martes, 26 de diciembre de 2017

Isabel de Habsburgo, Reina de Dinamarca.







Isabel de Habsburgo. Jacob Cornelisz. Museo Thyssen



Era un caluroso día de verano en Bruselas, concretamente el 18 de julio de 1501 cuando Juana de Castilla, hija de los Reyes Católicos, traía al mundo al tercero de sus hijos. En esta ocasión era una niña, a la que se llamó Isabel en honor a su abuela. 

La pequeña Isabel disfrutaría muy poco de la presencia de sus padres. La muerte rondaba la casa de su familia materna y una serie de fallecimientos propiciarían el nombramiento de su madre como heredera de los Reyes Católicos. Juana y Felipe partirían en noviembre de 1501 para su nombramiento ante las Cortes de Castilla y Aragón. 

Isabel y sus hermanos fueron encomendados al cuidado de su tía paterna, Margarita de Austria, trasladándose al poco tiempo a la corte de Malinas donde los tres serían educados. Aunque sus padres regresaron en 1504 poco sería el tiempo que pasarían con ellos puesto que, tras la muerte de Isabel La Católica, ambos regresarían a Castilla para tomar las riendas del Reino heredado por Juana. 

Isabel no volvería a ver a sus progenitores puesto que Felipe murió y Juana fue encerrada en Tordesillas. Así pues, su tía Margarita ejercería de madre de ella y de sus hermanos. 

Poco sabemos de la educación que recibió pero lo que si se sabe es que hablaba francés y alemán. Es de esperar, no obstante, que su educación fuese esmerada si tenemos en cuenta que su tía Margarita era una mecenas de las Artes y las Letras y que en Malinas reunió a cantidad de pintores, arquitectos, literatos y músicos. 

Palacio de Malinas

Siguiendo con la tradición existente en las cortes europeas el futuro matrimonial de Isabel empezaría a estudiarse cuando la niña contaba pocos años. En Malinas se consideraba que una unión con los países nórdicos convenía a la política expansiva de los Habsburgo y, debido a éstas consideraciones, el futuro de Isabel quedaría marcado. Se la prometería a Cristián II, rey de Dinamarca y Noruega.

Con apenas 14 años emprendió viaje hacia su nuevo hogar para unirse a un hombre al que no conocía y que era 20 años mayor que ella. Tristes momentos para una niña que había crecido rodeada del cariño de su tía y de sus hermanos. El matrimonio se celebraría el 12 de julio de 1515 en la ciudad de Copenhague. 

Isabel se encontró con un hombre irascible con el que no podía entenderse sin la ayuda de un traductor y que además estaba enamorado de otra mujer a la que había convertido en su amante.  La mujer se llamaba Dyveke y era una bella holandesa a la que el rey había conocido en Bergen y que lo acompañó a Dinamarca.

Pese a la exigencias del abuelo de Isabel, Maximiliano I, para que Cristián abandonara a su amante, la pareja continuó su relación sin respeto alguno por la nueva posición de hombre casado del rey danés. Como consecuencia de ello las relaciones de Isabel con su esposo serían prácticamente inexistentes. 

Cristián II. Van Orley. Múseo Lázaro Galdiano

En 1517 se produce la muerte, en extrañas y nunca aclaradas circunstancias de Dyveke, la amante del rey. Se llegaría a decir que Maximiliano I había ordenado su envenenamiento pero serían solo rumores. Lo cierto es que se culpó de su muerte al encargado del castillo de Copenhague y que Cristián lo mandó ejecutar a pesar de no existir pruebas contra él. 

Isabel ya hablaba el danés y por tanto, desaparecida la amante, se produjo un acercamiento entre los esposos. Los daneses empezaban a apreciar las muchas virtudes de su Reina y el cariño del pueblo era cada vez más patente. 

En 1519 es coronada junto a su esposo Reina de Suecia, tras haber derrotado Cristián a quienes se oponían a la Unión Kalmar. Después de la coronación, el nuevo Rey haría ejecutar a todos los los rebeldes. Aquel acto fue conocido como el Baño de sangre de Estocolmo. Su cruel comportamiento llevaría a los suecos a una nueva sublevación en 1521 y está vez los sublevados conseguirían destronar a Cristián. 

La pérdida del trono sueco no sería la única, Cristián no tenía demasiados partidarios en Dinamarca tras las reformas que había impuesto. Apenas dos años después de perdida Suecia se revocaba su mandato en Dinamarca y se nombraba como nuevo Rey a su tío Federico. 

En abril, y a bordo del navío El León, Isabel y Cristián abandonan Dinamarca. El nuevo rey danés , Federico I, consciente de que Isabel era muy querida por el pueblo, le ofreció poder permanecer en el país junto a sus hijos. La respuesta de Isabel ha traspasado los siglos :" Ubi Rex meus, ibi regnum meum" ( "Donde está mi rey está mi reino"). Isabel nunca volvería a pisar Dinamarca. 

