Carolina de Brünswick-Wolfenbüttel- Thomas Lawrence
Carolina fue la tercera hija del matrimonio formado por Carlos II de Brünswick –Wolfenbüttel y de Augusta de Hannover, hermana del Rey Jorge III del Reino Unido. Nació el 17 de mayo de 1768 en Alemania.
La infancia de Carolina no fue precisamente feliz. Sus padres no se habían casado por amor y en las relaciones de ambos influyeron poderosamente la amante de su padre y su abuela paterna. El respeto y las buenas costumbres no le fueron inculcados a Carolina en su niñez y su educación académica también fue deficiente.
Pero, en 1794, Carolina se había convertido en un precioso botín para el gobierno del Reino Unido porque, aunque pertenecía a un pequeñísimo Estado, las relaciones de su padre con Prusia y el hecho de que la Corona Británica ya estaba en guerra con Francia le conferían un especial atractivo. Así pues, y a pesar de la poca inclinación del Príncipe de Gales a contraer matrimonio - parece ser que se encontraba muy enamorado de Mary Anne Fitzherbert, su amante en aquel momento y con la que había llegado a casarse en secreto aunque el enlace fue declarado nulo - Jorge III envió a Lord Malmesbury a Brünswick para realizar el contrato matrimonial y llevar a la novia hasta el Reino Unido.
La impresión que causó Carolina a Lord Malsbury no debió ser grata ya que, en su diario y al realizar la descripción de la futura princesa de Gales, se expresa así: "carece de sentido común, decoro y tacto, es muy dada a la indiscreción y olvida gustosamente asearse y mudar sus ropas sucias".Y no debía de ser exagerada la descripción porque algunos de sus contemporáneos llegaron a decir de ella que “olía como un establo”. En cuanto a su aspecto físico el propio Lord la describe como “baja, rechoncha y con una cabeza demasiado grande respecto al resto del cuerpo”.
Los contrayentes se conocen tres días antes de la boda y, como cabía esperar, el Príncipe quedó profundamente decepcionado ante la esposa que se le había impuesto. Carolina por su parte, tampoco se sintió satisfecha y llegó a decir a Lord Malsbury : "el Príncipe esta gordo y nada tiene que ver con los hermosos retratos que me enviaron de él".
El día de la boda Jorge se presentó a la ceremonia con algunas copas de más y necesitó de los esfuerzos de un ayuda de cámara para mantenerse en pie durante la misma. Mientras los invitados disfrutaban del banquete de bodas, Jorge seguía bebiendo así que, llegada la noche nupcial, cayó al suelo completamente borracho. Eso es lo que nos cuenta Carolina, que asegura: "Estaba tan borracho que pasó la noche de bodas en el suelo, donde cayó, y yo le deje". Sea como fuere, el Príncipe logró vencer su repugnancia y a la mañana siguiente consumó el matrimonio, eso sí, al concluir advirtió que nunca más volvería a yacer con su esposa. Lo cierto es que a pesar del alcohol y del asco, logró dejar embarazada a la Princesa y nueve meses después de ese infortunado día nacía su única hija.
Carolina de Brünswick-Wolfenbüttel- Lawrence
Jorge consideró que, respecto a su esposa, había cumplido y que no tenía ya la obligación de seguir cumpliendo, así que le escribió a Carolina una carta en la que entre otras cosas decía: "los impulsos no pueden controlarse mediante la voluntad…ninguno puede recriminarle nada al otro, puesto que la naturaleza no nos ha hecho compatibles". El príncipe volvió a los brazos de Lady Jersey, de los que en realidad no se había alejado nunca y Carolina siguió viviendo una temporada en Carlton House cambiando después de residencia mientras buscaba amantes con los que entretenerse, según se dijo.
El pueblo de Londres no tardó en enterarse de la afrenta sufrida por la Princesa, ya que Jorge no tenía reparos en exibirse con su amante y volcaron su simpatía en Carolina considerándola una pobre mujer a la que su marido ponía los cuernos con total impunidad. Así pues, la popularidad de Carolina creció en tanto la de su esposo se desmoronaba.
Pero, no bastaba a Jorge la separación de hecho de su esposa, él quería más, quería el divorcio. Empieza a correr entonces el rumor de que la Princesa de Gales tiene varios amantes. Aparece en escena Lady Douglas, que asegura que la Princesa ha tenido un hijo fruto de una relación adúltera. Aunque es muy probable que estos rumores hayan sido difundidos por el entorno de Jorge, el Príncipe adopta el papel de marido ultrajado y se encarga una comisión de investigación secreta, que fue llamada la “Investigación Delicada”. Corría el año 1806.
