sábado, 14 de abril de 2018

Sofía Dorotea de Celle y de Brunswick-Luneburgo,



Sofía Dorotea - Henri Gascar - Residenzmuseum im Celler Schloss



El Ducado de Brunswick-Luneburgo surgió a finales del siglo XII, en la Baja Sajonia. Debido a la costumbre feudal de entregar a cada uno de los distintos hijos una parte del territorio, el ducado sería dividido en muchas ocasiones y uno de estos territorios desgajados fue el Principado de Calemberg que pasó a ser Ducado de Hannover y elevado a Reino después de que las potencias europeas decidieran otorgarle esa categoría en el Congreso de Viena de 1814. El Reino de Hannover contenía, entre otros, el Ducado de Brunswick-Luneburgo y el de Celle. 

Sofía Dorotea nació mucho antes de que esto sucediera, concretamente el 15 de septiembre de 1666. En ese año, en Inglaterra reinaba Carlos II Estuardo y poco podía imaginar nadie en aquel momento que el hijo de Sofía acabaría siendo Rey de Inglaterra. 

Sofía era hija del amor y era considerada ilegítima por su familia paterna. Su madre, una dama francesa llamada Eleanor, era de buena familia pero no poseía titulo y su padre era el Duque Jorge Guillermo de Brunswick-Luneburgo, al que no le estaba permitido un matrimonio morganático. 

Siguiendo la costumbre, el Ducado había sido repartido por el padre de Jorge Guillermo entre sus hijos y a Jorge le correspondió Luneburgo. El menor de sus hermanos, Ernesto Augusto, era codicioso y Jorge era un hombre enamorado de una plebeya y sin ningún deseo de contraer matrimonio con la esposa que se le había asignado: Sophia del Rin, Princesa del Palatinado - un territorio que hoy constituye uno de los 16 estados federados o Land de Alemania - que además era nieta de Jacobo I de Inglaterra y por lo tanto estaba incluida en la linea de sucesión de Gran Bretaña. Sophia era considerada un gran partido.

Jorge Luis - G. Kneller


Reunidos los hermanos llegaron a un acuerdo: Ernesto Augusto se casaba con Sophia del Rin y Jorge Guillermo le entregaba Luneburgo y prometía además no casarse nunca y no tener descendencia. A cambio se le concedía el pequeño Ducado de Celle y se le dejaba vivir en paz con su querida Eleanor. Lógicamente, Celle volvería a manos de Ernesto cuando Jorge Guillermo falleciera.

Por amor se pueden hacer promesas pero también se pueden romper y Jorge Guillermo acabó casándose con su amada Eleanor y concibiendo un año después a la única hija de ambos, Sofía Dorotea, que era considerada ilegítima precisamente por ser morganático el matrimonio de sus padres. 

Unos años más tarde moriría, sin descendientes varones, un hermano de Ernesto y de Jorge y este último reclamaría el territorio por la herencia que al ser el de mayor edad, le correspondía. Con el deseo por parte de Ernesto de aunar todo el Ducado y las ganas de obtener la gran fortuna con la que Jorge Guillermo dotaba a su hija si la familia la legitimaba, ambos hermanos, reunidos de nuevo, decidieron que Jorge Luis, hijo de Ernesto y Sofía Dorotea, hija de Jorge Guillermo se casaran. De ese modo los hijos habidos en ese matrimonio heredarían la totalidad de un gran Ducado que además, y a partir de entonces, no podría volver a dividirse y pasaría íntegramente a la linea de primogenitura.

Sofía tenía 16 años y su prometido 22 y ni ellos ni sus respectivas madres estaban de acuerdo con el enlace. La madre de él porque seguía considerando a Sofía una bastarda y la madre de ella porque deseaba que su hija se casara por amor y no por intereses políticos. Así las cosas, la boda, que a pesar de las suplicas, lloros y desmayos de Sofia se celebró, no pudo ser más lúgubre. Como es lógico pensar, el matrimonio fue infeliz desde el primer momento. Sofía no podía soportar que su marido la tocase, "me asquea ese hocico de cerdo" solía decirle a su madre y Jorge Luis, tal vez influenciado por la suya, la seguía considerando una bastarda sin suficiente categoría para él. No obstante, y venciendo el asco de ella y el desprecio de él, la pareja tuvo dos hijos : Jorge Augusto - que llegaría a aunar todo el territorio y a convertirse en el Rey Jorge II de la Gran Bretaña - y Sophia Dorotea.


