viernes, 22 de octubre de 2021

Antonio María de Orleans y Borbón

 




Nacido en ilustre cuna, este personaje nieto de reyes, tanto por parte materna como paterna, y sobrino de la entonces reina de España, Isabel II, abrió los ojos en el sevillano palacio de San Telmo en 1866, siendo nombrado Infante de España desde ese mismo momento. 

Antonio María no hizo honor a su noble cuna ni a sus ilustres apellidos y dio muestras a lo largo de su vida de un carácter voluble y frívolo que marcaría su existencia. Probablemente en la formación de ese carácter intervendrían factores externos durante su infancia que serían determinantes, porque los apellidos añejos y teñidos de alcurnia no siempre van acompañados de hidalguía, honestidad y autentica nobleza.

Hijo de María Luisa de Borbón, hermana de Isabel II, y de Antonio de Orleans, duque de Montpensier, su nacimiento coincidió con la etapa conspiradora de su padre, que no cesaba en su empeño de destronar a su cuñada para ceñir en su propia cabeza la Corona de España. El duque llegó a financiar con su  dinero, para así lograrlo, algún episodio de la revolución de 1868, aquella que recibió el nombre de "La Gloriosa" por los españoles que se sentían contentos de mandar a Isabel II al exilio. No le salió bien a Montpensier la jugada y el duque y su familia fueron obligados a abandonar España en julio de ese mismo año. 

 Los duques y sus hijos se instalaron en Francia, en el Castillo de Randán. Antonio María contaba apenas dos años y sería en el país vecino donde recibiría su primera educación. 

En 1874 se produjo en España la restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII y los Orleans Borbón se apresuraron a regresar y a volver a ocupar el palacio de San Telmo de Sevilla. Antonio María tenía ocho años y se supone que el resto de su infancia fue, como poco, entretenida dado el gran numero de hermanos que tenía. 

Los estudios no se le daban demasiado bien y su interés por ellos era escaso por no decir que casi nulo. Tampoco fue brillante su paso por el ejercito a pesar de que, bajo el ala protectora del rey, recibió la Orden del Toisón de Oro y se incorporó al Regimiento de Húsares de la Princesa. 

Los Montpensier habían logrado casar a una de sus hijas, Mercedes, con el rey de España y dada la desgraciada muerte de esta reina a los pocos meses de contraído el matrimonio aspiraban a que Antonio María se casase con algún miembro de la Familia Real. 

Eulalia de Borbón

De la Familia Real española tan solo la infanta Eulalia podía ser candidata ya que la infanta Paz estaba casada y la infanta Isabel era viuda y contaba con muchos más años que Antonio María. Eulalia estaba soltera y se daba la circunstancia de que el propio rey AlfonsoXII había considerado que el matrimonio de Antonio María y Eulalia era conveniente a los intereses de la Corona. En su lecho de muerte el rey consiguió arrancarle a la infanta la promesa de que se casaría con el de Orleans. 

Ni ella quería ni él tampoco pero, los deseos y razones de la familia se impusieron y ambos se sintieron obligados a unir sus vidas sin amor, sin cariño y sin ni siquiera respeto del uno por el otro. La boda se celebró en el Palacio Real de Madrid en marzo de 1886, pocos meses después de la muerte de Alfonso XII. Fue una ceremonia triste, sin apenas celebración, con unos contrayentes de aspecto frío que más parecían ir al matadero que al matrimonio. 

Ni Eulalia ni Antonio María estaban enamorados y además su personalidad y carácter eran totalmente opuestos. La infanta Eulalia era inteligente, culta, liberal, feminista, independiente y cosmopolita. Por el contrario su esposo era hombre de escasa inteligencia, mujeriego y libertino, amante de los lujos, generoso con las mujeres y tremendamente despilfarrador.

Las desavenencias matrimoniales de la pareja se produjeron muy tempranamente a pesar de los cual tuvieron tres hijos: Alfonso, Luis Fernando y una niña que nació muerta. Los dos hijos sufrieron de manera muy profunda la mala relación de sus padres especialmente el menor de ellos, Luis Alfonso, al que el rey Alfonso XIII llegó a quitarle su condición de Infante de España y a prohibirle la entrada en territorio español debido a su escandaloso comportamiento. 

Alfonso y Luis Fernando con su madre


Antonio María no tardo mucho en tener amantes, con una de las cuales - una hermosa andaluza que comenzó trabajando como empleada en la limpieza domestica y que tras enamorar a Antonio se convirtió en vizcondesa - tuvo una relación de varios años. A esta andaluza, llamada Carmen Gimenez no le faltaron los lujos y, como todos los nuevos ricos, hacía gala de su recién adquirida riqueza por las distintas ciudades europeas que visitaban. Antonio María, ante la ausencia de hermanos varones, había pasado a heredar a la muerte de su padre la inmensa fortuna del duque de Montpensier y la gastaba a manos llenas junto a su amante. En Madrid, cuyas gentes siempre estaban dispuestas a los chascarrillos, se la empezó a llamar"la Infantona". 