Mientras duró la investigación Carolina tuvo restringido el acceso a su hija. La comisión de investigación dictaminó que no se podía probar que la Princesa de Gales hubiera cometido adulterio, pero sus costumbres licenciosas originaron habladurías que llegaron a oídos de la Corte y Carolina se vio convertida en una paria social con la que nadie deseaba confraternizar.
Mientras duró la investigación Carolina tuvo restringido el acceso a su hija. La comisión de investigación dictaminó que no se podía probar que la Princesa de Gales hubiera cometido adulterio, pero sus costumbres licenciosas originaron habladurías que llegaron a oídos de la Corte y Carolina se vio convertida en una paria social con la que nadie deseaba confraternizar.
Jorge III ya había sido declarado demente y el Príncipe de Gales se había convertido en Regente con lo cual la situación de Carolina empeoró, nadie quería acercarse a la Princesa ante el temor de las represalias que el Príncipe pudiera adoptar.
Finalmente, Carolina, cansada y asqueada de tanto desprecio, negociará con el secretario de Asuntos Exteriores. A cambio de abandonar Gran Bretaña recibiría una renta anual de 35.000 libras. La princesa se dedicó entonces a viajar por Europa y acabó instalándose en Italia. Entre sus sirvientes se encontraba Bartolomeo Pergami, que se convirtió en su hombre de confianza, y del que se vino a decir que era su amante.
villa Caprile
Empeñado como estaba el Príncipe en obtener el divorcio de su esposa, encargó otra comisión de investigación para probar su adulterio. La Cámara de los Lores examinó el contenido de los documentos presentados por la comisión, llegando a la conclusión de que estos eran lo suficientemente escandalosos como para iniciar un proyecto de Ley a fin de disolver el matrimonio, aunque los Lores sabían que dada la popularidad de Carolina - a la que se seguía considerando una víctima - el proyecto no sería aprobado en la Cámara de los Comunes y se abstuvieron de presentarlo.
Así estaban las cosas cuando en enero de 1820 fallece Jorge III y por lo tanto el hasta entonces Príncipe de Gales pasa a convertirse en el Rey Jorge IV. Carolina planea entonces regresar de nuevo a Gran Bretaña para ser coronada como Reina consorte. Así que, a pesar de todas las advertencias que se le hacen, Carolina regresa al Reino Unido dispuesta a recibir los honores que como esposa del nuevo Rey le correspondían.
El día de la coronación se presentó en la abadía de Westminster pero se le negó el paso por la puerta principal. Lo intento entonces por la puerta del este y por la del oeste e incluso por la galeria de Westminster mas con idéntico resultado. Finalmente Sir Robert Inglis logró persuadirla de que regresase a su carruaje .
Ya de noche, Carolina empieza a sentirse mal, un dolor abdominal persistente la tiene postrada en el lecho. Durante las tres semanas siguientes su salud se irá deteriorando progresivamente y a pesar del laudano que se le administra los dolores son atroces. Carolina ve próximo su fin y asegura que un espía de su esposo el Rey Jorge IV la vigila y envía informes a Su Majestad. A pesar de su estado decide poner en orden sus papeles y manda quemar entre otros documentos sus diarios y todas las cartas que atesoraba. Redacta un nuevo testamento y ordena en el mismo que sus restos mortales sean trasladados a Brünswick. Finalmente muere el siete de agosto de una inflamación intestinal que se estima pudo ser debida a un cáncer o a una obstrucción intestinal según los médicos que la trataron, aunque, poco ha quedado de los informes que los mismos redactaron y además no se realizó autopsia.
Coronación de Jorge IV
Esta muerte tan "oportuna" y no aclarada, hizo correr el rumor entre el pueblo de un posible envenenamiento de la Reina. A pesar de las precauciones que se tomaron, el traslado de sus restos supuso una algarada popular, se levantaron barricadas, se lanzaron piedras contra los soldados y hubo heridos y dos muertos hasta que finalmente se consiguió embarcar el ataúd rumbo al destino que Carolina había elegido.
Una muerte sin aclarar, una mujer de poca inteligencia, vanidosa y ávida de placeres, casada con un hombre indigno que la despreció. Este podría ser el resumen de la vida de esta desgraciada Reina que no llegó a reinar y que ni siquiera fue coronada como tal.