sábado, 21 de marzo de 2015

Carlos VIII de Francia




Carlos VIII Valois



Nacido el 30 de junio de 1470 era hijo de Luis XI y de Carlota de Saboya y fue el séptimo de sus hijos pero, cuando él vino al mundo ya habían fallecido sus hermanos mayores, por lo que fue el Delfín de Francia desde el momento de su nacimiento.

Tenía una constitución débil y enfermiza, por lo cual su padre, que ya había perdido muchos posibles herederos, se esmeró en su cuidado. Su educación estuvo a cargo de Guilleume Tardif, un humanista que le inculcó el amor al arte.

Tenía tan sólo trece años cuando murió su padre. Era el mes de agosto de 1483, y Carlos fue coronado rey de Francia pocos meses después pero, dada su minoría de edad y que la madre de Carlos tan sólo sobrevivió a su esposo unos pocos meses, la regencia paso a ocuparla su hermana Ana de Beaujeu y su cuñado Pedro II Borbón. No fue fácil la regencia y durante los casi ocho años que duró la misma, Ana tuvo que enfrentarse a las ambiciones de gran parte de la nobleza para lograr mantener la autoridad real. La boda de su hermano, el Rey, supuso el final de su lucha aunque volvería a ocupar la regencia durante las campañas militares de Carlos.

El rey D. Carlos deseaba contraer matrimonio con Ana de Bretaña y anexionarse de ese modo esa parte del territorio que ocupaba el ducado pero, se daba la circunstancia de que Ana acababa de contraer matrimonio por poderes con Maximiliano de Austria. Esa boda fue considerada como una provocación por parte de Francia ya que, por una parte contravenía el tratado de Sablé, según el cual el rey francés debería haber dado su aprobación al compromiso nupcial y por otra, ponía a la Bretaña en manos de su enemigo.

Los hechos se consideraron lo suficientemente importantes como para justificar una invasión del ducado y tras una lucha encarnizada y al no recibir la duquesa ninguna ayuda de los demás reinos, ni siquiera la ayuda de Maximiliano, su esposo por poderes, se ve obligada a rendirse. En la primavera de 1491 Carlos VIII entra en Rennes como vencedor. Allí mismo se anuncia el compromiso de Ana y Carlos tras repudiar la duquesa a Maximiliano I ya que el matrimonio no se había consumado.

Carlos VIII y Ana de Bretaña

Tras el anuncio del compromiso Ana se dirigiría a Langueais, lugar donde se celebraría la boda, escoltada por su propio ejercito, en un intento por demostrar que no se casaba obligada pero, al mismo tiempo, acudió al enlace con dos camas, haciendo patente con este gesto que el matrimonio no comenzaba precisamente bien.

A pesar de estos malos comienzos el matrimonio tuvo cuatro hijos ya que, tanto Carlos como Ana, sabían que una de sus obligaciones principales consistía en dar herederos a la corona y ambos pusieron empeño en ello, aunque la mayor parte del tiempo vivirían separados en distintas residencias. 

Poco después de la boda, Carlos da un nuevo rumbo a su política y comienza una expansión militar cuyo primer objetivo se centra en el Mediterráneo. Así, el rey francés inicia una campaña para conquistar Nápoles y hacia allí se dirige con un nutrido ejército al que sigue un gran número de rameras, unas 800 según algunos cronistas, para cubrir las necesidades de la cuantiosa tropa. Fernando II de Aragón “el Católico” no estaba dispuesto a consentir que Nápoles pasara a manos francesas por lo que envía a Gonzalo Fernández de Córdoba el “Gran Capitán”, quien da al traste con los planes expansionistas de Carlos.

Pero, la guerra había durado mucho y en 1495 empezaron a aparecer casos de una nueva enfermedad, que según Cumano, médico de Carlos VIII, comenzaba con unas pequeñas ulceraciones en el prepucio o en el glande. Los desmanes y saqueos, las violaciones, el traspaso de rameras de uno a otro bando, la repatriación de las tropas al final de la campaña y su dispersión por Europa extendieron el nuevo mal como si de una mancha de aceite se tratara. 

Los napolitanos le llamaron “mal francés”, pero como a los franceses no parecía gustarles esta denominación lo llamaron “ mal napolitano”. Pronto y ante las sospechas de que su origen pudiera ser americano, y haber sido traído por Colon desde allí, se le empezó a denominar también “mal español”. Lo cierto es que al margen de la guerra y de los nombres, la Europa renacentista se acababa de tropezar con lo que hoy denominamos sífilis. Ya en 1496 el alemán Grünspeck escribe un tratado sobre la nueva enfermedad y a los pocos meses, Leonizeno, médico de Ferrara, publicó su libro “De morbo gállico” aunque, el más clínico de todos los tratados se lo debemos al valenciano Gaspar Torrella que, en 1497, escribió un tratado sobre la lúes. 

