Antonio María no hizo honor a su noble cuna ni a sus ilustres apellidos y dio muestras a lo largo de su vida de un carácter voluble y frívolo que marcaría su existencia. Probablemente en la formación de ese carácter intervendrían factores externos durante su infancia que serían determinantes, porque los apellidos añejos y teñidos de alcurnia no siempre van acompañados de hidalguía, honestidad y autentica nobleza.
Hijo de María Luisa de Borbón, hermana de Isabel II, y de Antonio de Orleans, duque de Montpensier, su nacimiento coincidió con la etapa conspiradora de su padre, que no cesaba en su empeño de destronar a su cuñada para ceñir en su propia cabeza la Corona de España. El duque llegó a financiar con su dinero, para así lograrlo, algún episodio de la revolución de 1868, aquella que recibió el nombre de "La Gloriosa" por los españoles que se sentían contentos de mandar a Isabel II al exilio. No le salió bien a Montpensier la jugada y el duque y su familia fueron obligados a abandonar España en julio de ese mismo año.
Los duques y sus hijos se instalaron en Francia, en el Castillo de Randán. Antonio María contaba apenas dos años y sería en el país vecino donde recibiría su primera educación.
En 1874 se produjo en España la restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII y los Orleans Borbón se apresuraron a regresar y a volver a ocupar el palacio de San Telmo de Sevilla. Antonio María tenía ocho años y se supone que el resto de su infancia fue, como poco, entretenida dado el gran numero de hermanos que tenía.
Los estudios no se le daban demasiado bien y su interés por ellos era escaso por no decir que casi nulo. Tampoco fue brillante su paso por el ejercito a pesar de que, bajo el ala protectora del rey, recibió la Orden del Toisón de Oro y se incorporó al Regimiento de Húsares de la Princesa.
Los Montpensier habían logrado casar a una de sus hijas, Mercedes, con el rey de España y dada la desgraciada muerte de esta reina a los pocos meses de contraído el matrimonio aspiraban a que Antonio María se casase con algún miembro de la Familia Real.
Eulalia de Borbón
De la Familia Real española tan solo la infanta Eulalia podía ser candidata ya que la infanta Paz estaba casada y la infanta Isabel era viuda y contaba con muchos más años que Antonio María. Eulalia estaba soltera y se daba la circunstancia de que el propio rey AlfonsoXII había considerado que el matrimonio de Antonio María y Eulalia era conveniente a los intereses de la Corona. En su lecho de muerte el rey consiguió arrancarle a la infanta la promesa de que se casaría con el de Orleans.
Ni ella quería ni él tampoco pero, los deseos y razones de la familia se impusieron y ambos se sintieron obligados a unir sus vidas sin amor, sin cariño y sin ni siquiera respeto del uno por el otro.
La boda se celebró en el Palacio Real de Madrid en marzo de 1886, pocos meses después de la muerte de Alfonso XII. Fue una ceremonia triste, sin apenas celebración, con unos contrayentes de aspecto frío que más parecían ir al matadero que al matrimonio.
Ni Eulalia ni Antonio María estaban enamorados y además su personalidad y carácter eran totalmente opuestos. La infanta Eulalia era inteligente, culta, liberal, feminista, independiente y cosmopolita. Por el contrario su esposo era hombre de escasa inteligencia, mujeriego y libertino, amante de los lujos, generoso con las mujeres y tremendamente despilfarrador.
Las desavenencias matrimoniales de la pareja se produjeron muy tempranamente a pesar de los cual tuvieron tres hijos: Alfonso, Luis Fernando y una niña que nació muerta. Los dos hijos sufrieron de manera muy profunda la mala relación de sus padres especialmente el menor de ellos, Luis Alfonso, al que el rey Alfonso XIII llegó a quitarle su condición de Infante de España y a prohibirle la entrada en territorio español debido a su escandaloso comportamiento.
Alfonso y Luis Fernando con su madre
Antonio María no tardo mucho en tener amantes, con una de las cuales - una hermosa andaluza que comenzó trabajando como empleada en la limpieza domestica y que tras enamorar a Antonio se convirtió en vizcondesa - tuvo una relación de varios años. A esta andaluza, llamada Carmen Gimenez no le faltaron los lujos y, como todos los nuevos ricos, hacía gala de su recién adquirida riqueza por las distintas ciudades europeas que visitaban. Antonio María, ante la ausencia de hermanos varones, había pasado a heredar a la muerte de su padre la inmensa fortuna del duque de Montpensier y la gastaba a manos llenas junto a su amante. En Madrid, cuyas gentes siempre estaban dispuestas a los chascarrillos, se la empezó a llamar"la Infantona".
Este romance de Antonio María había llegado como era lógico a oídos de Dª Eulalia quien - a pesar de que también tenía relaciones extramatrimoniales conocidas - se sentía ofendida no tanto por ser la esposa humillada sino porque el derroche de dinero del que hacía gala su marido la estaba dejando en la ruina.
En 1885, huyendo de la Corte madrileña, que se sentía aterrada ante esa conducta tan escandalosa, fijaron su residencia en Paris donde ambos se sentían más libres para continuar con sus devaneos amorosos.
Carmen Gimenez Flores
No obstante, el matrimonio, cumpliendo con sus deberes para con la Corona, viajó por toda Europa a pesar de que su vida conyugal fuera de hecho inexistente. En Londres, en 1887, fueron los embajadores de la Familia Real en el Jubileo de la reina Victoria de Gran Bretaña. En 1893 y con ocasión de la Exposición Universal de Chicago la reina Regente, María Cristina, les envió en misión especial a Cuba y a Estados Unidos.
El carácter pusilánime y medroso de Antonio María se puso de manifiesto cuando estalló la guerra de Cuba en 1898. Para evitar ir al frente fingió estar enfermo y se desvinculo del Ejército y de todas las responsabilidades que como miembro de la Casa Real le correspondían.
La separación de la pareja se produce definitivamente en 1900, aunque no aparecían juntos desde hacía ya cinco años. Fue la propia infanta Eulalia, harta de que su esposo malgastara además de su fortuna la asignación que como infanta de España le correspondía, quien solicitó la separación legal.
Antonio María, derrochador como era, dilapidó en poco tiempo el resto de la fortuna de su padre y también las propiedades italianas recibidas como herencia de la duquesa de Galliera. Sus amantes, tanto Carmen como Louise Chardonnet, recibieron regalos por valor de muchos millones de pesetas y los viajes y los lujos se llevaron el resto de su herencia hasta dejarlo arruinado.
En 1919 y ante la perdida de casi todo el patrimonio familiar, fue inhabilitado legalmente por sus hijos y conducido a España donde se le recluyó en una de sus propiedades en Sanlúcar de Barrameda. Consiguió escapar de su aburrido encierro y dirigirse de nuevo a Francia.
Permaneció solo y en la más absoluta miseria en su casa de Neuilly-sur-Seine hasta su fallecimiento ocurrido el 24 de diciembre de 1930. No parece que su muerte causara el disgusto de nadie.
Fue enterrado en el Panteón de Infantes del Monasterio de El Escorial.