María Amalia de Sajonia. Luis Silvestre " el joven".
María Amalia podría haber sido feliz. En su corta existencia encontraría dichas que le fueron negadas a otras damas de sangre real y no porque su vida no fuera dirigida por sus progenitores - como ocurría con todas las princesas- sino porque en el camino elegido por sus mayores encontró la felicidad que le era negada a la mayoría : la felicidad conyugal. Pero, como la vida no es un cuento de hadas, esa felicidad duraría poco y el cruel destino se encargaría de amargarle la existencia.
Nació el 24 de noviembre de 1724 en Dresde, una preciosa y artística ciudad que posiblemente influyó en su amor por la belleza. Sus padres eran Federico Augusto III, duque de Sajonia y Rey electo de Polonia, y la Archiduquesa María Josefa de Austria. Ella fue la tercera de los trece hijos que tuvieron sus progenitores.
Los padres de María Amalia no eran francófilos pero, en aquellos años, todo lo que venía de Francia estaba de moda y por lo tanto en su educación prevaleció ese espíritu francés. La princesa aprendió a hablar rápidamente la lengua que se hablaba en París y además, como todas las grandes damas de la corte parisina, tenía un profesor de danza y otro que la enseñaría a caminar, a moverse y a sentarse con la distinción propia de una dama de su rango. Tenía una especial debilidad por la pintura, por las porcelanas y por las joyas.
En la corte de Dresde las fiestas - y siempre había motivos para celebrarlas- eran fastuosas. Las damas vestían de blanco y oro y los caballeros de color escarlata y oro. Se lucían las mejores joyas y las galerías del palacio se engalanaban con una exquisita elegancia y lógicamente este refinamiento marcaría el carácter de la princesa. La influencia francesa no solo impregnaba los vestidos y la decoración, también la frivolidad y el libertinaje hacían acto de presencia en torno a la familia real, aunque la Reina y sus hijas constituían, a decir de las gentes, una isla de honestidad en ese mar de relajación moral.
Palacio de Dresde
Mientras María Amalia se entretenía en danzas y elección de vestidos, D. Carlos, el tercer hijo de los Reyes españoles Felipe V e Isabel de Farnesio, era coronado en Palermo como Rey de Nápoles y Sicilia. Tenía el nuevo Rey 18 años y, por tanto, había llegado la hora de buscarle esposa.
No fue la princesa sajona la elegida por los Reyes españoles, ya que éstos hubieran preferido a una hija del Emperador austriaco, pero cuando el embajador español llegó a Viena con la propuesta de los Monarcas españoles, recibió un rotundo no por respuesta. Hubo pues que buscar una sustituta y como María Amalia era sobrina- nieta del Emperador se pensó que D. Carlos tendría que conformarse con un parentesco menor pero, que aún así, era un matrimonio conveniente.
En mayo de 1738 se celebra la boda por poderes en Dresde y María Amalia, que apenas cuenta 14 años, emprende el viaje hacia el Reino de su esposo. En todas las ciudades italianas que atraviesa se le rinden homenajes y se celebran fiestas en su honor. Inicia entonces, la ya Reina de Nápoles y Sicilia, una costumbre que mantendría durante toda su vida, la de escribir cartas a sus suegros informándoles de los acontecimientos cotidianos, lo hacía en francés y firmaba como Amelie. Las cartas se conservan en el Archivo Histórico Nacional.
Es en Portella, en la frontera de su Reino y, en una especie de carpa levantada al efecto, donde se conocen los los esposos. Se gustaron tanto que partieron de inmediato con su séquito hasta la fortaleza de la Gaeta, donde esa misma noche consumarían el matrimonio. Quedaron ambos enamorados desde ese primer instante y según sus biógrafos su matrimonio fue sumamente feliz y no tuvo más penas que las ocasionadas por las enfermedades y la muerte de los vástagos que iban naciendo.
Se hablaban en francés ya que ni ella hablaba italiano ni D. Carlos alemán, aunque la Reina aprendería pronto el idioma de sus súbditos. María Amalia era alegre, le gustaba la naturaleza y el paisaje de la costa napolitana era muy de su agrado pero, la corte napolitana distaba mucho de parecerse a aquella en la que había vivido. La etiqueta se regía por el protocolo español y además la nobleza napolitana no era rica y por lo tanto el boato era inexistente. Le costaría a la reina habituarse a esta nueva vida social tan ramplona y simple.