Carlos se había hecho acompañar a su regreso de Italia por algunos artistas, y se dedicaría a embellecer el castillo de Amboise. Fue él quien inició las primeras reformas y mando construir un ala en estilo gótico tardío donde se ubicaban sus aposentos y los de la Reina. También hizo mejoras en los jardines.

Castillo de Amboise
A pesar de su fracaso en Nápoles, Carlos no se aburría, siempre estaba asistiendo a justas y torneos pues este tipo de juegos le distraían. Por otra parte ponía todo su empeño en conseguir que la Reina le diera un heredero, puesto que a pesar de haber tenido ya cuatro hijos los dos mayores habían muerto.

En la primavera de 1498, Carlos se disponía a asistir a un partido de pelota que se iba a realizar en el foso del castillo. A pesar de que el Rey era de baja estatura, al pasar por una de las puertas que daban acceso a un oscuro corredor se golpeó la cabeza. En un primer momento sólo sufrió una ligero mareo del que se repuso enseguida, continuando de inmediato hacia el lugar donde se celebraban los juegos. Mientras contemplaba el espectáculo y hablaba con el obispo de Angers perdió súbitamente el habla y cayó al suelo afásico. Eran las dos de la tarde y allí mismo lo recostaron en un sucio jergón mientras se daba aviso a sus médicos, que nada pudieron hacer por el Monarca. Carlos VIII fallecía a las once de la noche.

Commynes en sus memorias nos dice que, según los médicos que atendieron al Rey, éste presentó “catarro” y apoplejía. El diagnóstico parece claro : un hematoma subdural con probable fractura craneal. 

Carlos VIII murió el 7 de abril de 1498, tenía 28 años. Sus restos reposan en la basílica de Saint Denis.


39 comentarios:

  1. ¡Pedazo de golpe no se daría el rey de Francia para abrirse la cabeza (por dentro) y matarse!

    Saludos.

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    1. Yo tampoco acabo de entender que un tropiezo contra una puerta lo llevara a la tumba pero, así fue, según los cronistas.

      Saludos dissortat

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  2. Hola Ambar:
    28 años y un traumatismo cráneo encefálico...Es posible que hubiese una malformación arteriovenosa que se rompió. También la constitución del rey pudo jugar en contra de él mismo.

    Mal francés, mal napolitano, mal español...Eran los momentos estelares de la sífilis y de otras enfermedades de transmisión sexual. Afortunadamente las hemos controlado algo

    Besos

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    1. Tienes razón, una malformación arteriovenosa podría ser la causa porque el golpe no debió ser demasiado fuerte.

      Besos Manuel.

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  3. Lo de "Delfín" le venía que ni pintado, era el "último" de los hermanos que se mantenía vivo. De momento, claro. Al final, la cabeza le jugó una mala pasada.O la tenía débil o el trompazo fue de órdago.
    Un saludo.

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    1. Más bien creo que la tenía débil porque el trompazo tampoco debió ser tan excesivo.

      Saludos Cayetano

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  4. Como apunte ningún de los hijos le sobrevivió y heredo el trono su primo que acabo casándose con la viuda. Esa es otra historia que tiene mucha miga también. un saludo Ambar.

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    1. Francia no podía dejar escapar el ducado de Bretaña. Dª Ana estaba condenada a "entenderse" con el francés.

      Un beso Leonor

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  5. Pues yo me quedo tambien de seguidora por que veo que en tu blog se aprende mucha historia. Mil besicos amiga

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  6. Terminó con un mal golpe estúpido y eso que era de talla baja.
    Interesante como siempre, un abrazo.

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    1. Si llega a ser alto igual se rompe el cuello. Una forma muy tonta de morir a los 28 años.

      Besos Mari-Pi-R

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  7. Cuanto se aprende contigo y como me gusta leer tus relatos! Un saludo

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  8. Una pregunta, doña Ambar: ¿no parece que la gente de aquel tiempo llamaba catarro a las más diversas dolencias?. Un espléndido artículo, por supuesto.

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    1. Para los antiguos la palabra " catarro" hacia referencia a lo que también llamaban " fluxión" o acumulación de líquidos.Para los médicos de aquel tiempo la palabra "catarro" era un nombre genérico con el que se designaban muchas enfermedades. También se distinguía entre "catarro frío o caliente"dependiendo de que la enfermedad fuese aguda o crónica. Es interesante ( por lo menos para mi ) la nomenclatura médica antigua.

