miércoles, 25 de noviembre de 2015

Felipe I de Castilla





Felipe de Habsburgo. Maestro de Affligem

Nació en Brujas el 22 de junio de 1478  y era hijo del archiduque de Austria Maximiliano y de María de Borgoña, heredera de todos los territorios del ducado. Su nacimiento fue muy celebrado en todos los pueblos de Flandes. Su madre murió cuando el sólo contaba cuatro años y en su testamento, aunque Felipe era su heredero, dejaba la custodia de sus territorios a su esposo Maximiliano. 

Este testamento supuso una serie de revueltas en el ducado porque la nobleza consideraba que la regencia de Maximiliano vulneraba sus derechos. Felipe no tuvo más remedio que madurar pronto ya que tenía apenas 15 años cuando murió su abuelo paterno y su padre, Maximiliano, se vio obligado a partir hacia Innsbruck para ser coronado como emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico.

La política emprendida por Felipe para el gobierno de sus territorios era muy diferente a la ejercida por su padre. Felipe, estaba dispuesto a mantener las particularidades de cada uno de los territorios que conformaban su Estado y además realizaría reformas administrativas que le producirían duros enfrentamientos con su padre pero, en sus tierras se le quería y se le consideraba un buen administrador.

Interesaba a los Reyes Católicos y a los Habsburgo, una alianza matrimonial que evitara la hegemonía de Francia y sus pretensiones, por lo que se inician las negociaciones para concertar el matrimonio de su hijo Juan y de su hija Juana con los hijos de Maximiliano I, Margarita y Felipe. Francia no veía con buenos ojos esta alianza y por ello intentó convencer a Felipe para que anulara el compromiso.

Juana de Castilla. Juan de Flandes

Juana llegaría a Lier en septiembre de 1496 tras un dificultoso viaje pero, su prometido no se encontraba allí para darle la bienvenida. Felipe había partido hacia Innsbruck para realizar una visita a su padre, aunque algunos historiadores opinan que en realidad Felipe estaba empezando a cambiar de opinión respecto a la conveniencia de su matrimonio con Juana. Hasta el 20 de octubre estuvo esperando Juana a su prometido. Según señalan todas las crónicas ambos se sintieron profundamente atraídos, hasta el punto que Felipe solicito que se adelantara la ceremonia de la boda pues estaba ansioso por consumar el matrimonio. Así que ese mismo día se celebraron los esponsales en la Iglesia de San Gumaro.

Este arrebato pasional duraría poco, las desavenencias llegarían enseguida. Juana y su séquito, tan acostumbrados a la austeridad de la Corte española, no llegaban a entender la disipada Corte borgoña y además, los acompañantes de Juana se sentían tratados con desdén por los nobles de los Países Bajos sin que Felipe hiciera nada por remediarlo. Probablemente ésta situación era debida, en parte, a que la nobleza borgoña hubiera preferido una alianza con Francia y no con los Reyes Católicos. 

La muerte del Príncipe Juan, heredero de los Reyes Católicos, ocurrida en octubre de 1498, hace albergar a Felipe - según el embajador Gómez de Fuensalida - la idea de reclamar las Coronas de Castilla y Aragón, contando para este propósito con la ayuda del Rey de Francia, con quien Felipe tenía muy buenas relaciones. Los Reyes Católicos, alertados por Fuensalida, se apresuraron a llamar a su hija primogénita, Isabel, casada con el Rey de Portugal para que fueran jurados por las Cortes como herederos, desbaratando de ese modo los planes del borgoñón.

Ese mismo año nació la primera hija de Felipe y Juana pero, las desavenencias de la pareja eran cada vez mayores. La Infanta española consideraba que la amistad de Felipe con el Rey de Francia, Luis XII, era una deslealtad para con sus padres y además las amantes continuas de Felipe le producían unos celos obsesivos. En el año 1500 nace el ansiado varón de la pareja, un hermoso niño al que se impondrá el nombre de Carlos. Y es también en 1500 cuando se produce el fallecimiento del pequeño príncipe Miguel, hijo de la Infanta Isabel y por lo tanto legítimo heredero de los Reyes Católicos.