Carlos, Rey de Nápoles y Sicilia. Giussepe Bonito. Museo del Prado
María Amalia quedaría embarazada cuando todavía no había cumplido los 16 años. La gestación fue difícil, pero finalmente la Reina daría a luz en el Palacio Real de Nápoles a una niña a la que se impondría el nombre de María Isabel, para satisfacción de su abuela paterna. María Amalia tardó recuperarse de éste parto y, según contaba a sus médicos, sufría un dolor de estomago y un "catarro" que la incomodaban mucho.
A pesar de ello y como María Amalia sabía bien cual era su obligación quedaría de nuevo encinta, naciendo en 1742 una nueva niña a la que se llamaría María Josefa Antonia, esta vez para contentar a la abuela materna. La pequeña fallecería tres meses después de su nacimiento.
El empeño de la Reina por dar a su esposo, que con tanto cariño la trataba, un hijo varón era grande y por tanto apenas recuperada del parto y del disgusto, quedaría de nuevo embarazada.
Un mal día la pequeña Isabel enfermaría y el Rey, siempre atento al bienestar de su esposa, la trasladaría a Portici, para evitar que la Reina se contagiara y que se malograse el fruto de sus entrañas. La princesita fallecería, causando a la Reina un hondo pesar. La recuperación de este parto todavía sería peor ya que, a las dificultades que María Amalia siempre presentaba tras los nacimientos de sus hijos se unirían unas fiebres tercianas.
No se interesaba la Reina por los asuntos de Estado -nada tenía que ver en esto con su suegra- era cariñosa con su esposo y sus diversiones se limitaban a la pesca y a las labores de bordado. Ponía, eso si, todo su empeño en dar a la Corona el ansiado varón y si para ello debía quedar en estado muchas veces, así lo haría. Pero ello no significaba que la muerte de sus hijas no la afectaran ni que su estado de salud, no demasiado bueno, se resintiera. Su carácter iría cambiando paulatinamente y cualquier nadería la irritaba, por otra parte casi siempre se hallaba en estado de gestación y es de suponer que alguna culpa tendrían las hormonas en sus cambios de humor.
Por fin, el sexto embarazo dio como fruto un varón. Era el mes de Junio de 1747 cuando nacía Felipe - pues con ese nombre fue bautizado- y su nacimiento supuso una alegría inmensa que pronto se convertiría en tristeza y preocupación. Desde bien temprano sufriría el pequeño crisis epilépticas, nunca llegaría a hablar y su estado de imbecilidad motivaría que, tras dictamen médico, fuera incapacitado. Viviría treinta años y nunca saldría de Nápoles. Un año más tarde nacería otro varón, al que llamarían Carlos y que con el paso de los años se convertiría en el Rey Carlos IV de España.
Los embarazos se sucederían y aún tendría María Amalia seis hijos más después de este nacimiento, cuatro de los cuales serían varones. No es extraño que éste matrimonio fuera tan fecundo, si tenemos en cuenta el relato de Charles de Brosses " Me llamó la atención que en la cámara del Rey no existiera lecho alguno, porque éste se acuesta siempre con la Reina".
La salud de la Reina estaba muy quebrantada y fuera por esta causa o por los continuos embarazos su carácter, antes tan afable, fue volviéndose cada vez más agrio y ofendía a criados y cortesanos por igual, provocando que el Rey, haciendo gala de enorme cariño y de una gran paciencia, tuviera que aplacar a su esposa y contentar a quienes se sentían ofendidos por ella.
María Amalia, Reina de España. A. Mengs. Museo del Prado
En 1759 fallecía en España y sin descendencia el Rey Fernando VI, por tanto D. Carlos pasaría a ocupar el trono con el nombre de Carlos III. Los esposos se trasladan a Madrid y en octubre de 1759 desembarcan en Barcelona.
