En la villa de Sos, a 10 de mayo de 1452 y a poco de pasar las dos del mediodía venía al mundo el infante D. Fernando, hijo de Juan II de Aragón y de su segunda esposa Juana Enríquez. El pequeño Fernando no estaba destinado a ostentar la corona de Aragón pero, el destino es mecido a veces por hilos invisibles y cambia de rumbo. Tenía Fernando, un hermano mayor fruto del primer matrimonio de su padre con Blanca de Navarra, a este hermano llamado Carlos y más conocido como "el príncipe de Viana" era al que estaba destinada la corona de Aragón, como primogénito que era de Juan II.
Las relaciones entre Juan II y su hijo Carlos eran muy malas hasta el punto de ordenar el padre el encarcelamiento del hijo. Así que, mientras ellos peleaban, Juana Enríquez tejía los hilos que llevarían a su hijo Fernando a ostentar la Corona y ya había conseguido que al pequeño, con tan sólo 6 años, se le nombrara duque de Montblanch, conde de Ribagorza y señor de Balaguer, además de otros títulos y señoríos sicilianos.
En 1461 muere "el príncipe de Viana" y esto supone una solución, no sabemos si esperada pero sin lugar a dudas deseada, para Juana Enríquez. Su querido hijo Fernando ya era el heredero al trono de Aragón.
En Zaragoza permanecería Fernando completando su educación, y en 1465 sus maestros y educadores considerarían que, a pesar de que sólo contaba 13 años de edad, su altura y su porte eran los suficientes como para presentar al príncipe ataviado con armadura al frente de las tropas, y así se hizo. En la batalla conocida como Prats de Rei, apareció el Príncipe al frente de sus soldados y éste sería uno de los primeros éxitos de Fernando, puesto que vencieron.
Mientras el príncipe Fernando continuaba batallando al frente de las tropas, su madre, Juana Enríquez, libraba las batallas diplomáticas con Francia en pugna por obtener el reino de Navarra.
Juana Enríquez moriría en febrero de 1468 dejando a Fernando - que siempre tuvo en ella una gran aliada - solo. En esa época el Príncipe, había iniciado ya sus aventuras amorosas y un bastardo suyo estaba a punto de nacer. Así pues, y a pesar de su juventud, Fernando se había convertido en un hombre fuerte, en un aguerrido soldado y en un político en ciernes que ya se había estrenado como tal en alguna negociación, habiendo dado muestras también de ser un conquistador de corazones femeninos. Por ello su padre Juan II, consideraría que debía aprovechar ese perfil tan atractivo de su hijo en beneficio del Reino y nombró a Fernando rey de Sicilia. No trataba con esto de apartar a su hijo del reino de Aragón, más bien al contrario, intentaba con esta maniobra darle un mayor rango y aumentar su atractivo de cara a posibles enlaces matrimoniales que fueran importantes para la Corona.
Mientras tanto, en Castilla, se libraban las batallas políticas para evitar una guerra civil y se llegaba en Guisando - mediante los pactos del mismo nombre - a reconocer a Isabel, hermana de Enrique IV, heredera al trono de Castilla en detrimento de Juana, apodada "la Beltraneja", e hija de la esposa legitima de Enrique y cuya paternidad era puesta en duda por los nobles castellanos.
Isabel la Católica
La boda de Isabel y Fernando parecía conveniente al rey Juan II, no así al rey de Castilla, Enrique IV, que intentaría por todos los medios evitarla. Enrique, en su deseo de impedir la celebración del matrimonio - pues tenía otros planes para Isabel - la sometía a vigilancia y vigilaba también las fronteras del reino para impedir la entrada de Fernando pero, el príncipe lograría burlar la vigilancia y vestido con ropas de criado llegaría hasta Burgo de Osma donde le esperaba el arzobispo Carrillo para conducirlo a Dueñas.
Eran las 10 de la noche del día 14 de Octubre de 1469 cuando Isabel y Fernando se conocerían al fin. Cinco días después y, tras el juramento mediante el cuál Fernando se comprometería a cumplir y a obedecer las leyes del reino de Castilla, se celebraría la misa de velaciones.
Fernando ya era un hombre casado y Aragón tenía ya una aliada en Castilla. A sus 17 años Fernando daría ya muestras de ser un hombre prudente. Escuchaba, se dejaba aconsejar y meditaba pero la decisión final siempre era la suya. Lo primero que hacen los esposos es mandar procuradores a Enrique IV garantizándole su obediencia. Isabel quedaría embarazada a los pocos meses pero la decepción llegaría cuando se vio que el fruto de la gestación era una niña, ya que, un varón era considerado necesario para la consolidación de la causa.
Durante los años que siguieron, Fernando empezaría a demostrar que era un gran estratega. Además de intentar ayudar a su esposa para que la nobleza que apoyaba a "la Beltraneja" no lograra sus propósitos, se posicionaría defendiendo los intereses de otros nobles - como los Mendoza - que lógicamente se apresurarían a agradecerle el gesto y de este modo y mientras esperaban la muerte de Enrique IV, los príncipes iban logrando alcanzar una posición y un prestigio tan grandes que estaban seguros de que en el futuro la nobleza cerraría filas en torno a ellos. También acudiría Fernando a las llamadas de su padre desde Aragón para defender los intereses del que realmente era su reino.
Así estaban las cosas cuando en diciembre de 1474 muere en Madrid Enrique IV. Isabel se proclama reina de Castilla al siguiente día de los funerales sin esperar a su esposo - que se encontraba en Zaragoza - para hacerlo. Isabel sería proclamada como reina propietaria y Fernando tan sólo sería el consorte de la reina.
Coronación de Isabel la Católica. Muñoz de Pablos
Esta situación enfurecería a Fernando y según el cronista Alfonso de Palencia, Fernando que ya tenía 22 años de edad, amenazaría con marcharse a su reino si no se aceptaba su derecho a ejercer el poder real. Isabel lograría convencer a su marido argumentando que teniendo ellos tan sólo una hija, por el momento, deberían aceptar el privilegio femenino de ejercer el poder en ausencia de heredero varón legítimo. Además se reconocería que Fernando no sería solo un rey consorte, sino que compartiría con Isabel todas las funciones. Tras las negociaciones Isabel y Fernando firmarían el llamado "documento de la concordia".
Continuará...