Felipe y Juana. Maestro de Affligem. Museo de Bellas Artes. Bélgica

Llegados a este punto y a pesar de no gustarles nada su yerno, los Reyes Católicos no tienen más remedio que solicitar la presencia de Felipe y Juana para que fueran declarados por las Cortes herederos de Castilla y Aragón. Se hizo rogar Felipe y no es hasta 1501 que emprende el viaje, haciéndolo por Francia y siendo recibidos allí por el Rey francés Luis XII. Por cierto que fue el Rey de Francia quien al verlo exclamó "he aquí un hermoso príncipe" lo que dio origen al sobrenombre de "el Hermoso" para Felipe. 

Llegados a Castilla, en 1502, son jurados como Príncipes de Asturias y una vez conseguido esto, Felipe anuncia su intención de volver a sus tierras y a pesar de los ruegos de Isabel la Católica para que permaneciera más tiempo en el que un día sería su Reino, emprende el regreso, eso si, dejando en Castilla a su esposa Juana que se encontraba en su cuarto embarazo. Juana quedó destrozada. 

En 1504 muere Isabel la Católica y Felipe decide volver. Fernando se había apresurado a proclamar a Juana como Reina de Castilla y a asumir él mismo el gobierno del Reino, dando cumplimiento así al testamento de Isabel. No estaba el borgoñés de acuerdo con esta decisión. Se había firmado ya en 1505 la Concordia de Salamanca, según la cual, Fernando el Católico, Felipe, como esposo de la Reina Juana y la propia DªJuana asumían conjuntamente el gobierno. Pero cuando “el Hermoso” llega a la península consigue, a base de regalos y promesas de prebendas, que la nobleza se oponga al gobierno de Fernando el Católico argumentando la amenaza que supondría que los intereses de Castilla cayeran en manos de un rey aragonés. Cuando el Cardenal Cisneros y el Duque de Medina- Sidonia muestran su apoyo a Felipe, Fernando se retira a Aragón, y Felipe es proclamado por las Cortes de Valladolid, en 1506, Rey de Castilla con el nombre de Felipe I. 

Felipe I . Juan de Flandes

Dos meses después y encontrándose en Burgos en el palacio de los Condestables, conocido hoy como la Casa del Cordón, se siente enfermo. Sus cortesanos lo atribuyen al agua fría que había bebido tras jugar un partido de pelota. El Dr. Marliano, que era su médico personal, decide llamar al Dr. Parra, que era profesor en la Universidad de Salamanca. A las cartas que éste médico envió a Fernando el Católico debemos el conocer como se desarrolló la enfermedad día por día. Cuenta el Dr. Parra que Felipe se encontraba con fiebre pero lo suficientemente bien como para ocuparse de sus asuntos. Dos días después siente escalofríos y la fiebre se intensifica. Al día siguiente además del frío y la fiebre se le presentó dolor en el costado y esputos de sangre. Se llama entonces a dos físicos que deciden sangrárlo. Al día siguiente su estado empeoró, la úvula, la lengua y el paladar se habían hinchado, tanto que apenas podía hablar, sudó copiosamente durante más de seis horas sin que la fiebre cediera, su cuerpo se fue llenando, según refiere el Dr. Parra de "unas manchitas pequeñas, entre coloradas y negras y a las que nuestros doctores llaman blattas" cayendo, finalmente, en un sopor profundo. 

El fallecimiento de Felipe I, el primer rey de Castilla de la dinastía Habsburgo, se produjo el 25 de septiembre de 1506. Tenía 28 años. Por todas las ciudades de Castilla corrió el rumor de que el joven Rey había sido envenenado y todos los ojos se volvieron hacia quien parecía el más beneficiado con su muerte: Fernando el Católico. Hoy los historiadores consideran que la causa de su muerte fue probablemente la peste, agravada por una septicemia. 

Su cuerpo fue embalsamado y su corazón enviado a Bruselas. Pero no sería enterrado, sino que emprendería el más demencial de los viajes. Rodeado de velas portadas por clérigos que entonaban el oficio de Difuntos y con su viuda Dª Juana tras el feretro, fue recorriendo, siempre con nocturnidad, los caminos de Castilla. Cuando Juana fue recluida en Tordesillas su cuerpo fue depositado en el convento de Santa Clara.