El reinado de María Amalia en España duraría apenas un año. Su salud se quebraría definitivamente al pisar tierra española. A los problemas pulmonares, que desde hacía años sufría, con tos constante, se unirían la debilidad causada por los continuos embarazos y por las continuas sangrías con las que se trataba de aliviarla. A pasar de la larga lista de médicos españoles que la atendieron y de los que, como el Dr Pastorini, la acompañaron desde Nápoles, y a pesar también de todas las reliquias que se hicieron traer, la Reina fallecía el 27 de septiembre de 1760. Tenía 35 años.
No está clara la causa de la muerte. Seguramente y dados los síntomas y su prolongada evolución su temprana muerte fue debida a una tuberculosis, pero tampoco puede descartarse un carcinoma broncopulmonar puesto que la Reina fumaba habitualmente tabaco habano.
Sus restos reposan en el Panteón de Reyes del Escorial.
Hi. Your blogs are awesome.
ResponderEliminarThis was pretty tragic but interesting.
Muchas gracias por el comentario.
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Pudo haber sido feliz sí, pero las costumbres de la época y su rango jugaron en su contra. Aún así disfrutaría del amor conyugal, algo que no parece normal en el mundo real, tampoco la ayudó la salud. Una vez más la vida nos demuestra que el dinero y la posición no siempre garantizan la dicha. Una historia interesante.
ResponderEliminarUn beso.
Para ser feliz lo primero que hay que tener es salud. Cuando ésta falta todo lo demás sobra.
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Siempre asegurar la descendencia del varón tan ansiado para dar a la corona...es triste saber que casi gran parte de su vida se llevó en estados de embarazos y pérdidas siendo tan niña aún...Lo bello siempre fue amada por su esposo
ResponderEliminarHermosa historia Ambar
Fuerte abrazo
Cumplió afanosamente con lo que ella consideraba que era su principal deber. Así la educaron.
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Con todo ese enamoramiento y felicidad conyugal que no solía acompañar a las casas reales en aquellos tiempos, la vida no la trató muy bien.
ResponderEliminarTantos embarazos y tan joven, y la pena de ver morir a una parte de sus hijos, debía de ser suficiente dolor para mermar su salud.
Muy interesantes todas estas historias reales.
Un abrazo.
Ambaar
Tener gestaciones a tan temprana edad es sumamente arriesgado para la salud de cualquier mujer.
EliminarGracias por pasar.
Besos
Mira...después de todo siempre hay un prietito en el arroz.
ResponderEliminarHe recordado a mi mamá, se llamaba María Amalia precisamente....
Gracias Ambar.
Besos
Un precioso nombre.
EliminarBesos Liliana
Parece que vas a decir que murió a los 60 años, por lo intensa que fue su vida y por el aspecto de la reina en el cuadro del Museo del Prado y resulta que muere de 35.
ResponderEliminarTengo una cuñada llamada Amalia y alguna vez la he llamado María Amalia de Sajonia, aunque sin recordar casi nada de la susodicha. Gracias por ponérmela al día.
Besos.
Realmente en el cuadro de Mengs parece una anciana. Imagino que sus muchas gestaciones le pasaron factura. Gracias a ti por pasar.
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Vida corta, sacudida por la enfermedad y acabada a temprana edad, cuando hoy muchos la comienzan con esos años e incluso llegan a ser padres tardíos.
ResponderEliminarUn abrazo, Ambar.
Probablemente las gestaciones tardías son una de las consecuencias de la incorporación de la mujer a la vida laboral.
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Una dama valiente, que quiso cumplir con sus "obligaciones" a pesar de todo. Lastima su temprana muerte.
ResponderEliminarEs posible una tuberculosis. Una enfermedad lenta, pero mortal...
Besos
Probablemente se debió a una tuberculosis aunque no hay que olvidar su hábito tabáquico.
EliminarBesos Manuel
No era de extrañar que se le agraria el carácter
ResponderEliminarpor las muertes de más o menos la mitad de sus hijos
y por su enfermedad pulmonar. Al menos fue feliz con su marido
que compartía lecho con ella, algo inusual para un Rey.
Besotes
Y feliz día del Libro
No era muy común que los reyes compartieran el lecho conyugal de forma habitual pero ellos estaban enamorados.
EliminarBesos Myriam
Una historia bella y triste a la vez. ¡Pobre Amalia!
