En el año 1134 moría Alfonso I de Aragón y de Navarra apodado “El Batallador “ y no cabe duda de que las batallas le siguieron hasta la tumba. El Rey Alfonso I no tuvo descendencia y dado que un profundo sentimiento de ser parte de la “Cruzada” le había acompañado toda su vida decidió que también le acompañase después de su muerte de tal modo que, en su testamento, repartió el reino entre tres ordenes militares: la del Temple, la de San Juan del Hospital y la del Santo Sepulcro.
No estuvieron de acuerdo los nobles aragoneses con el testamento y decidieron que quien debía ocupar el trono era Ramiro, el hermano del fallecido rey, que llevaba viviendo en un monasterio desde su tierna infancia.
Ramiro, al que lógicamente apodaron “El Monje”, tenía 48 años y ninguna gana de ser entronizado y por tanto los nobles se apresuraron a encontrar una esposa para él, con el único fin de que engendrara un heredero para el Reino. La elegida fue Inés de Poitou y, a pesar de algunos inconvenientes que surgieron, ambos esposos cumplieron con la tarea encomendada y nueve meses después de la boda nacía Petronila.
Desde el momento en que, tras el fallecimiento de su hermano, los nobles le instaron a tomar la Corona y dejar los hábitos, la conciencia de Ramiro II se había debatido entre lo que consideraba su deber para con Aragón y sus obligaciones como cristiano. El hecho de que antepusiera el Reino a su espíritu religioso no significaba que no se sintiera en pecado.
Para Ramiro II fue una gran decepción el sexo de la criatura porque, según la costumbre imperante en Aragón, una mujer podía recibir el Reino pero no podía ejercer la potestad de gobernarlo y tan sólo un hombre, aunque éste fuera el yerno del rey, podía ejercer la “potestas”. Así pues, quien desposara a Petronila recibiría como dote el gobierno de Aragón.
Ramiro tardó muy poco en empezar a buscar un marido para la recién nacida. Como era de esperar no faltaron candidatos entre los reinos vecinos para casarse con la pequeña pero ninguno fue aceptado porque ni Ramiro ni los nobles estaban dispuestos a que Aragón fuese “engullido” por Castilla o por algún otro reino.
Ramiro II
Finalmente Ramiro II se decidió por el que consideraba el más débil entre todos los candidatos ya que no poseía ningún reino: el Conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV. El candidato contaba 24 años de edad, Petronila, su prometida, apenas tenía un año.
Una vez firmado el documento a Ramiro II le faltó tiempo para retirarse a un monasterio donde cumplir penitencia por sus pecados, sometiéndose de este modo a los deseos del Papa, quien desde el primer momento había estado en desacuerdo con la decisión de Ramiro. Inés de Poitou tampoco se quedó para cuidar de su hija, regresó a su tierra y en el monasterio de Fontevraud pasó el resto de su vida.
Como los padres de Petronila, siguiendo su religiosa vocación, la habían dejado sola se decidió que la persona más indicada para educarla era la reina Berenguela, casada con Alfonso VII de Castilla y hermana del prometido de la niña, el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV.
Petronila se instaló en Castilla y Berenguela inició su educación. Pronto surgirían las intrigas de los castellanos y probablemente de la propia Berenguela para casar a la tierna niña con Sancho, el hijo del rey de Castilla. Los aragoneses se alarmaron y con la excusa de que el clima no sentaba bien a la criatura se la llevaron de vuelta a Aragón. Pero no sería allí donde acabaría su educación sino el en Palacio de los condes de Barcelona.
El compromiso matrimonial, que había sido firmado en 1137, no se materializó hasta 1150 fecha en la que se celebró la boda en la ciudad de Lérida. Da comienzo a partir de entonces el reinado de la pareja aunque, y siguiendo las cláusulas del documento firmado por Ramiro y por Ramón Berenguer tan sólo Petronila ostentaría el título de Reina de Aragón y condesa consorte de Barcelona otorgándose a Ramón el título de Príncipe de Aragón.
Contaba Petronila 16 años de edad, y habían pasado veinte meses desde que se celebró la boda, cuando espera su primer hijo. Más madura de lo que pudiera esperarse para su edad y ante el temor de no sobrevivir al parto, la reina-niña decide hacer testamento, legando el Reino de Aragón al hijo que naciese. Con ello Petronila demostraba ser completamente consciente de su papel como Reina, demostraba que se consideraba la transmisora de la “potestas” aún cuando no pudiese ejercerla y que entregaba el poder a quien consideraba su legítimo sucesor. También contempla la posibilidad de que el fruto de su vientre fuera una niña y deja dispuesto, en caso de que así fuera, lo mismo que su padre dispuso para ella.