Este romance de Antonio María había llegado como era lógico a oídos de Dª Eulalia quien - a pesar de que también tenía relaciones extramatrimoniales conocidas - se sentía ofendida no tanto por ser la esposa humillada sino porque el derroche de dinero del que hacía gala su marido la estaba dejando en la ruina. 

En 1885, huyendo de la Corte madrileña, que se sentía aterrada ante esa conducta tan escandalosa, fijaron su residencia en Paris donde ambos se sentían más libres para continuar con sus devaneos amorosos. 

Carmen Gimenez Flores

No obstante, el matrimonio, cumpliendo con sus deberes para con la Corona, viajó por toda Europa a pesar de que su vida conyugal fuera de hecho inexistente. En Londres, en 1887, fueron los embajadores de la Familia Real en el Jubileo de la reina Victoria de Gran Bretaña. En 1893 y con ocasión de la Exposición Universal de Chicago la reina Regente, María Cristina, les envió en misión especial a Cuba y a Estados Unidos. 

El carácter pusilánime y medroso de Antonio María se puso de manifiesto cuando estalló la guerra de Cuba en 1898. Para evitar ir al frente fingió estar enfermo y se desvinculo del Ejército y de todas las responsabilidades que como miembro de la Casa Real le correspondían. 

La separación de la pareja se produce definitivamente en 1900, aunque no aparecían juntos desde hacía ya cinco años. Fue la propia infanta Eulalia, harta de que su esposo malgastara además de su fortuna la asignación que como infanta de España le correspondía, quien solicitó la separación legal. 

Antonio María, derrochador como era, dilapidó en poco tiempo el resto de la fortuna de su padre y también las propiedades italianas recibidas como herencia de la duquesa de Galliera. Sus amantes, tanto Carmen como Louise Chardonnet, recibieron regalos por valor de muchos millones de pesetas y los viajes y los lujos se llevaron el resto de su herencia hasta dejarlo arruinado. 

En 1919 y ante la perdida de casi todo el patrimonio familiar, fue inhabilitado legalmente por sus hijos y conducido a España donde se le recluyó en una de sus propiedades en Sanlúcar de Barrameda. Consiguió escapar  de su aburrido encierro y dirigirse de nuevo a Francia. Permaneció solo y en la más absoluta miseria en su casa de Neuilly-sur-Seine hasta su fallecimiento ocurrido el 24 de diciembre de 1930. No parece que su muerte causara el disgusto de nadie. 

Fue enterrado en el Panteón de Infantes del Monasterio de El Escorial.

lunes, 4 de octubre de 2021

Leopoldo III de Bélgica

 




Este príncipe, del que se ha dicho que durante su reinado dividió y traicionó a Bélgica, vino al mundo el 3 de noviembre de 1901 en Bruselas. Era hijo de Alberto I y de Mª Gabriela de Baviera y se convirtió en heredero al trono a la muerte de su tío-abuelo, el indigno Leopoldo II. 

En sus comienzos consiguió dar la sensación a sus conciudadanos de que se trataba de un hombre valiente y esforzado ya que con apenas catorce años se enroló en el ejercito belga, siendo el más joven de los voluntarios que combatieron contra los alemanes en la Primera guerra Mundial. 

Terminada la contienda se trasladó a Inglaterra para continuar sus estudios en el Eton College. Posteriormente - y con el propósito de completar la educación de quien, llegado el día, se convertiría en rey - pasó por la escuela militar de su país alcanzando el grado de subteniente del ejercito. También realizó viajes por el extranjero como parte de la educación. 

En noviembre de 1926 contrajo matrimonio con la princesa Astrid de Suecia, quien pasaría a ganarse el afecto de los belgas incluso antes de la boda. Era bella, elegante, deportista, dulce, cercana al pueblo y estaba enamorada de Leopoldo del mismo modo que el príncipe lo estaba de ella. 

Esta boda, contraída por amor, llenaría de alegría al pueblo belga a pesar de lo difícil que resultaba poner de acuerdo a un pueblo, relativamente nuevo en su formación ( 1830) y constituido mayoritariamente por dos comunidades étnica y lingüísticamente diferentes : en el norte, la región de Flandes, donde se habla neerlandés - lo que en términos coloquiales denominamos flamenco - y el el sur, Valonia, cuya lengua es el francés. Se instauró en el nuevo Estado, como forma de gobierno, la Monarquía Parlamentaria y Constitucional y se determinó que Bruselas fuera la capital del nuevo Reino. 



Los príncipes Leopoldo y Astrid cumplieron con el deber de procrear - tarea que en su caso no debió resultar ingrata - y un año después de la boda nacía la primera de sus hijas. Posteriormente lo harían dos varones: Balduino y Alberto. Ambos acabarían ocupando el trono de Bélgica.  

En 1934 el padre de Leopoldo fallecía tras un desgraciado accidente que conmocionó al país y este hecho provocaría, mucho antes de lo esperado, la subida al trono de los príncipes. 