ResponderEliminarMenos mal que el amor estuvo presente en su vida.
Abrazos.
Los grandes sinsabores se los produjeron las muertes de algunos de sus hijos y la terrible enfermedad de su primer hijo varón.
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No conocía la historia de esta joven reina,muerta a tan temprana edad. El rey, que tanto la amaba, debió quedar desconsolado.
ResponderEliminarLa vida la trato con dureza,pero ella era valiente y consciente de su responsabilidad
Me ha gustado mucho conocer su historia.
Un abrazo
El Rey no volvió a casarse y no se le conoció ninguna amante a pesar de quedar viudo con tan solo 44 años.
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Una hitoria triste, la de una mujer que quería complacer su país y a su marido a costa de su salud y llegando a costarle la vida. Al menos tuvo a su marido a su lado. Una época en la que las mujeres lo daban todo. Un beso amiga mía!!
ResponderEliminarVio morir a muchos de sus hijos y eso le produjo una amargura que solo era capaz de mitigar, con muchas muestras de cariño, su esposo.
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Como siempre estupenda entrada donde aprendes... Buena semana!!!
ResponderEliminarMuchas gracias Mª Ángeles. Besos
EliminarEl deber del matrimonio en querer complacer a la corona a la vez lo tenía bien claro. Tiempos duros fueron para ella en su tierna edad de mujer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Debe ser duro ver como tus hijos van muriendo.
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Sabía bastantes cosas de esta reina, pero no que fumase.
ResponderEliminarSaludos
Pues fumaba y nada menos que tabaco habano. Espero que sigas tu actividad de bloguero y que me lo hagas saber.
EliminarSaludos
Una vida dedicada a dar hijos al reino,menos mal que a pesar de ser un matrimonio de estado, fueron felices desde el principio.
ResponderEliminarInteresante entrada Ambar, siempre aprendemos algo nuevo sobre nuestros monarcas.
Besos
Puri
Fue un matrimonio feliz. Cuando Mª Amalia murió el Rey dijo " este es el primer disgusto que me da mi esposa".
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Creo haber leido en algún sitio una frase que dijo Carlos III que decía al "El único disgusto que me ha dado Maria Amalia en 22 años de matrimonio ha sido morirse" Un abrazo Ambar.
ResponderEliminarHas leído bien, esta frase la pronunció Carlos III cuando su esposa murió.
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Estaban enamorados. Lástima que su precaria salud y la tristeza de perder a sus hijos causarán su muerte prematura,
ResponderEliminarTriste historia.
Un fuerte abrazo
Tantos embarazos le pasaron factura. Ocupó muy poco tiempo el trono de España.
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Es una historia triste, creo que lo peor que te puede pasar en la vida es ver morir algunos de tus hijos, y más siendo tan inmadura.
ResponderEliminarAmbar, un relato muy interesante.
Un abrazo
Es lo más duro que le puede pasar a una persona, sin lugar a dudas.
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Eran tiempos en los que había mucha mortandad infantil, menos mal que fue feliz en su matrimonio, lástima que muriese tan joven. Me ha encantado tu entrada Ambar, se conoce mucho de la historia cuando paso a leerte.
ResponderEliminarBesos.
Me alegro Conchi. Siempre encantada de que pases por aqui.
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Yo soy más guapa que mi antepasada.
ResponderEliminarBesos de Reina
No me cabe ninguna duda.
EliminarBesos Majestad
¡Qué pena! Con lo difícil que sería congeniar a primera vista y sobre todo ser correspondida. Carlos III se ve que fue un gran hombre además de ser un gran rey también para España. Madrid le debe mucho. La importancia de la salud, antes y ahora es lo primero en todas las clases sociales. Como siempre es un placer leerte. Un abrazo.
ResponderEliminarUn placer que pases por aquí Mara. Carlos III fue un buen esposo además de un buen rey.
EliminarAbrazos
Es bonito saber que al menos fueron felices, no parece que fuera la costumbre en esos matrimonios y al menos ellos tuvieron eso, pero qué tristeza más grande esas pérdidas de sus hijos.
ResponderEliminarNo conocía esa frase de Carlos III pero demuestra un gran amor por su esposa.