Petronila y Ramón Berenguer IV - Filipo Ariosto
Este hijo, al que se llamó Pedro, no llegaría a la edad adulta pero si lo hizo su hermano que nació cinco años después y al que se llamó indistintamente Alfonso y Ramón. Este segundo hijo de Petronila llegaría a ocupar el trono como Alfonso II y sería el primer titular de la Corona de Aragón que era el resultado de la unión del Reino con el Condado, manteniendo ambos sus leyes y respetándose mutuamente puesto que este era el pacto al que se había llegado en el documento firmado por Ramiro II y Ramón Berenguer.
Aún tendría la reina otros tres hijos, dos varones, Pedro y Sancho y una niña, Dulce. Pero poco sabemos de su vida ya que una vez asegurada la descendencia el silencio la envuelve hasta que se produce de manera súbita la muerte de su esposo.
Era el mes de agosto de 1662 cuando muere en tierras extranjeras Ramón Berenguer. Sin tiempo de hacer testamento escrito, el conde de Barcelona realiza declaración verbal de sus últimas voluntades que fueron trasmitidas por quienes le asistieron en aquel momento y publicadas en Huesca meses después. El heredero era su hijo Alfonso pero dada la edad del niño necesitaba un tutor, que no podía ser Petronila, viuda a los 28 años de edad, puesto que las leyes de Aragón no lo permitían.
Las cosas, por tanto, se presentaban de la siguiente manera: Alfonso, que contaba entonces cinco años, era el nuevo Conde de Barcelona y además poseía la “potestas” para gobernar Aragón. Las intrigas sobre quien ejercería la tutoría del pequeño y el descontento general entre la nobleza fueron el desencadenante que hizo que, según algunos historiadores — siempre intérpretes debido a la pobreza de las fuentes — la reina convocase una asamblea para nombrar un consejo de regencia que junto a Fernando II de León, elegido finalmente como tutor del joven conde, ayudaría a éste en el gobierno de Aragón.
Dos años después, en 1164, la reina abdica definitivamente en su hijo, convirtiéndose éste en rey de Aragón con el nombre de Alfonso II. A partir de ese momento Petronila se retira a Besalú en Gerona, lugar que le había sido cedido por su esposo en su testamento.
Poco más se sabe, la Reina silenciada murió diez años después en silencio y según parece en Barcelona. Nada sabemos de las causas de su muerte que ocurrió en el mes de octubre cuando contaba apenas 38 años.
Se creía, lógicamente dado el lugar de su muerte, que Petronila había sido enterrada en la Catedral de Santa Eulalia pero, Juan Bassegoda , arquitecto de la catedral de Barcelona y antiguo profesor de la Real Cátedra Gaudí, publicó en marzo de 2001 un artículo en el que ponía en duda que fuera en éste lugar donde pudiera hallarse el sepulcro de la reina aragonesa. Dado que los estudios de ADN no han sido realizados, seguiremos con la duda y alimentando la nebulosa que envuelve la vida y la muerte de una reina concebida única y exclusivamente para mantener la integridad del reino de Aragón.
Quiero dar las gracias a todos los que os habéis preocupado por mi. Estoy bien, ha sido un tiempo complicado y todavía, aunque en menor medida, lo sigue siendo.
ResponderEliminarHe pasado por vuestros blogs siempre que he podido, os he seguido,os he leído y en definitiva he estado cerca pero en la sombra.
Espero retomar éste espacio poco a poco. Abrazos para todos
Una alegría enorme saber de ti.
ResponderEliminarBesos.
Me ha hecho mucha ilusión tu regreo. Y lo has hecho por todo lo alto, viniendo a contarnos sobre la historia de mi tierra.
ResponderEliminar¡Bienvenida!
Besos.
Lindo post, como sueles ofrecernos. Una historia fascinante, de unos tiempos convulsos.
ResponderEliminarUn abrazo, y bien hallada
Hola Ambar, hoy es el día de las sospesas para mi ya que he vuelto a encontrar a dos viejas amigas desaparecidas, espero que vayas mejor.
ResponderEliminarEsta parte de la historia es muy interesante ya que Petronila es un personaje poco conocida para mí.