Durante el siguiente año viajarían por toda Alemania intentando recabar ayudas para recuperar el trono danés. Las relaciones con Lutero de ambos esposos y el abrazo a la reforma por parte de Isabel supusieron un autentico mazazo para los católicos Habsburgo, al frente de los cuales estaba Carlos I de España y V de Alemania. Ninguna ayuda vendría por parte de la familia de Isabel. 

Isabel de Habsburgo

La salud de Isabel empezó a resentirse. Había tenido seis hijos sin apenas tiempo para recuperarse de los partos y además sufría dificultades respiratorias. Se sometería a una cura de baños en Augsburgo pero la pequeña mejoría experimentada duraría muy poco. 

En julio de 1525 celebra, ya muy débil, su cumpleaños rodeada por su esposo y sus hijos. En vista de su mal estado Cristián decide instalar a la familia en la población de Zwijnaarde cerca de Gante. Su tía Margarita, angustiada por el estado de salud de su sobrina, se mantiene en contacto desde Malinas. 

Los ahogos de Isabel aumentaban y ésta intuye que su fin se acerca. Escribe una carta conmovedora a su tía Margarita en la que le suplica que no abandone a sus hijos y a su esposo. Cinco días después de redactarla, moriría. Era el 19 de enero de 1526, tenía 24 años.

Fue sepultada en el altar mayor de San Pedro de Gante. 

La polémica se desató en torno a la fe de Isabel. Su familia, toda ella católica, afirmaba que había recibido la extremaunción por el rito católico y había sido enterrada en la iglesia católica además de dejar a sus hijos al cuidado de su católica tía. Los luteranos afirmaban lo contrario. 

En 1883 sus restos fueron trasladados a Dinamarca. En la actualidad reposa junto a su esposo  en la catedral de Odense.


domingo, 10 de diciembre de 2017

Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, esposo de Victoria I




Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha - John Partridge


El Ducado de Sajonia-Coburgo-Gotha era un pequeño y nada boyante territorio situado en la Turingia alemana. En él nació en agosto de 1819 Alberto, segundo hijo del Duque Ernesto I y de su primera esposa Luisa de Sajonia- Gotha-Altenburgo. A pesar de la pequeñez del territorio gobernado por su padre, lo cierto es que su familia estaba emparentada con los reyes de los principales Reinos europeos, desde Bélgica hasta Bulgaria pasando por Reino Unido y Portugal. 

Su infancia estuvo marcada por las malas relaciones de sus padres siendo las infidelidades el principal motivo de las desavenencias conyugales por lo que la separación de sus progenitores no se hizo esperar. La madre fue exiliada del Ducado en 1824 y consiguió el divorcio dos años después, casándose entonces con el que fuera su amante, Alexander von Hanstein. Ni Alberto ni su hermano Ernesto volverían a ver a su madre ya que ésta fue la condición para que su padre, Ernesto I, accediera al divorcio. 

Los hermanos fueron educados en su propio castillo por Christoph Florschütz, que les enseñó, entre otras cosas,a dominar la lengua inglesa. Pasaron después a estudiar en Bruselas y más tarde, y como la mayoría de los príncipes alemanes, cursarían estudios de ciencias naturales, política, filosofía, economía y también de pintura y música en la universidad de Bonn. 

Con los años Alberto se había convertido en un joven guapo, de buenos modales, inteligente y con una enorme preparación académica . Era pues lógico que su ambicioso tío Leopoldo, rey de Bélgica, considerase que la unión de Alberto con la heredera al trono del Reino Unido,Victoria, sería muy conveniente. 



Príncipe Alberto - Franz Winterhalter

La duquesa de Kent, madre de Victoria, era hermana del rey belga y también del padre de Alberto, por tanto ambos jóvenes eran primos carnales. En 1836 y tras la insistente recomendación del tío Leopoldo, la duquesa de Kent invitó a Alberto, a pasar unos días en Londres. Victoria quedó gratamente impresionada por su primo y a pesar de que no era el candidato deseado por su tío el rey Guillermo IV del Reino Unido  - al que esperaba heredar al no tener éste descendencia propia -  fue el elegido por una jovencísima Victoria que guardó para sí esta preferencia a fin de no disgustar al rey.

Mientras Victoria se preparaba para ser reina, Alberto completaba sus estudios viajando por Italia junto a su tutor, el Barón Stockmar. 

Ya se había convertido en la reina Victoria I cuando Alberto vuelve a visitarla en Londres y esta vez, ya sin nadie que le impidiera mostrar sus preferencias, Victoria se declararía a Alberto y le pediría en matrimonio. Como era de esperar Alberto aceptó con gran alegría el ofrecimiento. 