Un beso
La felicidad conyugal era rara en las parejas reales, basicamente porque eran matrimonios de conveniencia. Carlos III y Mª Amalia fueron una excepción.
EliminarBesos
Carlos III debía de tener una paciencia infinita a juzgar por lo que nos cuentas. La reina, en todo caso, cumplió con el cometido de dar un hijo varón su esposo que le sucediera. Desconocía que hubieran tenido un primogénito en tales condiciones mentales y físicas que debieron de dejarlo en Nápoles. Lo curioso es que Carlos IV tampoco fue un príncipe muy despierto que digamos.
ResponderEliminarAñado a la afición de la reina a fumar puros habanos que el regalo que más estimaba era precisamente una caja traída de Cuba. ¡Qué moderna! Una mujer fumando... ¿lo haría a escondidas?
Un beso
Vivió 30 años y lógicamente fue excluido de la sucesión.
EliminarNo parece que se escondiera mucho a la hora de fumar, aunque imagino que no lo haría en los actos oficiales.
Besos
La historia se repite, vivir para engendrar un niño, y una mala salud, que acaba pronto con sus vidas.
ResponderEliminarUn placer, amiga.
Besos.
Era la primera obligación de quien estuviera llamada a ser reina aunque les costara la vida.
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Que pena esas perdidas es lo que mas puede doler a una madre, y desde luego es dificil en esas parejas la felicidad aunque parece que ellos la consiguieron. Mil besicos cielo y gracias por todo lo que nos enseñas en tus entradas
ResponderEliminarLa pérdida de sus hijos fue muy dura para ella y los trece embarazos le minaron la salud.
EliminarBesos
Interesante presentación , la vida de María Amalia , la tuberculosis que sufrió explica muchas cosas.
ResponderEliminarUn saludo Ambar !
Gracias por el comentario. Besos
EliminarEmpezando a vivir y a morir demasiado pronto, pero si algo es bonito de esta historia, es la relación epistolar de la Reina con sus suegros, el amor a primera vista y la fidelidad conyugal.
ResponderEliminarUn abrazo, Ámbar
La relación epistolar con sus suegros la mantuvo siempre y si, es curiosa.
EliminarUn abrazo Loli
Aunque tienen fama de lo contrario los Borbones, él y su hermanastro Fernando, fueron fieles amantes de sus esposas.
ResponderEliminarSaludos.
En ese sentido no fueron muy "Borbones " ninguno de los dos. Carlos III sobrevivió 28 años a su esposa, no volvió a casarse y tampoco se le conocieron amantes.
EliminarSaludos
Que vida tan corta y triste tuvo la pobre, y tantos hijos que tanta pena le afligieron al morir tan pronto, pero la vida tiene cosas malas y buenas, esta reina solo fue bien amada, de lo demás ya nos has dejado la muestra, y no me extraña que al final tuviese mal humor, no es para menos.
ResponderEliminarComo siempre la historia pasa por tu blog como si estuviese pasando ahora mismo, que bien escribes Ámbar. Un abrazo.
Muchas gracias por el comentario Lola.
EliminarUn beso
Me ha llamado la atención como fue cambiando su carácter, algo que no me extraña con el tipo de vida que llevaba con un parto tras otro, y también el cariño que le muestra Carlos III, algo no frecuente entre los monarcas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tantos embarazos y tantos cambios hormonales pasan factura.
EliminarBesos
Beautiful.
ResponderEliminarGracias
EliminarPobrecita, pues claro, no me extraña que se le agriase su caracter, tantos embarazos tantas muertes de hijos y tantos disgustos incluso con los sanos.Me pasa a veces cuando leo algunas de las historias que cuentas, que parece que han pasado muchísimos años y en este caso tan solo 20... Lo que consuela es que por lo menos se casó enamorada.
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen
Nunca le faltó el cariño de su esposo. Tratándose de la realeza era bastante extraño el amor y la armonía conyugal pero ellos lo lograron.
EliminarUn abrazo
Cuando estudio la vida de estos personajes que, si bien eran unos privilegiados, también tenían sus obligaciones, no puedo de jar de pensar en lo complicado que debía ser para ellos (normalmente ellas) abandonar el mundo conocido, la cultura propia y los seres queridos para embarcarse en una aventura en un país lejano y diferente.