Un abrazo.
Hola Ambar:
ResponderEliminarTiempos duros, los que se han vivido y los que vienen todavía
Me contenta que este de nuevo por estos rumbos.
Besos
Gracias. El tiempo se ha convertido en un bien muy preciado para mi porque dispongo de poco pero, te sigo y leo lo que publicas que siempre me resulta interesante.
EliminarBesos
Que pena que Pedronila no pudo ser la regente por su hijo por culpa de las leyes
ResponderEliminarde Aragón.
Me alegra tu regreso, Ambar.
Besos
Gracias Myriam.
EliminarUn beso
Alfred, Macondo, Albada muchas gracias por vuestras palabras. No son solamente gratas sino también muy estimulantes.
ResponderEliminarBesos
Me alegra tu regreso y volver a leerte.
ResponderEliminarUna buena historia.
Mucha suerte.
Un beso.
Muchas gracias, Amalia.
EliminarBesos
Me he llevado una alegría ver esta nueva entrada, sentirla de vuelta y saber que está bien.
ResponderEliminarEso es lo más importante, la entrada, como siempre, interesantísima.
Un saludo.
Muchas gracias. Saludos
EliminarMe alegro muchísimo volver a leerte .
ResponderEliminarLa vida de esta Reina es desconocida para mi y fue muy interesante leerla.
Bienvenida y adelante
A seguir
Un abrazo grande Ambar!!
Puri
Puri
Gracias, Puri
EliminarBienvenida Ambar, un abrazo enorme y muchos ánimos que se necesitan con estos tiempos que tenemos. Espero que estés lo mejor posible.
ResponderEliminarMe ha gustado esta nueva lección de historia que desconocía.
Besos
Gracias por los ánimos. Besos,Conxita.
EliminarUn placer leerte de nuevo Ambar bienvenida y que sea el primer articulo de muchos. Un abrazo enorme.
ResponderEliminarGracias, Ainhoa.
ResponderEliminarQue ilusión querida, Ambar volver a leer tus magníficos relatos de historia. Te he echado mucho de menos.
ResponderEliminarUnas vidas muy tristes las de estos personajes utilizados para el poder sin contar con sus sentimientos.
Me ha encantado.
¡Bienvenida!
Un abrazo inmenso.
Querida amiga, ni te imaginas la alegría que me ha dado el ver que has vuelto a publicar, ya que echaba de menos tus interesantes publicaciones.
ResponderEliminarHabía oído algo sobre Petronila, pero lo que desconocía, que por cierto me ha llegado al corazón, es como la abandonaron sus padres; una vergüenza y más siendo tan religiosos como parecían ser. Y después el calvario de vida que llevó por culpa de los mismos. A personas así, Dios no les tenía que dar hijos...Se nota que a pesar del tiempo pasado, con su actitud me han indignado.
Un fuerte abrazo, Ambar, y arriba ese ánimo.
Me alegra volver a leerte. No has perdido la facilidad de contar historias como esta de Petronila de Aragón. Muy interesante. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Valverde, Manuel, Maripaz. No me fui, estuve en la sombra pero siempre aprendiendo de vosotros.
ResponderEliminarAbrazos a los tres.
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ResponderEliminar¡Hola Ambar! Me alegra muchísimo que de nuevo estes entre nosotros pues te echaba de menos a ti y tus magnificas entradas siempre tan interesantes.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias, Conchi. Un beso
ResponderEliminarMe emociona y agradezco que me hayas felicitado por mi cumple y te hayas sumado a los festejos.
ResponderEliminar¡Qué alegría!
Besotes
¡Aah! ¿Y tantos como cumpla? ¡Entonces, mil gracias por los 65 besos!
ResponderEliminarAmbar! Qué alegría que hayas vuelto!!!
ResponderEliminarTodavía no te leo, pero lo haré😉
Un abrazote🙋🏻♀️
Hola Ambar, paso a desearte un feliz 2022 que todo lo bueno te acompañe a lo largo de todo éste año a ti y tus seres queridos. Besos cuidadte.
ResponderEliminarFeliz año, Enca. Ojalá que nos acompañen la salud y los buenos sentimientos durante todo el año.
ResponderEliminarUn beso
Feliz año nuevo Ambar!!🎉🎊🥳😷🙏
ResponderEliminarUn abrazo😘
Feliz año, Liliana. Una alegría saber de ti.
EliminarBesos