Mausoleo de Felipe y Juana. Capilla Real. Granada

En 1525 su hijo, Carlos V, ordenó el traslado de sus restos a la Capilla Real de Granada

domingo, 15 de noviembre de 2015

Marie Bonaparte. Princesa de Grecia








Marie nació en Saint-Cloud el 2 de julio de 1882. Era hija de Roland Bonaparte, descendiente de Napoleón I y de Marie Félix Blanc, hija del fundador del casino de Montecarlo y dueño de una inmensa fortuna. Su madre murió un mes después de su nacimiento. Fue, por tanto, criada en St Cloud, a pocos kilómetros de París, primero por una nodriza y después por una institutriz y bajo la vigilancia de su abuela paterna. Le gustaba estudiar y sobre todo le gustaba saber pero vivía aislada bajo la atenta mirada de su abuela con la que no tenía demasiada empatía. Veía poco a su padre, que pasaba la mayor parte de su tiempo en la Sociedad Geográfica, y que se negaba a que Marie ampliara sus estudios, argumentando que su destino era el matrimonio.

 Fiel a su idea, le procuró un matrimonio de conveniencia que consideró colmaba las ambiciones de cualquier padre. El elegido era el príncipe Jorge de Grecia, el segundo de los hijos del rey Jorge I. Era un hombre alto, guapo y trece años mayor que Marie. No le importaba el dinero de su prometida y firmó un documento antes del matrimonio renunciando a utilizar ni un solo céntimo de la fortuna de su esposa. Este hecho acabó de convencer al padre de Marie de que había encontrado en Jorge el esposo perfecto para su hija. Parece ser que ella se sintió muy atraída por su prometido y aunque no le apetecía dejar París y trasladar su residencia a Atenas, se caso con él en 1907, convirtiéndose a partir de ese momento en princesa de Grecia y Dinamarca.




Pronto se dio cuenta Marie de que su marido no compartía sus inquietudes intelectuales y también de lo distante y frío que se mostraba en las relaciones íntimas. No tardó en comprender la razón de su frialdad, Jorge era homosexual y de quien estaba realmente enamorado era de su tío Valdemar. A pesar de ello, tuvieron dos hijos en los primeros tres años de su matrimonio.

Aunque sus intereses eran tan distintos, la pareja logró una relación sólida, de profunda amistad, en la que el adulterio estaba presente por las dos partes y era bien tolerado por ambos. Marie buscó la felicidad en otros hombres, algunos de ellos muy conocidos como Aristide Briand, Primer Ministro francés, el cirujano Halban o el psiquiatra Löwenstein pero, con ninguno de ellos logró alcanzar unas relaciones sexuales que le fueran satisfactorias. La "volupté", como ella llamaba al orgasmo, le era negada. 

Marie, empezó a obsesionarse por la frigidez que sufría y a estudiar anatomía, fisiología y también a interesarse por el psicoanálisis con el fin de lograr una solución a su problema. Sus estudios la llevaron a formular una serie de teorías que se dispuso a confirmar y para ello entrevistó a 243 mujeres sobre sus relaciones sexuales, sobre su satisfacción en las mismas, y también sobre la anatomía de sus genitales. En abril de 1924 publica el estudio realizado en la revista Bruxelles Médical, y lo firma con el nombre de A.E. Narjani, el título del trabajo era: "Considérations sur les causes anatomiques de la frigidité chez la femme".

El psiquiatra Löwenstein, uno de sus amantes, le habla de Sigmund Freud y Marie decide ir a Viena y someterse a tratamiento. Su esposo intenta hacerla desistir de su empeño pero, a los 44 años, Marie considera que se debe a si misma el intentar luchar por obtener los goces que todavía no ha sentido. Marie conoce a Freud en 1925, y a pesar de que el psicoanalista había sido ya diagnosticado de cáncer y padecía grandes dolores, se iniciaría entre ellos una estrecha relación. Sigmund Freud se convertiría en su confesor, su maestro, su consejero y su amigo. También Marie se convertiría en un gran apoyo para Freud. Fueron los contactos y el dinero de Marie los que moverían los hilos para lograr que Freud y su familia pudieran huir de Viena cuando los nazis persiguieron a los judíos austriacos. También ayudó a otras doscientas familias judías a ponerse a salvo del terror que se cernía sobre sus vidas.