ResponderEliminarA mi lo que me asombra es que con tan pocos años muchas de ellas demostraran poseer un gran criterio. Habían sido educadas para ello.
EliminarUn abrazo
Valores rescatables en el ayer, que es complejo encontrarlo hoy y hasta que se piensa que todo es anticuado o en desuso...
ResponderEliminarcomo tener tantos hijos...quizás ella lo vivió en intensidad esos momentos...aunque el cuerpo se atrofia sin dudas...
Y de la fidelidad en suma , algo que de seguro mereció por la forma en que llevó su vida y los desafíos que debió asumir.
Mujer valiente y sobretodo una madre.
Tengas buen día y siempre en tu camino.
Gracias Magdeli. besos
EliminarEl amor es un factor muy importante para afrontar las adversidades que nos muestra la vida en nuestro caminar, y en eso si que no hay distinción de estamentos sociales.
ResponderEliminarCariños.
kasioles
Sin duda, el amor es un factor determinante.
EliminarBesos
¡Hola, Ámbar!!!
ResponderEliminarNos entregas una linda lectura, un texto magnifico que fue un placer leerlo. Claro está que por aquellos tiempos no había medicamentos para qué, tanto niños como mayores pudieran sobrevivir a cualquier enfermedad. También el hecho de casarse tan joven pudo haber tenido consecuencias en la salud tanto de la madre como en la de los pequeños.
Bueno, me ha encantado leerte, perdona que no pase con mucha frecuencia, no doy para más, poco publico y solo correspondo a quien me visita, cosa que agradezco con el alma en la mano.
Te dejo mi abrazo, mi inmensa gratitud y estima.
Feliz semana, reina.
Muchas gracias Marina por tu visita y tu comentario.
EliminarBesos
Es tremendo, observando no solamente personajes reales, cómo el único fin de la mujer de antaño era procrear, y se tiraban 20 ó 30 años teniendo hijos, los cuales además morían muchos de ellos. Menos mal que en eso sí parece que hemos avanzado.
ResponderEliminarNo sabía prácticamente nada de esta efímera reina, por lo que mi agradecimiento por tu escrito es doble: añadiré el disfrute de leerte.
Abrazo fuerte.
Muchas gracias por tu visita y por tu comentario. He pasado por tus espacios, son muy interesantes.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola guapísima !!!
ResponderEliminarSuerte tuvo de ser una mujer enamorada, ya sabemos que no era lo importante a la hora de contraer matrimonio entre Casas Reales. Pero como no hay felicidad completa, el nacimiento de su primer hijo varón y la muerte de otros hijos, le tuvo que traer grandes sombras a su personalidad. Así que encuentro lógico ese amargamiento paulatino del carácter, máxime le añades la falta de salud y las consabidas subidas y bajadas de hormonas en los embarazos.
Una biografía de lo más interesante, me ha encantado Ambar.
Venir a verte es siempre garantía de disfrutar un buen rato de lectura, historia y de saldrás de aquí, sabiendo cosas nuevas.
Besotes mi niña.
Gracias Nuria por tus palabras.
EliminarUn beso
Olá Ambar.
ResponderEliminarNesta tua bela postagem, com aconteceram com as anteriores mais aprendo do que revejo a História. Parabéns.
Um abraço.
Pedro
Muchas gracias Pedro.
EliminarAbrazos
Que madraza. Una vida triste en sus últimos años, posiblemente su salud había recaido con tantos embarazos. A ves creemos que la vida de los principes es color de rosa, y por lo visto no es así.
ResponderEliminarSaludos Ambar.
mariarosa
La vida de los príncipes puede llegar a ser amarga.
EliminarBesos Mariarosa
Hola Ambar.
ResponderEliminarPaso a disfrutar de tur interesantes y bellas letras.
Un buen fin de semana y un abrazo.
Ambar
Lo mismo te deseo. Gracias por pasar.
EliminarUn beso
Biografía de María Amalia interesados. Tal vez ella estaba feliz en el matrimonio, pero seguramente la muerte de los niños era su gran dolor. Su vida fue larga y no había ningún camino de rosas. Saludos.
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