?.


No es fácil encontrar la respuesta.