Marie estaba tan impresionada por el psicoanálisis que decidió convertirse en psicoanalista. Este trabajo, que ejercería hasta su muerte, no fue su única dedicación. Tradujo al francés la obra de Freud, fue fundadora, junto a otros miembros, de la "Sociedad Psicoanálitica de París" y de la "Revista Francesa del Psicoanálisis" y además continuó escribiendo y estudiando.

De sus obras, tal vez, la más emblemática sea la que escribió sobre Edgard Allan Poe. Marie se sentía emocionalmente muy cercana a Poe, posiblemente porque ambos habían sufrido la ausencia de la madre. Los estudios realizados por Marie sobre la obra de E. A. Poe ofrecen observaciones muy interesantes sobre la psicología del escritor.

Los príncipes Jorge y Marie celebran sus bodas de oro en 1957, rodeados de su familia y de sus amigos. Tan sólo cuatro días después Jorge fallece. Para Marie su pérdida es muy dolorosa. Su marido había sido un amigo fiel y comprensivo junto al que había pasado cincuenta años de su vida, su unión, basada en el respeto y la tolerancia, había constituido el pilar más fuerte de su vida. 



Marie fue una mujer excepcional, vivió en una época en la que las mujeres estaban relegadas a servir de acompañamiento al hombre y a la maternidad. Y en este marco social ella reclamó su derecho al placer y a la felicidad.

En su vejez confesó que el psicoanálisis le había procurado la posibilidad de trabajar, mucha paz mental y una gran resignación, pero que su vida estaba marcada por el fracaso y el deseo de esa volupté que nunca consiguió sentir.

Marie enfermaría de leucemia cinco años después de la muerte del príncipe Jorge. Fallecía en Saint-Tropez, el 21 de septiembre de 1962. Fue incinerada y sus cenizas depositadas en Grecia junto a su esposo.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Jorge de Grecia y Dinamarca







El dia 2 de julio de 1869 la reina Olga Romanova, esposa del rey Jorge I de Grecia, daba a luz en Corfú al segundo de sus hijos, un niño que recibió el nombre de Jorge pero al que todos conocerían como Gorgi.

 Al igual que el resto de sus hermanos fue educado de forma bastante estricta. La jornada se iniciaba con un baño de agua fría y a las siete de la mañana, tras el desayuno, ya estaban todos sentados estudiando con sus preceptores. Su primera lengua sería el inglés y en ella hablaría con sus padres y hermanos pero, los estudios, tanto él como sus hermanos, los realizarían en griego moderno y aprenderían además alemán y danés. Gorgi, según sus preceptores no era un buen estudiante, no prestaba atención y no parecía tener predilección por ninguna asignatura. Era un niño retraído, tímido y sumamente sensible.

Cuando Jorge tiene catorce años sus padres deciden que, dado su carácter y sus dificultades con los estudios, lo mejor es enviarlo a Dinamarca y alistarlo en la Marina Real danesa. El padre de Gorgi, el rey Jorge I, acompañaría a su hijo y lo dejaría al cuidado de su hermano Valdemar que contaba entonces 25 años de edad y que ya ocupaba un alto cargo en la Marina. Gorgi se instala en la residencia de su tío, el palacio de Bernstorff, a pocos kilómetros de Copenhague. Al poco tiempo entre tío y sobrino nacería un amor tan profundo que perduraría toda su vida. 

Valdemar de Dinamarca

Valdemar contrae matrimonio dos años después, en 1885 pero no por ello cesa el romance entre los dos hombres. El príncipe Jorge, que había mejorado notablemente en su aprendizaje, no dejará el palacio de Bernstorff hasta 1891, fecha en que se le solicitará que acompañe a su primo el zarevich Nicolás de Rusia a un viaje por el extremo oriente. 

En 1896 se celebran los I Juegos Olímpicos en Grecia y tanto Jorge como sus hermanos contribuirán a su éxito. Dada su vinculación con la Marina, Jorge será el presidente del subcomité para los deportes náuticos.

