Carolina Matilde de la Gran Bretaña.- Francis Cotes
No tuvo una infancia feliz. Nació en julio de 1751, cuatro meses después de la muerte de su padre, Federico Luis de Hanover, que había sido príncipe de Gales hasta el momento de su fallecimiento, título que ostentaría a partir de entonces el hermano de Carolina Matilde el cual se convertiría después en el rey Jorge III.
Tenía tan sólo 15 años cuando fue enviada a Dinamarca para contraer matrimonio con el rey danés Christián VII. Ya corrían rumores sobre la posible enfermedad mental de este monarca pero, no parece que eso importara mucho al rey de Gran Bretaña que se mostraba ansioso por afianzar los lazos con su familia del norte de Europa ya que, este enlace, podía constituir un freno a la influencia francesa y un aumento del poder británico en el Báltico.
Si en algún momento se le ocurrió pensar al rey Jorge III que enviaba a su hermana a un destino que la haría infeliz, el pensamiento se desvaneció en cuanto hablo con Titley, su enviado a Dinamarca. Los informes de éste no pudieron ser más favorables al rey Christián : era elegante, distinguido, varonil, muy amable en el trato y un gran estudioso de la teología.
Convencido el rey británico de que su hermana era muy afortunada al casar con un rey de tan admirables virtudes, la envió a Dinamarca para los esponsales. Siguiendo la costumbre danesa, a Carolina Matilde no la pudo acompañar ninguna dama de honor. Lloró desconsoladamente la futura reina danesa cuando salió de su país.
Christián VII. - Jean Juel
Fue recibida con grandes muestras de cariño por parte del pueblo, la corte y el rey. El enlace se celebraría en el palacio de Christiansborg el 8 de noviembre de 1766. Sobre la impresión que produjo en Christián su esposa hay opiniones contrapuestas. Según Carlos de Hesse, el rey Christián le habría comentado que Carolina Matilde era muy bonita. Por el contrario, el embajador francés, Ogier, informaba a su gobierno que la princesa no había logrado enamorar al rey. Sea como fuere, Christián cumplió con sus deberes conyugales y dejó embarazada a su esposa a los pocos meses de celebrarse los esponsales. En enero de 1768 nacería el primer hijo de la pareja y heredero al trono.
Poco tardó Christián en aburrirse de su papel de marido. En realidad el rey se aburría con casi todo lo que significara una obligación, incluyendo los asuntos de estado. Así que, cansado ya de las obligaciones conyugales se empezó a dedicar a lo que de verdad le distraía: las juergas y el sexo.
Es entonces cuando el monarca conoce a Chatrine Benthagen, más conocida como Stovlet Chatrine, una prostituta a la que convierte de inmediato en su amante. Parece que con ella podía dar rienda suelta a su” imaginativa sexualidad”. Visitaban juntos los burdeles de Copenhague y juntos paseaban por la ciudad sin ocultarse.
No sabemos si Carolina Matilde sufría por los devaneos de su marido como sufriría una esposa enamorada, lo que si parece cierto es que se sentía profundamente humillada y que este sentimiento produciría un distanciamiento entre los esposos. También los daneses se mostraban indignados ante la conducta de su rey quien, además de lucir amante, se dedicaba a provocar destrozos en sus salidas nocturnas. Los consejeros reales le sugirieron que se separara de su amante y que para enfriar los ánimos realizara un viaje por el extranjero. El viaje de su esposo cambiaría la vida de Carolina Matilde radicalmente.
Durante el recorrido por Europa, Christián conoce a Johann Friedrich Struensee un médico alemán con el que entabló una relación intelectual y de amistad y al que llevó a Dinamarca como médico privado pero, poco tardó en nombrarlo también consejero de estado.
Johann F. Struensee. - Jean Juel
Struensee se convirtió en el hombre de confianza del rey. Era un hombre que creía firmemente en la modernización del estado y en una acción reformadora desde el gobierno. Fiel a sus creencias, nada más entrar en política iniciaría la reforma promulgando leyes de manera profusa. Abolió la censura periodística, las torturas, los privilegios nobiliarios e inició medidas para reducir los gastos de la corte. Todo ello condujo a que los intereses personales que imperaban en la administración del estado sufrieron un duro golpe y como cabía esperar se desencadenó una reacción muy hostil hacia él. Para entonces, Struensee ya ocupaba un apartamento en la planta baja del palacio de Christianborg y había nombrado a Enebold Brandt como su asistente.
No sentía Carolina Matilde simpatía por Struensee pero, cuando en octubre de ese mismo año cayo enferma y según relató Gunning “con síntomas poco auspiciosos”, aceptó ser vista por el médico de su esposo.
A partir de entonces la reina se siente atraída por el médico. Struensee la colmaba de regalos y ella por primera vez empezó a sentir que era importante para alguien. Carolina Matilde comenzó a perder la cautela y según narra Reverdil “la reina no le quita los ojos de encima ( a Struensee) y le permite unas libertades que dañarían la reputación de cualquier mujer.”
Por lo tanto, mantener esa relación no resultaba nada sencillo, en palacio abundaban los espías y Struensee tenía muchos enemigos. Cuando en 1771 la reina daba a luz a su segunda hija, la princesa Luisa, casi todos pusieron en duda la paternidad del rey Christián y atribuyeron ésta a Struensee.
Tanto la corte como el pueblo empezaba a considerar que el rey no era más que un títere en manos de aquel médico que se había adueñado de su mente, del estado y de su esposa. El ambiente de hostilidad crecía y la rebelión parecía inminente. Todo estaba bien orquestado por los enemigos de Struensee
Carolina Matilde. - Jean Juel
Desde el palacio de Frederiksberg, donde vivía la viuda de Federico V, Juliana María madrastra de Christián , se empieza a tramar la conspiración. El 17 de enero de 1772 los conspiradores se reúnen en un baile de máscaras en la residencia de Juliana. Al día siguiente, todos ellos, con Juliana a la cabeza, logran entrar en los aposentos reales. Christián se siente aterrorizado, su madrastra le asegura que nada le ocurrirá si firma los documentos que le han traído. El rey los firma.
Los documentos eran las órdenes de arresto de Struensee, Brandt y Carolina Matilde.
A la reina se la confinó en Kronborg acusada de adulterio. A Struensee se le acusó de mantener relaciones con la reina , de no respetar la autoridad real y promulgar decretos sin la firma del monarca. A Christián no le tembló el pulso cuando firmó la sentencia de muerte de Struensee y de Brandt.
Carolina Matilde confesó su delito y fue repudiada por Christián y condenada a cadena perpetua, condena que debía cumplir en el castillo de Aalborg. Carolina Matilde pidió clemencia a su hermano el rey Jorge III de la Gran Bretaña, quien consiguió que se la liberara. Pero, como tampoco Jorge III la quería de vuelta en el Reino Unido, mandó una fragata británica que la deportó hasta Alemania y en Celle, una población cercana a Hannover, se la mantuvo asignándole el rey Jorge III una renta para su sustento.
Castillo de Celle
Poco más de tres años duró el exilio de Carolina Matilde pues el 11 de mayo de 1775 fallecía. Macalpine y Hunter dicen que probablemente la porfíria fue la causa del fallecimiento, pero no existen pruebas que lo demuestren. Según la mayoría de los historiadores Carolina Matilde contrajo escarlatina y ésta fue la causa del deceso. Tenía 23 años.