En febrero de 1840 y en la Capilla Privada del Palacio de St. James contraerían matrimonio. Cuatro días antes, Victoria I había concedido a su futuro esposo el titulo de Alteza Real y lo había nombrado miembro de su consejo privado. No obstante el Primer Ministro del gobierno de su Majestad, Lord Melbourne, había advertido a la Reina que el Parlamento no concedería a Alberto el titulo de “ rey consorte”. Aunque Victoria consideraba este hecho una discriminación por razón de sexo - a las esposas de los reyes siempre se les concedía el titulo de reinas consorte - tuvo que acatar la decisión del Parlamento. 


Victoria I de la Gran Bretaña - Franz Winterhalter

En los primeros años de su matrimonio Alberto no gozó de las simpatías del pueblo británico que lo consideraba "poca cosa" para su Reina, ni tampoco de las simpatías del gobierno que temía su influencia sobre la enamoradísima Victoria. 

Llevaban pocos meses casados cuando sufrieron un atentado, siendo tiroteados por un hombre al que, tras el juicio, se le consideró demente. El comportamiento de Alberto durante esos terribles momentos intentando proteger a su esposa, ya embarazada, hizo que los británicos empezaran a mirar al marido de "su Reina" con algo más de tolerancia. 

Alberto era, como ya hemos dicho, un hombre culto, inteligente y de ideas liberales. Poco a poco empezó a asumir algunas funciones públicas y a convertirse en el mayor consejero de Victoria, una vez finalizada la enorme influencia que Lord Melbourne ejerciera sobre la Reina. Empezó por ser nombrado presidente de la Sociedad para la extinción de la esclavitud y de una comisión creada para promover las Bellas Artes. A su pericia y buen hacer se deben muchas de las adquisiciones de pinturas y esculturas que se efectuaron. 

Los hijos habían empezado a llegar con una periodicidad prácticamente anual y, a pesar de que la gestación era un estado que desagradaba profundamente a Victoria, la pareja llegaría a tener nueve vástagos: cinco niñas y cuatro niños. 

Pocos años después de su matrimonio Alberto había logrado sanear y modernizar las finanzas reales - de las que se encargaba personalmente - lo que le permitió la compra de Osborne House, un lugar más idóneo para la vida familiar y donde pensaba que sus hijos podrían crecer y ser educados en mayor libertad. 


Victoria y Alberto con algunos de sus hijos - Franz Winterhalter

Llevaba siete años casado con la Reina cuando fue nombrado Rector de la Universidad de Cambridge lo que le facilitó el poder reformar de manera profunda los planes de estudio. Pero Alberto no sólo estaba interesado en la educación universitaria, sus ideas, progresistas para la época, le llevaron a impulsar reformas de las que Gran Bretaña estaba bastante necesitada. 

Alberto soñaba con la industrialización del Reino Unido y, como consecuencia, fue el mayor promotor de La Gran Exposición Internacional de 1851 que se celebró en Londres y que se denominó "Gran Exposición de los Trabajos de la Industria de Todas las Naciones". Constituyó la primera Exposición Universal que se realizaba en el mundo. Fue concebida como un medio para mostrar el progreso tecnológico, científico y artístico de los países participantes. Fue sin duda el mayor éxito de Alberto. 

Un año después Alberto compró el castillo de Balmoral a titulo privado puesto que el clima de Escocia parecía ser beneficioso para la Reina. Siguió, a pesar de que sus nombramientos y cargos eran cada vez mayores, involucradose en la educación de sus hijos, sobre todo en la mayor, Victoria, una niña sumamente inteligente y en el segundo Alberto Eduardo, príncipe de Gales y por tanto el futuro rey. 


Palacio de Cristal de Hyde Park, sede de la Exposición Universal de 1851

En 1859 Alberto empieza a sufrir dolores epigástricos agudos acompañados ocasionalmente de vómitos que le obligaban a permanecer postrado. El cuadro se fue intensificando y el aspecto del Príncipe se iba deteriorando mes a mes. Distintos médicos fueron consultados y se alternaron en su cuidado. Finalmente el Dr William Jenner fue nombrado su médico personal. En noviembre de 1861 el estado de Alberto había empeorado ostensiblemente e intensos dolores de espalda y piernas se unían a los ya existentes. Su médico diagnosticó fiebre tifoidea. 

El Príncipe Alberto murió el 14 de diciembre de 1861 en el Castillo de Windsor acompañado por su esposa y por algunos de sus hijos. Su viuda vistió de negro el resto de su vida. 

Su médico afirmó que la causa de la muerte había sido el tifus pero, a pesar de que no se realizó autopsia, hoy, y a tenor de su historia clínica, se piensa que la verdadera causa fue un cáncer de estomago. 

Sus restos se encuentran el Mausoleo Real de Frogmore