      Saludos D. Retablo

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  9. Pese a su corta vida, su amor al arte lo ha dejado reflejado en el ala que mandó construir en ese precioso castillo que, aún hoy, podemos admirar: El castillo de Ambois.
    Seguramente el golpe que se ha dado le provocaría un derrame cerebral y, en aquellos tiempos....
    Agradezco tu documentada entrada.
    Cariños y buena semana.
    kasioles

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    1. Gracias al amor al arte de muchos reyes, la humanidad cuenta con un patrimonio de hermosos palacios, a pesar de la destrucción a la que se han visto sometidos muchos de ellos por guerras y demás barbaries.
      Gracias por el comentario. Besos

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  10. Muy interesante artículo. Aparentemente para aquellos galenos partirse la cabeza era un catarro, enfermedad que consideraban mortal.

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    1. Los galenos de aquella época hacían lo que podían con los medios que tenían que no eran muchos.
      Gracias por el comentario. Saludos

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  11. De la muerte ningún ser se libra, ni siquiera este rey joven y con mucha vida por delante. Entonces se llamaba providencia o fatalidad o designio divino; hoy mala pata.. Claro que hoy día es posible que hubiera sobrevivido... o no, porque un mal golpe en la cabeza puede tener consecuencias fatales.
    Un beso

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    1. Mala cabeza...diría yo. Es posible que hoy hubiera sobrevivido...o no. Pero lo más probable es que hubiera pasado muchos días en un hospital intentando que saliera adelante.
      Un beso Carmen.

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  12. Vaya manera de defender a su esposa Maximiliano de Austria. No me extraña que para conservar su ducado, cambiara de marido y rey. Hay que reconocer que los Valois, desde este Carlos VIII hasta el fin de la dinastía tuvieron mala suerte con su salud.
    Un abrazo.

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    1. No tuvo más remedio, Ana de Bretaña, que claudicar. Carlos VIII tuvo un "golpe de mala suerte". No sabemos lo que habría vivido de no mediar el accidente.
      Saludos

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  13. Sigues con tus relatos de reyes, ya veo que las dinastías te encantan; eso está bien, y quedamos muy bien informados

    Besos.

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  14. Hace pocos días e ingresado a su blogg
    Y es muy interesante con todas sus notas acerca de estos personajes

    Espero se un asiduo visitante si me lo permite.

    Carlos VIII bien pudo haber ganado toda Italia pero perdió todo hasta su vida, en sus escasos menos de 30 años. No supo retener lo adquirido.

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  15. Le agradezco su visita y por supuesto me alegrará mucho que continúe visitando este blog.

    Carlos VIII se enfrentó en Italia a un gran político: Fernando " el Católico" y a un gran militar: Fernández de Córdoba. No lo tuvo fácil.

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  16. !Vaya golpe se tuvo que dar para producirle la muerte! Mostraba deseos expansionistas, pero chocó con un rey como Fernando "el Católico" que era un hueso duro de roer.
    Un abrazo.

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    1. Un autentico golpetazo debió ser. Alguna fragilidad debía ocultar esa cabeza para que un simple golpe tuviera tan fatales consecuencias.
      Abrazos

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  17. ¡Hola Ambar!!!

    Nos dejas un brazado de historia bien interesante…
    Antiguamente, el mundo era de cuatro terratenientes lo ocupaban los reyes y la Iglesia; y los de a pie eran sus esclavos, trabajan para ellos sin un céntimo y si a caso la comida mísera. Bueno gracias a Dios y al hombre que fue adquiriendo inteligencia, también fueron cambiando las cosas. Así mismo, aun queda leña por cortar.

    Que preciosa la imagen de la basílica y la de la mansión- castillo.
    En esas épocas, que joven se moría la gente y los niños no llegaban ni siquiera a la adolescencia.
    Ha sido un placer.
    Gracias por tu buen hacer y por tu cercanía.
    Un abrazo y hasta la vuelta.

    Sabes tengo el corazón muy dolido por ese tragedia que lastima a media humanidad. Pensé desde el primer momento que había sido un ataque terrorista, y aunque no lo han revindicado, yo sigo pensando que el copiloto era un desgraciado terrorista.

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  18. Vengo para agradecer tu comentario y dejarte un fuerte abrazo.
    Te deseo que tengas un estupendo fin de semana.
    Cariños en el corazón.
    kasioles

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  19. Eso de heredar la corona tan joven con una hermana de regente debió ser muy complicado con las intrigas palaciegas,al final que mala suerte con solo 28 años!es estupendo leer la historia de tu mano,un abrazo

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  20. Bueno, bueno, enganchada estoy a tus entradas, y es que la historia es lo mío, no lo dudes.
    Ya ves que ando ahora por los reinos de Francia, y es que la serie de TV, Isabel, ha dado mucho de sí, porque ahora recuerdo que también salía este rey, al que desde el primer momento cogí manía, ahora al leer sobre el cómo que no me cae tan mal.
    Pues de nuevo encantada de leerte, seguiré paseando tu blog, y llenándome de buenas entradas históricas. Gracias. Un beso.

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