 Dos años después y, tras la Guerra de los Treinta Días, el príncipe Jorge es nombrado Alto Comisionado de la isla de Creta. Allí se establece, emprendiendo su cometido con autentica ilusión pero, sus enfrentamientos con Venizelos – que acabaría siendo Primer Ministro de Grecia- le llevarán a presentar su dimisión en 1906. Desilusionado por lo que considera un fracaso, el príncipe se establecerá en París, sin tener ninguna ocupación específica. Es entonces cuando se compromete con Marie Bonaparte. Ella era una mujer conveniente a su estatus y Jorge cuenta ya treinta y siete años.

La boda tendrá lugar en 1907, primero se realizaría una ceremonia civil en París y la religiosa se celebraría después en Atenas. Marie es una rica heredera, nieta del fundador del casino de Montecarlo y descendiente de Napoleón I pero, es también una mujer de fuerte personalidad, estudiosa, inquieta y muy adelantada a su tiempo.. Según contaría la propia Marie, las relaciones intimas fueron frustrantes, tanto, que Gorgi se apresuró a contarle a su joven esposa su homosexualidad y también su deseo de que ambos cumplieran con lo que de ellos se esperaba: que engendraran algún hijo. Tuvieron dos: Pedro y Eugenia.


Marie Bonaparte

La familia dividía su tiempo entre París, Atenas y Bernstorff, lugar en el que Gorgi se reencontraba con su autentico amor, ya que a pesar de que Valdemar también estaba casado, la pasión entre los dos hombres continuaba. El suyo fue un amor que solo finalizó con la muerte de Valdemar. Marie, mientras tanto, tenía sus amantes y se dedicaba con empeño a estudiar las causas de la frigidez que sufría. Grecia atravesaba por unos años sumamente difíciles. En 1917, el rey Constantino I, hermano de Jorge, deja Atenas y parte para el exilio. Algunos de sus familiares también deben exiliarse, todos ellos encuentran refugio en la casa de Marie y Jorge. El exilio durará dieciséis años, hasta 1936 la familia real no pisará suelo griego. 

Mientras tanto Marie, que ya había conocido a Freud se encuentra inmersa en el estudio del psicoanálisis. La relación del matrimonio, basada en una profunda amistad, era extraordinaria y ambos se toleraban y comprendían.

Tres años después, en 1939, Gorgi pierde al amor de su vida, Valdemar muere dejándolo sumido en una gran depresión. La pareja decide continuar en París. Marie, que ya había ayudado a Freud a salir de Austria sigue trabajando para sacar a más familias judías de la persecución de los nazis. Pocos días después de estallar la Segunda Guerra Mundial, fallece Freud en Londres. 

Jorge y Marie deciden continuar en París y desde allí colaboran con organismos como la Cruz Roja. Cuando los nazis invaden Francia huyen a Grecia. De allí partirán para el exilio, primero a Egipto, después a Sudáfrica. 

En este difícil entorno la salud de Jorge se deteriora, en 1942 sufre una hemorragia retiniana . En 1944 empieza a encontrarse mal, sufre una importante pérdida de peso y afonía. Es diagnosticado de laringitis pero, al llegar a Londres el diagnóstico cambia. Se trata de un carcinoma de laringe del que es intervenido. Un año después se instalan en París. 



Inician a partir de ese momento una serie de viajes por Estados Unidos y Canadá. En Europa, Jorge, representa en algunos actos oficiales a su sobrino, el rey Pablo de Grecia. La familia real griega los tiene en gran estima. Cuando Federica , la reina griega, organiza en 1954 un crucero a bordo del Agamenón para los hijos de las familias reales, Gorgi y Marie también son invitados. 

Jorge cuenta ya 88 años cuando a mediados de 1956 debe ser intervenido de urgencia de una hernia estrangulada. La operación acaba bien pero, a pesar de los cuidados que los médicos y su esposa le prodigan, el fin se acerca. En octubre sufre una hematuria que es el primer síntoma de la insuficiencia renal que le llevaría a la muerte. 

Jorge murió el 25 de noviembre de 1957 en Saint-Cloud. Siguiendo sus deseos sus restos fueron trasladados a Grecia y se le dio sepultura en el cementerio real de Tatoi. Su viuda Marie colocó en las manos de su esposo un a fotografía de Valdemar. Y se despidió de su marido con un beso en la frente, ya que, para Jorge, los labios – como ella misma contaría más tarde –sólo le pertenecían a Valdemar, el amor de su vida.