Aun esperaba a la familia real y al pueblo belga otra desgracia. Apenas un año después de su ascenso al trono el rey Leopoldo inició, junto a su esposa, un viaje de placer por Suiza. El coche en el que viajaban, conducido por el propio Leopoldo, chocó frontalmente contra un árbol. Como consecuencia la reina Astrid moría prácticamente  en el acto. 

Los belgas quedaron desolados, habían respetado y querido al rey Alberto del mismo modo que habían admirado y querido a la reina Astrid y en poco más de un año habían perdido a ambos. 

El pueblo belga despidió a su querida reina abarrotando las calles al paso del cortejo fúnebre con sus restos, en respetuoso silencio, con lágrimas en los ojos y lanzando flores a su paso. 

No tuvo fácil Leopoldo esos primeros años de su reinado y cabría añadir que tampoco fueron fáciles los siguientes. 

La caída de valores en la bolsa de Estados Unidos conocida como el crack del 29 había provocado en Europa un declive económico que también tuvo su repercusión el Bélgica. Como consecuencia la industria, el comercio y la agricultura se vieron afectados, las exportaciones disminuyeron y la tasa de paro aumentó. Durante este periodo los partidos de la extrema derecha vieron crecer sus escaños en el Parlamento. Por otra parte la Alemania nazi iniciaba en 1939 la invasión de Polonia lo que provocaría la 2ª Guerra Mundial. 

Alemania invadió Bélgica el 10 de mayo de 1940. Leopoldo, en su condición de jefe supremo del ejercito  se puso al mando de las tropas belgas que combatieron ferozmente a los alemanes . A los pocos días de iniciarse la lucha los belgas se vieron obligados a replegarse en el río Lys, donde presentaron su ultima batalla. Habían pasado 18 días desde que se inició el combate cuando el rey Leopoldo se rindió personalmente a  las fuerzas alemanas en una acción contraria a los deseos de su gobierno. El primer ministro belga, Pierlot, criticó duramente al rey en una transmisión a través de la radio llegando a decir que la decisión del rey había sido "un evento sin precedentes históricos". Leopoldo también fue duramente criticado por el primer ministro francés. 




El rey pasó a ser un prisionero de los alemanes, mientras su gobierno partía hacia el exilio. Se le recluyó en el Castillo Real de Laeken, con bastantes comodidades. Mientras tanto la persecución de los nazis a los judíos belgas continuaba, al igual que en el resto de los países ocupados, de forma implacable. 

Apenas un año después, y mientras seguía prisionero, Leopoldo contrajo matrimonio con Lilian Baels, una joven de 24 años hija de un político conservador belga y asidua visitante del Castillo de Laeken durante aquella época. La mayoría de los belgas no entendieron que su rey pudiera contraer matrimonio mientras el país continuaba ocupado y sus compatriotas judíos eran deportados y conducidos a campos de exterminio. Para muchos belgas este matrimonio constituía también una traición al recuerdo de la amada  reina Astrid. A Lilian Baels , que nunca fue proclamada como reina, se le concedió el titulo de “Princesa de Rhéty. 



En 1944 y tras el comienzo desembarco de Normandía, el rey y su familia son trasladados por orden de Hitler a una fortaleza en Sajonia y pocos meses después a Austria. De allí serían liberados, por el ejercito de Estados Unidos, en 1945. 

Al termino de la guerra el príncipe Carlos, hermano del rey, es nombrado regente por el Parlamento belga que acusaba a Leopoldo de ser "incapaz para reinar" por el hecho de haber capitulado ante el ejercito alemán y por no haber seguido al gobierno legitimo de su país al exilio. Es posible que el hecho de que tanto la prensa británica como la francesa hubiera tachado en su día a Leopoldo  de "rey traidor"  influyera en la decisión del Parlamento. Leopoldo se instaló  en Suiza a la espera del resultado de la investigación que se había iniciado sobre su presunta "deslealtad" aunque no abdicó. 

El Parlamento, cuya investigación no había llegado a conclusiones rotundas, convocaría en 1950 un Referéndum sobre el retorno del rey. Aunque  el referéndum no era vinculante, el resultado fue favorable a  Leopoldo por lo cual fue llamado por el gobierno  para ocupar de nuevo el trono.

Pese a todo, cuando el rey regresa se producen graves altercados en Bélgica, tan graves que ocasionan tres muertos y numerosos heridos . En Valonia el rechazo al rey fue masivo. Así las cosas Leopoldo, ante el temor de que se desatara una guerra civil en Bélgica, decide abdicar en favor de su hijo Balduino. Se establece que conservará su título y que vivirá en el castillo de Laeken mientras su hijo permanezca soltero. 




Cuando Balduino contrajo matrimonio con la española Fabiola de Mora, el rey Leopoldo se trasladó con su familia al castillo "d’Argenteuil" ubicado en la población de Waterloo, a pocos kilómetros de Bruselas. Allí se dedicó a lo que realmente le gustaba: la antropología social y la organización de expediciones científicas. 

Leopoldo falleció el 25 de septiembre de 1983 como consecuencia de una insuficiencia cardiaca y tras ser sometido a un by pass. Fue enterrado en el Panteón Real de la iglesia de Laeken.