Sofía Dorotea con sus hijos - Jacques Vaillant - Museo Bomann


Para cuando nacieron sus hijos Jorge Luis ya tenía una amante, la condesa Melusine von Schulenburg, que se convirtió en su favorita y cuya relación era notoria y patente importándole muy poco lo que su esposa pudiera pensar. Sofía más que sufrir encontró en ello una liberación de los deberes conyugales. 

Cuando parecía que la tranquilidad iba a ser su compañera a Sofia le llegó el amor. Philipp von Königsmark era un conde sueco, militar de profesión que llegó a Hannover con la aureola que le confería haber luchado en importantes batallas. Era atractivo y Sofía se enamoró de él al instante. El amor fue reciproco. 

Empezaron entonces los grandes errores de Sofía y de Philipp. Tuvieron poco cuidado y a pesar de que en público guardaban las distancias los ojos de ambos los delataban al mirarse. También se escribían fogosas cartas sin pensar en que podían caer en manos enemigas. Ambos se convirtieron en la comidilla de medio Hannover. Sus habitantes, que habían admitido, con una sonrisa entre pícara y comprensiva, la relación extramatrimonial de Jorge Luis, criticaban abiertamente a Sofía. 

Eleanor se daba cuenta del peligro y suplicó a su hija que dejase la relación por su bien y el de sus hijos pero Sofía no estaba dispuesta y de hecho ambos amantes habían planeado huir de Hannover para poder vivir su amor en libertad ya que las cosas se estaban poniendo muy difíciles y eran vigilados constantemente.

Philipp von Königsmark 




En la mañana del 2 de julio de 1694, el conde sueco abandonaba los aposentos de Sofía en el palacio de Leine. Se habían jurado amor eterno y habían planeado cómo escapar pero esa sería la última vez que se verían porque Philipp von Königsmark desapareció esa madrugada. Nadie le volvió a ver, nadie volvió a saber nada de él, era como si se hubiera volatilizado en el aire. 

Se empezó diciendo que el conde había sido abordado por un grupo de encapuchados que le apuñaló hasta matarle y que su cadáver había sido arrojado al río Leine. Se señaló como instigador del asesinato al marido y al suegro de Sofía. Lo cierto es que su cuerpo nunca se encontró y nada pudo probarse.

Unos días después de la desaparición, Sofía fue puesta en arresto domiciliario por su esposo al ser considerada adúltera. Posteriormente, y con el consentimiento del  padre de Sofía, que consideraba que su hija había desacreditado a la familia y debía ser castigada duramente por ello, se pronunció la disolución del matrimonio. No se la acusó de adulterio sino de haber abandonado a su esposo, de éste modo el castigo podía ser más riguroso. Entre las cláusulas del documento de disolución se incluía el encierro de Sofía durante toda su vida en el castillo de Ahlden. También se le impedía volver a ver a sus hijos y a sus padres. Sofía tenía 29 años cuando sucedieron los hechos.

Su reclusión duró treinta años durante los cuales estuvo sola, acompañada tan solo por el personal de  servicio que se le había asignado. No se permitió que la visitara ningún ser querido, ni tan siquiera a su madre le fue permitido verla. Mientras tanto, su otrora marido fue coronado Rey de la Gran Bretaña, a su hijo se le nombró Príncipe de Gales y su hija casó con el heredero al trono de Prusia. Las cartas de ésta última desde aquel país fueron su único consuelo.



Castillo de Ahlden


Sofía Dorotea murió el 23 de noviembre de 1726 víctima de un cáncer de garganta. No se hicieron funerales y ningún miembro de su familia acudió para darle sepultura.

El palacio de Liene, donde vivió Sofía hasta su reclusión, alberga hoy el parlamento Regional de la Baja Sajonia. Durante el verano de 2016 se estaban realizando unas obras de restauración y los trabajadores que las llevaban a cabo encontraron un esqueleto al desescombrar. 

Entonces se recordó lo acaecido más de 300 años antes y se dispararon las alarmas. ¿ Pertenecían esos huesos al conde Philipp? ¿ fue asesinado y emparedado su cuerpo para que no existiera ningún rastro del delito?. El profesor del Instituto de Medicina Legal que fue consultado por la policía aseguró que los huesos tenían más de 50 años y por tanto cualquier delito estaba ya prescrito.

Los huesos fueron llevados al Instituto de Antropología Histórica de la Universidad Georg-Albrecht en Göttingen y según la revista National Geographic el 14 de noviembre de 2016 los investigadores dieron el caso por cerrado asegurando que los huesos pertenecían al menos a cinco personas diferentes y ninguna de ellas era el conde Philipp von Königsmark.

El misterio continua, seguimos sin saber qué pasó aquella madrugada de 1694.